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martes, 24 de enero de 2012

A diez años de la megadevaluación duhaldista


Publicado en Marcha, portal de noticias

Por Mariano Pacheco

“La asunción de Eduardo Duhalde como presidente el 1° de enero de 2002 se produjo en medio de un proceso de grave crisis política y social. En un marco de abierta represión, su gestión económica se caracterizó por un claro rumbo antipopular: se produjo una nueva transferencia de ingresos hacia el capital más concentrado…”.

Nota completa en:

miércoles, 18 de enero de 2012

Hoy cumpliría 31 años

Palabras de Vicente Zito Lema sobre Darío Santillán



Por: Vicente Zito Lema, en diálogo con Mariano Pacheco.

Hoy, 18 de enero, el joven militante asesinado en un piquete hubiera cumplido 31 años. 

“Yo veo que Santillán expresa todo lo que la juventud rebelde, emancipadora, subversiva, poética, puede dar al mundo”…


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lunes, 16 de enero de 2012

Otro aporte al debate sobre revisionismo

El Instituto “Dorrego” y un revisionismo histórico de izquierda

POR: Omar Acha


Artículo completo en:


La controversia provocada por la creación del Instituto de Revisionismo Histórico Argentino y Iberoamericano “Manuel Dorrego” y ciertas reacciones universitarias ante el hecho, brinda la oportunidad para una discusión demorada sobre una revisión de la historiografía desde la izquierda.
La eventualidad de una revisión generalizada de la historiografía parecía inviable desde el golpe de estado militar-civil de 1976 hasta nuestros días. Se tornó una práctica pasada de moda y archivada en la era de la ideología. Sostendré que desde hace una década habitamos una vacancia historiográfica habilitadora de una obra revisionista.
Tal faena no puede ser acometida desde un supuesto revisionismo kirchnerista de extrema debilidad intelectual y escaso valor histórico, ni tampoco de una historiografía académica que, en sus rangos prevalencientes, se refugia en la “autonomía” científica de su “campo”.
Situaré la importancia de la controversia mencionada para ubicar luego lo que más me interesa desarrollar, a saber, las condiciones de un revisionismo histórico de izquierda. Creo que al respecto se ha dicho, todavía, demasiado poco. Sugeriré algunos temas básicos para futuras discusiones....

miércoles, 11 de enero de 2012

Eduardo Gruner: Sobre el revisionismo histórico (debate)



Vuelve, todo vuelve…
(Para una revisión revisada del revisionismo de nuevo revisionado)

El artículo completo puede leerse en:


 Intro
Como se sabe, en la Argentina cada tanto se vuelve a inventar la pólvora (o, para nuestro caso, el dulce de leche y la birome, cuando no la picana eléctrica). La reciente fundación de un instituto de historia revisionista mediante decreto presidencial ha levantado una polvareda polémica sobredimensionada y con rancio olor a naftalina. ¿O no? ¿Estamos repitiendo como novedad las deshilachadas polémicas que vienen entrando y saliendo en la cultura argentina desde por lo menos la década del 20? ¿O estamos disimulando tras ellas “las tácticas del presente”? Desde ya: a nadie se le escapa –no debiera escapársele- que entre nosotros (como en casi todas partes) los debates historiográficos han servido para ventilar, y a veces enrarecer el aire de, los diferendos y confrontaciones políticas del presente. No hay, en principio, nada que objetar: “Hacer historia no es reconstruir los hechos tal cual se produjeron, sino recuperarlos tal como relampaguean en este instante de peligro”, sentenció célebremente Walter Benjamin. De acuerdo: el problema, en esta discusión, consistiría en primer lugar en discernir cuál es, y para quién, el “peligro” –y no lo decimos inocentemente: una reconocida ensayista argentina ha sugerido que la creación de ese instituto podría ser “peligrosa”-. Y en segundo lugar, podríamos preguntarnos si lostérminos  en que se está dando la polémica no implican una enésima versión de esos “binarismos” maniqueos –a veces muy útiles para ocultar otras  complicaciones y complicidades- a los que no hemos dejado de no acostumbrarnos en nuestras “batallas culturales”, incluidas las de los últimos años. Y aclaremos, por si hace falta: no se trata de encontrar, o de inventar a los apurones, una “tercera posición”, equilibrada o mediadora, entre las dos en juego. Si no, si pudiéramos, de patear un poquito ese tablero con otras clases  de términos.  Nuestros epígrafes, a su manera condensada, anticipan en cierto modo nuestras conclusiones (provisorias, como siempre): si Nietzsche decía “No hay hechos: sólo hay interpretaciones”, bien podemos agregar nosotros: y toda interpretación se convierte en un hecho que oculta su propiahechura, su “proceso de producción”. La historia, no cabe duda, es una política del presente proyectada hacia el pasado. Lo que no es tan fácil es discernir –por detrás delos discursos dominantes (hay más de uno)- cuál es, exactamente, esa política.
Ensayemos.