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lunes, 7 de junio de 2021

Los trabajos y los días de este noble y canalla oficio del periodismo.



Feliz día para todas y todos los "colegas" que traten de desarrollar este oficio con la mayor nobleza posible. Así que desde ya, nada de feliz día para todes, porque como toda práctica social, también el periodismo está atravesado por la lucha de clases.

Mi primer acercamiento al oficio --y oficio además de una bella palabra me parece el concepto fundamental para pensar nuestra práctica-- fue en la adolescencia, a través del programa"La era de la boludez", que tenía Fernan Gonzalez en FM Compartiendo de Quilmes (la radio del cura Luis Farinello) y que luego bautizamos con el nombre de la Patria rockera, del que también fueron parte otrxs compañeros de ruta, como Willy y La Colo (Nicolas Garcia y Angeles Traverso). Tanbien con ellxs hicimos la revista-fanzine "Grito de estidiantes", de la agrupación 11 de Julio (a la que pronto se sumaron, entre otrxs, Darío Santillan). Eso fue en la segunda mitad de la década del 90.

Durante "los años kirchneristas", si bien me dediqué a estudiar unos años Filosofia, y Letras, encontré en el periodismo mi oficio.

No cursé estudios en ninguna institución, pero los años dedicados a elaborar mis libros "De Cutral Co a Puente Pueyerredon" y "Montoneros silvestres" me enseñaron mucho: entrevistas; fichajes de documentos; horas y horas revisando diarios en la biblioteca del Congreso y otros sitios rústicos como el sótano de Diario El Sol contribuyeron en ese sentido.

Pero nada hubiese hecho sin las charlas fundamentales con tipos como Claudio Mardones (el periodista más apasionado que he conocido en mi vida), quien me regaló el grabador Sony para casete que aún conservo y me orientó en todos mis proyectos de entonces (¡sí jóvenes, hace pocos años aún se usaba grabador casete e incluso, muchos deseábamos notas en cuadernos para luego conseguir una compu prestada y pasarlos a word!). Tampoco sin los Talleres HLE, junto a Laura Giussani Constenla ý Hernán López Echagüe (¡viejo lobo que vaya sabe de este oficio!).

También en esos primeros años de la "década larga" fui columnista en la Radio de las Madres, gracias a la generosidad de Leandro Albani e hice mis primeras armas en el oficio, otra vez, de la mano de la militancia: participé del portal Prensa de a Frente, con el gran Lucho Soria, Carina Lopez Monja y Pablo Fierro, con quien compartimos muchas andanzas por años. Luego, recuerdo el día en que en mi casa de Valentin Alsina fundamos Marcha.

En el mismo sentido, ya siendo obrero en el subte y participando del nuevo sindicato, tuve el honor de ser parte del lanzamiento de Acoplando, la revista de cultura de los Metrodelegados.

En 2013 cumplí uno de mis sueños y entré a trabajar en un diario (la edición Córdoba de El Argentino): redacción 5 días a la semana (hermosa patrulla perdida en el océano del cordobecismo). Aquella experiencia me llevó unnbrce tiempo a ser parte de la comisión directiva del CISPREN, el sindicato de prensa de la provincia. Pero duró poco la cosa: los ánimos políticos en la Argentina se caldearon y antes de que se hundiera el barco Don "Patroncito" Spolky cerró sus valijas llenas de dinero y se mandó a mudar.



El macrismo me encontró volviendo al ruedo como columnista en la revista zoom. También iniciando un programa radial, La luna con gatillo , que pronto devino proyecto colectivo de periodismo cultural, con portal, edición de libros de poesía, trabajo gráfico en redes social y también audiovisual. No me despedí de Córdoba sin volver a hacer otro programa de radio, también en Eterogénea como el anterior: Profanas palabras. Pasado y presente de la Argentina y el mundo. Allí habitaban el espacio tipos geniales como Omar Hefling. Trinchera sostenida con generosidad por Guillermo Guerra.

En todos esos años sumé colaboraciones a emprendimientos de periodismo militante como la Agencia Paco Urondo y revista Sudestada, y poco a poco, me fui sumando al proyecto de Resumen Latinoamericano, del que participé unos cuantos años, haciendo incluso algunas colaboraciones internacionales como la cobertura del 1° de mayo de 2019 en La Habana, Cuba.

De regreso a Buenos Aires, sin horizonte de trabajo en el oficio, me pude dar el gusto de todos modos de empezar este año un programa (La parte maldita) en Radio Grafica FM 89.3, donde puedo respirar otra vez el amor y el compromiso con el oficio.

En todos estos años supe hacerle caso a Mardones, y a Echague, y andar siempre con una "libretita inmunda" y cuadernos a mano. Así se acumularon pilas de anotaciones que comparten estante junto con mis libros.

Siempre, en este camino, fueron fundamentales las lecturas y las figuras de Roberto Arlt, y de Rodolfo Walsh, sin duda personaJesús de la historia nacional sin los cuales hoy sería muy difícil pensar en hacer periodismo con dignidad.

"Esta edición del Caso Satanowsky va dirigida,pues, en primer término, a los compañeros que desde las comisiones internas, las Agrupaciones de Base y en particular el Bloque Peronista de Prensa, combaten diariamente a la raza de los envenenados de conciencia: nuestros patrones", escribió en 1973 un lúcido Walsh.

A quienes siguen ese legado, entonces, mis saludos. Y el convite a que sigamos combatiendo para el periodismo no sea la farsa que en general viene siendo en estos años (salvo poca y honrosas excepciones).

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