AGENCIA PACO URONDO:
¿Cómo inició a investigación del libro?
Mariano Pacheco: De alguna manera el libro podemos
ubicarlo como una autobiografía. Lo que trata de narrar es como vivimos los
años 90 hasta el 2001 quienes nos hicimos adolescentes y jóvenes en aquellos
años. Lo que hice fue un proceso de rememoración, episodios que había vivido
como importantes pero que a su vez le habían sucedido a personas de mi misma
edad. La decisión de fecharlo en 1991 fue para agarrar una década entera, hasta
diciembre del 2001. Se fue gestando un micro mundo de la zona sur del conurbano
centrado en el pasaje del 91 al 92.
En el libro recorro los primeros capítulos con estas vivencias.
Viví mucho la música de aquella época. Una segunda parte del libro arranca con
la militancia. Voy a una primera marcha el 24 de marzo de 1996, que fue a su
vez la primera grande de los organismos de Derechos Humanos luego de las leyes
de impunidad.
Nosotros también comenzamos a participar de la reconformación
de muchos centros de estudiantes de Quilmes, la coordinadora de zona sur, las
tomas de colegios. También participamos de escraches a genocidas organizadas
por HIJOS. Era el comienzo de una época de mucha combatividad y ebullición
social. En esa etapa comienzo en la militancia política, conozco a Darío
Santillán en al que fue la agrupación 11 de julio. Después nos empezamos a
vincular al MTD Avellaneda, que termina conformando el movimiento de trabajadores
desocupados “Resistir y vencer”, que es uno de los fundadores del Movimiento
Evita años más tarde.
En otros libros anteriores había consultado diversos medios
más también. Además, de recuperar mis anotaciones en cuadernos que fueron
conformando un collage de crónica, análisis y narrativa en torno a los
movimientos sociales de esos años.
Pero en este caso, en “2001,
Odisea en el conurbano” lo que hice fue más un trabajo recordatorio de mi
propia experiencia.
APU: ¿Qué
particularidades tuvo el 20 de diciembre de 2001 en el conurbano bonaerense?
MP: En la zona sur del conurbano tuvo
varias particularidades. Venia de todo un proceso profundo de lucha desde los
años 90, si bien no hubo grandes movilizaciones en la propia zona sur muchos de
los contingentes que dieron batalla en la Avenida de Mayo y 9 de Julio frente a
las fuerzas policiales provenía de allí. Nos movilizamos sin banderas y nos
fuimos cruzando en la lucha de calle con muchos compañeros que habíamos
compartido numerosas movilizaciones, cortes de ruta, piquetes, toma de
edificios públicos. Que eran los preponderantes métodos de lucha en esos años.
Hubo muchas movilizaciones en los días previos.
En el libro cuento como el 17 de diciembre con la
Coordinadora Aníbal Verón bloqueamos los hipermercados que estaban en la zona
de Quilmes, sobre la avenida Calchaquí en un operativo cuasi insurreccional con
camiones, micros cargados de neumáticos y movilizaciones partiendo de
diferentes puntos.
Desde la militancia del movimiento piquetero reclamábamos
alimentos para la navidad, un bono navideño, que no den de baja los subsidios
sociales, que se aumentara el monto de dinero que se percibía en ese entonces.
La zona sur del conurbano tuvo esa particularidad, los días previos al 20 de
diciembre presenciamos movilizaciones masivas y radicalizadas.
APU: ¿Cuál considera
que es el legado que han dejado aquellos militantes y modos de organización?
M.P.: El principal legado es la
experiencia de un pueblo que llega a un límite y se pone de pie y dice “Ya
basta”, como lo había expresado el zapatismo en México en enero de 1994 y como
lo habían hecho los numerosos movimientos sociales, sobre todo de matriz
campesino-indígena de toda nuestra América que van desde mediados de los 90 en
adelante.
Expresaban un límite al neoliberalismo que venía aplicando su
modelo de ajuste y represión. Desde las experiencias populares siempre vienen
los rumbos a seguir. Ahí se encuentra la matriz nacional y popular del
peronismo como elemento contestatario contra los poderosos que siempre está
expresando resistencia. Hay una memoria ligada a la justicia social y a la
soberanía nacional en nuestro pueblo.
Para nosotros fue muy importante ver las banderas argentinas
flameando en las puebladas de Cutral Co, también en las experiencias del 20 de
diciembre de 2001.
De alguna manera preanunciaba lo que después sería una
perspectiva Nacional y Popular transformadora que aun hoy todavía no pudo
recuperar los horizontes revolucionarios como estaban presente en las décadas
del 60 y el 70. Se empieza a vislumbrar a partir de procesos como la
experiencia bolivariana de Venezuela o la de Evo Morales en Bolivia una mirada
transformadora en nuestra región.
Creemos hoy, a veintiún años de la insurrección del 20 de
diciembre de 2001 y a cuarenta de la recuperación democrática el gran desafío
es entretejer el legado de todo ese ciclo de luchas con el ciclo de luchas
anteriores para volver a recuperar un horizonte revolucionario para nuestra
Patria, nuestra América y para el mundo entero. Es el desafío contra este orden
mundial capitalista, neoliberal que parece presentarse casi sin fisuras como
única orientación posible para la humanidad.
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