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viernes, 30 de octubre de 2015

Córdoba marcha para decir Basta de Estado Policial

Tras la represión del día lunes


Por Mariano Pacheco
(Nota publicada el jueves 29/10 
en el Portal de Noticias Marcha)



En medio de una semana en la cual el país entero discute sobre el resultado electoral del pasado domingo y el ballotage del próximo 22 de noviembre, en Córdoba la temática del par seguridad-inseguridad estuvo en la cima de los temas provinciales, debido a la tensa y confusa situación que se vivió durante la semana, que involucró el asesinato de dos jóvenes (presuntos delincuentes) por parte de dos viciles; una pueblada desatada en la zona de Barranco Yaco-Bajo Pueyrredón, que fue brutalmente reprimida por la policía; el crimen de un empresario; el pedido de mayor seguridad por parte de taxistas y vecinos de algunos barrios, y la movilización para repudiar el accionar de la policía por parte de vecinos de otros barrios y movimientos sociales/organizaciones de Derechos Humanos. Como si fuera poco, armas de la institución que se habían perdido en mayo fueron encontradas, también durante esta semana, y dos personas murieron baleadas en dos confusos episodios. Por supuesto, la legitimidad de Julio César Suárez como Jefe de la Policía de la Provincia fue puesta en cuestión, nadie sabe bien desde dónde al principio, pero lo cierto es que el rumor de su renuncia comenzó a expandirse por las redes sociales virtuales y algunos medios de comunicación. La gestión provincial salió a respaldar al Comisario General, una vez más, y el rumor quedó solo en eso. Aunque se sabe: el rumor es un arma poderosa. Tan poderosa, que incluso algunos historiadores le atribuyeron un rol central en las jornadas del 17 de octubre de 1945.

Contra el “Estado Policial”


Una nutrida columna de manifestantes, pertenecientes a distintas organizaciones sociales, políticas y de Derechos Humanos, partió ayer –pasadas las 19 horas—del cruce de Colón y General Paz. Ya durante la primera cuadra de caminata, en medio de una tensión que podía respirarse en el ambiente, un joven que pasó corriendo junto a la columna, munido con un palo entre sus manos, comenzó a golpear la camioneta que trasladaba el sonido para el acto. Corrido por los manifestantes, el episodio –calificado como “una provocación” por quienes encabezaban la columna- los efectivos policiales que se encontraban “custodiando” la protesta amagaron a reprimir, pero la calma trasmitida por los referentes de la columna permitió descomprimir la tensión y continuar la marcha, que se dirigió hacia la Casa de Gobierno, para repudiar allí la represión policial desatada el lunes pasado en barrio Bajo Pueyrredón  y el intento de allanamiento, sin orden judicial, de la Biblioteca Popular Bella Vista. También para denunciar el “Estado Policial” que, según argumentaron los manifestantes, se vive en la provincia. Encabezados por una única bandera blanca que llevó inscripta en aerosol negro las frases “Las armas de los de arriba siguen apuntando a los de abajo. Basta de terrorismo de Estado. Justicia para los pibes. Ni un pibes menos”, marcharon los familiares de Nicolás Nadal y otras víctimas de casos de gatillo fácil, junto a una batucada, seguidos de otros colectivos como la Biblioteca de Bella Vista, la Federación de Organizaciones de Base (FOB), el Encuentro Organizaciones, el Frente Organizado Contra el Código de Faltas (FOCCOF), la COB La Brecha, la Coordinadora Antirepresiva y los partidos que integran el Frete de Izquierda y de los Trabajadores (FIT), entre otros, quienes destacaron la necesidad de la unidad de las organizaciones populares para enfrentar las políticas represivas del Estado.

Lunes áspero
El día después de las elecciones nacionales, el día en que se cumplieron dos años de la muerte del joven Jorge Reyna en una comisaría de Capilla del Monte (“suicidado” según la fuerza, asesinado en la versión de los familiares y amigos), Raúl Alejandro Sánchez fue asesinado en un confuso episodio. Según trascendidos, el joven intentó robar una casa en el barrio Bajo Pueyrredón, pero el hecho fue impedido por vecinos del lugar, quienes lo habrían apuñalado. La causa, que instruye el fiscal Carlos Matheu, se encuentra bajo secreto de sumario, pero según hicieron saber organizaciones sociales que mantienen un trabajo territorial en la zona, la casa de la supuesta víctima del asalto padeció un intento de incendio, hecho por el cual comenzaron enfrentamientos, primero entre vecinos, y luego, entre vecinos y la policía, que acudió al lugar y comenzó a reprimir violentamente. En el transcurso de la represión, la división Seom del Eter procedió a reprimir en moto y encapuchados, disparando contra las viviendas.
Desde la Federación de Organizaciones de Base (FOB), emitieron un comunicado que denuncia que el vecino asaltado habría entregado a la policía al presunto ladrón (herido por la puñalada, pero con vida), hecho por el cual resulta llamativo que Sánchez apareciera horas más tarde muerto a dos cuadras del lugar, “desfigurado y sin un ojo”. Recién al día siguiente la policía logró controlar la situación y habilitar nuevamente la Ruta 19, que permaneció cortada de modo preventivo, ante posibles nuevos episodios de violencia, según declaró a la prensa el comisario mayor Sergio Gómez, director de la División de Seguridad Capital.
También el lunes, efectivos policiales se presentaron en la Biblioteca Popular Bella Vista, esgrimiendo que allí se encontraban dos jóvenes que habían protagonizado el robo de un celular, aunque la damnificada no los identificó. De allí que integrantes de la Fundación Pedro Milesi y de la Biblioteca, denunciaran el accionar policial, que ante la negativa de los educadores populares presentes en el lugar de entregar a los muchachos, acudieron con refuerzos e intentaron ingresar al edificio, sin orden de allanamiento. Ante la inmediata presencia de abogados de derechos humanos e integrantes de organizaciones sociales, los uniformados se retiraron del lugar.

Para muestra, un botón
En medio de una semana en la que muchos sectores políticos manifiestan su preocupación por el “giro a la derecha” que puede vivenciarse en el país si el actual jefe de gobierno porteño es el próximo presidente, en Córdoba la derecha peronista en el poder desde hace una década y media se debate entre apoyar a Mauricio Macri o Daniel Scioli (el actual gobernador José Manuel De la Sota es parte del equipo de campaña de Sergio Massa y el gobernador electo, Juan Schiaretti, ya evidenció señales de acuerdo con el Frente para la Victoria), pero no en poner en cuestión un modelo de gobierno que tiene en el “Estado Policial” su columna vertebral. Modelo que expresó lo que puede en las vinculaciones entre la policía, el narcotráfico y poder político, y la “autonomía relativa” que puede tomar una fuerza armada de unos 24.000 hombres. Para muestra, un caso: la “rebelión policial” de diciembre de 2013, que no solo puso en crisis la situación provincial, sino que abrió las puertas a una dinámica que tomó un sorprendente “efecto contagio” en otras provincias, como Buenos Aires, donde el gobernador Sciloli también encontró la salida “premiando” a los insubordinados uniformados.



Córdoba: La Gorra Literaria

Cultura y movimientos sociales


Por Mariano Pacheco
(Nota publicada el martes 27/10 
en el Portal de Noticias Mrcha)



Con el Taller “Habitar la sociedad de control: Territorio, Tiempo, Miedo y Utopía” (que continuará los martes 27 de octubre, 10 y 17 de noviembre), coordinado por Sergio Fernando Job (abogado, docente e investigador de las universidades Nacional y Católica de Córdoba y militante del Encuentro de Organizaciones), comenzó el martes pasado el mes de actividades culturales que, por segundo año consecutivo, se realizan en Córdoba bajo el nombre de “La Gorra Literaria”, un ciclo de talleres, charlas y eventos que le sumó a “Alto Embrollo” el aporte de escritores, periodistas, poetas y comunicadores que buscan inscribir la “batalla cultural” en el marco de la pelea más amplia que vienen librando los movimientos sociales. La semana continuó con la participación de Camila Sosa Villada, el jueves. La actriz, dramaturga y directora de teatro (autora del libro “La Novia de Sandro”) realizó una serie de lecturas de textos inéditos.
“Alto Embrollo” surgió en 2011, en el marco de la organización de la 5ª Marcha de la Gorra, que llevó como slogan “Nos detienen por la cultura”. “Fue una forma de dar visibilidad a las producciones culturales que surgen desde los barrios, como los talleres de poesía o comunicación, el hip hop, los grafittis”, cuenta Lucrecia Cuello, referente del Colectivo de Jóvenes por Nuestros Derechos, en diálogo con este cronista.
La Marcha de la Gorra se realiza en la capital provincial cada noviembre, desde 2007. La primera edición se llevó adelante bajo la consigna “¿Por qué tu gorra sí, la mía no?”. De allí en más, cada noviembre, un amplio espectro de la población cordobesa salió a las calles para exigir cada año la derogación del Código de Faltas y el cese de la violencia institucional. La segunda marcha, en 2008, se convocó bajo la consigna: “Una oreja para los chicos”. La de 2013 fue “Los jóvenes al centro”. La cuarta, en 2009: “Contra el Código de Faltas. ¿Y los Derechos que nos faltan?”. Al año siguiente el lema fue: “Tu código trata de desaparecer nuestra alegría callejera”. Para la 7° Marcha de la Gorra, en 2013, el slogan fue “Tu seguridad nos limita, nuestra Resistencia es infinita” y el año pasado: “Más vale gorras embrollando, que la Policía matando”.
En el marco de esta segunda edición de La Gorra Literaria, el Colectivo Manifiesto mantendrá durante lo que resta de octubre y hasta el 20 de noviembre, una muestra fotográfica en la Librería Punto de Encuentro. También se presentará en el Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación (Cispren), “¿Quién lleva la gorra? Violencia, nuevos barrios, pibes silvestres”, el libro elaborado por el Colectivo Juguetes Perdidos publicado por la editorial Tinta Limón, y el periodista Carlos Aznárez presentará el Periódico Resumen Latinoamericano (que dirige) y la experiencia de la Agencia de Noticias Clandestina (ANCLA), dirigida por Rodolfo Walsh (de la que formó parte), entre otras actividades.

Actividades de esta semana*
(en la Editorial y Librería Punto de Encuentro: Independencia 620).

LUNES 26, 17 horas
Taller: “La Comunicación como trinchera en los procesos organizativos”, a cargo del grupo de Comunicación Rebelde del Encuentro de Organizaciones, quien compartirán experiencias y herramientas comunicacionales desde abajo.
MARTES 27, 20 horas
Taller: “Habitar la sociedad de control: Territorio, Tiempo, Miedo y Utopía”, 2º encuentro, coordinado por Sergio Job.
MIERCOLES 28, 19 horas:
"Canas peinando". Charla sobre chistes de policías. A cargo del periodista y humorista Emanuel Rodríguez.
JUEVES 29, 19 horas
“Devenir imperceptible... al Código de Faltas”, Taller de Periodismo, Filosofía y Literatura, coordinado por  el periodista y ensayista Mariano Pacheco, coordinador del taller “Los devenires de Deleuze y Guattari” en la Librería Punto de Encuentro.
SÁBADO 31, 18.30 horas
“La libertad es un derecho”, obra de teatro del grupo peruano “Aroma de octubre”, quienes visitan Córdoba para contar la historia de los presos políticos de su país.

VIERNES 30, 19 horas en el Cispren (Obispo Trejo 365)
Taller de Comunicación junto al equipo de Mucho Palo Noticias”, especialmente pensado para quienes se quieran sumar a la “Cobertura Colaborativa” de la 9° Marcha de la Gorra.

*Para más información sobre el resto de actividades de las semanas siguientes, se puede consultar el evento de facebook “La Gorra Literaria 2015” en el Alto Embrollo.


jueves, 29 de octubre de 2015

Estrategia jurídico política previa a la 9ª Marcha de la Gorra

CÓRDOBA: esta mañana en Tribunales II


Con una movilización de movimientos sociales
fue presentado el Primer Habeas Corpus Preventivo

Hoy por la mañana, encabezados por los carreros y recicladores de la Cooperativa La Esperanza, organizaciones de Derechos Humanos y movimientos sociales se movilizaron hasta la puerta de Tribunales II, para acompañar a los abogados Sergio Fernando Job y Martín Rodríguez, quienes presentaron un Habeas Corpus Preventivo Colectivo, para interpelar al Poder Judicial respecto de las políticas de seguridad del gobierno provincia y reclamar por la protección de las libertades y derechos de los trabajadores informales y precarizados. La acción se realizó en el marco de las actividades previas a la 9ª Marcha de la Gorra, que se realizará en la capital provincial el próximo 20 de noviembre.


Es la primera de una serie de cuatro presentaciones que están plateados como parte de una estrategia judicial colectiva entre elaborada entre los carreros, el Colectivo de Jóvenes por Nuestros Derechos, el Grupo de Jóvenes del barrio Los Cortaderos (donde fue asesinado Fernando “Guere” Pellico, en un caso de “gatillo fácil”), la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR-Córdoba), el Centro de Comunicación Popular y Asesoramiento Legal (Cecopal), y las Asociaciones Civiles Servicio en Promoción Humana (Serviproh), La Minga y el Servicio Habitacional de Acción Social (Sehas).


“En las discusiones con legisladores, enmarcadas en el tratamiento de reforma del Código de Faltas (con quienes apoyan el actual Código y por lo tanto las modificaciones que acrecientan su carácter represivo y punitivo) nos advertían que las organizaciones denunciábamos la inconstitucionalidad del Código pero no se registraban presentaciones en el Poder Judicial que den cuenta de este reclamo”, explicaron los organizadores de la movilización, quienes aclararon que estas acciones no implican dejar de denunciar al Poder ejecutivo, que es quien “diseña cómo discriminarnos”, y el Legislativo, “que nos criminaliza sancionando leyes” y la Policía, que “nos ejecuta por querer ser libres”.


lunes, 26 de octubre de 2015

A dos años de la muerte de Jorge Reyna

Entrevista con Olga Tallapietra, la mamá de Jorge Reyna
“A Jorgito lo mataron porque se quiso
salir de toda esa mierda de la policía”

Por Mariano Pacheco, desde capilla del Monte 
(@PachecoenMarcha)




En el día después de las elecciones nacionales, mientras los medios hegemónicos de comunicación concentran la mirada en un solo y único tema, Olga Tallapietra se predispone a marchar para exigir justicia por su hijo, Jorge Reyna, un adolescente de 17 años que apreció muerto en la comisaría de Capilla del Monte, el 6 de octubre de 2013. La Justicia caratuló la causa como “muerte dudosa”. La versión de la policía habla de un suicidio. Para sus familiares y amigos fue un asesinato perpetrado por la propia institución. La historia del hecho trágico que provocó dos puebladas contra la policía, en la “turística y tranquila” localidad cordobesa.




En el día del segundo aniversario de la muerte de su hijo, horas antes de que se realice en Capilla del Monte la movilización convocada por los “Amigos y Familiares de Jorge Reyna”, Olga –su mamá—se toma un rato para salir de su trabajo en un colegio, y a orillas del Río San Esteban, sentada sobre unos bancos de cemento del balneario del lugar, conversa con este medio. Cuenta que muy cerca de allí vive con su marido, Jorge, un albañil con el que está en pareja hace 21 años. También que cuando sucedió la muerte de su hijo estaban separados, pero que la tragedia los unió. Cuando este cronista le pregunta por sus hijos dice cinco, sin vacilar, aunque segundos después comenta con la voz quebrada: “¿Jorgito también cuenta, no? Y repasa los nombres y edades de los otros cuatro: Emilia, de 21; Celene, de 16; Alexis, de 13 y Adriel, de 13. Y con una sonrisa agrega que ya es abuela.
Olga no solo tuvo que ver morir a su hijo adolescente. También vio en el velatorio ingresar agentes de civil; en las primeras actividades hombres que les sacaban fotos; la indiferencia del Estado ante lo que le había pasado (nunca, nadie, ningún funcionario local se acercó a conversar con ella o ver si necesitaba algo); que le taparan el mural que un grupo de muchachos y de chicas habían realizado con el rostro de Jorge en una de las paredes contiguas a la “Canchita de El Tala” y después, finalmente, soportar que los agentes se le rieran en la cara cuando la cruzaban por la calle. Cuenta que la semana pasada, la policía tuvo “la caradurez” de ir hasta su casa, eso sí, y preguntarle si harían algo para el aniversario y ofrecerse para “custodiarla”. Por eso ella dice que a los policías del destacamento de la comuna “los evita”, y “la evitan”, ellos, también, a ella. “Quiero que sepan que no les tenemos miedo, y que yo a mis hijos los cuido, de ellos, que son unos asesinos”.
La abogada a cargo de la causa es del lugar, pero no siempre está en Capilla del Monte, porque viaja con frecuencia por cuestiones laborales. Este cronista intentó conversar con ella pero no la encontró. Tampoco en su teléfono celular. Olga, de todos modos, da su versión de los hechos:
“El médico que acudió a socorrer a Jorge, un tal Moise que llegó del asilo de al lado, donde las enfermeras cuentan que escucharon gritos, me dijo que mi hijo no tenía ninguna marca en el cuello, y que no estaba colgado sino desnudo, boca abajo tirado en el suelo. Después supimos que Jorgito no fue trasladado en una ambulancia de la Policía Judicial sino que… lo detuvieron a las seis de la mañana, pero su abuelo contó luego que desayunó y estuvo con él hasta las diez. Son muchas cosas que no encajan”.

¿Custodios de la ley?
Hay momentos en la vida de una persona en que todo puede transformarse en un infierno. Verse sumergida en un círculo infernal del cual es muy difícil escapar, huir, trazar recorridos alternativos. Olga denuncia en la conversación algo que entre los lugareños es un secreto a voces: que la Policía obliga a los jóvenes a robar para ellos, y que cuando se quieren salir, se les torna muy difícil. “Con mi hijo se les fue la mano. Jorgito tuvo un antes y después de su paso por el Complejo Esperanza. En esos meses previos a que lo mataran estaba viviendo en la casa de una pareja en Capilla. Con el hombre aprendía mecánica, trabajaba en su taller, se hacía de su propio dinero. Y con la mujer aprendía jardinería. Estaba muy contento”. Con estas palabras, y repasando anécdotas que le contaron de su hijo cuando estuvo en el Instituto para menores, Olga desmiente la versión del suicidio. “En el Complejo Esperanza pasó tres meses sin que nadie de la familia podamos visitarlo. No podíamos. Yo tenía que trabajar y no teníamos un mango. Ahí él salvó a otro joven que se quiso suicidar. Si no se mató en ese momento por qué iba a hacerlo cuando todo le estaba saliendo mejor”, agrega, no sin aclarar que su hijo quería denunciar las maniobras ilegales de la policía. Y remata: “es importante que los chicos sepan que no están solos, que si tienen que salir a denunciar algo lo hagan, porque mi hijo no lo hizo y mirá como terminó”.



Un recuerdo
“A Jorgito le gustaban mucho los animales”, cuenta Olga. Y dice que eso era lo mejor de él. Comenta que de niño le gustaba mucho pintar dinosaurios. Y que cuando iba al río regresaba siempre con una iguana o con un pato y sus patitos que lo seguía, que nadie se explicaba como hacía pero que lo seguían. También que los vecinos lo recuerdan mucho. “Yo me di cuenta cuando lo mataron, toda la gente que se acercó, los chicos que se movilizaron. Fue muy fuerte que te toque de cerca, vivir uno eso que se veía en la tele: la policía que mata a los pibes, es horrible, pero la gente está. En Capilla del Monte Jorgito era muy querido, por gente grande, pero sobre todo por los jóvenes”, agrega Olga y cuenta que el día anterior unos vecinos le recordaban cuando Jorge salía de niño a pasear a su cabra en bicicleta. Hace una pausa, sonríe y agrega: “me quedo con esa imagen. Con ese recuerdo lindo”.





martes, 20 de octubre de 2015

Córdoba: LA GORRA LITERARIA-

#Altoembrollo: empieza hoy el Ciclo Literario, LIBRE y GRATUITO, previo de la Marcha de la Gorra-

PRIMERA SEMANA:



MARTES 20. 20 horas
Taller: "Habitar la sociedad de control: Territorio, Tiempo, Miedo y Utopía"
Este taller de 4 encuentros continuará los días MARTES 27 de Octubre, 10 y 17 de Noviembre
A cargo del Sergio Fernando Job, abogado (UNC) y profesor, Doctor en Ciencias Políticas y Diplomado en Seguridad Ciudadana.
JUEVES 22. 20 horas
"Memorias del parque" con Camila Sosa Villada
Nos encontramos a escuchar la lectura de textos inéditos de una de las artistas más talentosas de Córdoba, autora del libro "La Novia de Sandro".
Para quienes no la conocen, se las presentamos:https://www.youtube.com/watch?v=KQDRKphX23M
VIERNES 23. 19 horas
Taller: "Devenir imperceptible... al Código de Faltas"
Este taller consta de un sólo encuentro con el periodista y escritor Mariano Pacheco, autor de "Dario Santillan, el militante que puso el cuerpo" y "Kamtchatka" entre otros libros.
Coordinador el taller sobre Deleuze y Guattari de los martes en la Editorial y Librería Punto de Encuentro.


lunes, 19 de octubre de 2015

Hablar de Eva

Poema de Vicente Zito Lema   


Desde dónde hablar de Eva? ¿Desde un sueño en el principio de nuestra juventud, ella con su pelo en el aire sobre la cresta de las nubes, sosteniendo una espada gigantesca y sin dejar de sonreír, o sea con toda la gracia, embiste ella que no es más que una frágil muchacha de pechos diminutos, embiste y embiste contra ese buitre de penacho negro, hábil para el desguace, terco y paciente, que al fin hunde su pico de navaja entre sus ojos y ella cae, y todo se llena de sangre, y el aire bulle, el aire ya no es aire, pesa, y el buitre levanta vuelo y sube a la montaña y desde allí vigila a los que avanzan penosamente por el camino?¿Desde sus sueños de infancia pobre, en Los Toldos, tapada su cabeza con una frazada para escapar de la mirada fija de ese padre que recién conocerá en un cajón de muerto; desde su cuerpo tapado con papeles que no engañan al frío mientras escucha el tropel de potros y tiembla ante los alaridos de la indiada que nacen desde abajo de la tierra como nacen una y otra vez los huesos de los vencidos?
¿Desde la mansa Junín, cuando ella se sentaba a contemplar las danzas del cielo y recitaba sonetos de amor y hacía con sus manos sombras chinas y todas las ceremonias del teatro, hasta el día que llegó un cantor de tangos que la sedujo con su voz de hombre triste, con la promesa de esa llave que le abrirá las puertas de la ciudad lejana, donde los folletines de radio se cumplen siempre con final feliz?
¿Desde su desamparo vulgar de muchacha provinciana en la Buenos Aires de las seis terminales de trenes a vapor y de las grandes marquesinas tan próximas y tan lejanas por donde bajan las estrellas de las broadcasting con sombreros de plumas y zorros plateados sobre los hombros ligeramente perfumados, rumbo a ese palacio de músicas y bailes donde ella no va, porque todavía la cenicienta del cuento no ha encontrado al hombre poderoso que la besa y redime de la bastardía y de cada hora de hambre y de cada caricia que no fue legítima, porque sólo los ángeles tienen el derecho de acostarse a nuestro lado desnudos y sin amor?
¿Desde el amor, desde qué amor; el amor que gratifica y repara a la hora de los lobos cuando suena el teléfono y una voz extraña nos dice que nuestra madre ha muerto; el amor que se frustra y engendra el odio, ese pájaro perverso que se mete en el alma y la transforma en cueva; el amor que se sabe frágil y se pretende eterno; el amor en donde se confunden para la suprema edificación del hombre, las obsesivas ideas de salvación y perdición del espíritu; el amor que se evade de sí y busca su recinto allí donde están los otros hombres con sus historias pequeñas y diarias, únicas; el amor que destruye al mundo del no amor para crear en el amor el único cielo que está en la tierra; o acaso ella quiso ser algo más que la plena luz del amor?
¿Desde dónde hablar con Eva, o Eva Duarte, o Eva de Perón, su negrita –¡que se casen, que se casen!, les gritaron sin camisa, frente a la casa, o sea sus hermanos que pedían para ella un final con Libreta del Civil y fiesta–, o Evita la de todos, que es decir la que fue y puso el cuerpo para que muchos años después, años que acaso no alcancen a ver nuestros ojos, cuando tanta obstinación se cruce de una vez y para siempre con la historia, alguien con aire doctoral pueda decir: en los antecedentes de nuestra revolución hay una mujer, y muestre su retrato, y otra generación se enamore como nos enamoramos nosotros cuando éramos jóvenes y la muerte tocaba su tambor en la casa de enfrente?
¿Desde la actriz en giras dudosas por teatros dudosos y hoteles también dudosos; la de Betty, Peggy, Mary, July, dulces y adoradas rubias de New York, estrellita Eva sin mayor estrella?
¿Desde el terremoto de San Juan, cuando entre lutos y beneficios por los que lo perdieron todo se cruza con el Coronel y comienza la leyenda de dos, como un canto de muchos que se bifurca hacia el infinito?
¿Desde un Octubre 17, y ella que sale y ella que no sale, ella heroína o temerosa soñadora; ella que va en busca de los que hacen la historia o los que hacen la historia cruzan los ríos, cruzan los puentes, y la hacen a ella, quieren tener algo dulce y bello para luchar con más ganas, o para morir con menos miedo, igual que un corazón en el medio del tiempo?
¿Desde todo lo que quitó con odio cantando como una niña: el que le quita a un ladrón tiene cien años de perdón; desde lo que dio con amor, o sea desde ella y por ella, porque de ella eran el hambre de muchos que mitigó, las heridas que cerró, las humillaciones que lavó, las bocas enfermas que besó; esa boca crispada que lanza las señales a la multitud, esa boca convertida en llamarada que anuncia: vendrán por la revancha, vendrán otra vez para humillarnos, vendrán por la noche con sus cuchillos del degüello, y quién será vigía cuando no esté yo?
¿Desde su rostro de bella porcelana de Limoges, sus aires de señora, su peinado de rizos, sus vestidos largos de Jaumandreu y ese rubí y esa perla y todos los juegos de cortesana y todas las mascaras del ceremonial que probó y dejó, porque no eran de ella, sino que pasaban por ella purificados como en un capítulo más de la gran novela, porque quienes en verdad estaban allí eran miles de muchachas de barrios y provincias con sus boquitas rojas y felices, al menos por unas horas, y salvadas, al menos por unas horas, de la fealdad y la pena; porque donde ella estaba era en la fuente, lavándose los pies con un gran movimiento sensible por medio del cual los pies lastimados de los otros llegan a ser sus pies de bailarina que corre por las calles y danza entre nubes como si fuera la aurora?
¿Desde el poder que tuvo en sus manos y dejó escapar como lluvia entre los dedos y no como oro que no se repite, porque el poder que llevó al país por donde el país anda tiene dioses, a los que ella no adoró, y tiene reglas para subvertirlo de cuajo que ella no cumplió, son reglas duras las de la revolución, y no se olviden que ella era una muchacha romántica movida como todos saben por el amor, o por el odio, que también se sabe vive bajo el mismo lecho y usa la misma sábana?
¿Desde dónde hablar de ella ahora que como nunca hace falta; ahora que el cansancio y la desesperanza nos amenazan, nos invaden; ahora que la otra cara de su belleza es la fealdad de esos hombres que saltan del folletín y buscan instalarse en el poder con sus muecas y sus risas y sus manos que no olvidan de apretar la soga que nos anuda la garganta?
¿Desde la conciencia de clase que tuvo y los enemigos de clase que se ganó, porque se cosecha lo que se siembra y ella ¡vaya que sembró!, a manos llenas sembró?
¿Desde las milicias obreras que deseó hasta poner el deseo en la punta de sus dedos, que nadie antes que ella tuvo tan claro en este siglo, en estas tierras perdidas del sur, de qué manera se ganaba o se perdía la partida?
¿Desde la justicia como el esplendor de un delirio que la quemó en la hoguera?
¿Desde el hierro de su mano con que marcó la frente del traidor?
¿Desde la mujer que votó; desde la mujer que puso su pie en la política para poner sentimientos donde sólo había impiedad y negocios; desde la mujer que se quedó en la Plaza de las grandes fiestas y allí enterró a sus muertos y allí tuvo sus hijos que ahora busca los jueves en la misma Plaza, de espaldas al río, a despecho de olvidos y perdones?
¿Desde su enfermedad, pobrecito su cuerpo; ella sin otro hijo que el cáncer en las entrañas; ella de 33 y ya santa; ella orada, ella con flores, ella pedida como se pide que venga la luz después de la tormenta que parece eterna y aterra?
¿Desde su renunciamiento, o sea la caída de un proyecto, o sea la derrota de ese gran salto hacia adelante que pudo ser y no fue, porque sólo fue el comienzo de la gran marea que levantó los cuerpos por las alturas y los estrelló contra las piedras y los convirtió en nada de vida, apenas jirones de rostros y de hombres que el viento trae y lleva, ni siquiera hojas para la tierra, tumbas como cántaros para recoger las lagrimas?
¿O debemos hablar desde su muerte en días en que se juzga a los dueños de la muerte? ¿O desde su vida, ella saqueada hasta en sus últimas palabras pero viva?
Viva y erguida con su dedo acusador dividiendo las aguas. Anunciando en nuestro silencio herido sin ángeles ni profetas que la muchacha del gran amor volverá blandiendo su espada y será millones.


sábado, 17 de octubre de 2015

Un carnaval siniestro (ante un nuevo aniversario del 17 de octubre)


No es poco lo que la literatura tiene para contribuir al análisis de la realidad histórica, al proceso político, económico, social y cultural que se abre con el 17 de octubre de 1945. 

                                                                                                                      Por Mariano Pacheco


Sobre todo la literatura de tinte antiperonista, que alumbra con mayor precisión aún que la peronista cómo comenzó a ser tramitado ese trauma por las clases dominantes, y también, cómo fracturó las miradas que, de allí en más, tuvieron las izquierdas sobre el fenómeno a partir del cual la clase obrera estructuró sus combates, sus obediencias y subordinaciones, sus anhelos y desdichas. Desde entonces, y hasta 1975, el peronismo pasó a ser el hecho maldito del país burgués, y también, el hecho maldito de la cultura nacional.


Las invasiones bárbaras
Las patas trabajadoras en las fuentes de la plaza. Los corpiños y bombachas de las obreras como banderas. La destrucción de símbolos del poder. La presencia de las alpargatas proletarias en  la letrada y culta ciudad de Buenos Aires. Narraciones en torno a la irrupción de las masas plebeyas. Primero fue el verbo. Es decir, la acción y el relato.
Octubre 17, 1945. La fecha fundacional, se sabe. Más allá del desempeño de Juan Domingo Perón al frente de la Secretaría de Trabajo y Previsión, durante el período previo a 1945, es bien sabido que el acontecimiento fundante del peronismo como movimiento social y político fue el 17 de octubre. Y si bien el peronismo llegó al gobierno por el voto popular, luego de triunfar en las elecciones del 24 de febrero de 1946 (Juan Domingo Perón-Juan Hortensio Quijano obtienen 1.478.500 votos, contra 1.212.300 de la fórmula José Pascual Tamborini-Enrique Mosca, de la Unión Democrática), y tras su primer mandato continuó al frente de la conducción del país por una nueva revalidación del voto popular (en las elecciones del 11 de noviembre de 1951 la fórmula Perón-Quijano conquista 4.744.803 votos, contra 2.416.712 de Ricardo Balbín-Arturo Frondizi), desde sus primeros pasos el peronismo eludió situarse en el lugar de un partido político más, y se auto-asignó el rol de movimiento que implementaba una causa: la Revolución Nacional. Seguramente una de las paradojas sea que quienes lo derrocaron, también se autoadjudicaron el concepto de Revolución (La Libertadora), así como la siguiente dictadura (La Revolución Argentina). Situación que no impidió que, tanto las izquierdas como el denominado peronismo de izquierda, rescataran luego –para sí–, también, el mismo concepto.
Como sea, el hecho es que, como momento fundacional, el 17 de octubre de 1945 no fue un episodio más de la política nacional. Fue un verdadero acontecimiento político, en el sentido contemporáneo  del concepto. Es decir, en tanto suceso inesperado, planteó una novedad en la situación, una ruptura, un quiebre con el orden de cosas existente que abrió (forzó) la situación a posibilidades antes insospechadas, permitiendo la invención de un nuevo presente. Es que, tal como señaló Ezequiel Adamovsky en su reciente Historia de las clases populares en argentina, desde ese día, los invisibilizados, silenciados y reprimidos por las clases dominantes, tuvieron un gesto político que sentaría las bases de la década siguiente: ocuparían la Plaza de Mayo y la zona céntrica de la letrada y culta ciudad de Buenos Aires, sin pedir permiso a nadie. En su mayoría jóvenes y mujeres (un 60% del total de los movilizados), los trabajadores que marcharon aquel día erigieron una auténtica “revolución de jóvenes”, al decir de Arturo Jauretche.
Irreverencia de clase expresada en el sumergimiento de las patas de los obreros en las fuentes, o en la exhibición –por parte de las obreras– de sus prendas íntimas como banderas. Irreverencia simbólica, por otra parte, acompañada de otra más contundente, por ser material y simbólica al mismo tiempo: me refiero a los ataques a distintos lugares típicos, expresión de la opresión y la explotación, como lo eran el Jockey Club, el Banco comercial, o los diarios La Prensa y El Día de La Plata. En este sentido, más que día de la lealtad, el 17 de octubre debería ser recordado como el día del legítimo ejercicio de la violencia popular.
Los bárbaros invadieron el reducto de la democracia para exquisitos, distorsionaron todas las relaciones sociales –escribió John William Cooke en “Situación nacional y acción revolucionaria de las masas” – y, para colmo, se mofaron de las estatuas y cenotafios con que la oligarquía le gusta perpetuarse en el bronce y el mármol.
Esa irreverencia, ese algo insospechado por todos, sin embargo, se venía amasando en las profundidades de la argentina. Detenido bajo custodia desde el día 12 por orden del presidente Edelmiro Farrell, sin saber muy bien que hacer más que imaginando una nueva vida en el sur del país, junto a la bella y joven Eva Duarte, Perón –que ya había renunciado a todos los cargos que ocupaba en el gobierno– parece liquidado políticamente por esos días. Los sindicatos han convocado a una huelga para el 18, aunque sin movilización. El panorama se presenta poco alentador para el coronel Perón. ¿Qué pasó entonces? Explicaciones hay y hubo muchas. Y la bibliografía es extensísima.
Una explicación posible es que, el rumor, se apoderó de las entrañas de los humillados y ofendidos de siempre, y que su poder perturbador fue tan fuerte que ya nada pudo pararlo. Al menos así lo explica Omar Acha, en su breve pero no menos potente trabajo titulado, precisamente, “El rumor de la plebe”. Acha subraya que el rumor es el mayor medio de comunicación de los pobres. Una suerte de tecnología de los analfabetos. Compone la comunicación democrática por excelencia –afirma–, porque el rumor es igualitario y plebeyo
Fue ese carácter plebeyo de las masas obreras movilizadas, precisamente, el que logró captar la mirada lúcida de Raúl Scalabrini Ortiz, quien en la crónica periodística publicada al día siguiente de los acontecimientos en el diario Crítica apuntó aquella famosa frase: “Era el subsuelo de la patria sublevado”, sentenció el autor de Política británica en el Río de la Plata. Sublevación que fue expresada con claridad en la direccionalidad de ese ejercicio de violencia que apuntó a la destrucción de imágenes representativas del poder, y que al decir de Elías Canetti, equivalen a la destrucción de las jerarquías impuestas, que ya no son admitidas. Destrucción de jerarquías. Irreverencia de clase. Irrupción de la multitud. Eran las masas de humillados y ofendidos emergiendo de las profundidades, desplazándose por los pasadizos intransitables de la historia.

El Gran Profanador
El primer peronismo, como supo destacar Ricardo Piglia, fue contado por la literatura argentina bajo el modo de la paranoia y la burla. Y sus dos exponentes más emblemáticos fueron Julio Cortázar y Jorge Luis Borges.
Como una mueca socarrona o una ironía cruel, una vez en el poder, el peronismo dispuso el traslado de Borges de su puesto como bibliotecario de un típico barrio porteño, a supervisor de pollos y gallinas. Sin caer en una mirada psicologista, no podemos dejar de llamar la atención sobre este laberíntico recorrido, que como puede suponerse no arribó a buen puerto. Como sea, el hecho es que Borges nunca se privó de tocar ningún objeto venerable de las culturas populares, como supo remarcar Horacio González (“Borges y el peronismo”). Sobre todo las del peronismo, “frente a las cuales hizo el papel de gran profanador”.
Nombrado director de la Biblioteca Nacional por el gobierno dictatorial de la Revolución Libertadora, Borges es recordado hoy, sin embargo, más por su labor literaria – esa supuesta “abstracción universal”–, que por sus posiciones políticas, abiertamente reaccionarias y claramente antiperonistas. Sin embargo, algunos de sus vastísimos textos supieron dar cuenta del peronismo como pocos, y hoy son piezas fundamentales para quien quiera entender el fenómeno, o al menos, quien desee adentrarse en la mirada que los escritores y otros sectores antiperonistas tenían de él.
Alguna vez escuché decir al escritor y crítico Aníbal Jarkowski que, desde un punto de vista político, la lectura que Borges hacía del peronismo parecía no tener ningún tipo de mérito, pero que al ser la lectura del escritor con mayor proyección estética sobre el movimiento político con mayor proyección social, la cosa cobraba otro relieve.
Veamos entonces que plantea Borges en algunos de sus textos, como “Poema conjetural”, “La fiesta del monstruo” y “El simulacro”.
La mirada de Borges en 1943 (“Poema conjetural” se publica originalmente el 4 de julio de ese año en el diario La Nación) es terriblemente anticipatoria de las interpretaciones que tendrá años más tarde, cuando el peronismo sea un fenómeno ampliamente instalado en la política nacional. En el poema, tomando la voz del derrotado Francisco Laprida, Borges sostiene que “la victoria es de los otros”. Esto es central, porque en el texto son “los bárbaros, los gauchos” quienes vencen, no a otros parias como ellos, sino a quienes han estudiado “las leyes y los cánones”. Lo que prima aquí, y es de vital importancia, es la mirada antiprogresista que Borges tiene de la historia. Porque la derrota de Laprida no quedó allí, en el pasado, sino que persiste, como aquel trauma que retorna bajo el modo de un síntoma. Dicho de otro modo: Borges construye en “Poema conjetural” una mirada en la cual esas lanzas y esos cuchillos de los sanguinarios carniceros, son enterrados en las gargantas del culto enemigo, en ese momento, pero no sólo en ese: con tal acto cierran  el círculo del destino sudamericano, que no es más que el incesante triunfo de la barbarie sobre la civilización. Gran tema, por otra parte, de “La fiesta del monstruo”.

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Relato escrito por Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares en 1947, bajo el pseudónimo jocoso de H. Bustos Domecq, “La fiesta del monstruo” fue publicado por la revista Marcha en Uruguay, recién tras la caída del peronismo, en septiembre de 1955. Resulta paradójico que la mirada borgeana haya calificado al peronismo de una manera tan categórica y temprana, y que no haya vuelto a revisar esa perspectiva. El texto está escrito desde un desprecio enorme hacia los otros que, en este caso, se transforman, son transformados, en el Otro absoluto.
En el relato, que pretende ser la descripción de un 17 de octubre por la boca de un grasa, “lo importante es la fiesta, el tumulto, el judío muerto a pedradas, los bajos instintos, la grosería”, según remarcó tempranamente Ismael Viñas, en el artículo (“De las obras y los hombres. La fiesta del monstruo”), que publicó en 1956 en el N° 7-8 de la revista Contorno (dedicado al peronismo), bajo el pseudónimo de V. Sanroman. El narrador es un militante peronista, quien le cuenta a su novia, Nelly, los avatares de una jornada en la que irán a la plaza a escuchar el discurso del Monstruo, es decir, de Perón. En el camino se cruzan con un judío de anteojos –que camina distraído, con un libro entre sus manos– y lo matan.
Desde el título, hasta el epígrafe de La refalosa, de Hilario Ascasubi (“Aquí empieza su aflición”), pasando por la primera oración del relato (-Te prevengo, Nelly…), Borges y Bioy dan cuenta de su posición estético-política: quien contará la historia, en primera persona, es un cabecita negra, seguidor del Gran Monstruo Nacional. Recordemos que en el poema de Ascasubi aparece esta dicotomía incruenta entre una víctima, el unitario, y sus verdugos, los mazorqueros. Los salvajes –quienes no van a parar de acusar de salvaje al hombre culto, siempre desde la mirada del autor– van a divertirse y reírse ante las torturas –entre ellas la refalosa– que le infringen a su enemigo, con el único objetivo de domesticarlo, y hacerlo gritar “Viva la Federación”. Algo similar sucede en el relato de Borges-Bioy, cuando los seguidores del monstruo intentan hacer algo similar con el judío. No en vano, en su clásico libro El género gauchesco. Un tratado sobre la patria, Josefina Ludmer se refiere a “La Refalosa” como la primera fiesta del monstruo, en la cual “se deja leer la construcción de una lengua asesina y brutal”. Una construcción que divide las voces entre baja, salvaje, o bárbara, y otra civilizada, introduciendo una diferencia jerárquica en la lengua del desafío, que baja una orilla y pasa de lo animal directamente al cuerpo del enemigo”. Esto es así, en gran medida, porque “el desafío y el mundo animal se implican mutuamente en el género”. Así, los bárbaros y salvajes federales no sólo degüellan animales, sino que son unos animales que degüellan y sacrifican hombres como si fueran animales, tal como sugiere Esteban Echeverría en “El matadero”. De este modo, la escritura –“las bellas letras”–, la palabra autorizada del escritor, aporta a la animalización del Otro iletrado, transformándolo en un monstruo, en alguien que –a decir de Michel Foucault– no es ni siquiera un animal, sino que es casi animal y casi hombre. “El relato arma su escena textual y representa la escena política con un monologismo total, autoritario y represivo”, supo escribir alguna vez María Teresa Gramulglio, destacando que la voz del narrador se presenta como un Absoluto.
De todos modos, cabe destacar que, con la cita de Ascasubi, el cuento va a salirse de la tradición gauchesca: quien habla puede ser considerado un descendiente de los sanguinarios federales, pero no así quienes escriben, letrados señores de la culta capital europea del continente. Es que la identificación del peronismo con el federalismo les impide inscribir sus plumas en ese legado. De allí también la asociación del título, en donde las palabras “fiesta” y “monstruo” aparecen juntas, remitiendo de manera casi directa a la barbarie.
Como puede verse, este relato está construido como una reescritura de los argumento de “El matadero”, de Esteban Echeverría, pero según el tono excesivo de “La refalosa”. El cuento trata de cómo lo monstruoso, lo animal, lo anormal, se desplaza desde la periferia (las orillas) hacia el centro (la ciudad). Es que el peronismo –según reflexionó la socióloga Maristella Svampa en su libro Civilización y barbarie. El dilema argentino– “evocaba en su barbarie imágenes que mostraban la monstruosidad del fenómeno”. Imágenes que no hacían más que confirmar “el temor de los sectores conservadores”, que no tuvieron mejor idea que “demonizar” a sus adversarios, colocarlos no solo en un sitio de inferioridad sino además en el lugar del Mal.
Un poco en la línea de la Breve historia de la Argentina, de José Luis Romero, Bustos Domeq presenta esta jornada del 17 de octubre como un “espectáculo inusitado”, emblema de la mansedumbre de las masas ante el llamado demagógico de su líder. Escribe Romero: Esta característica prevaleció durante todo el gobierno, apoyado, además, en una constante apelación a la adhesión directa de las masas que, concentradas en la Plaza de Mayo, respondían afirmativamente una vez por año a la pregunta  de si el pueblo estaba conforme con el gobierno. Entusiastas y clamorosas respondían al llamado del jefe y ofrecían su manso apoyo sin que las tentara la independencia.
En este sentido el cuento es claro: desde el primer párrafo (“pesceuzo corto y panza hipopótama”) el personaje va padeciendo un proceso de animalización y una creciente pérdida de su subjetividad, junto a los otros (¿hombres?). Los peronistas, de un modo muy divertido, son presentados por los autores como unos feos, sucios y malos que no asisten por voluntad propia a un determinado lugar, sino que son “recolectados” –como la basura–, y en el camino –como seres peligrosos que son– roban y prenden fuego lo que tienen a mano, sin ningún tipo de explicación lógica-racional.
Situados como violentos y fuera de la ley, estos muchachotes se reconocen entre sí como por instinto. Son, juntos, no una suma de individuos –como le gustaba a Borges– sino una masa uniforme; una patota que canta la marchita hasta más no poder; una barra que se ríe, hace chistes y se reparte “amistosos rodillazos”. Tan iguales son presentados los personajes, que son como hermanos gemelos: “todos del sur, idénticos”. De allí que surja la pregunta retórica: “¿Quién, tan lejos del pago, iba a apartarse del grupo?”.  
Por esa heteronomía, también, es que el “camión de la juventud” era “un solo grito” y los personajes –tanto femeninos como masculinos–, aparecen como seres sin ningún tipo de autonomía: por el narrador nos enteramos que los tuvieron hora y media bajo el sol y que les impusieron poner en cada pared el nombre del monstruo. Tan animalizados, estos personajes, que son presentados como objetos manipulados por cosas (“me portarían en mi condición de fardo”; “a cada revólver le tocaba uno de nosotros”).
En fin, quienes asisten a “la fiesta” (que no es de ellos, sino de Él), son unas bestias que ni siquiera saben hablar bien. De allí que aparezcan lunfardismos y términos populares (Nicolás Avellaneda, en una lectura que ha hecho de este cuento, ha destacado a propósito de este tema que al menos 15 de los 20 apellidos mencionados son italianos). Este procedimiento –el de poner al “tano” en el lugar del “provinciano”– busca provocar una identificación con el lector culto, ese que cuenta con la capacidad de hacer las equivalencias, y reírse.
Con esta escenificación negativa de la nueva realidad del populacho en Argentina, los autores no sólo se ríen de las formas de hablar de las masas populares, sino también de sus costumbres, y hasta de los lugares en que habitan. Ellos, que viven en “casas cuchas” y duerman en “camas-jaulas”, son tan sucios que “chorrean grasa como queso mascarpone”, “sudan como sardinas” y se lavan “con el trapo de la cocina”. Y –a diferencia del unitario protagonista de “El matadero”, de Echeverría– aquí son ellos –la barbarie quienes van desde la periferia al centro, invadiendo el culto y letrado territorio porteño. Por último, como para no dejar ningún detalle afuera, la propia gastronomía define el perfil de los personajes, quienes comen “arrolladitos de salame”, “sangüiches de chorizo”, “milanesa fría” y, como frutilla del postre, toman “botellas de vino”.
Es que tal como enseñó Frantz Fanon en Los condenados de la tierra, el mejor modo de describir y encontrar la palabra justa para referirse al enemigo político es el concepto de bestiario. Él lo pensó a partir de lo que escuchaba decir a los colonos franceses sobre los nativos argelinos. Nosotros podríamos pensarlo en relación a ese odio que “nuestras bellas almas racistas” (para usar un término de Jean Paul Sartre), sentían por los descamisados. En el mismo sentido, Fermín Rodríguez, en su libro Un desierto para la Nación, escribe –respecto de los indios– que su animalización ha sido “el mecanismo de deshumanización por la cual la matanza se desrealiza”. E insiste en señalar: “no hay allí violencia contra una forma de vida, porque esa vida ya estaba negada desde el momento en que el enemigo se presenta como una fiera sedienta de sangre, fuera del límite de lo humano”. Algo similar podría pensarse de los cabecitas negras y la construcción del enemigo temible que de él hicieron los sectores poderosos de la Nación. Romero –quien califica al gobierno constitucional como dictatorial–, en su ya citado libro, por ejemplo, se refiere del siguiente modo a los prolegómenos de los asesinatos de junio de 1955: En 1951 un grupo militar de tendencia nacionalista encabezado por el general Menéndez intentó derrocar al gobierno, pero fracasó y los hilos de la conspiración pasaron a otras manos, que consiguieron conservarlos a la espera de una ocasión propicia. Extraño modo de denominar un golpe de Estado, la instauración de una dictadura, y el futuro bombardeo y fusilamiento sobre civiles.
Hasta aquí, más allá de la indignación política que pueda causarle a un peronista la lectura de este cuento, todo transcurre de un modo jocoso. Pero el relato va condensando sentidos a medida que avanza, y llega a su momento culmine justamente en los últimos párrafos, cuando la “columna juvenil” no le perdona la vida a un miserable “cuatro ojos”. La descripción del “intelectual judío” sería extremadamente cómica, por lo tosca, si no fuera porque oración seguida es asesinado salvajemente. Distraído –como el propio Borges– este individuo “sin musculatura”, con libros bajo el brazo, se niega a venerar el estandarte de los sin libros, de los de a pie y en alpargatas. Es decir, no muestra admiración por la foto del Monstruo. Alejandro Rossi, en su ensayo titulado “Borges, Bioy y el peronismo”, ha destacado que en el relato se produce un desplazamiento desde lo festivo hacia lo monstruoso. Y que el asesinato de un judío es el “motivo ideológico” para asimilar el peronismo al fascismo.
Si la patria está en disputa, qué mejor que contraponer figuras antagónicas. El intelectual judío declara tener su opinión, y esa  horda totalitaria no puede perdonárselo (“El Nene, que las explicaciones lo cansan, lo arrempujó con una mano…”). La mersa goza con el espectáculo del dolor ajeno. Con pasión salvaje, ríen y “se calientan con la sangre” que corre.
Después, como si nada hubiese sucedido, van a la Plaza de Mayo, a escuchar el discurso del Monstruo que se transmite a todo el país por cadena de radio. Un final que expresa a las claras la mirada que estos miembros de la elite civilizatoria tienen sobre los modernos usos de los medios masivos de comunicación. Eso que Ezequiel Martínez estrada, en ¿Qué es esto?, caracterizó como “un plan sistemático para deprimir la cultura y enaltecer la barbarie”.
En fin, para terminar, quizás podamos pensar que la frase “para la patria, el Monstruo; para nuestra mersa en franca descomposición, el camionero…”, opera como síntesis ideológica del cuento. Un “texto gorila” que, tal como señaló Carlos Gamerro en El nacimiento de la literatura argentina, dice “mucho sobre el gorilismo y muy poco sobre el peronismo”. Aunque en realidad, a través del gorilismo, podamos aprender mucho acerca de lo que el peronismo implicó para importantes sectores de la clase obrera argentina.
Por supuesto, no es nuevo el hecho de que existan letrados que con sus plumas aporten a la estigmatización de los sectores pobres de la población. Mucho más cuando estos sectores tienen el tupé de insubordinarse. Es que para entender un poco mejor el clima de época en que fue escrito “La fiesta…”, y las representaciones que estos escritores tenían respecto del peronismo, tal vez valga la pena rescatar las declaraciones que el propio Bioy hiciera años más tarde: “Este relato está escrito con un tremendo odio. Estábamos llenos de odio durante el peronismo”.
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Tal vez podamos suponer que haya sido ese odio el motor de escritos como “El simulacro”, relato de Borges incluido en su libro El hacedor, de 1960. ¿Fue desde esa ceguera que escritores como Borges desrealizaron, en su literatura, todo aquello que no pudieron aceptar como datos de la realidad?
Así como el peronismo pudo significar el sueño de los humillados y ofendidos por la Argentina oligárquica, para otros, el peronismo se convirtió en una especie de reverso de ese sueño, es decir, fue vivido como una pesadilla. Por eso Borges, que comparte este juicio, narra su cuento como una alucinación: voluntad estética de realización que es el correlativo de su juicio político. Caracterización del peronismo como irreal que llevará a Borges a recrear, en su texto, el mismísimo velorio de Evita. Imitación, en un rincón remoto de la provincia de Chaco, del evento real que aconteció en Buenos Aires. Tal vez por esa mirada estético-política el narrador se pregunte: ¿Qué suerte de hombre ideó y ejecutó esa fúnebre farsa? ¿Un fanático, un triste, un alucinado o un impostor y un cínico? ¿Creía ser Perón al representar su doliente papel de viudo macabro?
La respuesta, como el lector se podrá imaginar, es más terrible que la pregunta: La historia es increíble pero ocurrió y acaso no una vez sino muchas, con distintos actores y con diferencias locales. En ella está la cifra perfecta de una época irreal y es como el reflejo de un sueño o como aquel drama en el drama, que se ve en Hamlet. El enlutado no era Perón y la muñeca rubia no era la mujer Eva Duarte, pero tampoco Perón era Perón ni Eva era Eva sino desconocidos o anónimos (cuyo nombre secreto y cuyo rostro verdadero ignoramos) que figuraron, para el crédulo amor de los arrabales, una crasa mitología.
Es decir, el peronismo no es para Borges más que el retorno de las lanzas y los cuchillos que asesinaron a Laprida. La barbarie que regresa, para mostrar que a pesar de esa fachada de modernidad, de europeísmo, la culta Buenos Aires lleva en sus entrañas a los cabecitas negra, las sirvientas despechadas, esos inmigrantes y provincianos incultos que ahora pueblan las fábricas, los barrios cercanos a la Gran Capital y que, para colmo, cuentan con poderosos sindicatos, que cuentan a su vez con el visto bueno de un Estado dirigido por otro bárbaro descendiente de esos gauchos.


jueves, 8 de octubre de 2015

Córdoba: se realizó la 2° Marcha por el Derecho a la Salud Mental

Para que del dicho al hecho No haya tan largo trecho


Por Mariano Pacheco*





Pasadas las 19 horas la columna comenzó a transitar por Colón, desde Las Cañada hacia General Paz. Estaba comenzando la 2° Marcha por el Derecho a la  Salud Mental, que coincidió con el aniversario de la muerte de Ernesto Guevara en Bolivia, allá por 1967. Fecha cercana a los primeros planteos políticos que colocaron a las denominadas “minorías” (las mujeres, los jóvenes, los negros, los locos…”), en un lugar de importancia. 


Ese carácter “minoritario” (no por cantidad, sino porque se corren de la norma mayoritaria), podía verse en la movilización por la cantidad de colores y ritmos e intervenciones que se sucedían simultáneamente, a diferencia de las “clásicas” marchas protagonizadas–una excepción, por supuesto, es la Marcha de la Gorra– por las organizaciones y partidos políticos, donde predominan banderas que suelen ser todas iguales y las camionetas con micrófono y alguna chica o muchacho que impone sus canciones.


 Adelante, jóvenes con trajes e instrumentos de murgas, una camioneta con un sonido conectado y usuarios de instituciones psiquiátricas avanzaban con alegría, sabiendo –o tal vez intuyendo– que también en ese estar reunidos anida un núcleo de buen sentido y de salud mental. Algunos hacen chistes y comentarios jocosos respecto de “lo locos que están” y lo “incomprensible” que resulta todo desde la mirada “normal”.



FRENAR LA AVALANCHA
Florencia, que integra el Colectivo Cordobés de Psicólogos y Psicólogas Comunitarios, destaca en diálogo con este medio que la formación que muchos de ellos tuvieron en la facultad fue en el marco de la Cátedra de Intervención Comunitaria, “una materia electiva de la Universidad Nacional que tiene prácticas en los territorios, acompañando procesos y promoviendo la organización social por la lucha de los distintos derechos, entre ellos el de la salud entendida de modo integral”. Y agrega que así como “se necesitan profundizar las estrategias”, también, “se necesita sostenerlas con presupuesto, para promover salud en los espacios cotidianos que la gente habita”.


Daniela, estudiante de psicología y una de las organizadoras de la movilización, cuenta por su parte que la importancia de salir a las calles este año, porque entre la marcha de octubre del año pasado, y ésta, no hubo cambios. “Seguimos sin políticas públicas dirigidas a la verdadera transformación y asuma un paradigma más comunitario y humano de los servicios”. Oscar, finalmente, dice que participa de “casi todos los talleres” del Hospital Neuropsiquiátrico Provincial, que se sostienen desde la Asociación Civil Abracadabra, y el esfuerzo de múltiples talleristas que trabajan como voluntarios abriendo espacios de teatro, de radio, de cocina, de escritura… “Estamos en esta marcha para frenar esa avalancha que nos quiere condenar a vivir como en el Medioevo”, cuenta Oscar, y sigue su caminata hacia adelante, donde otros usuarios como él encabezan la columna de la marcha.


Pasadas las 20 horas la marcha ya está por la calle Vélez Sarsfield, frente al Patio olmos, donde el Colectivo de Teatro espontáneo, con todos sus integrantes vestidos de negro, realiza una intervención. A pocos metros, los estudiantes de la Cátedra Psicología Sanitaria B, que se encuentran realizando un “Acampe” en la Ciudad Universitaria, realizan otra intervención, pero todos vestidos de blanco y con mordazas en su boca. Desde el micrófono conectado a la camioneta que está adelante se escucha a alguien decir: “Hoy marchamos para que, del dicho al hecho, no haya un largo trecho”.


*Nota que será publicada en el diario El Argentino, edición Córdoba, el viernes 9 de octubre de 2015