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viernes, 27 de septiembre de 2019

La Gendarmería del discurso


A propósito de las reacciones antes los dichos de Juan Grabois y Horacio González

Por Mariano Pacheco*


A comienzos de septiembre el dirigente de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), Juan Grabois, manifestó la necesidad de que se desarrolle en el país una reforma agraria; y se desató el escándalo. Esta semana el diario La Nación levantó unos dichos sobre los años setenta, que Horacio González manifestó de una entrevista realizada por la Agencia Paco Urondo, y otra vez se desató el escándalo. ¿Qué puede y no decirse en la Argentina actual? ¿Qué pasa con los “sentidos de la oportunidad” para expresar ideas críticas al estado actual de la situación que vive el país. Revista Zoom retoma estas declaraciones y las figuras de este intelectual y este dirigente social para ampliar el debate en danza en estos días en los medios de comunicación. Las voces de los ensayistas Diego Sztulwark y María Pía López, desde Buenos Aires; del filósofo Diego Tatián, desde Córdoba y del periodista y dirigente político Carlos Del Frade, desde la provincia de Santa Fe.

¿Una policía de la lengua?
Diego Sztulwark es ensayista y coordinador de grupos de estudio sobre filosofía. Es autor de Vida de Perro. Balance político de un país intenso, del 55 a macri, en conversación con Horacio Verbitski (Siglo XXI editora) y actualmente Caja negra editorial tiene en imprenta su libro Ofensiva sensible. Neoliberalismo, populismo y el reverso de lo político. Integró la Cátedra Abierta Che Guevara en los años noventa, el Colectivo Situaciones en las álgidas coyunturas anteriores y posteriores a 2001, participó de la fundación de la editorial Tinta limón y actualmente forma parte del colectivo editorial de Lobo suelto, el blog que recientemente publicó una editorial colectiva en la que dicen admirar la maestría de Horacio González. “Mientras la más rancia derecha -aquella herida por la contundencia de la votación del 11 de agosto- dispara contra las ideas de este viejo profesor, llamamos la atención sobre lo que muchos llaman ´el campo propio´, personas de todas las edades que temen que se digan verdades en tiempos de campaña electoral, sin advertir que silenciar estas ideas es condenarse a un futuro miserable. Una miserabilidad cultivada en el campo propio”, expresan. A propósito de esta publicación, consultamos a Sztulwark sobre el tema. En simultáneo, publicaba reflexiones al respecto en redes sociales virtuales, así que al conversar nos convidó a retomar su palabra escrita, que reproducimos en parte a continuación, no sin antes agregar que comparte con González esa “simpatía metodológica” respecto de las “rebeldías del pasado”, ya que entiende que allí están las claves para comprender el período político que se avecina en la Argentina.
¿Cómo funciona este tipo de canallada mediática?”, se pregunta Sztulwark, a propósito de la “operación de prensa” montada contra el ex director de la Biblioteca Nacional y miembro del espacio de intelectuales kirchneristas Carta Abierta. Y se responde: “Simple: todo lo que se piensa públicamente, desde Facebook a los medios alternativos, es patrullado día y noche por la gendarmería de la lengua, que se ocupa de controlar los acuerdos dentro del mundo de los discursos”. Y acontinuación agrega: “se trata de un ´consenso´ que filtra lo que se puede decir y lo que no. Hay un poder que prescribe aquello que es adecuado o admisible, y aquello que es objeto de sanción”. Para finalizar sus reflexiones, Sztulwark agrega que en su habitual “patrullaje”, la “gendarmería mediática” encuentra a un pensador (y aclara que para él, es uno de los más importantes profesores de nuestro país) y enciende las alarmas. Ante eso –argumenta-- se encienden dos tipos de reacciones: el escándalo y la sanción (o bien el silencio en el campo propio), lo que considera dos modos de adecuarse al consenso de los discursos. “Sin advertir quién y para qué se imponen los límites de lo decible –remata--; sin intuir siquiera que lo que se está haciendo es limitar toda creatividad, porosidad y capacidad de novedad del proceso político en curso”.
Pensar con osadía
María Pía López fue directora del Museo del Libro y de la Lengua durante la “gestión González” de la Biblioteca Nacional. Es autora de numerosos libros, entre los que se destacan Mutantes. Trazos sobre los cuerpos (editorial Colihue) y su reciente Apuntes para las militancias. Feminismos: promesas y combates, publicado en la colección “Plan de operaciones” de la editorial independiente platense Eme.
Consultada por este cronistas sobre el tema en cuestión, Pía López argumenta:
La coyuntura que se abrirá el 27 de octubre, en función de los resultados de las PASO del 11 de agosto, seguramente tendrá que ver con hacer eje en un tipo de gobernabilidad centrada en las dificultades, en la urgencia, en la cuestión de lidiar con la escacez y con las deudas que contrajo el país, los datos durísimos de desempleo y hambre que ya llevaron a decretar la emergencia alimentaria, que son las situaciones con las que se va a en contra el gobierno de Fernández/Fernández cuando asuma. Pero al mismo tiempo, por las mismas complejidades y dificultades que presenta ese escenario, tendríamos a favor, de todos modos, la posibilidad de mantener una apertura hacia la imaginación política. Lo peor que podemos hacer en ese escenario es pensar que hay que cerrarse cobre algún tipo de conservadurismo, porque eso nos llevaría a una pura administración de la escasez. Por el contrario, desde los movimientos sociales –y hablo en particular de los feminismos-- se fue enunciando en estos años una profusa imaginación política, en el sentido de producir otras imágenes de la sociedad, formas cooperativas y solidarias, modos no individuales de resolver los problemas de cada quien; es decir, que se pudo abordar las necesidades desde su causa social y con iniciativas colectivas que van desde comedores y merenderos hasta grupos de socorro a personas en situaciones de violencia o de acompañamiento de abortos. Por eso creo que es desde ahí, desde esas tramas, que se puede configurar una alternativa muy poderosa contra la idea de individuo-liberal-meritocrático. Desde esas prácticas, y desde la teoría crítica, es posible evitar el encierro de pensar que el próximo gobierno tiene que resolver las situaciones desde escasos recursos y nada más. Porque eso sería negar que el mundo popular, las experiencias plebeyas no tienen otras posibilidades que ofrecer. Entonces: cuando Grabois dice ´reforma agraria´, o cuando una joven sueca denuncia que el mundo se está hundiendo por la lógica de acumulación capitalista o González plantea una discusión al interior de la historiografía, lo que están haciendo es abrir preguntas que no entran en ese corset en el que se nos quiere encerrar. Y digo nos quieren incluyendo ahí, también, al futuro gobierno, a quienes militamos en su apoyo y a las experiencias populares en su conjunto. ¿Cual es el argumento? Que esas palabras no fueron oportunas. Yo creo, la verdad, que tenemos que poder discutir muy ampliamente e inteligencia para poder reconstruir los hilos conceptuales y narrativos de lo que se produce en la vida social para confrontar lo que se viene. Es esta coyuntura, la más compleja y más exigente en la que estuvimos embarcados, la que requiere pensar con osadía, y con mucha decisión de no dejar de lado la pregunta por la emancipación, para que Alberto Fernández no termine siendo construido como el candidato de las derechas sino en el nuestro, y que eso nos permita sostener el horizonte abierto”.


No dejar morir el anhelo de justicia
Diego Tatián fue decano de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba, pero prefiere presentarse como ensayista y profesor de filosofía. Es un estudioso y difusor de la obra de Baruch Spinoza. Este año la editorial Tinta limón le publicó un libro titulado Spinoza disidente, y en la actualidad se encuentra esperando que la editorial Cuarenta ríos saque de imprenta su próximo título: Lo que no cae. Bitácora de la resistencia. En diálogo con este cronista, arriesga que “un pensamiento de Horacio González referido a la historia y la cultura es capaz de conmover y poner a discutir a la Argentina”. Y agrega: “No cualquiera puede hacerlo”. Y enseguida reflexiona:
Algún curioso de la historia (echemos mano a un giro borgiano: pongamos la ciudad de Buenos Aires, pongamos el año 2057) va a recorrer los diarios de años tenebrosos como estos últimos cuatro y la de este no menos oscuro y abrupto final de ciclo, y encontrará, divertido, que uno de los más altos exponentes del pensamiento libre y de la tradición intelectual argentina fue burdamente atacado por una canalla mediática con la más ensañada vulgaridad, y se tropezará con oscuros nombres que duermen en las amarillas páginas de viejos diarios, reducidos apenas a eso: los que atacaron al escritor cuyos libros, en 2057 y después -como lo son ahora pero seguramente más-, serán objeto de trabajo de muchísimos estudiosos y de agradecidos lectores futuros. En tanto, la gran entrevista de que publicó la Agencia Paco Urondo, establece una plataforma de discusiones imprescindibles para el tiempo por venir. Pero es necesario saber leer, y leerla. Contra la violencia y el saqueo que el macrismo extiende en todas direcciones, Horacio González dice -en la frase del escándalo, pero también en la entrevista completa y en todo lo que escribe- algo simple: es necesario no dejar morir el anhelo de justicia, e insta a quienes trabajan con las palabras a encontrar las que estén a la altura de ese anhelo”.

Reactualizar un sueño colectivo inconcluso
Carlos Del Frade es actualmente diputado provincial por el Frente Social y Popular de Santa Fe, una experiencia electoral provincial que reúne a las organizaciones Patria Grande, el Partido de los Trabajadores y del Pueblo (PTP), Unidad Popular y la Liga de los Pueblos Libres. Este año se presentó a las elecciones locales en una alianza junto a Ciudad Futura, obteniendo tres concejales en Rosario y dos bancas en la legislatura provincial. Del Frade es además un reconocido periodista y ha sido una figura de unidad de militancias diversas.
Consultado por este cronista sobre el tema en debate, Del Frade reflexiona:
Tomando conocimiento de lo que significa la profunda, extraordinaria, dura y difícil historia argentina, con sus pesadillas impuestas por minorías desde hace tanto tiempo y el sueño colectivo inconcluso de ver en el trono de la vida cotidiana la noble igualdad, no creo que hayan sido impertinentes las declaraciones de este mes, tanto de Juan Grabois sobre la reforma agraria como de Horacio González sobre la valoración positiva de quienes en los años setenta integraron las guerrillas, incluso dispuestos a dar la propia vida en beneficio construir posibilidades de igualdad sobre las grandes mayorías. Siempre dije que la de los setenta fue una década de amor, que es el insumo básico de cualquier revolución, y que por eso el sistema tuvo un miedo tal que lo llevó a gestar el terrorismo de Estado; es decir, que fue ese terror que sintieron ante un proceso revolucionario encabezado por jóvenes trabajadores y estudiantes que mostraba la posibilidad real de socializarlo todo en la Argentina, entre otras cosas, la propiedad de la tierra (lo que aparece como discusión de fondo en el tema de la reforma agraria), lo que llevó a la despiadada represión. Pero lo que quisiera destacar ahora, es que ambas discusiones (la planteada por Gabois, y la esbozada por González), son fundamentales en la Argentina contemporánea, y de cara a un futuro en donde la justicia tendrá que formar parte de las necesidades sociales. De allí mi reivindicación profunda de ambas intervenciones, audaces, valientes: porque no se puede soslayar la necesidad de volver a discutir la historia profunda del país y quienes han sido siempre los que han ganado, para abordar los imprescindibles debates que la época reclama”.

*Nota publicada en Revista Zoom

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