Porque el Sur todavía duele
Por: Marco Teruggi
I
Soy hija de piqueteros…
la bolsa se abre y se cierra
el tren grita
el pegamento inunda la mente.
Lo que hace mal es el hambre
lo que hace mal son los despidos en Terrabusi…
El plástico,
acompaña la mano que junta a duras penas
la realidad.
El tren.
El vacío.
Dialogo atormentado de jaleo y recuerdo,
teatro de sombras sobre ojos dolidos.
Como quema el Sur
las gargantas negadas que se consumen en cada respiro.
Seco mis lunas rojas y negras,
la sudestada asoma en esta mañana
el río que cuida los muertos
baila majestuoso con el viento.
II
Desnuda, la ciudad de las diagonales se abre
en esta tarde de remolinos
la casa de los conejos
se viste de canciones.
Hoy es tu cumpleaños
hija de la guerrilla,
el micrófono llora palabras
las paredes, desde su Resistencia
observan silenciosas
aquel coro de miradas
que enfrenta a los Dioses del olvido.
El frío baila en los círculos de los disparos
la imprenta ya no sueña que Evita es montonera
el auto clandestino carga una rosa cansada
el limonero
regala sus frutos.
Una carta interrumpe el invierno
habla de tu madre
comandante de derrotas sin naufragios
que se sienta y acaricia de colores
mis lunas marchitas.
III
Su sonrisa partida se ilusiona
la noche brilla y las historias de desalojos llegan a su fin,
prende otro cigarrillo,
las casas estarán listas dentro de pocos meses.
Recuerda, la toma, las asambleas, la placita
hasta aquel día en que leyeron la orden
y el limón entre los dientes
el choque, los gases, las corridas.
Recuerda, lleva en sus ojos la casilla del arroyo contaminado,
las humillaciones de la policía, los hijos atrapados.
Levanta la mirada,
pronuncia la palabra Digna,
su boca se puebla de luz
un suspiro de sangre se desliza por su mejilla.
Apaga el cigarrillo.
IV
Que Bellas se ven las estrellas
desde los Techos de Cartón.
El pañuelo reposa sobre la mesa
el cielo no sabe que pronto se tapará de humo
recogiendo las palabras de los vientres que no se rinden.
Y si mi voz desliza utopías
sabrán protegerlas las voces del río
recibirlas las calles subvertidas
cantarles el mañana.
Nuestro Sur ya no puede esperar
seremos
pájaros rojos al despertar.
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