sábado, 28 de junio de 2025

Sara: la mujer en las sombras

 Está bastante bien esta serie de Netflix.

 


En general las producciones italianas de Netflix (como las británicas y francesas), están muy bien. No quiero ser eurocéntrico, peeero… (sí, ya sé, acá se hizo El Eternauta y la de Fito … Ah, no, cierto, esta es la semana de pegarle a Paez, que se joda por boludo).

 

En fin, decía: esta serie de 6 capítulos, reconstruye la historia y se centra en una trama de “servis” que han pasado los “años de plomo” (que no se abordan para nada sino que funcionan como telón de fondo de la ficción de plataformas) y de repente se ven envueltos (envueltas más bien), en la necesidad de resolución de casos actuales... por amor.

En un caso, el de Sara, filial: su hijo (a quien abandonó de niño por una mezcla de amor a su jefe con quien “rajó” – y necesidad de proteger a su familia por el tipo de trabajo que hacía), es atropellado y muere. Así abre el primer capítulo.

 

En el otro caso, el de Teresa, por amor “sexo-afectivo”, como se le dice desde hace un tiempo (cada vez menos, sospecho por el avance derechoso). La cuestión es que el pibe (sí, es la historia de amor entre una señora de armas tomar con larga trayectoria y un subalterno más nuevo en el oficio de chobi), es secuestrado y luego asesinado, tras haber ayudado… A Sara (a investigar la muerte de su hijo).

 

Así que después de mucho tiempo las viejas amigas se juntan nuevamente para, con los viejos métodos aprendidos en sus años iniciales en el trabajo de inteligencia de Estado, buscar a los responsables de las muertes de sus seres queridos.

 

Teresa Saponangelo y Claudia Gerini interpretan a Sara y a Teresa. Y Flavio Furno a Pardo, un joven investigador deprimido porque su mujer lo abandonó, hombre solitario más allá de la compañía de su perro, wur me resulta una pieza importante para esta historia (mucho más que Viola –interpretada por Chiara Celotto–, la nuera de Sara, que no se destaca, ni la actriz en su actuación ni el personaje en la trama de la ficción).

 

La serie tiene además un buen manejo de la imagen, que complementan bien el dramatismo de esta historia atravesada por el secreto, la culpa, la violencia, la soledad, el amor, el duelo y el anhelo justicia.

 

viernes, 27 de junio de 2025

Programa especial sobre Kosteki y Santillán: poesías, canciones, ensayos, películas documentales, teatro, relatos, investigaciones



Poesías, canciones, ensayos, películas documentales, teatro, relatos, investigaciones en torno a Kosteki y Santillán.

Ayer se conmemoraron 23 años de sus asesinatos y justo me tocaba hacer la suplencia, en la conducción, de Ciudad cultural, uno de los programas de Mario Hernández en AM 830 de Buenos Aires y quise recuperar todas esas producciones en torno a Darío y Maxi para compartirlas al aire.

Con Mario nos conocimos tiempo antes de la Masacre de Avellaneda, cuando los MTD conformábamos la Coordinadora Aníbal Verón y protagonizábamos uno de los vectores (sin lugar a dudas entre los más radicalizados) del movimiento piquetero.

Esto no lo dije en el programa, pero lo recuerdo ahora: nos conocimos con Mario en el contexto de la represión a los cortes de ruta en General Mosconi (Salta), protagonizados por la UTD. Él luego anduvo con James Petras, que fue de Estado Unidos a San Francisco Solano casi sin escala y con otros compañeros de la "vieja guardia" (como Juan Carlos Cena) y sacaba una revista, La Maza, en la que creo que colaboré o me entrevistaron.

Recuperándose de algunos problemas de salud y sabiendo de mi extremadamente precaria situación actual, me ofreció hacer la suplencia de ese programa (del que soy columnista semanal) y de otros tres que sostiene en la Radio del Pueblo.

Con Mario nos hemos dejado de ver por años y nos reencontramos siempre: en 2016 sucedió algo similar: yo estaba en la lona luego del cierre del diario en el que trabajaba en Córdoba y él viajaba así que me ofreció cubrirlo en otra radio por algunas semanas. El año pasado cayó al SIPREBA a un Taller que coordiné sobre Piglia, Arlt y Walsh y retomamos contacto (yo había cambiado de email y de tel).

En fin: ayer fue muy emotivo para mí pasar un 26 de junio en un estudio radial y llegar a las 12 del mediodía (hora cercana al inicio de la represión que nos comimos en 2002) haciendo este programa.


ACÁ DEJO EL LINK DE LA TRANSMISIÓN EN VIVO POR YOUTUBE:

 https://www.youtube.com/watch?v=D8In_9f4vFQ&t=1273s

miércoles, 25 de junio de 2025

Tres recuerdos (y una postal) del 26 de junio de 2002

 26/06 #ArdeRojoJunio

 


Una postal de aquel frío día de 2002 del que recuerdo con precisión al menos tres frases (y escenas menores), a pesar del casi un cuarto de siglo transcurrido. ¡Qué joven! Tenía entonces 21 años.

 

“Se va todo a la mierda”; “Darío no contesta el teléfono” y “Al menos uno de los dos muertos es nuestro”.

 

La primera la pronunció Gaby, compañero responsable de la seguridad del MTD de Florencio Varela, minutos antes de que se desatara la represión en Puente Pueyrredón. Estábamos adelante todos los responsables de la autodefensa y veíamos llegar por Av. Mitre la columna del PO y el Teresa Rodríguez. “Está todo controlado”, respondí mientras avanzábamos sobre ese minúsculo y sospechoso cordón policial al mando de quien, pronto sabríamos, era el comisario Fanchiotti.

 

La segunda se la escuché a Flor, artista plástica y militante del MTD de Lanús cuando logramos, tras intensos combates callejeros, reagruparnos en la Estación Lanús. Era de las más cercanas. Darío, yo mismo, habíamos vivido en la casa que compartía en Villa Corina con su/ nuestro compañero Pablo y su hijito Juan. “¿Dónde mierda se escondió el Cabezón?”, dije con bronca, suponiendo que había perdido el teléfono en la corrida, huyendo de la policía (no sabía que para entonces ya había sido asesinado en la Estación que entonces se llamaba Avellaneda y que hoy lleva su nombre y apellido y el del compañero que socorrió allí y vio morir en sus brazos).

 

La tercera la dijo Vicky del MTD de Guernica, en el Hospital Fiorito, a donde llegamos luego de pasar por la Comisaría, buscando compañeros y compañeras presxs, heridos (ya para entonces sabíamos que de bala de plomo). “Hay que esperar a confirmar” le retruqué con un dejo de negación a su comentario. Pronto sabríamos que ambos muertos eran nuestros: del pueblo, aunque más precisamente, de “La Verón”.

 

Rescato la combatividad de esos años, y la decisión firme de ese día de no dejarnos amedrentar.

 

Mañana hago un programa especial por Darío Santillán y Maxi Kosteki, de 11 a 12 en AM 830:

 

Y también saldrá una nota mía en CONTRAATAQUE, iniciativa del Instituto plebeyo junto a La luna con gatillo y Revista Resistencias, en la que trato de recuperar aquella vocación de confrontación contra los malos gobiernos para los desafíos de recrear un proceso de resistencia popular en la actualidad. 

domingo, 22 de junio de 2025

Cuatro años sin Horacio González



Su figura, sobre todo su voz, sus ademanes –para decirlo con David Viñas– me producen una ternura infinita. Hace unas semanas que lo vengo leyendo, releyendo, escuchando y volviendo a escuchar, libreta y lapicera en mano, para tomar apuntes esta vez.

 

Una vez en la vida lo vi a Horacio González. Ni siquiera fue un mano a mano puesto que nos recibió (a una delegación de los metrodelegados) en la Biblioteca Nacional. Sería el año 2010. Lo recuerdo porque recién salía mi primer libro, “De Cutral Có a Puente Pueyrredón” y al regalárselo él hizo un comentario elocuente sobre el título y mencionó a Eduardo Rinesi –quien había escrito el prólogo– como un “entrañable amigo”.

 

Entonces trabajaba como boletero en la Línea B, participaba en el armado del nuevo sindicato y estábamos por lanzar el Nº1 de “Acoplando” (revista cultural del gremio, ¡con un nombre tremendamente deleuziano-guattariano!). Horacio dijo que sería bueno hacer una biblioteca ambulante en el subte, dejar libros en las formaciones, repartir otros en las estaciones. La idea nunca se concretó, pero me sorprendió su energía, su voluntad desmesurada de lector.

 

Entonces lo había leído, pero no tanto como en los últimos tiempos (ahora con la guía bibliográfica elaborada por Guillermo Korn en mano). No fui su alumno, su compañero de ruta, su discípulo, su amigo… y, sin embargo, siento que lo extraño. Extraño saber que está vivo, imaginarlo en algún bar (El Británico de San Telmo, Margot de Boedo –donde lo crucé una vez de casualidad–), café sobre la mesa, reflexionando sobre la coyuntura, para luego pronunciar alguna palabra pública que no sea vana, que pudiera contribuir a pensar algo.

 

Hoy, día en que se cumplen 4 años de su partida, me digo que estuvo muy bien rebautizar nuestra Escuela de Filosofía del Instituto Plebeyo con su nombre, el que mejor cuaja para repensar los vínculos entre izquierda y mundo nacional-popular, entre peronismo y emancipación. Hace unos días leí el libro de Cintia Córdoba que me arrimó María Pía López y subrayé la frase “badiouiana” que se interroga sobre cómo pensar hoy la fuerza de la idea de “revolución”, en un mundo que proclama “vive sin ideas”. Muy gonzaliana –pienso–, también, la frase. 

viernes, 20 de junio de 2025

La bandera argentina en las luchas populares


La bandera argentina en cuatro postales fundamentales de la historia nacional: rebelión popular e de diciembre de 2001; pueblada en Cutral Có en junio de 1996, Cordobazo en mayo de 1969 y movilización de la Tendencia Revolucionaria del Peronismo encabezada por Montoneros en mayo de 1973. Podríamos agregarle otras: seguro hay otras imágenes similares del 17 de octubre de 1945 y del 25 de mayo de 2003 (incluso de junio de 2008, “la 125” y el conflicto con el campo; 26 de junio de 2002, batalla de Puente Pueyrredón; diciembre de 2017, principio del fin de macrismo; enero de 1959, toma del frigorífico Lisandro de la Torre, episodio clave de la resistencia peronista… Y podríamos seguir).

 

Hoy también flamearon en Parque Lezama muchas banderas argentinas, en un contexto menos “espectacular” pero no menos decisivo para nuestro porvenir como pueblo.

 

20 de junio de 1820: fallecimiento del patriota Manuel Belgrano, quien sostuvo los colores celestes y blancos como símbolo de voluntad soberana, incluso frente a los poderes locales que se mantenía dubitativos, frente a los tibios que no quería ir a fondo contra las prepotencias coloniales (no está de más recordarlos, cuando nuestro presidente humilla al país anunciando envío de tropas nacionales para ser comandadas por colonialistas británicos e imperialistas yanquis contra patriotas palestinos e iraníes).

 

La bandera nacional fue, es y seguramente siga siendo un símbolo en disputa con las clases dominantes. Como todo símbolo, remite a un modo de entender la nación. ¿Qué sentido tiene, entonces, jurar ante la bandera una defensa de la patria si no es en función de garantizar una verdadera vida para quienes la trabajan, es decir, para quienes la construyeron y sostienen con sus esfuerzos y labores cotidianos?

 

Lo nacional-popular, y no sólo en Argentina sino en toda nuestra Patria Grande Latinoamericana, es parte de una narrativa profundamente arraigada en la memoria de las luchas que se libraron desde abajo, una y otra vez, a través de las décadas: en la búsqueda por instituir la justicia social, para que reine en el pueblo el amor y la igualdad.

miércoles, 18 de junio de 2025

Masiva movilización a Plaza de Mayo en respaldo a Cristina y concentración frente a su casa en Constitución



La Plaza de Mayo llena, columnas ingresando por las diagonales y por la histórica y emblemática Avenida de Mayo. Organizaciones y partidos políticos, colectivos culturales y de derechos humanos, movimientos sociales y alguna que otra digna presencia sindical, en un día en el que la CGT –¡otra vez!– brilló, pero por su ausencia (no sólo no convocaron a paro sino que ni siquiera movilizaron orgánicamente o ni habilitaron un cese de tareas). Gente suelta, por todos lados. Faltó la imagen de la 9 de Julio cortada en su totalidad por la presencia masiva de las columnas, pero se debió más que nada –sospecho– a que en ningún momento la gente permaneció en esa avenida de manera simultánea.

En simultáneo, sí, se sostuvo la presencia en la esquina de Humberto Iº y San José, por donde pasé un rato antes de ir por el clásico recorrido “9 de Julio- Avenida de Mayo- Plaza de Mayo” y me sorprendió que, más allá de algunas banderas y militancia política y sindical con sus buzos, camperas o pecheras identificatorias, había un componente silvestre, de familias y grupos de amigxs frente a la casa de Cristina, quien –según sus propias palabras, pronunciadas alrededor de las tres de la tarde y transmitidas en vivo por televisión y por parlantes en la Plaza luego de que se pasara un breve mensaje grabado– se ha visto impedida de salir a su propio balcón, algo que ya había denunciado a través de redes sociales, y que en esta oportunidad no dejó de subrayar con ironía.

Allí, en el barrio porteño de Constitución, es donde pude ver (comparto en mi Blog Profanas Palabras y en mi cuenta de Instagram algunas postales) las muestras más auténticas de ese fragmentado pueblo que hoy puja por hacer del 18 de junio un día histórico, quizás de bloqueo (a las políticas de Milei), y de reinicio (de un nuevo ciclo peronista): muestras de afectos en sencillas palabras e imágenes estampadas en las paredes de aquella esquina en que trabajadorxs asalariados, laburantes de espacios públicos con comida, bebidas y remeras, banderas y otros elementos con referencias a CFK y el peronismo, pero también, estudiantes y jubiladxs dieran sus muestras de afecto.
















domingo, 15 de junio de 2025

Los secretos que ocultamos (serie)

 


No conocía el término “au pair” ni sabía de la existencia de esta suerte de esclavitud temporaria primermundista del siglo XXI hasta que vi “Los secretos que ocultamos”, la miniserie de Netflix que cuenta la historia de la desaparición de una joven filipina en uno de los rincones más ricos de Copenhague.

La miniserie (de 6 capítulos), desnuda a través de este enfoque que se detiene en la vida de dos familias de que viven en lujosas casas contiguas, toda una trama de relaciones sociales, económicas y sexuales en la Dinamarca contemporánea.

Alojamiento (a veces en dignas habitaciones y otras en sucuchos venidos a menos, por ejemplo, en el sótano de una casa, comida y un salario a cambio de tareas de cuidados de niñxs y trabajo doméstico de limpieza, cocina, etc.

La discusión en torno al vínculo afectivo que se genera en las criaturas en esos dos años y el fino límite que separa a la niñez de la adolescencia son, junto con el condimento subjetivo que se introduce en las vidas actuales el uso de teléfonos que sacan fotos, filman videos, permiten armar grupos para intercambiar mensajes y acceder a páginas de internet, está en el centro de esta ficción de plataformas.

Un thriller de menos de cuatro horas en el que también aparecen el racismo y el sexismo hacia las trabajadoras de países tercermundistas, así como las redes de ayuda mutua, contención y amistad que entretejen las jóvenes muchachas (en este caso filipinas), que arriban a países desarrollados en búsqueda de un progreso personal e, incluso, para funcionar como un sostén familiar de quienes han quedado, allá lejos, en el culo del mundo (como diría el escritor portugués Antonio Lobo Antunes).