Comparto reseña que publiqué en revista Sudestada
Sonkoy. Asalto al Palacio Municipal
El Colectivo, Buenos Aires, 2011
El Colectivo, Buenos Aires, 2011
Autores: Pablo
Solana y Diego Abu Arab
Barrio de casas bajas y sin edificios (a lo sumo,
alguna que otra casita de dos pisos), el cielo se ofrece fácil en Sonkoy, este micromundo
narrado por Pablo Solana y dibujado por Diego Abu Arab. Sitio en donde conviven
las viejas antenas de TV rotas por el viento con las modernas antenas
satelitales. Tierra que no funciona como lugar idealizado, representado al modo
naturalista, sino como espacio habitado por todo tipo de contradicciones.
De allí que la lucha legítima de los vecinos por
defender las tierras en las que habitan aparezcan entremezclas con las internas
de los partidos políticos tradicionales. Y que dos lógicas convivan en el
texto: la de la rosca de la partidocracia y la de la organización popular de
base. Sus múltiples implicancias hacen que el asalto al Palacio Municipal esté
teñido de más de una intención y un interés político.
Mezcla de relato policial y thriller político, en Sonkoy. Asalto al Palacio Municipal, la geografía deviene
territorio, y el conurbano brota a flor de piel: ocupación de terrenos,
asentamiento, barriada popular. La realidad viva de los sectores populares del
Gran Buenos Aires aparece en este relato de un modo sutil, carcomiendo todo el
tiempo sus contornos más realistas. Porque Sonkoy, el barrio más grande del
municipio de Independencia, puede ser tanto el Oeste como el Sur del conurbano.
Florencio Varela o La Matanza, o Quilmes o Lanús, por nombrar algunos de los
distritos, de las calles que los autores recorren a diario. Porque si bien
Sonkoy es un lugar imaginario, también
es cierto que es muy parecido a los sitios en donde este electricista (Pablo) y
este encuestador (El Turco, como le dicen sus allegados a Diego) realizan sus
actividades militantes, y donde viven y trabajan. Y aquí, en este punto, es
precisamente en donde radica una de las “extrañezas” de este libro, según los
cánones en los que se mueve la literatura actual, aun la progresista. Porque
Solana y Abu Arab son, además de escritor el primero y dibujante el segundo,
activistas políticos (es más, ellos se presentan como laburantes, como
militantes que además escriben y dibujan), conspiradores de lo dado anclados en
una realidad que no es la de los despachos o las funciones públicas, sino la de
los movimientos sociales y los sindicatos; la de los agrupamientos políticos
que apuestan a cambios sociales profundos, pero aferrados a las realidades
materiales y simbólicas de los sectores que aspiran que sean los protagonistas
de esas grandes transformaciones históricas que promueven.
Relato ilustrado por entregas, difundido en un blog
que armaron para la ocasión antes de publicado como novela, Sonkoy… ha sabido transitar por el
legado del folletín, tan gratamente recorrido por grandes autores, como Juan
Sasturain y Manuel Puigg, por citar dos ejemplos destacados de la literatura nacional.
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