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martes, 6 de mayo de 2025

Reseña de Lanzallamas. Milei y el fascismo psicotizante, de Rocco Carbone

 El antiigualitariasmo del fascismo psicotizante


Por Mariano Pacheco, para Perfil cultura

 

Retomando el nombre de la tercera novela del escritor argentino Roberto Arlt, el filósofo italiano (radicado en nuestro país), Rocco Carbone, analiza la figura y la propuesta política de Javier Milei en su vínculo con aquellas perspectivas de las derechas que puede ser nombrada como “fascismo”.

De allí que caracterice a la gestión de La Libertad Avanza como “gobierno desnudo del capital”, y que subraye la importancia de nombrarlo como fascismo. “Nombrar el fascismo responde menos a una angustia historiográfica que a una estrategia para la emancipación”, escribe, a la vez que insiste en subrayar el carácter antiemancipatorio de del “fascismo psicotizante”, que tiende a afectar el contacto del sujeto social con la realidad política.

Si bien el autor diferencia los fenómenos contemporáneos de los “históricos” (el “fascismo arqueológico”), enumera una serie de características que podrían ser tenidas en cuenta para ambos: el anti-igualitariasmo como modalidad de un tipo de pensamiento y acción que se sostiene en un poder y una ideología de la barbarie (proyecto reaccionario al que, en la actualidad, hay que sumarle el “individualismo emprendedor” y la “lengua cementificada” de las redes sociales).

El negacionismo, la operación de troll en la red, la banalización de la complejidad, el empirismo amorfo, la confusión y la intriga, el ataque al pensamiento coherente y sistemático, el odio, la violencia y el revanchismo, la ambivalencia y la contradicción, la lengua economicista que deviene furia contra las mujeres, las disidencias sexuales y la clase trabajadora, la apelación a juicios inapelables que evitan la confrontación, la fascinación por la técnica comunicativa, la campaña permanente por tornar tolerable lo intolerable (vaciándonos de nuestra condición humana), son algunos de los rasgos distintivos de una accionar que permea la vida cotidiana, buscado reducir los modos de ser a uno solo, mientras desde las altas esferas de la institucionalidad se busca criminalizar al Estado para descriminalizar un tipo de propuesta que tiene en un poder criminal su retaguardia.

Para Carbone, el poder fascista articula un desorden de pensamientos y sentimientos que derivan en estados mentales alterados y una disonancia cognitiva que surge de la oscuridad del pensamiento dualista. De allí que la “colonización psíquica”, por parte de los aparatos de dominación, apunten de manera directa a las dimensiones reflexivas y cognitivas de las personas, en función de llevar adelante un plan de “tierra arrasada” que cueste revertir, en caso de que las propuestas populares puedan salir de esta situación grave que, de todos modos, el autor considera puede agravarse si su plan de “ajuste” se complemente con una intensificación de la represión que anule y niegue la otredad, es decir, que derive en un “baño de sangre” (como efectivamente supo hacer el fascismo histórico), en este doble movimiento que realizan estas derechas contemporáneas, de escenificación dentro de la democracia, al mismo tiempo que se sitúan por fuera de ella, buscando poner en crisis al parlamento.


Género: Ensayo

Editorial: Debate ($17.000)

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