Las paradojas de un nuevo instrumento gremial
POR: Mariano Pacheco para El Mortero
Solidari@s y Combativ@s es el lema bajo el cual más de 3.000 personas se han reunido para dar nacimiento, a partir de marzo de este año, a la Asociación Gremial de Trabajador@s, Cooperativ@s, Autogestiv@s y Precarizad@s. Los antecedentes de esta iniciativa podemos rastrearlos hacia fines de 2009, cuando un conjunto de organizaciones territoriales conformaron el Frente de Lucha por Cooperativas Sin Punteros, realizando un acampe sobre la Avenida 9 de Julio, frente al ministerio de Desarrollo Social de La Nación, luego de que el Gobierno Nacional anunciara la creación de 100 mil puestos de trabajo a través del Programa Argentina Trabaja. Desde entonces, varias organizaciones sociales vieron la necesidad de unirse para luchar no sólo por ingresar al programa, sino también por lograr un manejo autónomo de las cooperativas que integraran, defendiendo así la posibilidad de que sean los propios trabajadores los que decidan cómo, dónde y en que tiempos llevar adelante el trabajo, evitando de este modo quedar rehenes de las redes de punteros políticos que ya comenzaban a repartirse la torta anunciada por el gobierno, antes de que se implementara.
Luego de trabajar subterráneamente durante todo el 2010, la AGTCAP ya ha realizado varios plenarios en lo que va del año, con la presencia de centenares de delegados de organizaciones de distintas provincias, a partir de los cuales comenzaron a delinear algunos principios y mecanismos organizativos: crecimiento y consolidación del proyecto desde las bases, promoción de espacios democráticos y asamblearios para tomar las decisiones, entre otros.
Ana, una de las referentes barriales del Movimiento de Trabajadores Desocupados de Lomas de Zamora –integrante del Frente Popular Darío Santillán– destaca que a pesar de su nombre (“Argentina Trabaja”), este programa quedó acotado a Buenos Aires. Por eso, uno de los reclamos de la flamante AGTCAP es la nacionalización del Programa, o bien la implementación de más y mejores programas de empleo que logren tener incidencia nacional. De allí que, más que oponerse a estos programas promovidos por el Estado, esta Asociación ha surgido para exigirle que se cumpla con los derechos laborales elementales, burlados por la situación de precarización: salario mínimo que garantice cubrir la canasta familiar, seguro por accidentes y obra social, vacaciones y aguinaldo, indumentaria y herramientas acordes al trabajo realizado, jubilación. Es decir, que le exigen al Estado que garantice sus derechos, como a cualquier trabajador formal.
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