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jueves, 28 de septiembre de 2017

La pedagogía del miedo ante la participación juvenil en los asuntos comunes

CASI UN MES DE TOMAS DE COLEGIOS EN BUENOS AIRES

Por Mariano Pacheco*
(14 de septiembre de 2017)


Dos semanas de tomas de escuelas en Buenos Aires. 23 colegios ocupados, una negativa del ministerio de educación a recibir a los estudiantes y el anuncio de una nueva movilización para este viernes.


Mañana se cumplen dos semanas desde que el estudiantado de La Manuel Belgrano diera el primer paso tomando su escuela. Hoy ya son 23 los establecimientos ocupados por las y los estudiantes que protestan contra la reforma educativa impulsada por la gestión Cambiemos (“Secundaria del Futuro”), y que reclaman se declare la Emergencia en violencia de género en los colegios, además de exigir que el gobierno nacional tome cartas en el asunto para que el joven Santiago Maldonado aparezca con vida, un mes y medio después de su secuestro.

Una reforma educativa Pro-Mercado
Alguna vez Ernesto Guevara dijo: “si el presente es de lucha el futuro es nuestro”. A menos de un mes de que se cumplan los 50 años del asesinato del Che en Bolivia, cientos de jóvenes que estudian en los colegios secundarios de Buenos Aires se han organizado para dar batalla contra lo que entienden es un nuevo intento de los sectores de poder para avanzar sobre la juventud, en este caso, con reformas educativas que priorizarían más su incorporación al mercado laboral como mano de obra precarizada que su formación para el futuro.
Septiembre suele ser un mes movido en colegios de la ciudad gobernada actualmente por Horacio Rodríguez Larreta. A veces con procesos de organización más silenciosos, con actividades vinculadas al aniversario de la denominada “Noche de los lápices” (el año apsado se realizaron actividades bajo el lema “Septiembre es de lucha, el futuro es nuestro”), y otras –como este año-- donde ese tipo de desarrollo menos visible se combina con explosiones de bronca por parte de los pibes y las pibas que hacen que la opinión pública preste atención a lo que dicen, a lo que hacen, aunque las más de las veces sea para condenarlos, bajo pretexto de que, por edad, adolecen del carácter necesario para tomar decisiones de adultos.
Como sea, la cuestión es que el viernes 1 de septiembre la ciudad amaneció con diez colegios tomados. Dos semanas después, los establecimientos ocupados se han multiplicado. En el medio los estudiantes vieron como la represión policial a la movilización realizada a Plaza de Mayo por el mes transcurrido desde que la Gendarmería Nacional secuestró a Santiago Maldondo intentaba meter miedo y días después –venciendo el fantasma del terror que circula aun por nuestra sociedad-- se movilizaron con tres mil estudiantes por las calles porteñas.
Lo que está en juego en esta lucha son dos modelos diferentes, antagónicos de entender la educación”, explica Ignacio Mattos en diálogo con Zoom. Mattos tiene 18 años, es militante de la agrupación La Simón Bolívar y es una de las caras más visibles de la Coordinadora de Estudiantes de Base (CEB). Mattos cuenta que la iniciativa gubernamental “Secundaria del Futuro” no busca más que reducir contenidos y promover la flexibilización laboral, enlazando la educación pública con las empresas privadas” (durante el último año de cursada del secundario, los estudiantes suplantarían el 50% de su cursada en la escuela a cambio de asistencia a pasantías, que no serían más que un trabajo gratuito en empresas privadas). Y aclara que el objetivo del aprendizaje según lo fija el propio texto de la reforma no está “centrado en el aprendizaje de contenidos, sino en el enfoque por capacidades necesarias para la sociedad del futuro”.
Otro aspecto central del proyecto es el cambio de metodología de enseñanza, lo que puso a gran parte de los gremios docentes en sintonía con los estudiantes en contra del gobierno. Lo que está en juego en esta disputa con los gremios es el rol del docente y el estatuto, que parece querer ser barrido del mapa laboral como otras conquistas, atacadas por el macrismo bajo el pretexto de la “modernización”.

Adentro y más allá de las escuelas
Las adolescentes que asisten a los colegios secundarios parecen no estar al margen de una realidad de violencia de género presente en nuestra sociedad, en los últimos tiempos mucho más visibilizada, sobre todo a partir del fenómeno de #NiUnaMenos. Si se tiene en cuenta que en Argentina se comete un femicidio cada 18 horas, no resulta tan extraño entonces escuchar de boca de muchas adolescentes su reclamo: que necesitan que el Estado se haga cargo de este tipo de problemáticas, ya que los casos de abusos sexuales han proliferado en los establecimientos escolares. “Las escuelas necesitan de manera urgente crear y aplicar un protocolo contra la violencia de género, que incluya capacitación docentes y asesoramiento a las autoridades, que hoy se muestran totalmente incompetentes ante estas temáticas”, destaca Antonella Giuso, delegada de la CEB.


La incorporación de temáticas como la violencia de género o el reclamo por la aparición con vida de Maldonado singularizan el actual conflicto estudiantil, a diferencia de otros reclamos anteriores que también se expresaron en ocupaciones de establecimientos, como fue en 2013 y 2010 (que incluso se extendieron a otras provincias, como Córdoba). Asimismo, por la ligazón con un modelo laboral sustentado en la flexibilización y la precarización de esta nueva reforma educativa, la lucha emprendida por los estudiantes secundarios suscitó apoyos no solo de algunos gremios docentes, sino también de otros sectores de trabajadores, como los despedidos de Pepsico y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), que a través de sus secretarías de Derechos Humanos y Mujeres y Diversidad (presididas por Lito Borello y Belén Rozas, respectivamente), se hicieron presentes en el conflicto en estos días. “Acompañamos desde un primer momento la lucha que están llevando a cabo las y los estudiantes secundarios, porque como trabajadoras de la economía popular repudiamos la reforma educativa que pone a los pibes y a las pibas como mano de obra barata para un modelo de país que acumula riqueza para unos pocos a costa del pueblo entero”, sostuvo Rozas, en diálogo con este medio. Además, la referente social agregó que desde la mencionada secretaría vienen exigiendo también la declaración de la emergencia en violencia de género. “Es fundamental que la juventud se ponga de pie contra este gobierno y que todos los sectores combativos apoyemos y concluyamos nuestras luchas en pos de sumar fuerza”, remató. Borello, por su parte, destacó la importancia de la unidad de los distintos sectores populares que se unen para resistir las políticas neoliberales del actual gobierno y para construir otro mundo posible. “Durante estos días estuvimos recorriendo las escuelas y seguimos atentamente este conflicto, preocupados por la soberbia y la sordera del gobierno ante los reclamos del movimiento estudiantil”.
Por otra parte, desde la CEB destacaron que hoy en día la escuela funciona como un lugar de contención y no de formación del pensamiento crítico. “La situación socio-económica de la juventud también pone de manifiesto los problemas de fondo: el 20% de los y las jóvenes que egresa de la escuela esté desempleado, el 60% de los empleados están en negro, más de 750.000 jóvenes argentinos no trabajan pero tampoco estudian y 80.000 dejan sus estudios para ir a trabajar”, destacaron a través de un comunicado.


Pedagogía del miedo
A pocos días de cumplirse un nuevo aniversario de “La noche de los lápices”, el ralid represivo de septiembre de 1976 que secuestró, torturó y desapareció a jóvenes estudiantes secundarios de la ciudad de La Plata (historia ampliamente conocida por la investigación periodística realizada por María Seoane y Héctor Ruiz Nuñez, publicada en formato libro en 1986 y el estreno cinematográfico del film de Héctor Olivera el mismo año), la gestión Cambiemos en la ciudad de Buenos Aires puso en circulación un “Instructivo” para que las autoridades de los colegios denuncien penalmente las medidas de fuerzas. Y si bien desde el Ministerio de Educación de la Ciudad negaron la autenticidad de dicho instructivo, lo cierto es que fue distribuido en los establecimientos escolares por medio de una cuenta de e-mail oficial del Ministerio (dem@bue.edu.ar) y fue utilizado por los directivos de los colegios Mariano Acosta, Julio Cortázar y Manuel Belgrano para presentar denuncias penales contra los estudiantes que protagonizan las tomas de escuelas. Incluso dos de ellas citaron el instructivo en sus denuncias. Y más allá de declaraciones periodísticas, el Ministerio no hecho circular ninguna versión oficial que desmienta la circulación de dicho instructivo por canales oficiales de comunicación del Estado.
Más allá de la valentía de los jóvenes y el asesoramiento jurídico que puedan tener para el caso de parte de abogados defensores de los derechos humanos, lo cierto es que la pedagogía del miedo comienza a circular ante este tipo de casos. Una pedagogía que surte más efecto en los padres que en los menores de edad que protagonizan estas protestas.
Al parecer, los funcionarios de Educación de la ciudad parecen olvidar que aún en sistemas democráticos restringidos como en los que vivimos, el derecho a la protesta es madre de otros derechos consagrados en la Constitución Nacional. Por supuesto, también ameritaría un debate el hecho de si las protestas no son también formativas de un pensamiento crítico entre la juventud e incluso, un acto pedagógico tanto para estudiantes como para docentes. Por algo en su memento desde la Asociación de Trabajadores de la Educación de Neuquén (ATEN), junto con el rostro del maestro Carlos Fuentealba (asesinado en una protesta el 4 de abril de 2007) levantaron la consigna “Maestro luchando también está enseñando”.
Este cronista tuvo la oportunidad, hace unos días, de hacerse presente en el colegio Manuel Belgrano. Y ver allí como un grupo de chicas y muchachos (cuyas edades oscilaban entre los 14 y los 18 años), se hacían cargo de la reproducción material (y simbólica) de sus vidas: desde cocinar, lavar los platos, limpiar los baños y acomodar los espacios de reunión hasta garantizar el cuidado de sí, registrando quienes estaban en el establecimiento, impidiendo que se consumieran drogas o alcohol, o haciendo guardias en la puerta de ingreso para no permitir que nadie ajeno a la protesta ingresara al lugar. Esto sin mencionar el profundo ejercicio educativo y democrático que se los veía realizar, tanto con el desarrollo de talleres temáticos (muchos coordinados por docentes que se acercaban a la protesta a solidarizarse) así como también en los modos de resolver los desafíos presentados, mediante asambleas en donde de manera horizontal todos los presentes podían opinar y contribuir a una toma de decisiones colectivas y elegir a sus delegados de escuela para ser la voz ante los demás colegios reunidos en la Coordinadora de Estudiantes de Base.
Al cierre de esta edición los estudiantes se habían congregado frente al ministerio de educación de la ciudad. La Ministra Soledad Acuña había prometido recibirlos, pero luego se negó a hacerlo. Si entraron representantes sindicales, entre ellos Amanda Martín, secretaria adjunta de ADEMYS, quien en diálogo con ZOOM destacó que el gobierno parece “muy decido a avanzar con la reforma”. “Confirmaron el tema de las pasantías y el cambio de las evaluaciones por los créditos”, comentó. Para la dirigente gremial, tanto por sus argumentos como por sus propuestas pedagógicas, la iniciativa gubernamental no puede ser avalada por la comunidad educativa. Martín contó que la ministra se quedé sólo un rato en la reunión y que luego los funcionarios presentes no pudieron dar respuestas a las preguntas que vienen planteando los estudiantes en este proceso de lucha, que intentaron ser judicializadas por el ministerio. “Las tomas de escuelas son una herramienta de lucha totalmente legítima gestada históricamente por el movimiento estudiantil y nosotros no sólo las apoyamos sino que estamos ahí junto a los estudiantes, promocionando la gestación de un gran movimiento en defensa de la educación pública”, remató la dirigente sindical, quien confirmó que este viernes los estudiantes otra vez estarán en las calles y que desde ADEMYS están impulsando una “gran marcha educativa” para al semana que viene.

*Nota publicada en revista Zoom.

miércoles, 27 de septiembre de 2017

“Se quiere poner a la educación pública al servicios de las empresas privadas”

Entrevista a Ignacio Mattos, referente del movimiento estudiantil secundarios de Buenos Aires

  

Por Mariano Pacheco 

(La luna con gatillo/Resumen Latinoamericano)

Rechazo a la reforma “Secundaria del futuro”, reclamo porque el Estado declare la emergencia de género en los colegios y exigencia de que Santiago Maldonado aparezca con vida luego de que la Gendarmería lo secuestrara el 1 de agosto, son los tres ejes de la actual lucha de los estudiantes secundarios de la ciudad de Buenos Aires que hoy vuelven a movilizarse por las calles porteñas como lo hicieron el pasado miércoles con 3.000 pibas y pibes. Ya son 29 las escuelas tomadas.


Ignacio Mattos tiene 18 años y el pelo corto, pero sus compañeras y compañeros le dicen “Peluca”, al parecer por el pelo largo que tuvo “de más joven”, cuando empezó la militancia en los colegios secundarios. Hoy participa activamente de las tomas de escuelas, forma parte de la Coordinadora de Estudiantes de Base (CEB) y de la agrupación La Simón Bolívar. Dice que entre el fútbol y la música se queda con ésta última, pero que igual se define como “hincha de Racing”. Le gusta tocar la guitarra y la armónica, escucha bandas argentas como Viejas locas, Sumo o Los redondos, pero también clásicas extranjeras como Led Zepelin o los Rolling Stone. Ingresó a la militancia de la mano de la organización del Centro de Estudiantes en su escuela, en primer año, cuando comenzaba a formar su primera banda de música. Tenía entonces 13 años. Cinco años después se encuentra terminando el secundario y siendo uno de los referentes estudiantiles más destacados de la ciudad de Buenos Aires. Hace unos días participó de un encuentro de las Cátedras Bolivarianas del periódico Resumen Latinoamericano en Córdoba junto al autor de la biografía de María Claudia Falcone (Leonardo Marcote) y un histórico militante del peronismo revolucionario (el poeta y documentalista Jorge “Chiqui” Falcone). Allí habló como uno más, sin pedir permiso para hacer escuchar su voz y plantear con claridad cómo entienden que sus luchas actuales trazan una genealogía con las de los movimientos sociales que en los noventa resistieron al neoliberalismo, así como también con la juventud militante de los años '70 que luchaba por la revolución y el socialismo, desde adentro y afuera del peronismo. 
“En primer lugar estamos luchando contra la reforma educativa ´Secundaria del futuro´, que es una de las tantas reformas que se propone desarrollar el macrismo. Ésta, en concreto, sería para la ciudad de Buenos Aires y no se propone más que profundizar la NES, la Nueva Escuela Secundaria que se comenzó a implementar a partir de 2012 y que terminó con un estudiantazo y 70 escuelas tomadas”, explica Ignacio Mattos. “Para nosotros, en primer lugar, es una reforma inconsulta, que además no tiene ningún norte educativo sino que busca incorporar al mercado laboral a la juventud de los últimos años de los colegios, y hacerlo como mano de obra gratuita en total consonancia con la propuesta de Cambiemos de reforma laboral que promueve la flexibilización”, agrega Peluca. Y remata: “Se quiere poner a la educación pública al servicio de las empresas privadas”.
ENTREVISTA A "PELUCA" REALIZADA EN LA LUNA CON GATILLO.
Escuchala acá:

martes, 19 de septiembre de 2017

Presentación en Santa Fe del libro "Darío Santillán. El militante que puso el cuerpo"

VIERNES 15 DE SEPTIEMBRE EN AMSAFE


La biografía de Darío Santillán, el joven asesinado por la policía el 26 de junio de 2002 junto a Maximiliano Kosteki en la denominada "Masacre de Avellaneda", fue presentado junto a uno de sus autores (Mariano Pacheco), el pasado viernes 15 de septiembre en AMSAFE, junto con integrantes de Proyecto revuelta, una organización social autónoma con casi una década de existencia en la provincia.

ESCUCHÁ LA CHARLA COMPLETA ACÁ:



viernes, 1 de septiembre de 2017

Cordobesismo y fin de ciclo



¿Qué pasó y qué puede pasar con el más macrista de todos los peronismos provinciales?


Córdoba: el triunfo arrollador de Cambiemos (otra vez) y el devenir del cordobesismo tras dos décadas en el poder. De agosto a octubre como radiografía del 17 al 19.


Por Mariano Pacheco
(nota publicada en revista Zoom)




Sin lugar a dudas la novedad de estas últimas elecciones fue la gran capacidad para nacionalizarse que tuvo el macrismo, más allá de la estructura nacional con la que contó (¿cuenta?) Cambiemos a través de sus socios de la Unión Cívica Radical (UCR). Cambiemos obtuvo el primer lugar en la disputa electoral en provincias propias, como Jujuy y Mendoza, pero también en Corrientes, Entre Ríos, Neuquén, La Pampa, Santa Cruz, además de arrasar en Córdoba y San Luis. Por otra parte, quedó en segundo lugar en 8 de las 9 provincias gobernadas por el Partido Justicialista/Frente para la Victoria (también obtuvo el segundo lugar en Misiones, Santa Fe y Provincia de Buenos Aires). Sólo en Chubut obtuvo el tercer lugar, con alrededor de 25% de los votos, según los últimos recuentos.
En la Córdoba, la actual victoria macrista se enlazan con un antiperonismo histórico en el largo plazo, un antikirchnerismo en el mediano y una exacerbación de las posturas reaccionarias en los últimos tiempos. No estaría de más recordar algunos antecedentes previos a la derrota aplastante del kirchnerismo en el ballotage de 2015, en donde Mauricio Macri obtuvo 71, 51% de los votos: en 1955 la autodonominada “Revolución libertadora” tuvo su cuna en Córdoba; en 1974 (aún antes del operativo Independencia en Tucumán), un golpe policial desalojó del Estado al gobierno popular encabezado por Atilio López y Ricardo Obregón Cano (“El Navarrazo”); durante el Proceso de Reorganización Nacional, con Lucio Benjamín Menéndez a la cabeza, la dictadura tuvo en la provincia a su sector más duro en la represión ilegal; y en 2008, durante la confrontación del gobierno nacional con las patronales agropecuarias, la provincia mediterránea supo cosechar los apoyos más activos para éstos últimos.
En las recientes elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), la fórmula Héctor Baldassi-Rodrigo De Loredo obtuvo el 45% de los votos en toda la provincia. Cuatro de cada diez cordobeses que habitan la capital (la ciudad que tiene uno de los índices de pobreza más elevados del país: el 40%), votaron por Cambiemos en estas últimas elecciones. Sin partido, sin aparato con arraigo en la provincia, el ex árbitro de fútbol logró imponerse primero como pre-candidato ante las presiones de un sector de sus aliados radicales, y luego –sufragio de por medio-- obtuvo más votos que Ramón Mestre (hijo), actual intendente de la capital provincial, quien en su mejor momento (2011) lo respaldaron alrededor de 100 mil votos menos que Baldassi en agosto de este año. Situación que, de repetirse, pondría en juego incluso las aspiraciones del joven correligionario para ser la cara de Cambiemos al frente de la boleta que le dispute la gestión del Estado provincial a este peronismo que ya lleva dos décadas consecutivas en el poder.


Para muestra, un botón
Uno de los festejos por el Día del Niño dejó una fuerte polémica en la ciudad cordobesa de Alta Gracia. Es que el lunes pasado un grupo de vecinos del barrio Villa Oviedo denunció que en un evento organizado por un centro vecinal, apoyado por la Municipalidad, se distribuyó una pelota con la inscripción de Martín Llaryora, el vicegobernador y candidato a diputado nacional por Unión por Córdoba. Más que un error, como se apuró a declarar en la prensa un funcionario municipal, parece un acto de desesperación.



No es para menos, si se tiene en cuenta el clima caldeado y de pase de facturas que el peronismo provincial vive puertas adentro (y no tan adentro) en estos días. Es que el triunfo (otra vez), de Cambiemos en la provincia parece venir a suplantar el universo simbólico con el que, hasta ahora, gran parte de la población de estas tierras encontraba para expresar sus posiciones conservadoras.
Algo del fenómeno que recorre la Argentina no estaría leyendo el peronismo cordobés, tan afín a auto-rotularse como “cordobesismo”, una suerte de isla derechosa capaz de marcar su propio ritmo más allá de la coyuntura nacional (así fue, al menos, durante los últimos años, donde el kirchnerismo, por ejemplo, no logró hacer pie en la provincia más allá de haberse perpetuado durante tres mandatos consecutivos en la gestión del Estado nacional).
En Córdoba parece enlazar la idea del cambio con el cambio: frente al kirchnerismo, el delasotismo (o el schiarettismo) eran la permanencia, pero ahora el macrismo se presenta como el cambio por derecha al kirchnerismo en el plano nacional y un cambio con permanencias -de políticas conservadoras- en el plano provincial.
Y si bien el diagnóstico público y tranquilizador del peronismo cordobés repite una y otra vez que el problema fue que la polarización Macri-Cristina se comió la elección (y que los cordobeses votaron para dejar en claro su rotundo rechazo a la posibilidad de un futuro retorno del kirchnerismo), todos saben que en agosto se pusieron en juego cuestiones más de fondo, que de repetirse en octubre resultados similares, comprometen el destino del esquema de poder puesto en juego en la provincia durante las dos últimas décadas. Por un lado, parece quedar claro que el voto conservador se desplazó desde el cordobesismo hacia la revolución de la alegría. Por otro lado, el voto sectorizado del campo acompaña claramente a la gestión nacional del ingeniero. Finalmente, parece quedar claro que la propuesta endogámica aparece desgastada. De allí los pases de facturas. La campaña del oficialismo provincial fue más que confusa: consignas como “El verdadero cambio” o “Defender a Córdoba” no convencieron a casi nadie. Por otra parte parte, las dos figuras fuertes de la política peronista provincial se mostraron prescindentes de jugar fuerte en la campaña, con la diferencia de que José Manuel De la Sota capitaliza de algún modo el hecho de no haber sido él sino el actual gobernador Juan Schiaretti quien cargara (otra vez), con el sabor amargo de la derrota. Recordemos que fue también bajo su gestión, en 2009, cuando el peronismo cordobés  salió tercero en las elecciones legislativas y se quedó sin senador nacional.


OpoOficialismo
En su clásico libro El arte de la guerra, el milenario estratega chino Sun Tzu advirtió: “conoce a tu adversario y conócete a ti mismo. De esa forma podrás enfrentar 100 batallas sin exponerte a un rotundo fracaso”. Por otra parte, el teórico prusiano Carl Von Clausewitz también había señalado en su libro De la guerra, siglos después, que el hecho de quebrar el frente de alianzas de los enemigos era una parte importante del arte de la estrategia.
Como desoyendo todas las conceptualizaciones al respecto, el peronismo cordobés no estaría pudiendo conocer a fondo a su nuevo adversario, y para mal de males lo estaría dejando agruparse junto a todos sus antiguos adversarios. Así, mientras Unión por Córdoba no sólo que no amplia su base de sustentanción sino que va perdiendo apoyos, Cambiemos logró unir los nuevos aires del Pro con las históricas estructuras radicales, más algunos elementos (entre ellos su principal dirigente) del juecismo, que hace apenas una década atrás se presentaba como la renovación de la política cordobesa ante el “pacto de co-gobierno” peronista-radical.
Al parecer tampoco el schiarettismo calculó bien el juego de acercamientos y oposiciones, y en su afán de presentarse como un gobernador amigo del presidente, no obtuvo reciprocidad que lo beneficiara en modo alguno. Haber logrado acuerdos en temas como la coparticipación, las obras de  gasoductos o por la Caja de Jubilaciones pudieron aparecer como buenos ejemplos de una gestión prolija y un modo de intervención política en la coyuntura responsable, pero muy difícil de traducirse en modos de acumulación frente al discurso de barrer con la pesada herencia, que en Córdoba, claramente podría ser también leída como la herencia pesada de un peronismo eternizado en el poder.
De allí que parte de las estrategias del peronismo cordobés, de ahora en más, se centren posiblemente en algunos ejes que al menos le permitan acortar la distancia de alrededor de 15 puntos de diferencia que sus rivales le sacaron en las PASO, intentando que su cuarto candidato (Daniel Passerini) ingrese al Congreso. Ya habrá tiempo seguramente para pensar en la proyección nacional, pero se sabe: no hay quien mande en el vecindario sin no mantiene la casa mínimamente en orden (y si bien el compañero Juan buscó erigirse como figura fuerte de la liga de gobernadores peronistas, de repetirse los resultados de agosto en septiembre más que pensar en encabezar armados nacionales en el 19 debería trabajar duro por dos años para no perder el frente interno).
De allí que todos los cañones parezcan apuntar hacia la temporalidad corta, la más inmediata. Entre las estrategias del oficialismo cordobés de cara a octubre del 17, en este sentido, parece estar dirigida a que “no se les escape la coneja”, es decir, hacer hablar al ex árbitro de fútbol, primer candidato de la lista de Cambiemos en la provincia mediterránea.
En una nota local reciente, la periodista Eugenia Marengo hizo hincapié en algunos elementos referidos a esta posible estrategia: en primer lugar, la puesta en caja de los intendentes peronistas, ya que Baldassi ganó en ciudades como Río Cuarto, Villa María, Alta Gracia y La Calera, todas de gestión oficialista. Por lo tanto, es probable que se los ponga a jugar a fondo en una campaña de baja intensidad, casa por casa, para recuperar al menos los votos peronistas. En segundo lugar, la estrategia también apuntaría a tratar de aumentar el nivel de participación ciudadana en los comicios de octubre, para que crezcaal menos en un 5% respecto de lo que fue en las PASO (alrededor del 70%). En tercer lugar, intentar visibilizar los problemas económicos que atraviesa la gestión nacional, sobre todo poniendo a jugar a sectores del sindicalismo y los movimientos sociales (una fracción de la CGT; el Movimiento Evita). El gran problema de este último elemento es que el 40% de pobreza en Córdoba sea leído como un problema de administración provincial y no como efecto de una mala gestión de la macroeconomía nacional y el tiro salga por la culata, corroyendo uno de los caballitos de batalla de la actual gestión provincial, o que la pesada herencia kirchnerista presente en el imaginario social se presente también asociada al peronismo cordobés, históricamente antikirchnerista (los “choriplaneros” y los “gremialistas” que ponen palos en la rueda para que el país no avance).


El goleador y el pibe renovador
Algo del discurso del sentido común respecto de lo anquilosado de la política argentina parece ponerse en juego hoy en la coyuntura electoral de Córdoba. La disputa entre las dos fuerzas principales de la provincia (el kirchnerismo “victorioso” salió tercero, allá lejos, con un 10%) se juega entre dos figuras prácticamente desconocidas hasta hace muy poco tiempo por la mayoría de la población cordobesa.


De un lado Martín Llaryora, actual vicegobernador en licencia de sus funciones, dos veces intendente y  presidente del PJ de la ciudad sojera de San Francisco (donde también había sido concejal), ministro de Industria de la gestión última de José Manuel De la Sota tras la crisis de gobernabilidad desatada por la “rebelión policial” de diciembre de 2013. Un gesto de reconocimiento del “Gallego”, luego de que el “joven renovador” (competía en las internas del peronismo provincial bajo el sello de Frente Renovador aún antes de que Sergio Mazza lo empleara en provincia de Buenos Aires) sacara el 22,5% de los votos frente a la lista oficialista que encabezó Juan Schiaretti en las PASO del 11 de agosto de 2013. O un gesto de disciplinamiento y puesta en caja de los díscolos, según como quiera leerse. Dicen que dijo José Manuel que en ese 2013 Llaryora (entonces con 40 años de edad) se recibió de “dirigente provincial”.
También en 2013 Mauricio Macri le dio la venia a Héctor Baldassi, “El Soplapito”, según la mueca burlona con la que lo bautizó “El Turco” Jorge Asís. El ex árbitro de fútbol internacional tenía entonces 47 años, nunca había actuado en política y centró toda su campaña para  las elecciones legislativas del 27 de octubre de 2013 insistiendo en el slogan de “La Coneja”, inentendible de no ser por los videos y spot publicitarios donde se lo veía y escuchaba contando que así le decían de niño, porque asistía al jardín de infantes con una bolsita que tenía una coneja que había sido bordada por su madre...
Gran debut, casi de goleador a pesar de haber obtenido el cuarto lugar: la lista del macrismo en Córdoba sacó 14,40% de los votos y con ese porcentaje logró entrar a la Cámara de Diputados de la Nación. Ahora Baldassi, para sorpresa de propios y ajenos, salió primero en las PASO. De repetirse o incluso de incrementarse ese caudal de votos, estaría ante un triunfo legislativo que lo ubicaría como un impensado candidato a gobernador de Córdoba, quitándole ese puesto a Ramón Mestre.
Dicen que Baldassi es limitado en sus análisis, como orador e incluso, que no tiene dotes para el liderazgo. Así y todo, cuenta con una ventaja de cara a “la gente”: se hizo “fama de justo” en los andares deportivos. 


Hace tres décadas Los violadores, banda de punk-rock argenta, cantaba: “fútbol, asado y vino… eran los gustos, del pueblo argentino”. Habrá que ver si Baldassi logra hacer una coctelera propia en la que logre incorporar los vientos de cambio que vienen de Buenos Aires con la idiosincrasia propia del cordobés. Tal vez ahí sí, fútbol, fernet y cuarteto, pueda desplazar al corbobesismo del poder. Por lo pronto ya cuenta con el visto bueno de Cadena 3, la poderosa empresa de comunicación que festejó el Día del niño junto a la banda sonora de la Policía de la provincia de Córdoba, obsequiando regalos a los primeros 30.000 niños y niñas que asistieron al lugar. Niños que tal vez pasen a integrar en algunos años la lista de jóvenes asesinados en casos de gatillo fácil, que Córdoba tiene el triste récord de encabezar en las estadísticas de casos en el país.