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viernes, 23 de agosto de 2019

El rumor de la calle

 Nota publicada en Revista Zoom


Por Mariano Pacheco*

Las elecciones, y el inminente arribo de un nuevo gobierno, amortiguan la tensión entre economía y política que se suele expresar en las calles. Pero el estado de movilización social permanece. Y puede ser clave para enfrentar los desafíos que vienen.


Un momento político ocurre cuando la temporalidad del consenso es interrumpida. La frase es del pensador francés Jacques Ranciere, pero bien nos sirve para pensar la escena contemporánea de la Argentina. Al menos, para indagar el momento que se abrió tras la realización de las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, las PASO que devinieron en un plebiscito sobre la gestión Cambiemos y sus intenciones de seguir gobernando el país por cuatro años más.
El peronazo del 11 de agosto permitió empezar a pensar en el principio del fin del macrismo, pero también, problematizar el concepto mismo de democracia, y poder revisar los vínculos tradiciones que se han establecido entre las urnas y las calles y entre los movimientos sociales y las instituciones del Estado.

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Alguna vez, tratando de inscribir al fenómeno kirchnerista en sus conceptualizaciones sobre el peronismo, el ensayista Alejandro Horowicz sostuvo que el kirchnerismo era “peronismo sin programa”. Daba cuenta así no sólo de la histórica elasticidad del peronismo, sino incluso de la gran capacidad de improvisación que anidaba en la experiencia que se hizo cargo del gobierno nacional a partir del 25 de mayo de 2003.
Pasado el momento de debate en torno a si el kirchnerismo era una nueva experiencia política o tan sólo un momento más (bajo otras condiciones) del histórico movimiento peronista, la resolución de la fórmula Fernández/Fernández estableció una línea de continuidad (no sin tensiones) entre el kirchnerismo y el peronismo más clásico (o tradicional), y puso (otra vez) a este movimiento en el centro de la política nacional.
Quizás ya no se trate de dilucidar si el kirchnerismo o el albertismo que contiene también al kirchnerismo es un quinto peronismo sino de dar cuenta que, aún con todas sus mutaciones (del neoliberalismo de Menem a la transversalidad de Cristina o el progresismo de Cristina), el peronismo de posdictadura sigue siendo, por un lado, la expresión electoral con mayor intención de voto a la hora de contraponerse en las urnas al neoliberalismo más descarnado y, por otro lado, una de las corrientes a través de las cuales una importante (aunque no la única) franja de las militancias populares se siguen expresando políticamente.
En 1976, en un texto redactado en el marco de una discusión que el sector (de Inteligencia) en el que participaba sostiene con la conducción nacional de Montoneros, el escritor, periodista y militante revolucionario Rodolfo Walsh escribe: “las masas no se repliegan hacia el vacío, sino al terreno malo pero conocido, hacia relaciones que dominan, hacia prácticas comunes, en definitiva hacia su propia historia, su propia cultura y su propia psicología, o sea los componentes de su identidad social y política”. Obviamente, Walsh se refiere al peronismo, el nombre de esa “experiencia” que ha realizado la clase obrera argentina a lo largo de los años, que ha mutado innumerables veces y que en la “democracia de la derrota” merece ser pensado bajo otras condiciones a las que le dieron origen y en las cuales se desarrollo durante el siglo XX, pero evidentemente no puede ser descartada del escenario político de estas primeras décadas del siglo XXI.

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El Fernandismo nace con la necesidad de pausar la agenda callejera (porque divide) para que ´la política´ pueda hacer su trabajo de victoriosa componenda”, puede leerse en la editorial del último número de la revista Crisis. La conclusión a la que arriba el texto parte de una hipótesis de doble vía: por un lado, ese fenomenal “experimento de transferencia” nunca visto, por el cual Cristina Fernández de Kirchner acuerda con Alberto Fernández (que no contaba con votos propios ni figuraba como candidato) que encabece la lista del Frente de Todos; por otro lado trazar –por parte de CFK-- dos objetivos para 2019: unir al peronismo para ganar las elecciones; sentar las bases para una gobernabilidad futura.
Al parecer, el primer aspecto –en principio-- estaría garantizado tras el peronazo del 11 de agosto, pero ¿qué pasa con el segundo?
Las corrientes mayoritarias del movimiento popular argentino se han encolumnado tras esas candidaturas. Están los ortodoxos (peronistas y kirchneristas), los heterodoxos (kirchneristas y peronistas) e incluso quienes ni siquiera se dejan interpelar por ese imaginario histórico; pero todos –como decía Perón; todes, como dirían muches hoy-- trabajan por el movimiento (al menos por el movimiento que pone en marcha una corriente de opinión en pos de desalojar a Mauricio Macri de la presidencia).
La izquierda que no adscribe a la fórmula Fernández/Fernández ya ha estado en las calles la semana pasada (movilización a Plaza de Mayo el jueves 15 de agosto). Esta semana hay asambleas de las trabajadoras y trabajadores de la economía popular (jueves 22) y la semana que viene se desarrollará una Jornada Nacional de Lucha del sector. Voces del feminismo, por su parte, ya han advertido acerca de cómo el “terror financiero” golpea los bolsillos populares y, sobre todo, el mundo de la reproducción social a cargo de las mujeres, y la necesidad de permanecer activas ante esta situación.
Para Gildo Onorato, dirigente del Movimiento Evita y uno de los principales referentes de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), está claro que los movimientos populares tienen que seguir en las calles, argumentando que “la firmeza en la lucha social y la agenda reivindicativa es muy importante para oxigenar las demandas en el marco de la democracia, impulsando que los conflictos tengan una canalización institucional”. Por otro lado, el referente destacó que, en el marco de la disputa electoral, los movimientos van fijando posición, sin dejar de tener en cuenta que esos procesos pueden ser un instrumento para visibilizar parte de su agenda. “Pero la fortaleza de nuestro sector está en la unidad en la diversidad, una unidad que se da con firmeza en la lucha, en la que se construye un programa y una articulación con otros sectores, como los gremios (sobre todo de la CGT) y la Pastoral Social de la Iglesia, y esa agenda trasciende los momentos electorales”, sentenció.
Verónica Gago, investigadora militante y referente de espacios feministas –por su parte-- subrayó la importancia de la pedagogía popular que los feminismos han realizado durante los últimos años sobre la cuestión financiera, y cómo para muchos sectores hoy está claro que tras la derrota electoral el macrismo pasó a hacer política por otros medios, más precisamente, por la “guerra de la moneda”.
Así, la cuestión de la deuda pasa a ocupar un lugar central en este momento político, porque es uno de los grandes temas sobre los cuales el nuevo gobierno deberá tomar cartas en el asunto, si se pretende torcer el rumbo por el que Cambiemos hizo transitar al país, como ciego caminando por una cornisa.
En tal sentido, así como la contienda electoral volvió a poner en el centro de los debates la cuestión de la economía, la relación entre economía y política vuelve a ser crucial. Así lo entienden al menos algunos economistas, como el cordobés Santiago Buraschi (integrante del Observatorio de Trabajo, Economía y Sociedad), quien destacó que “en escenarios de deuda creciente los margenes de maniobra son cada vez menores”, y por lo tanto, no se puede pensar en resoluciones económicas desmarcadas de decisiones políticas.
El nivel de intensidad política que la sociedad argentina muestre a la hora de sostener futuros próximos de movilización para enfrentar la adversidad de presiones internacionales será entonces fundamental.
Quizás los movimientos sociales no tengan gran traducción de su impulso de base en cantidades de votos, pero seguro son quienes pueden garantizar encauzar fuerzas a la hora de imaginar escenarios atravesados por grandes movilizaciones populares, e incluso, incentivar a sectores desorganizados a copar las calles.
En estos días la discusión sobre la gobernabilidad volvió también a reactualizarse.
¿Será gobernabilidad sinónimo de impase en las calles o en estos meses –los del “fin del macrismo” y los inicios del albertismo-- gobernar será dar cuenta, una y otra vez, del rumor que se entreteja en las calles?

jueves, 22 de agosto de 2019

La Argentina en pedazos en Profanas Palabras


Escuchá la emisión completa de #ProfanasPalabras

 
Conversaciones de Mariano Pacheco con Santiago Buraschi y Pablo Díaz, integrantes del Colectivo de Pensamiento Crítico en Economía (CoPenCe) sobre la nueva experiencia del Observatorio de Trabajo, Economía y Sociedad (OTES) de Córdoba (+ "Apuntes para pensar la coyuntura", editorial).
Un diálogo sobre la formación en la academia actual, la investigación e intervención crítica, el vínculo entre universidad y movimientos populares, el recorrido de la Sociedad de Economía Crítica y la realización de las Primeras Jornadas de Economía Feminista, que se llevarán adelante en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) los días 6 y 7 de septiembre en el marco de las XII Jornadas de Economía Crítica.

PROFANAS PALABRAS. Pasado y Presente de la Argentina y El Mundo.
El programa se emite, en vivo, todos los martes de 16 a 17 horas por Radio Eterogenia. 
 
Mariano Pacheco (Conducción)
Pablo Cervigni (asistente multimedia)



lunes, 12 de agosto de 2019

SI NO TE DISCIPLINAS, HAY TABLA


(Son ellos, sí, ellos son)


Son los herederos de todos los que alguna vez vencieron en la historia, los niños y niñas bien que no aceptan que les digan que no.
Son los que llevaron adelante un genocidio frente a los pueblos originarios argumentando que el lugar que habitaban era un “desierto”.
Son los que fusilaron obreros en masa con tal de ahorrarse unos pesos en “costos laborales”, pero sobre todo, con tal de dejar en claro quien tenía la autoridad.
Son los que inventaron la picana eléctrica para torturar desobedientes y rebeldes, los que bombardearon una población civil y desarmada con tal de imponer por la fuerza aquello que no podían garantizar a través de las urnas.
Son los que asesinaron y encarcelaron a quienes no se sometían y resignaban a ese castigo impuesto por apostar por un país diferente.
Son los que crearon un dispositivo concentracionario para secuestrar/torturar/desaparecer a quienes se animaron a retomar todas las luchas anteriores para poner en jaque al capital (y como si fuera poco, robaron los bebés de esas militancias masacradas).
Son los que provocaron shock económico con tal de adaptar el país a la lógica del mercado mundial.
Son ellos, sí, ellos son, los que hoy amenazan por Cadena nacional, y tratan de sostenerse aún a base de chantaje. Son cínicos, quieren instaurar el Pánico.
Son ellos, sí, ellos son. Los que nos vienen a decir: “Si no te disciplinás, hay tabla”

Mariano Pacheco (@PachecoenMarcha en Twitter).
Lunes 12 de agosto de 2019, Día de la Conferencia de Prensa de MacriChetto tras la estrepitosa derrota electoral de Cambiemos en las PASO del domingo 11 de agosto.

sábado, 10 de agosto de 2019

UN POSTEO AL PASO SOBRE LAS PASO

Mariano Pacheco
(ciudad de Córdoba, 
sábado 10 de agosto de 2019)


La imperiosa necesidad, DESDE LA IZQUIERDA, de No confundir la estrategia con la táctica y el por qué firmé la solicitada de intelectuales junto a la FÓRMULA FERNÁNDEZ/FERNÁNDEZ, en la que participan muchas camaradas, amigos y compañeres de ruta, pero que también firman varios adversarios políticos y teóricos
https://profanaspalabras.blogspot.com/2019/08/fernandez-fernandez-o-macri-pichetto.html 
 
El trotskismo, la izquierda desde abajo y el peronismo/kirchnerismo.

QUISIERA COMPARTIR 8 PUNTOS QUE CONSIDERO FUNDAMENTALES PARA PENSAR E INTERVENIR EN LA ACTUAL COYUNTURA.

1) La tarea principal para cualquier proyecto popular en la actualidad es derrotar electoralmente a Cambiemos, requisito indispensable para poder cambiar la correlación de fuerzas.

2) Esto es así porque no se ha podido (y en algunos casos porque no se ha querido) derrotar a la coalición gobernante en las calles, vía un proceso de rebelión popular capaz de echarlo antes de que finalice mandato, situación que considero nos dejaba a los proyectos populares en mejores condiciones para trabajar sobre una agenda ante un nuevo gobierno, y avanzar en mayores niveles de organización, movilización y conciencia en el largo camino de acumular fuerzas para ejercer un verdadero Poder Popular.
Pasado ese momento, la táctica para la coyuntura debe ser lograr el objetivo por la vía hoy disponible, que son las elecciones, votando a la única fórmula que se muestra capaz de vencer.

3) Que para ganar esa fórmula debió tejer alianzas y albergar en su interior a sectores enemigos del pueblo es una obviedad, como también lo es que con quienes consideramos de este lado de la Barricada no alcanza para obtener un triunfo electoral, en un contexto social profundamente corrido a la derecha.

4) Que resulta fundamental entender el carácter amplio y contradictorio de la coalición para no generar expectativas desmedidas respecto de un futuro gobierno, y tampoco pedirle peras al olmo.

5) Qué con una figura como Alberto a la cabeza y personajes como Massa en su interior, la Fórmula F/F sigue siendo sin embargo lo menos malo que como pueblo supimos conseguir en un contexto donde no es seguro que pierda Cambiemos, lo que hace necesario posicionar la mayor cantidad de activismo y masa crítica detrás de este conglomerado.

6) Que dicho todo esto resulta inútil votar a la IZQUIERDA y no al PERONISMO en la cabeza de las listas, pero que resulta fundamental para el nuevo período que pueda abrirse luego de diciembre que haya mas parlamentarios de izquierda, quienes suelen sostener una coherencia en torno a ideas más contestatarias y acompañar las luchas obreras y de sectores que no siempre el peronismo acompaña (las peleas medioambientales, por ejemplo).

7) Por último, que desde una perspectiva DESDE ABAJO Y A LA IZQUIERDA resulta fundamental romper los binarismos y entender que hay compañeres de ruta tanto en las izquierdas parlamentarias como en el peronismo y el kirchnerismo, pero que un proyecto de cambio social profundo deberá transitar por otros carriles, no los de la democracia parlamentaria existente, sino por otros que se lleven puesta la democracia de la derrota y amplien el campo de posibilidades hacia otro lado.
Y esos carriles se verán bloqueados también si un proyecto abiertamente antipopular como el que encabeza la Fórmula Macri/Picheto es revalidado en las urnas.

8) Cuanto peor, peor; cuanto menos malo, riesgo de malmenorismo como sinónimo de resignación -es cierto-, pero también, posibilidad de contar con condiciones menos adversas para seguir pujando por reponernos de la derrota histórica a la que los pueblos del mundo nos hemos visto expuestos tras la instauración del Nuevo Orden Mundial Capitalista que sobrevivo a la caída de los proyectos que por siglo y medio se movieron en torno a la idea de comunismo.

FERNÁNDEZ-FERNÁNDEZ o MACRI-PICHETTO


 SOLICITADA


No hay intelectuales sino cuestiones intelectuales: éstas son los nudos irresueltos y problemáticos que contiene toda sociedad. Pero más que contenerlos, definen qué es lo social. Ese extendido conflicto que exhibe a veces las galas de triunfo de la desigualdad y la injusticia y otras veces, la respuesta reparadora de los pueblos latinoamericanos cuando de ese modo se constituyen. Esto, por lo pronto, es lo que vemos en la sociedad en que vivimos, con su gobierno macrista insolente con las desdichas populares, indiferente ante la pérdida de autonomía del país y neciamente sarcástico con los que intentan revertir la decadencia y la humillación de millones de personas. Un primer nudo conceptual que debe atraer la atención es saber si lo que llamamos capitalismo ya es un horizonte completo de las prácticas humanas, que sólo toleraría un débil ámbito democrático, apoyado en instituciones igualmente débiles que ya no se corresponderían con las formas históricas del Estado, administradas a la manera de marionetas, y no según criterios más decisivos de igualdad y justicia. Pero vinculado a esto, puede pensarse en otra posibilidad: si acaso el capitalismo no está aún sometido a una última manifestación de su dialéctica interna, que lo convierte en un terreno de luchas para forjar nuevas relaciones sociales emancipadas, donde la circulación financiera y la supuesta cancelación de toda historicidad puedan ser refutadas por movimientos sociales de reconstrucción de una vida autogobernada. Estos son los que llamamos nudos o problemas intelectuales: cómo elaborar el punto de fusión entre demandas públicas de carácter cívico, social, feminista, gremial o de reinvención de las condiciones mismas de la existencia colectiva. Otro nudo es cómo hoy se sustrae la formación de la opinión a lo que durante el capitalismo clásico se siguió considerando la conciencia racional autocentrada, de donde surgía  el sujeto del contrato social. Afrontamos y confrontamos un neocapitalismo multiplicado en sujetos que son prolongación y creación de poderes previos. Poderes que oscuramente se desean y solicitan. Sin saber que en ellos reside la fuerza intangible que fabrica individuos que apuestan su fe a los mismos procedimientos que les sustraen su libertad. Estos y otros nudos de similar magnitud son la medición de la vida colectiva por nociones de riesgo país o de operaciones financieras mundializadas, legales e ilegales  a la vez. Problemas tan fundamentales, que por eso mismo no son considerados ni de lejos en la solicitada de los intelectuales macristas. Naturalizan y deshistorizan un mundo quebrado por la irrupción de los nuevos poderes clandestinos, que adoptan la forma de manipulación bio-tecnológica. ¿No se percibe la misma lógica de sentido en las maquinarias financieras, comunicacionales y bélicas? ¿Y creen los firmantes que eso deja lugar para instituciones que garantizan el libre albedrío y el goce de derechos ya establecidos? ¿No ven todo indicio de reflexión borrarse cuando salen de Macri esas palabras lechosas? En vez de ver los condicionamientos que la razón instrumental financiera global inflige a los pueblos, declaran que ahora sí “los medios públicos” no reflejan intereses partidarios. Y sin embargo estamos en la época en que más los reflejan. Solo que ya no se llaman partidarios, sino corporativos, financieros, policíacos y represivos.

Creemos que estamos en lo cierto: no hay intelectuales. Hay problemas de fondo que exigen recursos intelectuales para resolverse. Quienes piensan aquellas tamañas banalidades sobre los medios, se hallan más que nunca en la voraz carrera por la sumisión de las conciencias públicas en una uniformidad idólatra. Esto lo escribimos quienes vamos a apoyar una fórmula para impugnar y combatir el antihumanismo neoliberal. En la fórmula Fernández-Fernández, en su compleja configuración, converge el plasma crítico de un conjunto de problemas y núcleos inciertos de la vida social argentina. El examen crítico de estas cuestiones, a fin de resoluciones comunitarias y socialmente avanzadas, es lo que nos hace, más que intelectuales, partícipes de las invenciones y controversias colectivas llamadas intelectuales. Al revés de quienes suponen serlo a priori para después opinar, otorgándose una autoridad que tropieza de inmediato con la ausencia de cualidades de lo que defienden. Esto los coloca en la franja de los lenguajes que no alcanzan a descubrir todos los supuestos que destilan, esa “vida de derecha” que sabe apelar a una neutralidad que los abandona apenas la pronuncian. Tales ausencias en quienes se designan personas que actúan dentro de lo específico de un saber, confirman que no hay intelectuales, sólo hay problemas intelectuales, nudos a resolver.  El de nuestro país consiste en crear las condiciones para salirnos de la imposibilidad de pensar la historia, la justicia y una sociedad sin coacciones. Esa imposibilidad hoy lleva el nombre del macrismo.

 FIRMAS
Roberto Abait – Claudia Aguilar – Fernando Alfón – Jorge Alemán –  Aixa Alcántara – Eduardo Aliverti – Rodolfo Alonso – Sebastián Amarilla – Raquel Ameri – María Teresa Andruetto – Patricio Aramburu – Agustín Arzac – Analía Averbuj – María Bagnat – Eduardo Bagnato – Carmen Baliero – Cristina Banegas – Cecilia Bajour – Julia Barba – Jorge Barbeito – Ana Barletta – Dora Barrancos – Paola Barrientos – Tristán Bauer – Rodolfo Braceli – Jorge Bernetti – Emilio Bernini – Patricia Berrotarán – Georgina Bertazzo – María del Carmen Bianchi – Esteban Bieda – Alejandra Bignasco – Pablo Bilyk – Alejandra Birgin – Dady Brieva – Fabián Bril – Marcelo Britos – Matías Bruera – Maruja Bustamante – Celia Cabrera – Pedro Ignacio Calderón – Tute Caloi – Juan José Cambre – Daniela Camezzana – Marcelo Campagno – Virginia Cano – Analía Capdevila – Darío Capelli – Diego Caramés – Nahuel Castillo – Gisela Catanzaro – Andrea Catenazzi –  Susana Cella – Matías Cerezo – Jorge Cernadas – Adolfo Clares – Fernando Cocimano – Carolina Collazo – Vera Coni – Diego Conno – Matías Cordo – Gabo Correa – Juan Manuel Correa – Martín Cortés – Rita Cortese – Kekena Corvalán – Gustavo Cosacov – Soledad Cottone – Mónica Cragnolini – Maximiliano Crespi – Américo Cristófalo – Pablo Chena – Armando Chiappe – Oscar del Barco – Mario De Casas – Carlos Defeo – María del Pedro – Pablo de la Fuente – Silvia Demirdjian – Flavia Dezzutto – Nicolás Diana Menéndez – Julieta Díaz – Gabriela Diker – Gabriel D’Iorio – Christian Dodaro – Alejandro Dolina – Rubén Dri – Silvia Duschatzky – Margarita Eggers Lan – Leo Eiff – Nicolás Escobari – Zuleika Esnal – Ximena Espeche – Liria Evangelista – M. Virginia Exposito – Negro Falótico – Matías Farías – Roque Farrán – Adriana Fernández – Lidia Ferrari – Gustavo Ferreyra – Julián Ferreyra – Carlos Fidel – Alejandra Flechner – Ricardo Forster – Cristina Fraire – Daniel Freidemberg – Graciela Frigerio – María José Gabin – Norberto Galasso – Mariana Gainza – Cora Gamarnik – Luis García – Francisco García Laval – Alejo García Pintos – Enrique Garguin – Mariano Gaudio – Miguel Gaya – Conrado Geiger – Federico Geller – Ricardo Gené – Diego Giller – Alejandra Giuliani – Mara Glozman – Javier Goded – Mariana Gómez – Florencia Gómez – Elizabeth Gómez Alcorta – Alejandra González – Horacio González – Noelia Catalina González – Norberto Gonzalo – Marina Glezer – Oscar Graizer – José Hage – Rodolfo Hamawi – Liliana Heer – Sebastián Hernaiz – Jimmy Herrera –  Liliana Herrero – Juan Herrmann – Cintia Ini – Andrea Iotti – María Iribarren – Roberto Jacoby – Nicolás Javaloyes – Madgalena Jitrik – Noé Jitrik – Eduardo Jozami – Jung Ha Kang – Mauricio Kartun – Alejandro Kaufman – Guillermo Korn – Laura Kornfeld – Luisa  Kuliok – Graciela Kuliok – Silvio Lang – Juan Laxagueborde – Ernesto Larrese – Virginia Leanza – Susana Lombardi – Julián López – María Pia López – Ana Lorenzo – Pelusa Lucchini – María José Malvares – Javier Malosetti – Elena Mancinelli – Javier Margulis- Facundo Martínez – Marcela Martínez – Silvio Mattoni – Marcelo Méndez – Carolina Mera – Alenka Mereñuk – Paola Miceli – Alejandro Modarelli – Alejandro Montalbán – Graciela Morgade – Martín Mortola – Hugo Muleiro – Eduardo Muslip – Carolina Muzi – Aurelio Narvaja – Jimena Néspolo – Gustavo Nielsen – Fabiana Nir – Iván Noble – Julieta Nuñez – Marisa Olivieri – Marina Olmi – Elvira Onetto – Julieta Ortega – Mario Ortiz – Andrés Osswald – David Oubiña – Gerardo Oviedo – Mariano Pacheco – Carlos Pafundo – Lucila Pagliai – Marco Pagliere – Germán Palacios – Sandra Palermo – David Palo – Claudio Panella – Carolina Papaleo – Teresa Parodi – Valeria Paván – Martín Pavlovsky – Agustina Paz Frontera – Liliana Pégola – Marcelo Percia – Edith Alba Perez – Adriano Peirone – Roberto Pittaluga – León Pomer – Gustavo Portela – Agustín Lucas Prestifilippo – Adriana Puiggrós – Luis Alberto Quevedo – Nicolás Quiroga – Sergio Raimondi – Ana Julia Ramírez – Mora Recalde – Eduardo Reese – Raquel Ribaudi – Guillermo Ricca – Esteban Rico – Eduardo Rinesi – Horacio Roca – Matías Rodeiro – Claudio Rodrigo – Esteban Rodríguez Alzueta – Cintia Rogovsky – Roberto Romano – Natalia Romé – Juan Manuel Romero – Julia Rosemberg – Cecilia Roth – Marcelo Rougier – Fabiana Rousseaux – Lucas Rozenmacher – Julio Rudman – Gustavo Ruggiero – Sebastián Russo – Guillermo Saavedra – Lisandro Sague – Gabi Saidón – Osvaldo Saidón – Fabio “Mosquito” Sancineto – Norma Sanchís – Gonzalo Santaya – Daniel Santoro – Osvaldo Santoro – Hernán Sassi – Verónica Scardamaglia – Sergio Schmucler – Silvio Schnek – Anabella Schoenle – Clara Schor Landman – Oriana Seccia – Sara Beatriz Sedler – Gabriela Seghezzo – Damián Selci – Haydée Seibert Francia – Bernardita Serra – Alberto Sileoni – Matías Soich – Dolores Solá – Jimena Solé – Lourdes Solé Dolphyn – María Sondereguer – Jaime Sorín – Daniel Spinelli – Daniela Spósito – Marcelo Starcenbaum – Verónica Stedile Luna – María Stegmayer – Alicia Stolkiner – Ester Szlit – Diego Sztulwark – Pablo Sztulwark – Natalia Taccetta – Miguel Talento – Ximena Talento – Diego Tatián – Cristina Tejedor – Sofía Thisted – Alejandro Thornton – Javier Tenenbaum – Sol Titiunik – Pablo Toledo – Federico Tombetti – Sebastián Torres –  Susana Torres Molina – Javier Trímboli – Jésica Tritten – Andrés Tzeiman – Angelina Uzín Olleros – Hugo Urquijo – Denisse Van der Ploeg – Alejandro Vanelli – Gustavo Varela – Guillermo Vazquez – María Celia Vázquez – Sergio Vera – Horacio Verbitsky – Manuel Vicente – Nicolás Vilela – Miguel Vitagliano – Pablo Villarreal – Federico Vocos – Ivana Vollaro – Lucía Wegelin – Guillermo Wierzba – Conrado Yasenza – Adriana Yoel – Marcelo Zanelli – Luis Ziembrowski – Vicente Zito Lema – Max Zolkwer

viernes, 9 de agosto de 2019

Santiago del Estero: contracultura y Derechos Humanos en Profanas Palabras

Conversaciones de Mariano Pacheco con Luis Garay y Francisco Santucho


La posdictadura en Santiago del Estero, el Santiago y los huellas del terror en la democracia de la derrota.
Luis Garay fue militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) en los años 70. Permaneció detenido entre los años 1975 y 1983. Luego participó de distintas iniciativas políticas y desde hace casi dos décadas es un activista de derechos humanos, actualmente titular del Espacio por la Memoria. Francisco Santucho ha impulsado recientemente, junto a otras personas, el Proyecto Cultura del Bajo Pueblo, una iniciativa que busca gestar y desarrollar una contracultura resistente y que anuda crítica actual con legado histórico; proyecto que de algún modo se entrelaza con el legado de la librería y proyecto cultural Dimensión, fundado por su padre (Francisco René Santucho), fundador del Frente Revolucionario, Indoamericano y Popular, hermano de Mario Roberto, el Roby, Comandante del Ejército Revolucionario del Pueblo, experiencia que luego su madre sostuvo hasta hace apenas unos años.

PROFANAS PALABRAS. Pasado y Presente de la Argentina y El Mundo.
El programa se emite, en vivo, todos los martes de 16 a 17 horas por Radio Eterogenia.
Mariano Pacheco (Conducción)
Pablo Cervigni (asistente multimedia)


jueves, 8 de agosto de 2019

Pablo Ramos entrevista a Mariano Pacheco en Subversiones Radio

Participación en Subversiones Radio



https://ar.radiocut.fm/audiocut/nota-mariano-pachecho-autor-del-libro-desde-abajo-y-a-izquierda/

  Nos visitó Mariano Pacheco, autor del libro Desde abajo y a la izquierda. Movimientos sociales, autonomía y militancias populares. 
El libro recorre una retrospectiva sobre los procesos de lucha y organización en la Argentina, de 1983 a 2019. De las tomas de tierras a la ola verde; del rock a la economía popular; de los Hijos a la emergencia de las luchas medio-ambientales; del movimiento piquetero a la “batalla cultural”; el libro es un intento por contribuir al debate sobre las estrategias del movimiento popular. También participa del libro Diego Sztulwark.

miércoles, 7 de agosto de 2019

SAN PRECARIADO

El Cayetano del Siglo XXI

Por Mariano Pacheco


En la manifestación popular que acompaña al patrono del pan y del trabajo se expresa "El Precariado en Acción, un fenómeno que combina las características de emergencia de un nuevo sujeto social, a la vez que recupera gran parte de la tradición sindical".

Este miércoles, por cuarto año consecutivo, las organizaciones del precariado –encabezadas por la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular-- se movilizarán rescatando la figura de San Cayetano, patrono del Pan y del Trabajo.

Resulta difícil leer el contexto de emergencia de lo que aquí llamaremos “El Precariado en Acción” sino es en el marco del doble contexto (nacional e internacional) de mutación del capital y, por lo tanto, de la composición técnica y política de las clases trabajadoras. En Argentina, el Precariado en Acción puede ser leído como los nuevos cabecitas negra o los descamisados del siglo XXI, no en tanto que clase social emergente sino como fracción de la clase trabajadora con capacidad de dinamizar la cooperación del trabajo ya no en la fábrica sino en el territorio, en muchos casos, promoviendo dinámicas de organización comunitaria.
De todos modos, convienen insistir en esto de que no es un fenómeno nacional sino internacional, más allá de que en Argentina, las ciencias sociales y buena parte del periodismo le presten una relativa atención. De hecho, en febrero de este año, fue el Le Monde Diplomatique quien sacó un dossier y su tapa bajo el título de “El modelo de la precarización”, donde una serie de autores y autoras dan cuenta del estado del debate y de algunas experiencias que se vienen desarrollando en el plano de la organización y la lucha sindical del sector, como lo fueron las huelgas de los Rappitenderos.


Un fenómeno complejo
Tras la asunción de Cambiemos en la gestión del Estado nacional, y de provincias centrales del país como Buenos Aires, pusieron en la escena de las luchas sociales del país, nuevamente, un sujeto plebeyo. Durante los primeros tres años de gobierno de Mauricio Macri el trabajo no registrado alcanzó el 35,4%, cifra similar a la alcanzada en 1999 (en 1990 era del 26,5%) y el desempleo 10,1% (era de 5,9% en diciembre de 2015). Obviamente, en este contexto, la lógica del emprendedorismo también se exacerbó.
Si bien las políticas estatales del nuevo gobierno difieren fuertemente de las emprendidas por los tres mandatos anteriores (gobiernos de Néstor Kicrhner y Cristina Fernández), conviene no reducir el análisis del neoliberalismo a una simple secuencia cronológica (1989/2003; 2016/2019), ya que es un fenómeno mucho más complejo y múltiple. Por otra parte, también bajo el nuevo modo de organizar el gobierno la “política social” tiene su lugar, en una lúcida lectura que los sectores dominantes han hecho sobre esa franja de población sobrante, y lo que ha sucedido en los albores de 2001 cuando no sólo el trabajo escaseó, sino también la comida.
Tal como señala Verónica Gago, en su libro La razón neoliberal. Economías barrocas y pragmática popular, es importante entender al neoliberalismo bajo su dinámica de doble procedimiento: desde arriba y desde abajo. Desde arriba, como modificación del régimen de acumulación global (fase del capitalismo y no simple “modelo” de gobierno implementando desde tal o cual Estado nacional); desde abajo, como modo de vida que se reorganiza bajo las nociones de libertad, cálculo y obediencia, es decir, como nueva afectividad/racionalidad. De allí que Gago hable de la persistencia del neoliberalismo aún en el ciclo de gobiernos progresistas y al interior de una pragmática vitalista presente en la economía popular que mixtura proyectos comunitarios y autogestivos con una racionalidad teñida por tecnologías, afectos y procedimientos que asume al cálculo como matriz subjetiva priomordial, dando paso a una suerte de autoempresarialidad de masas.
En esta tensión entre autoempresarialidad y autogestión; entre emprendedorismo y proyectos colectivos/comunitarios; entre autonomía y obediencia; entre desposesión y autoafirmación creativa es que hay que intentar leer las dinámicas de emergencia de un precariado en acción.

Nuevos desafío
Si bien las experiencias de los sectores precarizados se venían desarrollando desde años atrás –centralmente con la conformación de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular, fundada en 2011-- la movilización del 7 de agosto de 2016, desde San Cayetano a Plaza de Mayo, puso en el centro de la escena política nacional a los Descamisados del siglo XXI.
A diferencia de los agrupamientos que conformaron el amplio mosaico del denominado movimiento piquetero (actor central del “ciclo de luchas autónomas” que se abre con la Pueblada de Cutral Có, en 1996, y se cierra trágicamente con los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán en la Masacre de Avellaneda del 26 de junio de 2002), la del precariado tiene la característica de combinar una dinámica de tipo movimiento social con la lógica más clásica del mundo sindical.
Por otra parte, la CTEP, expresa un conglomerado muy diverso de grupos políticos a su interior, como lo son el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), dirigidos por Juan Grabois (joven referente social que promovió la organización de los cartoneros de la ciudad de Buenos Aires y se posicionó fuertemente en los medios masivos de comunicación, sobre todo a partir de su vínculo de amistad con el Cardenal Jorge Bergoglio devenido Papa Francisco desde 2013); el Movimiento Evita, conformado en los inicios del primer gobierno kirchnerista pero con militancias setentistas y de los años ochenta y noventa a su interior (oficialistas entre 2005 y 2015); el Movimiento Popular La Dignidad, una de las derivas del Movimiento Teresa Rodríguez, el primer “movimiento piquetero” organizado en los noventa y La Mesa Gremial 19 y 20 de Diciembre (conformada, entre otros, por la OLP y la Organización Social y Política Los Pibes, fundada en 2001 la primera, y a mediados de la década del 90 la segunda, ambas provenientes de una tradición del nacionalismo popular revolucionario).
Además de congregar esta diversidad de corrientes políticas a su interior, la CTEP impulsó la conformación de un bloque social incluso con otros sectores, en una coordinación conocida como “El Triunvirato”, que la CTEP integra junto a la Corriente Clasista y Combativa (CCC), impulsada por el maoísta Partido Comunista Revolucionario (PCR) y el Movimiento Barrios de Pie, dinamizado por Libres del Sur (ahora Somos, tras la ruptura encabezada por Vicky Donda del espacio fundado por Humberto Tumini); incluso la “unidad en la acción” que se supo establecer entre este tridente y otras organizaciones territoriales con perfiles más contestatarios, incluyó en estos años sectores como el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL), fundado por núcleos militantes de corte guevarista, el Frente Popular Darío Santillán (FPDS), inscripto entre las corrientes de la izquierda independiente e incluso, por momentos, la coordinación supo albergar a la corriente libertaria de la Federación de Organizaciones de Base (FOB).
Estos niveles de unidad resultan inéditos para la historia reciente de la Argentina. El único intento, efímero de coordinación general de las experiencias de lucha social se produjo en 2001, con la Asamblea Nacional Piquetera, pero rápidamente la experiencia caducó, dando paso a expresiones que en la lucha social expresaban de manera casi directa las diferencias políticas de las corrientes militantes que las impulsaban (CCC/FTV por un lado; Bloque Piquetero Nacional por otro y en MTR/Coordinadora Aníbal Verón como tercera vertiente, más allá de las expresiones puramente locales, como el MTD de Neuquén, la UTD de General Mosconi/Salta, etcétera). Ese proceso de unidad pese a las diferencias políticas y de coordinación para librar luchas sociales es uno de los rasgos distintivos de este nuevo fenómeno.
El Precariado en Acción, entonces, es un fenómeno que combina las características de emergencia de un nuevo sujeto (movimiento social), a la vez que recupera gran parte de la tradición sindical (movimiento obrero). En este sentido, cabe leer las consignas levantadas el 7 de agosto de 2016: “Paz, Pan y Trabajo” y “Tierra, Techo y Trabajo”. Las “Tres T”, levantada por este sector a partir de la reivindicación de las palabras pronunciadas por el Papa Francisco, confluyeron con la primera consigna, surgida al calor de la movilización anti-dictatorial protagonizada por la CGT en agosto de 1981.
Confluencia simbólica, que tuvo asimismo su correlato contemporáneo en los permanentes pronunciamientos de CTEP, quien públicamente anunció sus intenciones de crear un Sindicato Único de la Economía Popular que pudiera integrarse a la central sindical, iniciativa que no prosperó sobre todo por la reticencia de los dirigentes ceguetistas hacia el sector, más allá de numerosos pronunciamientos de algunos de sus referentes aludieron al “error” de la década del noventa, cuando el sindicalismo le dio las espaldas a los movimientos sociales emergentes.
Así y todo, esa búsqueda de unidad produjo como resultado la movilización masiva del sector del precariado a varios de los actos convocados por el sindicalismo, así como la convocatoria, por parte de la CGT, al gran acto frente al Congreso de la Nación de diciembre de 2016, a partir del cual el gobierno accedió a aprobar la ley que dio paso a una nueva conquista para el sector: el lanzamiento de Salario Social Complementario, ingreso mensual equivalente a la mitad de un Salario Mínimo Vital y Móvil para toda persona que cumpla los requisitos que la cataloguen como trabajador/a de la economía popular (no contar con un trabajo registrado; no poseer más de una vivienda o automóvil –modelo diez años más antiguo--; no ser monotributista –luego se abrió la figura del “monotributo social”, a partir del cual quienes trabajan en el sector pueden tramitar una obra social y realizar aportes jubilatorios--).
Este proceso de coordinación, confluencia y búsqueda de unidad abre dos debates fundamentales para la política argentina contemporánea: por un lado, acerca de la necesidad de hablar, hoy en día, de un Movimiento en donde ambas fracciones (asalariado y precariado) confluyan en tanto clase trabajadora; por otro lado, asumir el desafío de pensar en términos de dinámicas de complementariedad que den cuenta de las tradiciones sindicales (hablamos en plural, puesto que una cosa es reivindicar la figura de Agustín Tosco y otra muy distinta la de José Ignacio Rucci, por sintetizar una mirada histórica en dos figuras singulares) y las nuevas emergencias de movimientos sociales.
Desafíos para pensar más allá de las movilizaciones y las noticias de tránsito bajo las cuales, muchas veces, aparecen tematizadas estas realidades en los medios hegemónicos de comunicación.

martes, 6 de agosto de 2019

La experiencia de Ciudad Futura de Rosario en Profanas Palabras

 Entrevistas de Mariano Pacheco

Conversación con Jesica Pellegrini y Pedro “Pitu” Salinas, concejales de la ciudad, y Tomás Monteverde, del equipo de comunicación de la misma fuerza política.


Historia y recorrido, sus actividades actuales; sus referencias histórico-políticas nacionales e internacionales; el complejo vínculo entre partido y movimientos sociales, experiencias de base e instituciones del Estado. Ciudad futura es una experiencia un poco atípica: surgió en 2013, a partir de la confluencia de dos grupos con casi una década de existencia (Giros y Movimiento 26 de Junio), construyeron un “partido de movimientos” para intentar hacer un abordaje creativo entre lo político y lo social y se presentaron a elecciones, solos y en una sola ciudad, rescatando el concepto de autonomía y sin estructura nacional que los respaldara. Dieron un batacazo en 2015, obteniendo tres concejales. En 2019 hicieron una alianza con el Frente Social y Popular cuya cara mas visible es Carlos Del Frade y lograron mantener sus concejales pero además –a partir de dicha alianza-- hacerse de dos diputados provinciales.

PROFANAS PALABRAS. Pasado y Presente de la Argentina y El Mundo. 
El programa se emite, en vivo, todos los martes de 16 a 17 horas por Radio Eterogenia.

Mariano Pacheco (Conducción)
Pablo Cervigni (asistente multimedia)

viernes, 2 de agosto de 2019

SALIR DE LA MELANCOLÍA


Columna publicada en revista Zoom

Por Mariano Pacheco


La campaña de Fernández/Fernández ensaya una alquimia delicada: convertir recuerdos en esperanza. Los números de tres distritos claves que contradicen el relato de "paridad" que estimula el gobierno. Y los que disparan alarmas en el PJ-K.

Mejor que decir es hacer, mejor que prometer es realizar”, sostienen un viejo lema del peronismo, dicho hace décadas por su propio fundador. ¿Pero qué pasa cuando se es oposición y el campo del hacer –al menos en términos de gestión estatal-- está en manos de adversarios? Si no se hace ni se promete: ¿hay que subrayar lo que ya se hizo? Enorme encrucijada en la que se encuentra el peronismo, dado que sus adversarios hacen del “relato de la década ganada” uno de sus puntos fuertes para atacar al kirchnerismo colocándolo en el lugar de mero pasado.

La campaña electoral previa a estas elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) pusieron en escena, nuevamente, la destreza y la plasticidad con la que quienes gobiernan el país abordan los desafíos de la hora. En un contexto económico francamente adverso para el oficialismo, y con un clima político bastante hostil hacia su gestión, Cambiemos mostró que no está dispuesta a bajarse tan fácilmente de sus pretensiones de renovar mandato por cuatro años más. Y los comicios del 11 de agosto, si bien no definen ninguna candidatura, se mostrará como un momento fundamental en la disputa de cara a octubre.
Su gran capacidad para el manejo de redes sociales y una estrategia unificada que desde el inicio tuvo en claro hacia dónde y cómo apuntalar los cañones, dieron a Cambiemos una franca ventaja respecto del Frente de Todos, si bien los números le son adversos. Las apariciones espasmódicas de kirchneristas ultra-acostumbrados a otra dinámica política del país, dieron al macrismo la oportunidad, incluso, de sumar algunos puntos a favor, inesperados en el diseño de su estrategia.
Como contraparte, desde los adherentes al Frente de Todos –y sobre todo en el kirchnerismo-- pareció recaerse en cierto dejo de autoconfianza excesivo, que asumió que el anuncio de la Fórmula Fernández/Fernández, casi por su propio peso, ya se había definido la elección.
Obviamente, aunque trate de sustraerse todo el tiempo del flanco de esas críticas, resulta obvio que el oficialismo cuenta con toda la maquinaria de (des) información –estatal y privada-- para instalar temas, inflar números o desarrollar operaciones de prensa que luego resulta difícil contrarestar.
Las encuestas que circulan dan en la actualidad un empate técnico entre Axel Kicillof y María Eugenia Vidal en provincia de Buenos Aires y una diferencia de unos 5 puntos entre Mauricio Macri y Alberto Fernández, favorable para éste último, pero los números no son inamovibles y en los últimos sondeos, la imagen negativa de Alberto creció en un 10% durante el último mes, mientras que la de Mauricio sólo un 4%.
De todos modos, conviene no mantener una mirada ingenua al al respecto. Hace por lo menos un mes que los medios hegemónicos vienen construyendo un escenario en el que la imagen de Macri mejora día tras día. Sin embargo --tal como sostuvo recientemente el historiador platense Martín Obregón en su muro de Facebook-- “el crecimiento de la intención de voto de Macri a nivel nacional es doblemente sorprendente si se lo compara, siempre en el terreno de las encuestas, con lo que ocurre en algunos territorios considerados bastiones del oficialismo”. Los números que cita respecto de Córdoba, Mendoza y Mar del Plata –tres distritos electorales fundamentales para Cambiemos en 2015-- son más que claros. “En Córdoba, por ejemplo, sobre 1400 casos, una encuesta de CB Consultora realizada en la primera semana de julio le da a Macri una diferencia de 18 puntos porcentuales sobre Alberto Fernández (44% a 26%), muy lejos de los 34 puntos que le sacó a Scioli en las generales del 2015 (53% a 19%). En Mendoza, otra encuesta elaborada sobre 1200 casos y publicada hace un par de días por la consultora Reale – Dalla Torre sostiene que las fórmulas presidenciales encabezadas por Macri y Alberto Fernández están empatadas en torno a un 36%, cuando en el 2015 Macri había aventajado a Scioli por 10 puntos (41% a 31%). En Mar de Plata, por último, una de las grandes ciudades del interior provincial en manos de Cambiemos, una encuesta de CEPEI sobre 600 casos le otorga a la fórmula Fernández–Fernández un 41% de intención de voto contra 37% de la fórmula oficialista, cuando Macri había ganado allí en el 2015 por 8 puntos porcentuales (40% a 32%)”.
Como puede detectarse, en la era de la posverdad, la disputa por los sentidos cobra una dimensión impensada en otros contextos pretéritos.


Argumentos y eficacia
En la era de la relatocracia, según definió a la época Sol Montero, recientemente, en una nota publicada en la revista Crisis (“Futuros mínimos”), lo que se busca es narrar más de lo que se argumenta. De allí que primen las pequeñas historias singulares por sobre las grandes ideas colectivas. No es causal entonces, que en los spots de campaña, Macri haya hecho tanto hincapié en la cercanía, expresada tanto en las fotografías de los carteles como en los audios de los videos, donde “gente común” parece “ponerse al hombro” la campaña. Si bien el eje de la intervención audiovisual de Cambiemos está centrada en el “antirelato” (“esto no es relato, esto es real”), la secuencia audiovisual no deja de ser la de un relato que hace hincapié en no volver al pasado y en valorar los pasos de avance que se han producido en la actualidad: una red cloacal, un camino, por ejemplo (cosas concretas, diría David Viñas).
El peronismo/kirchnerismo, en cambio, se encontró en la encrucijada de, por un lado, no ensalzar el pasado, pero por otro lado, tampoco caer en la tan cuestionada “promesa de campaña”. Así, quedó en franca desventaja, en una actitud reactiva, en la que no pone el eje en los doce años de gobierno y las conquistas obtenidas en ese período y tampoco lo hace en declamar algo que puede hacerse a futuro. ¿Entonces? Entonces no le quedó otra que poner el foco en algo que desde el peronismo siempre se le criticó a las izquierdas: el denuncialismo. Los spots de campaña de la fórmula Fernández/Fernández ponen el foco en describir la calamitosa situación económica y social que atraviesan hoy la mayoría de las y los argentinos, para finalizar enunciando: “hay espezanza”. El problema es que de las imágenes y voces que aparecen en cada uno de ellos no se deriva ninguna imagen ni relato de esperanza, tan sólo su enunciación final, luego de un relato lacrimógeno que dan más ganas de colgar la toalla que de salir a pelear. Por otro lado –seguramente en búsqueda por ampliar la base electoral “corrida a la derecha”-- tampoco los spots dan cuenta de las mil y una iniciativas populares gestadas en estos cuatro años para sobrevivir al temporal. Obviamente, en términos de argumentos, la posición del Frente para Todos es –lejos-- imbatibles frente a Cambiemos, no sólo por lo que dicen los propios números de la gestión cambiemista, sino incluso por las posiciones claras y precisas esgrimidas por sus principales candidatos: Alberto ha demostrado en numerosas oportunidades destacarse por su capacidad de oratoria en estas semanas, y el “papelón” que le hizo pasar al aire, en vivo, al mandamás de la cordobesa Cadena 3, Mario Pereyra, es un ejemplo más que claro de esto, así como las recientes definiciones sostenidas por Kicillof y Magario en la entrevista publicada el domingo pasado por el diario Página/12.
Pero el neoliberalismo tiene, entre uno de sus engranajes fundamentales, la gran capacidad de ejercitar una anulación del largo plazo en la perspectiva de las personas, tanto para adelante como para atrás. Inmediatez e hipervaloración de lo efímero son dinámicas que pueden registrarse hoy en distintos ámbitos de la vida social: el pasaje del cine a las series; del uso de facebook a Instagram y twitter (con 2.000 y 140 caracteres como límite, respectivamente) y de los “posteos” a las “historias” (que duran 24 horas y luego se borran), por citar ejemplos masivos y cotidianos. Lo mismo podrá decirse de las noticias: se puede decir cualquier cosa con tal que surta efectos en el día, después… después se verá (a otra cosa mariposa, como dice el dicho popular).
Por eso el oficialismo apuesta a gestar la más amplia capacidad de adhesión posible, como lo demostró en estos días poniendo a circular el texto “¿Por qué votamos a Macri?” (25/07/2019), en el 143 integrantes del quehacer intelectual argentino advierten contra el retorno del kirchnerismo y apoyan la fórmula de Cambiemos, pero sobre todo, pone en la primera línea de fuego a personajes como Alejandro Rozitchner, o los propios funcionarios y candidatos, como María Eugenia Vidal, a decir cualquier barbaridad sin ruborizarse.
Las afirmaciones de Rozitchner, equiparando al kirchnerismo con el fascismo y haciendo analogías del tipo “ahora no se puede opinar a favor del gobierno” (lo que resulta una paradoja, porque no se entiende cual es la capacidad de represión de quien no detenta el aparato del Estado, único capaz de ejercer el uso legítimo de la fuerza, según la clásica fórmula liberal), “antes por pensar distinto te secuestraban y torturaban”, o las de la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, diciendo que los miles de aspirantes a los 50 puestos de trabajo en el Penal de Olmos de La Plata estaban allí porque buscaban estudiar.
Más allá de lo delirante que puedan parecer esas posiciones, convendría no olvidar que esas miles de personas de La Plata, junto con con los 9.000 jóvenes que se anotaron para cubrir las primeras 1.200 vacantes para el “Servicio Cívico Voluntario en Valores” de la Gendarmería Nacional, son personas de los sectores populares que encuentran allí una iniciativa concreta que los contienen (de nuevo cosas concretas frente a relatos).
En su clásico libro El arte de la guerra, el sabio oriental Sun Tzu decía que había que conocer al adversario tanto como uno se conoce a sí mismo. Y también, que había que saber aprovechar al máximo los defectos del adversario en beneficio propio. Algo de eso supo intuir, estudiar y llevar adelante Perón, cuando hacía hincapié en desarrollar una estrategia integral que contemplara innumerables tácticas. Y que supiera golpear al enemigo donde duele y cuando duele. Cambiemos no parece haber sacado bandera blanca. Y de hacerlo –siguiendo con Perón-- conviene que cuando en enemigo comienza a replegarse lo menos que hay que hacer es relajarse.
La confianza en la creatividad popular resulta fundamental. La intervención de carteles de Cambiemos, luego difundida en redes sociales no alcanza, es cierto, pero no deja de ser un modo interesante, fácil y activo de intervenir en la necesaria batalla por el sentido común que habrá que librar de acá a octubre, con todos los frentes, con todas las herramientas.


jueves, 1 de agosto de 2019

Santiago Maldonado y nosotres


A dos años de su desaparición seguida de muerte
Por Mariano Pacheco


El nombre de Santiago Maldonado ha aparecido mucho entre nosotros durante los dos últimos años. Lo hemos invocado en reuniones, en las calles, en los lugares de trabajo y de estudio; ha circlado en las radios, la televisión y en distintos escritos publicados en papel y en la red.
Por supuesto, hay otros nombres, a veces menos recordados, como el de Rafael Nahuel, y algunos que aparecen otras veces englobados bajo consignas más genéricas, como #NiUnaMenos. Pero el de Maldonado logra sintetizar en una singularidad un clamor popular que es colectivo y va más allá incluso de la lucha en la que se encontraba inserto.
Santiago puso el cuerpo junto a la comunidad mapuche de Pu Lof, no sólo se solidarizó con ellos: se puso en su lugar. Sintió el lugar del otro transformado en Otro absoluto por el poder que domina las instituciones del país, y se expande horizontalmente con sus ideas y valores por el cuerpo social. Y eso no es un dato menor, sobre todo en tiempos neoliberales, donde prima la mirada autocentrada del individuo, o a lo sumo, el ejercicio de una solidaridad que implica una externalidad con las causas defendidas. Santiago Maldonado, por el contrario, supo ponerse en el lugar del otro de cuerpo entero, para que sentimiento, pensamiento y acción pusieran en jaque aquello que hicieron, aquello que están haciendo de nosotros.
La operación macrista fue absolutamente clara en un doble sentido: por un lado, se buscó reducir la experiencia activa de lucha de las comunidades mapuches a una organización caracterizada como violenta, terrorista, en medio de un contexto signado por la ejecución de la Ley antiterrorista aprobada durante la anterior gestión de gobierno. Por otro lado, se intentó propiciar la teoría del buen salvaje: el resto de los mapuches (es decir, aquellos que no participan activamente de una lucha) son mansos, propensos al diálogo y el acuerdo con las fuerzas estatales argentinas. Allí Estado, Iglesia y empresas hegemónicas de comunicación (la santísima trinidad) coincidieron en pleno.
Hoy en Buenos Aires se marcha por Santiago Maldonado. Su familia, y amplias franjas de la soceidad, siguen reclamando Justicia. En la Patagonia, las comunidades mapuches siguen resistiendo.