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jueves, 25 de septiembre de 2014

Movimientos populares y Chávez: lealtad y autonomía

 La fidelidad del pueblo venezolano hacia su máximo dirigente y orientador es incuestionable. Pero a la vez, se desarrollan “tensiones creativas” que atraviesan esa relación. 

Por Carina López Monja y Pablo Solana

El vínculo de Chávez con los sectores populares de Venezuela refleja el aspecto nodal de toda identificación líder-masas: la lealtad inquebrantable de un pueblo hacia su máximo dirigente y orientador. Pero a la vez, algunas organizaciones populares también han sabido desarrollar política propia y sostenerla aun cuando implicara mostrar desacuerdo con algunas decisiones presidenciales, impulsar iniciativas que no cayeran bien al Comandante o llevar adelante una agenda constante de denuncia de los aspectos burocráticos del aparato estatal. “La crítica del pueblo, la autocrítica, le hace bien al proceso”, alienta en público Chávez. Es que, aunque parezca contradictorio, esta capacidad crítica refuerza aún más el vínculo de las organizaciones de base con su líder, que impulsa ese protagonismo como decisión consciente y necesidad estratégica para la construcción de un socialismo en manos del pueblo. Sucede, de esta forma, un diálogo permanente; habitualmente
fluido, en ocasiones contradictorio, siempre fraterno, como clave de un proceso popular vivo, dinámico, que no está exento de conflictos y debates internos.


“Unos muchachos que se dejan llevar por dirigentes anárquicos”
Corrían los días previos al 12 de octubre de 2004. Chávez aprovechó la efeméride para comparar a Cristóbal Colón con George Bush y arremeter contra el imperialismo y la colonización. Rebautizó, además, el “Día de la Raza” como “Día de la Resistencia Indígena”. Todo era alegría y motivación en las organizaciones populares, al punto que el Movimiento 13 de abril, los militantes del Proyecto Nuestra América y diversos colectivos comunicacionales y culturales convocaron a una “Fiesta de la Resistencia” en torno a la imponente estatua de Colón en Caracas. Y en medio de expresiones artísticas y movilizaciones, la derribaron. “Juicio por genocidio a Colón, la resistencia continúa”, enarbolaron como bandera, siguiendo la línea discursiva del presidente Chávez. Pero el Comandante retó y descalificó públicamente a los manifestantes y hubo detenidos. La embajada de España había elevado una queja formal y asociaba, con acierto, la acción popular a las palabras del presidente. Entonces Chávez tomó distancia. Por todos los canales de televisión, repitió: “Yo he criticado a Colón, pero eso no justifica que nadie vaya a tirar una estatua. En Venezuela están tumbando estatuas, dicen. He dado instrucciones y le reclamé duro al alcalde porque no haya actuado la policía”. Y agregó: “Es un hecho horrible, se trata de grupos anárquicos, muchachos que se dejan llevar por dirigentes anárquicos que hacen cosas que les convienen a nuestros adversarios”.
El reto tuvo su respuesta: “Compañero Hugo: no seríamos tan hipócritas para agradecerte tus palabras, nos parecen de un tono tristemente injustas. Sin querer restarle importancia a amenazas imperialistas que recaen sobre nuestro país, con esta acción quisimos dejar bien en claro que uno de los riesgos más grandes que corremos es que nuestra revolución se  institucionalice y nos la robe la burocracia a punta de discursos mientras que, por debajo, las multinacionales se siguen llevando nuestro petróleo, nuestro carbón, nuestra cultura y nos dejan su basura y una tierra llena de estatuas malditas. Seguimos estando contigo y con otros compañeros que desde el gobierno trabajan por esta revolución. Seguimos defendiéndote y defendiéndonos incluso con nuestras vidas, si es necesario”. Con el tiempo, esos agrupamientos políticos y de base reformularon su participación en otras organizaciones similares y siguen militando por la profundización de la Revolución Bolivariana. A su vez, Chávez continuó su prédica y su acción contra los símbolos del colonialismo. En 2009, fue más allá al establecer un nuevo paralelismo con la figura del conquistador: “Colocar una estatua de Colón en Caracas sería tan injustificado como colocar una de Adolfo Hitler. Después de la llegada de Colón se asesinó al 96% de los indígenas de este continente”, argumentó. Pero esta vez no dejó librada la acción al espontaneísmo popular: el propio gobierno ordenó retirar otra estatua en el oeste de Caracas.

“Tamaña injusticia no se condice con los postulados del gobierno”
Algo más picante se puso el entrevero entre las organizaciones populares más radicales y Chávez cuando, en abril de 2011, el gobierno venezolano extraditó a Colombia a un periodista vinculado a las FARC, buscado por INTERPOL para ser juzgado por terrorismo. Joaquín Pérez Becerra era director de la Agencia de Noticias Nueva Colombia (ANNCOL), había sido alcalde por la Unión Patriótica en los `80, organización sobre la cual se desató una matanza de más de 3 mil militantes por parte del Estado terrorista de Colombia, por lo que debió emigrar a Suecia. El gobierno venezolano lo deportó al arribar al aeropuerto de Caracas desde Suecia, donde residía y se había nacionalizado. Durante los primeros días todos los medios públicos, salvo algunas excepciones, silenciaron el tema por orden del ministro de Comunicación Andrés Izarra. Sucede que la militancia que nutre las más dinámicas organizaciones populares suele establecer una fuerte identificación con otras organizaciones revolucionarias del continente y hacen de la solidaridad internacionalista un principio a defender. Buena parte de esa militancia de izquierda repudió “el secuestro y posterior expulsión” de Pérez Becerra, que consideraron, a través de un comunicado, como “tamaña injusticia, (que) no se compadece con los postulados de un gobierno que se dice democrático, antiimperialista, revolucionario y socialista”. En esa oportunidad se movilizaron el Partido Comunista de Venezuela (PCV), la Coordinadora Simón Bolívar, el Colectivo barrial Alexis Vive, el Frente Alfredo Maneiro, la Asociación Nacional de Medios Comunitarios, Libres y Alternativos (ANMCLA), entre otros colectivos y militantes de la revolución. Días después, Chávez habló. “El único responsable de la deportación de Joaquín Pérez es Chávez y yo asumo mi responsabilidad. No me piquen la lengua”, expresó, introduciendo una teoría conspirativa que apuntaba a la intencionalidad de organismos internacionales de inteligencia para generarle un problema a Venezuela. “Tendría que decir quién lo invitó para acá, lo estaban cazando, sabían hasta lo que comió en el avión. No venga a decir que soy contrarrevolucionario”, afirmó. El mal momento fue quedando atrás. Otras iniciativas políticas más claramente afines al ideario combativo y la solidaridad internacionalista, sin embargo, fueron realineando voluntades detrás de la defensa incondicional del proceso revolucionario en curso.

Contra “el reformismo, encarnado en una nueva casta política burocrática”
El Frente Nacional Campesino Ezequiel Zamora (FNCEZ) surgió al calor de la Revolución Bolivariana, congregando a organizaciones campesinas previas al proceso y nuevas cooperativas agrarias en torno a la recuperación de tierras acompañada por el gobierno. Se fueron constituyendo como sujeto activo del apoyo a Chávez, adquiriendo a la vez un perfil social y político que los motivó a tomar partido ante la situación más general del país y a buscar incidir en las construcciones y disputas que se iban desarrollando para estructurar la revolución. Ya hacia fines de 2005, esta organización dio a conocer su “Agenda Zamorana”, en la que identificaron “dos grandes amenazas que se ciernen sobre la Patria, sobre el pueblo venezolano y su revolución bolivariana: el Imperialismo norteamericano, empeñado en truncar la refundación de la Nación, y el reformismo, encarnado en una nueva casta política burocrática y corrupta”. La primera amenaza descripta coincidía con uno de los tópicos recurrentes del discurso oficial: el señalamiento al imperialismo. El segundo, en cambio, apuntaba a un problema interno de la revolución, del que pocos se animaban a hablar públicamente: la burocracia de los estamentos políticos intermedios y la corrupción de ciertos funcionarios que, “en nombre de Chávez o Bolívar, pueden terminar destruyendo la esperanza popular nacida de este hermoso proceso liberador, si el pueblo bolivariano no asume que sólo él puede salvar la revolución”. Con el tiempo, movimientos como el FNCEZ integraron el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y, más recientemente, el Gran Polo Patriótico. Últimamente, ya conformados como Corriente Bolívar y Zamora, el movimiento respondió al llamado de Chávez a la “participación protagónica del pueblo” para nutrir el programa de gobierno del período 2013-2019. Elaboraron sus propuestas “realizando cientos de asambleas en asentamientos campesinos, Comunas y Ciudades Comunales Socialistas en construcción a lo largo y ancho de nuestro país” y se movilizaron para hacérselas llegar al presidente. No es casualidad que el primer punto de la agenda que ofrecen proponga “la superación del modelo político liberal burgués para dar paso ahora sí al nuevo Estado Comunal Socialista”. Como segundo punto, insisten con su planteo original de la Agenda Zamorana: “derrotar el reformismo, el oportunismo, el burocratismo y la corrupción” de las instituciones, que definen como “un garrote a lo interno del proceso”. Otra forma de dar la misma batalla adoptaron quienes, de cara a las elecciones de este año, conformaron el Movimiento de Organizaciones y Colectivos Revolucionarios REDES, integrado por militantes que desarrollan trabajo de base en los ámbitos sindicales, culturales, estudiantiles, rurales y de medios comunitarios. Redes se presentará a elecciones por fuera del PSUV, el partido oficial. “Hay inconformidad con el PSUV, el propio presidente lo ha admitido, y Redes viene a restaurar esa otra forma de hacer política, con una racionalidad más de pueblo que de institución”, declaró a Marcha Euclides Mendoza, uno de los referentes del nuevo espacio. “Somos un partido de segundo grado, nuestros militantes tienen su militancia real y concreta en su movimiento popular y en tanto esa militancia hacen vida en Redes, pero sin perder su autonomía”, agregó.

“Tensiones creativas”: luchas, contradicciones y debates, insumos que fortalecen el protagonismo popular y la revolución
Si en Venezuela el pueblo, a través de las iniciativas de sus organizaciones, se muestra vivaz, díscolo, protagonista, en Bolivia esa autonomía adquirió, además, algunos picos de conflictividad donde las protestas populares llegaron a chocar con decisiones de gobierno. El vicepresidente Álvaro García Linera conceptualizó esa situación como “tensiones creativas” que se dan en el marco de la consolidación del Estado plurinacional, en función de un mismo “horizonte de época” que comparten el gobierno y las organizaciones populares, aun cuando entran en conflicto. “Las tensiones, las diferencias internas, las luchas, siguen existiendo e incluso a momentos se intensifican”, reconoce García Linera, naturalizando una dinámica de contradicción interna que, en vez de buscar aplacarla, propone asumirla como natural de un proceso revolucionario que requiere, inexorablemente, la consolidación de poder y protagonismo por parte del pueblo. “Con Bolívar decimos: ¡Todo el poder para el Pueblo!”. Así encabeza su aporte al plan de gobierno 2013-2019 la Corriente Bolívar y Zamora. Y en esa afirmación puede verse el más claro punto de referencia para evaluar qué expresan las disidencias de los movimientos populares cuando se afirman en su autonomía ante las limitaciones o decisiones que consideren erróneas por parte del gobierno. Aún de un gobierno que defienden “con sus propias vidas”. Chávez se muestra receptivo: en 2007, después de la derrota en el referéndum que proponía una reforma constitucional y haciéndose eco del disgusto de sectores del propio pueblo que lo apoya, generó una ideafuerza que implicara un cambio de las políticas cuestionadas, que llamó “las 3 R”: “Revisión, Rectificación y Reimpulso de la Revolución Bolivariana”. Y ahora, de cara al nuevo período que se avecina, convoca a las organizaciones populares a ser aún más protagonistas: “Sólo con la participación protagónica del pueblo, con su más amplia discusión en las bases populares, podremos perfeccionarnos, desatando toda su potencia creadora y liberadora”

Posdata tras la muerte de Chávez
Un año después de la muerte de Chávez, los movimientos populares venezolanos aún extrañan la conducción de quien los parió a la lucha. Pasado el primer momento de impacto, lejos de paralizarse, van encontrando las dinámicas propias que les permiten convertirse en sus propios conductores en esta nueva etapa del proceso. Cómo superar la falta de Chávez en clave chavista.
El vínculo de Chávez con los sectores populares de Venezuela reflejó el aspecto nodal de toda identificación líder-masas: la lealtad inquebrantable de un pueblo hacia su máximo dirigente y orientador. Esa lógica observación permanente del líder se puso a prueba con su muerte, no sorpresiva pero sí impactante. Desde entonces, los movimientos populares debieron apelar a algo que ya conocen, y que el propio Chávez alentó en vida: su capacidad autónoma aún dentro de los grandes lineamientos del proceso de cambios, que continúa con la presidencia de Maduro. Es que, aún con Chávez vivito y coleando, algunas organizaciones populares habían aprendido a desarrollar política propia y sostenerla aunque implicara mostrar desacuerdo con algunas decisiones presidenciales, impulsar iniciativas que no cayeran bien al Comandante o llevar adelante una agenda constante de denuncia de los aspectos burocráticos del aparato estatal. “La crítica del pueblo, la autocrítica, le hace bien al proceso”, alentaba en público Chávez. Es que, aunque parezca contradictorio, esta capacidad crítica había reforzado el vínculo de las organizaciones de base con su líder, que alentaba ese protagonismo como decisión consciente y necesidad estratégica para la construcción de un socialismo en manos del pueblo. Sucedía, de esta forma, un diálogo permanente; habitualmente fluido, en ocasiones contradictorio, siempre fraterno, como clave de un proceso popular vivo, dinámico, que nunca estuvo exento de conflictos y debates internos.



jueves, 18 de septiembre de 2014

Entrevista con la candidata a delegada Verónica O`Kelly

 “La mala calidad del agua en Córdoba 
es porque la empresa no invierte nada”

Por Mariano Pacheco El Argentino, edición Córdoba

Trabajadores de la concesionaria Aguas Cordobesas denuncian despidos y persecución de la empresa, por la elección gremial que realizarán mañana. Ayer protagonizaron una protesta y Verónica O`Kelly, candidata a delegada, conversó con este medio sobre el trasfondo del conflicto.



Los trabajadores de la empresa Aguas Cordobesas S.A, concesionaria del Servicio Público de Suministro de Agua Potable en la Ciudad de Córdoba, han denunciado que, en los últimos días, han despedido sin causa a 3 trabajadores del sector de Atención Telefónica al Cliente y lanzado una campaña de hostigamiento sobre el resto del área. En diálogo con El Argentino, Verónica O`Kelly –candidata a delegada por el sector, junto con Silvina Sayago- explica que, no casualmente, esas medidas ocurren “en el área que está por realizar elección de delegados”, el próximo viernes, junto con el sector de la Planta Potabilizadora Los Molinos, que lleva como candidatos a Martín Moyano y Juan Castaño. “El escenario no es bueno –comenta O`Kelly–. Hemos pedido veedores al Ministerio de Trabajo de la Provincia, pero se ha negado. Después de la medida de fuerza que realizamos hoy, nadie de la empresa nos ha recibido”, remarca la candidata a delegados, en alusión a la protesta que protagonizaron ayer por la mañana los trabajadores, frete al edificio de Aguas Cordobesas (ubicado en Av. Monseñor Pablo Cabrera al 5500), con el apoyo de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) y el Sindicato del Personal de Obras Sanitarias (Si.P.O.S), gremio por el cual se presenta la lista que integra, que la empresa “nunca reconoció y siempre enfrentó”, según palabras de Verónica O`Kelly.

--¿Después de la protesta nadie los llamó, no hubo una señal de diálogo por parte de la empresa?
--Todo lo contrario, continuaron con los aprietes, haciendo llamados a mis compañeras y compañeros de trabajo, diciéndoles que si votaban los iban a echar, y que no hablaran conmigo, que por otra parte fui retirada de mis tareas habituales. Además, el SIPO recibió hoy (por ayer) una segunda carta documento, en la que se reitera que la empresa no reconoce ni al gremio ni a la elección de delegados.
 --¿Cómo ven el escenario para el viernes?
-- Complicado. Creemos que la empresa busca atemorizar a los trabajadores para que no nos organicemos sindicalmente, impidiendo así que ejerzamos nuestro derecho constitucional a reclamar por nuestros derechos democráticos, entre ellos aumento salarial, que ha quedado muy desvalorizado. Si no hay veedores del Ministerio, tendremos que acudir con escribano. Lo que es seguro es que, adentro o afuera de la empresa, realizaremos la elección de delegados.
Por último, Verónica O`Kelly agrega que “están vaciando Aguas Cordobesas”, y que “la mala calidad del agua en Córdoba es porque la empresa no invierte nada”.


Comunicado de los trabajadores
Denuncian un servicio “malo y caro”
 A través de un comunicado, los trabajadores de Aguas Cordobesas señalaron que “la empresa que ostenta el monopolio de la distribución de un elemento tan vital como es el agua, brinda un pésimo y caro servicio que pone día a día en riesgo no sólo la salud, sino también el bolsillo de todos los cordobeses. En este marco la mesa tarifaria debe decidir sobre un pedido de aumento de tarifa del 20% (suma 30% en el año) que ha solicitado la empresa”, quien “utiliza como excusa para los tarifazos el salario de los trabajadores, que en los últimos años ha perdido poder adquisitivo de manera considerable”. Por otra parte, los empleados manifestaron que, desde 2005, “Aguas Cordobesas incrementó el costo de la tarifa en casi 800%, sin haber invertido lo necesario en infraestructura que garantice la prestación de agua de manera adecuada. Por eso cada verano los cordobeses que no nos quedamos sin suministro, bebemos agua con sabor, olor, color y contaminada”.





martes, 9 de septiembre de 2014

Conversaciones con el escritor boliviano Juan Pablo Piñeiro

“Una de las mayores cualidades de la cultura andina
es que puede adoptar elementos ajenos a su cultura”

Por Mariano Pacheco
(Publicada en Deodoro, gaceta cultural de la Universidad Nacional de Córdoba, agosto 2014)

Juan Pablo Piñeiro tiene 34 años y es uno de los escritores bolivianos más destacados de su generación. Cuando Sara Chura despierte, su primera novela, fue recientemente publicada en Argentina por una editorial cordobesa.


Nació en La Paz, donde vive actualmente. El año pasado fue uno de los invitados a la tercera edición del Festival Internacional de Literatura de Córdoba (FILIC). Allí conoció a Ondjaki, un escritor de Angola, con quien dice sentirse muy identificado, “sobre todo por la manera de pensar nuestros países”, cuenta en diálogo con Deodoro. En el FILIC Piñeiro también estrechó vínculos con Magdalena González Almada, Micaela Van Muylem y Javier Folco, quienes fundaron recientemente la editorial cordobesa “Portaculturas”, que se propone publicar autores extranjeros poco conocidos en Argentina. Cuando Sara Chura despierte, la primera novela de Piñeiro (publicada en Bolivia en 2003), es el primer título de este emprendimiento editorial, que desde hace algunas semanas puede conseguirse en las librerías de la provincia y otros lugares del país. El libro será publicado también en Francia y Suiza.

Como un reloj que se adelanta
En su ya clásico libro Kafka: para una literatura menor, los pensadores Gilles Deleuze y Félix Guattari sostienen: “Arrastrar, adelantarse a la materia. El arte es un espejo… que se adelanta, como a veces los relojes”. Y citan un pasaje del Diario de Kafka, del 25 de diciembre de 1911, donde el escritor checo anota: “La literatura no es tanto un problema de la historia literaria como un asunto del pueblo”.
Cuando Sara Chura despierte fue publicada en 2003, el año en que estalló en el país hermano la denominada “guerra del gas” y dos años antes de que Evo Morales ganara las elecciones que lo llevaron a la presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia. A distancia de la imagen del búho de Minerva, quien “inicia su vuelo al caer el crepúsculo”, lejos de hacer con su ficción una representación de la realidad, o de situar  a la literatura en un lugar similar al que Hegel colocaba a la filosofía –llegando “siempre demasiado tarde”,  siempre “después  que la realidad ha cumplido su proceso de formación y está realizada”, según supo remarcar en el conocido pasaje del “Prefacio” a su Filosofía del derecho- en la novela de Piñeiro asistimos ante una suerte de relato profético. Un “tiempo distinto” se anuncia en su tercer capítulo, titulado “El bolero triunfal de Sara”, donde puede leerse:
“Cuando Sara Chura despierte estará más hermosa que nunca. Vestirá doce polleras de distintos colores y bajará con su cortejo triunfal por la avenida Mariscal Santa Cruz, el día de la entrada del Señor del Gran Poder del año 2003…
“Cuando Sara Chura despierte y desfile por el centro de la ciudad lanzará hojas de coca, alcohol blanco y estrellas de sal bendecidas por todos los guardianes del Altiplano, cada estrella llegará a una persona distinta y anunciará su nuevo camino…
“Nunca más serás un cadáver dirá Sara Chura imponente y agarrará las infinitas cabecitas, haciendo surcos en el suelo para plantarlas de nuevo y que, como semillas ancestrales, broten en un tiempo distinto, en un país diferente, como brotó la primera para para darle vida a los Andes y empezar a tejer los días en que Sara Chura finalmente despierte”.

--¿Qué relación ves vos entre esos anuncios y el proceso político y social que vivirá Bolivia más tarde?
--Creo que la literatura siempre será permeable a su realidad inmediata. En Cuando Sara Chura despierte yo no tenía la intención de plasmar ninguna posición política, y justamente estos sucesos acontecieron después de que había terminado de escribirla. Lo que me maravillaba es la esperanza que tenía una cultura, después de siglos de lucha, de renacer, de retornar. Esa es la metáfora que conduce el hilo de la novela. Por eso el capítulo central está propuesto como un futuro que añora. Un futuro que anuncia el retorno de un pasado. Ese era el movimiento que me interesaba. Los aymarás tienen una canción maravillosa que se llama Ukax Jacha Uru (aquel gran día), y en ella se habla de esta esperanza. 

Política y literatura
En 2013 Piñeiro publicó su primer libro de cuentos, “Serenata cósmica”. Tres años antes había salido al mercado editorial su segunda novela, Illimani Púrpura, que ya se reeditó dos veces.
El escritor boliviano sostiene en diálogo con esta gaceta cultural que como sujeto tiene “una posición política clara”, pero aclara que intenta que en su literatura no exista tal posición, “porque justamente la ficción no aguanta, me parece, este tipo de intromisiones” –dice– no sin antes insistir en que eso no significa “que no se pueda hacer una lectura política de mi obra, en especial, porque en ella se desarrollan y trabajan paradigmas que son desarrollados en el ámbito político del proceso de cambio que se está viviendo en mi país”.

Tradición e innovación
Egresado de la carrera de Literatura de la Universidad Católica de Bolivia, Piñeiro es además guionista de cine. Y ya elaboró su primer trabajo para el film “Hospital Obrero” (2009).

--Quería preguntarte acerca de cuál crees que es, en general, la actitud de los escritores de tu país ante la amplia y extendida realidad campesino-indígena de Bolivia
--Creo que existe una tradición literaria en mi país que a pesar de tener diversas propuestas estéticas y narrativas, tiene una misma mirada hacia lo más profundo del mismo, es decir, hacia lo que vos llamas su realidad campesino indígena. El castellano que se habla en La Paz está poseído en su interior por la lógica del aymara. El verdadero lenguaje es el aymara, el castellano termina siendo como una cáscara significante. Creo que esta tradición a la que me refiero va por esa línea.  Por otro lado, creo que la mayor parte de mis contemporáneos  tiene una posición clara ante esto y es justamente que quieren desembarazarse de esta tradición.

***

Este cronista se interesa por saber cómo Piñeiro cree que se combinan en su escritura, o qué papel juegan esas dos grandes tradiciones que, en principio, parecen correr por andariveles diferentes en la literatura del autor, que son la gran tradición de la literatura occidental y la ancestral cultura indígena.
Piñeiro responde que un textil andino es mucho más que una prenda de vestir. “Es un texto, un objeto espiritual, un elemento que permite tejer la vida de cada miembro de la comunidad con sus ancestros”, sostiene. Y agrega que el textil andino fue el molde que se planteó para modelar su primera novela. “No sé si lo logré”, afirma, pero asegura que muchos elementos de la estructura de Cuando Sara Chura despierte apuntan en esa dirección. “Asimismo, en los textiles andinos muchas veces se representan helicópteros o automóviles. Porque una de las mayores cualidades de la cultura andina es que puede adoptar elementos ajenos a su cultura e incorporarlos sin tensión a su universo semántico. Como tejido, la novela debía nutrirse de varios hilos, entre ellos, la tradición de la literatura universal”.


Reseñas para ejercitar la memoria

Caballo negro: Jorge Bonino, 
un libro que aclara ciertas dudas

Por Mariano Pacheco 
(publicada en el diario El Argentino, edición Córdoba, 8 de septiembre de 2014)


A través de las entrevistas que Jorge Pistocchi, Tamara Kamenszain, Oscar del Barco y Marcelo Casarin le realizaron alguna vez a Jorge Bonino, compiladas y publicadas recientemente por la editorial cordobesa Caballo Negro, en su colección “La buena memoria”, bajo el título Aclara ciertas dudas, el lector puede acceder a un relato estremecedor sobre la vida y obra de este teatrista nacido en Villa María. Bonino estudió y se recibió de arquitecto por la Universidad Nacional de Córdoba y pasó –casi sin escala– de trabajar en la dirección de “Parques y Paseos” de la Municipalidad de Córdoba a estrenar sus espectáculos, primero en el Instituto Di Tella, en Buenos Aires, y luego en las ciudades primermundistas de Nueva York y París, lugar que habitaba cuando se produjo el Mayo Francés, primero (en 1968) y un año más tarde el “Mayo Argentino” (El Cordobazo). Inventando un lenguaje propio, con un mapa y una pizarra a cuestas, Bonino –casi como en un chiste privado– comenzó su camino teatral con la obra “Bonino aclara ciertas dudas”. Fallecido en Oliva, Córdoba, el 17 de abril de 1990, mientras se encontraba internado en un neuropsiquiátrico, su vida terminó para dejar en pie una leyenda. Como puede leerse en el relato breve y estremecedor que aparece en la contratapa del libro, había partido definitivamente hacia nuevos horizontes. “La enfermera correntina que me lo comunicó no sabía que sus labios eran solo los portadores de un último mensaje de Jorge. Con lentitud provinciana, la mujer me dijo: “El señor Bonino ha fallecido de UN INTENTO de suicidio...”, escribe Eugenio Zanneti. Y agrega luego: “Pude ver a Jorge sonriendo desde la portezuela de la nave, mientras me miraba y repetía: ´Entendés, ¡de un INTENTO de suicidio¡ ¡No te olvides!´ Yo, claro, nunca lo olvidé”.