EL ARTE COMO HERRAMIENTA DE TRANSFORMACIÓN
ECUNHI de bolsillo. Publicado en Página/12
http://www.nuestroshijos.org.ar/docs/ultimoeb.pdf
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POR: Mariano Pacheco (periodista y escritor)
El
taller de literatura, cine y peronismo que dictará Mariano Pacheco comenzará el
martes 7 de agosto. Su arancel mensual es de $ 180 (incluye un dossier de
fotocopias
y CDs) y no se cobra matrícula. Consultas e inscripción: informes@nuestroshijos.org.ar
El
peronismo es el hecho maldito del país burgués, supo escribir alguna vez John
William Cooke. El cine, y sobre todo la literatura argentina, no pudieron –no
quisieron– esquivar el desafío de dar cuenta de él. ¿Podía ser de otra manera?
Difícil, considerando que estamos ante el movimiento nacional con mayor
proyección política y social de nuestra
historia. Así fue que, desde el mismo momento en que los “cabecitas negras”
invadieron la ilustrada, la culta ciudad de Buenos Aires, y sin pedir permiso
metieron sus patas en las fuentes de la Plaza de Mayo, hasta el día de hoy, el
peronismo no ha dejado de ser un hecho político, pero también cultural, de gran
envergadura. Y una fuente de inspiración de cineastas, dramaturgos, poetas,
biógrafos, narradores y ensayistas que, algunas veces a favor, otras tantas en
contra, incorporaron a sus obras a los “descamisados”, su líder político y su
guía espiritual.
Así
como en el inicio de la literatura argentina nos encontramos con la violencia y
la política (tanto El Facundo de Sarmiento, como El matadero de Echeverría son
piezas literarias brillantes, a la vez que documentos descarnados de cómo los
intelectuales vivieron/sintieron aquellos acontecimientos políticos), con el
peronismo, la dicotomía de civilización/barbarie retorna para reactualizar los
nuevos conflictos de la Argentina contemporánea.
Si
el 17 de octubre de 1945 quedó gradado en las letras nacionales con “El
subsuelo de la patria sublevado”, de Raúl Scalabrini Ortiz, los dos primeros
gobiernos peronistas darán a luz a dos grandes textos, de dos grandes
escritores argentinos, marcadamente antiperonistas: Jorge Luis Borges y Julio
Cortázar. El peronismo contado por la literatura bajo el modo de la paranoia y
la burla, según supo destacar Ricardo Piglia. Es el período de las grandes
transformaciones sociales, políticas y, por supuesto, también culturales.
Primer voto femenino de la historia, Primer Congreso Nacional de Filosofía y
reforma constitucional otorgando estatuto jurídico a la promoción de derechos
sociales de la Nueva Argentina.
Esta
experiencia, como se sabe, se verá conmocionada por La Revolución Libertadora,
que nos será otra cosa que una profunda restitución conservadora:
fusilamientos, bombardeos y proscripciones, que darán paso a la denominada resistencia
peronista. Proceso que abrirá paso, a su vez, a una radicalización de las
formas de lucha, de los discursos y las estrategias políticas. La
emergencia de la figura de Cooke y el peronismo revolucionario, tampoco
quedarán fuera de la literatura y el cine. La aparición en la escena de Rodolfo
Walsh, la politización de su escritura y su peronización creciente, serán una expresión
auténticamente generacional. Libros como Operación masacre y ¿Quién mató a
Rosendo? anticiparán aquello que pasará a llamarse No Ficción en la literatura
universal, teniendo en cuenta que aquí marcó además un quiebre no sólo
artístico sino también político. Películas como Los traidores, de Raimundo
Gleyzer, o la propia adaptación que Jorge Cedrón realizará de Operación masacre,
cambiarán la fisonomía y la mirada del cine nacional.
Por
último, la reescritura de la historia a través de una literatura irreverente,
abrirá paso a debates profundos, en esa relación siempre en tensión
que suele establecerse entre la literatura y la política: Osvaldo Lamborghini revolviendo los estómagos de las almas bellas con su Niño proletario, que lleva al sadismo ejercido por las clases dominantes hasta un extremo impiadoso, colocándose él mismo en el lugar del verdugo para intentar dar cuenta de lo bárbaro de los civilizados; la Evita travesti construida por Copi y la drogadicta-puta reventada con orgullo de Néstor Perlongher, son sólo capítulos de este entramado que nos lleva al debate sobre los clásicos: cómo y desde dónde leerlos. Y también, a una discusión sobre la historia: ¿repetición de viejos dogmas o recreación de un nuevo revisionismo? En fin: en estos encuentros nos proponemos llevar adelante un recorrido por las representaciones gestadas en torno al fenómeno peronista en la literatura y en el cine. Abrir un espacio para que el deseo y el placer por la lectura atraviesen a las reflexiones que podamos entablar en un diálogo que no tiene otro objetivo que intentar revisitar los mitos políticos fundamentales de la historia nacional.
que suele establecerse entre la literatura y la política: Osvaldo Lamborghini revolviendo los estómagos de las almas bellas con su Niño proletario, que lleva al sadismo ejercido por las clases dominantes hasta un extremo impiadoso, colocándose él mismo en el lugar del verdugo para intentar dar cuenta de lo bárbaro de los civilizados; la Evita travesti construida por Copi y la drogadicta-puta reventada con orgullo de Néstor Perlongher, son sólo capítulos de este entramado que nos lleva al debate sobre los clásicos: cómo y desde dónde leerlos. Y también, a una discusión sobre la historia: ¿repetición de viejos dogmas o recreación de un nuevo revisionismo? En fin: en estos encuentros nos proponemos llevar adelante un recorrido por las representaciones gestadas en torno al fenómeno peronista en la literatura y en el cine. Abrir un espacio para que el deseo y el placer por la lectura atraviesen a las reflexiones que podamos entablar en un diálogo que no tiene otro objetivo que intentar revisitar los mitos políticos fundamentales de la historia nacional.
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