“La filosofía en Latinoamérica pasa hoy
por la política”
Por Mariano Pacheco
(publicado en el diario El Argentino-Edición Córdoba, 13/06 2014)
El
último libro de Diego Tatián dedicado al filósofo Baruch Spinoza sirvió como
disparador para que el actual Decano de la Facultad de Filosofía y Humanidades
de la Universidad Nacional de Córdoba compartiera una serie de reflexiones
sobre lo nacional, lo popular y lo político en relación con la filosofía.
En
tus libros sobre Spinoza rescatás su “universalismo militante”, y a la vez,
realizas “rastros” de su lectura en América Latina, Argentina, e incluso
Córdoba. La filosofía suele aparecer ligada a Europa.
--¿Ves condiciones hoy para pensar en
una filosofía argentina, o latinoamericana?
La
respuesta es que sí, aunque creo que somos legatarios de la filosofía política
europea, y en todo caso el desafío es ver si somos capaces de hacer algo
creativo con eso, de tomar con desparpajo las ideas europeas y de otros sitios,
para tratar de abrir y pensar los desafíos que tenemos por delante. En alguna
medida eso está sucediendo. La filosofía en Latinoamérica pasa hoy por la
política. Cosa que no sucede en otras partes del mundo. Es decir, hay un
transcurrir de acontecimientos sociales que tienen un interés filosófico
intrínseco y que convocan de hecho al pensamiento. A diferencia de la década de
los 90, cuando los intelectuales se refugiaban en las academias, hoy un interés
por intentar pensar lo que sucede. Es, por otra parte, una antigua vocación
filosófica que en este momento está en curso en Latinoamérica. Y en el caso de
Spinoza. Hay un mayor estímulo, ya que es el único filósofo clásico que es
amigo de la democracia, ya que en general los filósofos han sido reacios a la
democracia. Y por eso tiene un gran interés para nuestra realidad histórica en
el continente. Hoy tenemos el desafío de pensar una realidad latinoamericana
que en donde hay una producción de institucionalidad emancipatoria, que hace
eje en torno a los derechos de las personas, y en eso hay todo un programa de
investigación en torno a Spinoza que nos ayudaría a pensar estos temas.
En
este sentido, hay que decir que la filosofía de Spinoza es emancipatoria. Y que
es uno de los pocos filósofos que consideran a la filosofía como una vía, rara
tal vez, de emanciparse de eso que, en su tiempo, él llamó superstición, y que
nosotros hoy podríamos nombrar como capitalismo, que es el que establece lo que
podemos pensar y lo que no.
¿Filosofía Popular?
Cuando
Eduardo Rinesi vino a la UNC, participó de una charla que se tituló “Hacia una
filosofía popular”.
--¿Qué posibilidades ves vos hoy de que
se geste una “filosofía popular”?
--La
filosofía es una actividad académica. Hay gente que vive de eso, que da clases,
investiga, etcétera. Sin embargo hay algo que excede esa actividad, y
precisamente a partir de ahí se pueden crear las condiciones para que la
filosofía esté, bajo otros aspectos, al alcance de cualquiera y que puede ser
hecha por cualquiera. La filosofía, y también la historia, inspiran a las
personas –sin instrucción histórica y filosófica- a intervenir y decir, tal vez
de una manera rara, algo sobre esos temas. Por eso, por ejemplo, los
historiadores o los filósofos profesionales, reaccionan contra estas formas de
“apropiación salvaje” de las ideas. Pero me parece totalmente natural que las
personas tengan una opinión sobre la historia y se hagan una idea sobre el
sentido de las cosas. El caso más notorio es el de la justicia, que es un
concepto jurídico, pero mucho antes, es un concepto filosófico. Y todo el mundo
tiene una representación y una pasión de discutir sobre la justicia. Y en
cuento lo hacen se está apropiando de la filosofía. En este sentido, motivar la
apertura de la filosofía para que se vuelva un lugar común, en una forma de
comunidad, es una tarea. Y de nuevo, Spinoza es uno de esos filósofos que se
presta, mucho más que otros, a que sus ideas sean apropiadas para un bien de
uso. Y de hecho, han inspirados a viajeros, experimentadores, artistas y
militantes sociales.
Libros para ejercer la reflexión crítica
Spinoza:
el filósofo de la democracia
En
Spinoza, Filosofía terrena,
recientemente publicado por la editorial Colihue, Diego Tatián retoma algunos
ejes ya esbozados en su anterior libro, publicado por la misma editorial hace
dos años (Spinoza, el don de la filosofía).
El “filósofo de las pasiones alegres” es el punto de partida para que este
pensador cordobés aborde algunos de los temas que parecen presentarse como una
obsesión: la pregunta por la militancia política (¿qué motiva a un militante
para serlo?), por las posibilidades de la filosofía de intervenir en la
realidad política, de la reinvención de la democracia en América Latina, donde
el autor visualiza un “encuentro aleatorio entre movimientos sociales y
políticas de Estados”. “Lo que Spinoza llama democracia es un trabajo, el
trabajo por lo común (y, podríamos decir, por el comunismo), que nunca es algo
dado sino un descubrimiento y una creación”, escribe Tatián, en su intento por
hacer de la filosofía un oficio terrestre, que ayude a conjurar la “melancolía”
social y potenciar las “pasiones alegres”.
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