A
propósito de las reacciones antes los dichos de Juan Grabois y
Horacio González
Por
Mariano Pacheco*
A
comienzos de septiembre el dirigente de la Confederación de
Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), Juan Grabois, manifestó
la necesidad de que se desarrolle en el país una reforma agraria; y
se desató el escándalo. Esta semana el diario La
Nación
levantó unos dichos sobre los años setenta, que Horacio González
manifestó de una entrevista realizada por la Agencia
Paco Urondo,
y otra vez se desató el escándalo. ¿Qué puede y no decirse en la
Argentina actual? ¿Qué pasa con los “sentidos de la oportunidad”
para expresar ideas críticas al estado actual de la situación que
vive el país. Revista
Zoom
retoma estas declaraciones y las figuras de este intelectual y este
dirigente social para ampliar el debate en danza en estos días en
los medios de comunicación. Las voces de los ensayistas Diego
Sztulwark y María Pía López, desde Buenos Aires; del filósofo
Diego Tatián, desde Córdoba y del periodista y dirigente político
Carlos Del Frade, desde la provincia de Santa Fe.
¿Una
policía de la lengua?
Diego
Sztulwark es ensayista y coordinador de grupos de estudio sobre
filosofía. Es
autor de Vida
de Perro. Balance
político de un país intenso, del 55 a macri,
en
conversación con Horacio Verbitski (Siglo XXI editora) y
actualmente Caja negra editorial tiene en imprenta su libro Ofensiva
sensible. Neoliberalismo, populismo y el reverso de lo político.
Integró la Cátedra Abierta Che Guevara en los años noventa, el
Colectivo Situaciones en las álgidas coyunturas anteriores y
posteriores a 2001, participó de la fundación de la editorial Tinta
limón y actualmente forma parte del colectivo editorial de Lobo
suelto, el blog que recientemente publicó una editorial colectiva en
la que dicen admirar la maestría de Horacio González. “Mientras
la más rancia derecha -aquella herida por la contundencia de la
votación del 11 de agosto- dispara contra las ideas de este viejo
profesor, llamamos la atención sobre lo que muchos llaman ´el campo
propio´, personas de todas las edades que temen que se digan
verdades en tiempos de campaña electoral, sin advertir que silenciar
estas ideas es condenarse a un futuro miserable. Una miserabilidad
cultivada en el campo propio”, expresan. A propósito de esta
publicación, consultamos a Sztulwark sobre el tema. En simultáneo,
publicaba reflexiones al respecto en redes sociales virtuales, así
que al conversar nos convidó a retomar su palabra escrita, que
reproducimos en parte a continuación, no sin antes agregar que
comparte con González esa “simpatía metodológica” respecto de
las “rebeldías del pasado”, ya que entiende que allí están las
claves para comprender el período político que se avecina en la
Argentina.
“¿Cómo
funciona este tipo de canallada mediática?”, se pregunta
Sztulwark,
a propósito de la “operación de prensa” montada contra el ex
director de la Biblioteca Nacional y miembro del espacio de
intelectuales kirchneristas Carta Abierta. Y se responde: “Simple:
todo lo que se piensa públicamente, desde Facebook a los medios
alternativos, es patrullado día y noche por la gendarmería de la
lengua, que se ocupa de controlar los acuerdos dentro del mundo de
los discursos”. Y acontinuación agrega: “se trata de un
´consenso´ que filtra lo que se puede decir y lo que no. Hay un
poder que prescribe aquello que es adecuado o admisible, y aquello
que es objeto de sanción”. Para finalizar sus reflexiones,
Sztulwark agrega que en su habitual “patrullaje”, la “gendarmería
mediática” encuentra a un pensador
(y aclara que para él, es uno de los más importantes profesores de
nuestro país) y enciende las alarmas. Ante eso –argumenta-- se
encienden dos tipos de reacciones: el escándalo y la sanción (o
bien el silencio en el campo propio), lo que considera dos modos de
adecuarse al consenso de los discursos. “Sin advertir quién y para
qué se imponen los límites de lo decible –remata--; sin intuir
siquiera que lo que se está haciendo es limitar toda creatividad,
porosidad y capacidad de novedad del proceso político en curso”.
Pensar
con osadía
María
Pía López fue directora del Museo del Libro y de la Lengua durante
la “gestión González” de la Biblioteca Nacional. Es autora de
numerosos libros, entre los que se destacan Mutantes.
Trazos sobre los cuerpos
(editorial Colihue) y su reciente Apuntes
para las militancias. Feminismos: promesas y combates,
publicado en la colección “Plan de operaciones” de la editorial
independiente platense Eme.
Consultada
por este cronistas sobre el tema en cuestión, Pía López argumenta:
“La
coyuntura que se abrirá el 27 de octubre, en función de los
resultados de las PASO del 11 de agosto, seguramente tendrá que ver
con hacer eje en un tipo de gobernabilidad centrada en las
dificultades, en la urgencia, en la cuestión de lidiar con la
escacez y con las deudas que contrajo el país, los datos durísimos
de desempleo y hambre que ya llevaron a decretar la emergencia
alimentaria, que son las situaciones con las que se va a en contra el
gobierno de Fernández/Fernández cuando asuma. Pero al mismo tiempo,
por las mismas complejidades y dificultades que presenta ese
escenario, tendríamos a favor, de todos modos, la posibilidad de
mantener una apertura hacia la imaginación política. Lo peor que
podemos hacer en ese escenario es pensar que hay que cerrarse cobre
algún tipo de conservadurismo, porque eso nos llevaría a una pura
administración de la escasez. Por el contrario, desde los
movimientos sociales –y hablo en particular de los feminismos-- se
fue enunciando en estos años una profusa imaginación política, en
el sentido de producir otras imágenes de la sociedad, formas
cooperativas y solidarias, modos no individuales de resolver los
problemas de cada quien; es decir, que se pudo abordar las
necesidades desde su causa social y con iniciativas colectivas que
van desde comedores y merenderos hasta grupos de socorro a personas
en situaciones de violencia o de acompañamiento de abortos. Por eso
creo que es desde ahí, desde esas tramas, que se puede configurar
una alternativa muy poderosa contra la idea de
individuo-liberal-meritocrático. Desde esas prácticas, y desde la
teoría crítica, es posible evitar el encierro de pensar que el
próximo gobierno tiene que resolver las situaciones desde escasos
recursos y nada más. Porque eso sería negar que el mundo popular,
las experiencias plebeyas no tienen otras posibilidades que ofrecer.
Entonces: cuando Grabois dice ´reforma agraria´, o cuando una joven
sueca denuncia que el mundo se está hundiendo por la lógica de
acumulación capitalista o González plantea una discusión al
interior de la historiografía, lo que están haciendo es abrir
preguntas que no entran en ese corset en el que se nos quiere
encerrar. Y digo nos quieren incluyendo ahí, también, al futuro
gobierno, a quienes militamos en su apoyo y a las experiencias
populares en su conjunto. ¿Cual es el argumento? Que esas palabras
no fueron oportunas. Yo creo, la verdad, que tenemos que poder
discutir muy ampliamente e inteligencia para poder reconstruir los
hilos conceptuales y narrativos de lo que se produce en la vida
social para confrontar lo que se viene. Es esta coyuntura, la más
compleja y más exigente en la que estuvimos embarcados, la que
requiere pensar con osadía, y con mucha decisión de no dejar de
lado la pregunta por la emancipación, para que Alberto Fernández no
termine siendo construido como el candidato de las derechas sino en
el nuestro, y que eso nos permita sostener el horizonte abierto”.
No
dejar morir el anhelo de justicia
Diego
Tatián fue decano de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la
Universidad Nacional de Córdoba, pero prefiere presentarse como
ensayista y profesor de filosofía. Es un estudioso y difusor de la
obra de Baruch Spinoza. Este año la editorial Tinta limón le
publicó un libro titulado Spinoza
disidente,
y en la actualidad se encuentra esperando que la editorial Cuarenta
ríos saque de imprenta su próximo título: Lo
que no cae. Bitácora de la resistencia.
En diálogo con este cronista, arriesga que “un
pensamiento de Horacio González referido a la historia y la cultura
es capaz de conmover y poner a discutir a la Argentina”. Y agrega:
“No cualquiera puede hacerlo”. Y enseguida reflexiona:
“Algún
curioso de la historia (echemos mano a un giro borgiano: pongamos
la ciudad de Buenos Aires, pongamos el año 2057)
va a recorrer los diarios de años tenebrosos como estos últimos
cuatro y la de este no menos oscuro y abrupto final de ciclo, y
encontrará, divertido, que uno de los más altos exponentes del
pensamiento libre y de la tradición intelectual argentina fue
burdamente atacado por una canalla mediática con la más ensañada
vulgaridad, y se tropezará con oscuros nombres que duermen en las
amarillas páginas de viejos diarios, reducidos apenas a eso: los que
atacaron al escritor cuyos libros, en 2057 y después -como lo son
ahora pero seguramente más-, serán objeto de trabajo de muchísimos
estudiosos y de agradecidos lectores futuros. En tanto, la gran
entrevista de que publicó la Agencia Paco Urondo, establece una
plataforma de discusiones imprescindibles para el tiempo por venir.
Pero es necesario saber leer, y leerla. Contra la violencia y el
saqueo que el macrismo extiende en todas direcciones, Horacio
González dice -en la frase del escándalo, pero también en la
entrevista completa y en todo lo que escribe- algo simple: es
necesario no dejar morir el anhelo de justicia, e insta a quienes
trabajan con las palabras a encontrar las que estén a la altura de
ese anhelo”.
Reactualizar
un sueño colectivo inconcluso
Carlos
Del Frade es actualmente diputado provincial por el Frente Social y
Popular de Santa Fe, una experiencia electoral provincial que reúne
a las organizaciones Patria Grande, el Partido de los Trabajadores y
del Pueblo (PTP), Unidad Popular y la Liga de los Pueblos Libres.
Este año se presentó a las elecciones locales en una alianza junto
a Ciudad Futura, obteniendo tres concejales en Rosario y dos bancas
en la legislatura provincial. Del Frade es además un reconocido
periodista y ha sido una figura de unidad de militancias diversas.
Consultado
por este cronista sobre el tema en debate, Del Frade reflexiona:
“Tomando
conocimiento de lo que significa la profunda, extraordinaria, dura y
difícil historia argentina, con sus pesadillas impuestas por
minorías desde hace tanto tiempo y el sueño colectivo inconcluso de
ver en el trono de la vida cotidiana la noble igualdad, no creo que
hayan sido impertinentes las declaraciones de este mes, tanto de Juan
Grabois sobre la reforma agraria como de Horacio González sobre la
valoración positiva de quienes en los años setenta integraron las
guerrillas, incluso dispuestos a dar la propia vida en beneficio
construir posibilidades de igualdad sobre las grandes mayorías.
Siempre dije que la de los setenta fue una década de amor, que es el
insumo básico de cualquier revolución, y que por eso el sistema
tuvo un miedo tal que lo llevó a gestar el terrorismo de Estado; es
decir, que fue ese terror que sintieron ante un proceso
revolucionario encabezado por jóvenes trabajadores y estudiantes que
mostraba la posibilidad real de socializarlo todo en la Argentina,
entre otras cosas, la propiedad de la tierra (lo que aparece como
discusión de fondo en el tema de la reforma agraria), lo que llevó
a la despiadada represión. Pero lo que quisiera destacar ahora, es
que ambas discusiones (la planteada por Gabois, y la esbozada por
González), son fundamentales en la Argentina contemporánea, y de
cara a un futuro en donde la justicia tendrá que formar parte de las
necesidades sociales. De allí mi reivindicación profunda de ambas
intervenciones, audaces, valientes: porque no se puede soslayar la
necesidad de volver a discutir la historia profunda del país y
quienes han sido siempre los que han ganado, para abordar los
imprescindibles debates que la época reclama”.
*Nota publicada en Revista Zoom