NOTAS SOBRE KAMCHATKA
Por Daniel Badenes
1-¿Para qué sirve una presentación de libro? ¿Cómo se hace?
Partimos de una
situación de desigualdad: enfrentamos a
tres o cuatro personas que leyeron en libro, y a la persona que escribió el
libro, con muchos que no lo leyeron.
Entonces: no podemos hacer una crítica fina del texto
porque sería injusto con ellos.
…
Contarles
algunas cosas del libro y del autor.
1. A Pacheco le gustó Kamchatka (sobre
qué trata el libro)
Porque libro
tiene muchos otros libros posibles, pero se llama Kamchatka
(Pacheco ya había
publicado un artículo con ese título, que no está en el libro).
El libro se
llama así por la novela de Marcelo Figueras y la película de Marcelo Piñeiro.
Pero no es un
libro sobre cine. Sino le preguntaría sobre el camino que hay de Kamchatka a Infancia Clandestina. Y discutiríamos con ambas películas.
Pero no.
Pacheco no habla
de cine. Pacheco habla de Arlt, Freud, Nietzsche.
Kamchatka viene
a colación de la frase final de la película. Un consejo dicho al oído, que no
escuchamos de boca de quien lo dice.
Kamchatka es el lugar donde resistir.
El lugar de la
resistencia es el lugar de la izquierda.
O al menos ese es el origen y el destino de las preguntas de Mariano.
El libro quiere
pensar las izquierdas. O mejor, ayudar a pensar las izquierdas. O mejor, ayudarle a pensar a las
izquierdas: acercarle algunas herramientas teóricas “nuevas”
(aunque viejas) a la quienes piensan una política de la emancipación.
Habla de una Nueva
Izquierda (Autónoma/Independiente), que tiene a las jornadas de diciembre de
2001 como referencia insoslayable.
Es decir: Pacheco habla de un movimiento político-social del que
fue parte, del que es parte, de una generación a la que pertenece.
Su tesis es que
una nueva generación intelectual (de izquierda) “viene emergiendo en nuestro país,
en nuestro continente” (¿desde cuándo? Pregunta que queda abierta, incontestada)
Y su objetivo: “revisar las coordenadas estéticas, éticas
y teórico-políticas que guiaron el accionar de las generaciones precedentes”.
2. No es la primera vez que dialoga con “las
generaciones precedentes”
Pacheco tiene un
laburo que recomiendo, que por ahora tiene forma de blog pero ojalá en el
futuro sea un libro.
Estoy hablando
de Montoneros Silvestres. Ahí no
recurre al ensayo sino a una reivindicación del folletín. Y lo hace para contar
historias de personas que integraron “pelotones autónomos” de Montoneros, que durante
la dictadura siguieron resistiendo como pudieron.
Se vuelcan ahí
(en unas veintipico de crónicas publicadas por entregas) una serie de conversaciones
que empezó en 2005 pero que llevó a textos recién a partir 2011.
Las historias de
estos montoneros silvestres –como los
llama Pacheco- transcurren en el Conurbano Sur de la provincia. Fueron militantes
en su mayoría incomunicados con las instancias orgánicas de Montoneros y sin
recursos materiales, que realizaron acciones a nivel barrial o sindical, actos
fugaces de propaganda o sabotaje, interferencias y reuniones clandestinas para
debatir una situación cada día más adversa.
En el mismo
Conurbano Sur Mariano empezó a militar, de pendejo, hace poco más de 15 años,
en la Agrupación Juvenil 11 de julio y luego inmerso en la construcción de los
MTD, íconos de esa generación del 19/20.
No sin guiños
hacia aquella generación. Porque cuando –con Darío Santillán y otros-
escribieron sus “Apuntes para la militancia” (título que remitía al texto canónico
de Cooke), lo editaron con el nombre de fantasía “Ediciones Estrella Federal”,
homenajeando la vieja revista de montoneros de la que algún ex militante les
había regalado un ejemplar.
O porque la
primera vez que armaron una molotov lo hicieron siguiendo consejos de un viejo
manual a Montoneros.
3. Pero se trata de otra generación
Pacheco
pertenece a una generación que reivindicó una militancia con alegría.
La generación
que pintó “Disfrute y luche”, que valoró de la militancia vasca la consigna
“Lucha sí, risa
también”.
Fue parte de un
grupo de personas que reivindicó la risa citando a Tuñón[1]
y a Cortázar (y a El nombre de la rosa).
“Yo no creo en los revolucionarios de caras largas y
trágicas” decía Cortázar: más de
una vez se lo escuché citar tanto a Mariano como a Esteban[2].
(Esteban tiene
un texto titulado Abnegación o
divertimento. La muerte o la vida para la militancia[3],
con un parecido de familia con otro de Mariano: De Ernesto Guevara a Darío Santillán. Notas sobre la risa, la militancia)
Ahora sigue en
la misma línea. Lo hace con más elaboración filosófica, trae a colación a
Nietzche, pero el objetivo es el mismo.
Lo principal que retoma de Nietzche es la risa.
Nietzsche dice “¡Demos
por perdido el día en que no hayamos bailado al menos una vez! ¡Y sea falsa
para nosotros toda verdad en la que no haya habido una carcajada!”
Pacheco
encuentra en el filósofo “una figura que
pueda aportarnos a repensar ciertos afanes sacrificiales, típicos de la
izquierda del siglo XX”
Y que recupera la
risa como forma de una actitud demoledoramente crítica.
“Derribar ídolos.
Filosofar con el martillo (Aniquilar la tradición, dice más adelante). Podemos
establecer un vinculo estrecho, en Nietzche, entre la risa creadora y la
voluntad de batallar”
De poner en
cuestión el imperialismo de la razón.
4. Hay una serie de palabras que definen al libro
Que se reiteran,
que gozan al ser escritas:
- Inactual[4]
- Inclasificable
- Insurrección
y su verbo:
- Insurreccionar
Un libro
–digamos- que es un libro de ensayos.
Que postula al
ensayo como género de batalla.
Que lo reivindica
como el género que permite un “ir y venir”
Y que afirma a los
intelectuales como activistas y
trabajadores de la cultura
No es un ensayo
con/sobre tres autores. En Kamchatka no
sólo están Arlt, Freud y Nietsche.
También está
Jean Paul Sartre y con él, Pacheco nos dice que escribir es actuar
Está Benjamin,
que es el pilar de sus apologías del
ensayo, es la inspiración de la actitud de copiar citas y comentarios en un
cuaderno.
Están Deleuze y
Guattari, también Lefebvre
Está Leónidas
Lamborghini y, por supuesto, David Viñas.
/
5. Me enojé con Omar Acha
Acha dice:
¿Quién se atreve
(hoy) a cuestionar de qué se habla cuando se habla de DDHH?
¿Quién pone en
suspenso la virginal impunidad de la ´democracia´?
Y dispara: estas y otras preguntas “están ausentes de la
discursividad vigente”.
Me pregunto: ¿Están
ausentes de la discursividad vigente?
Yo no lo creo.
No están ausentes ni en la praxis política de los movimientos sociales, ni en
la literatura publicada.
…Y al final,
Acha llama a “avanzar contra el legado político ideológico de la represión política
de la última dictadura: el progresismo”.
¿Cuántos se definen
y se identifican, hoy día, como progresistas? Progresista era (se decía) el
Frepaso.
¿Cuándo, en los últimos
años, los movimientos piqueteros, las
organizaciones populares autónomas, las marxistas o las nacional populares, se definieron como progresistas?
En algún punto,
lo sentí como un prólogo de los 80-90.
…
6. (Sobre el autor). Ciertas cosas que Pacheco dice
sobre autores que cita (concretamente Arlt o Benjamin), valen para sí.
Se dice sobre
Benjamin:
- que es un “inclasificable”
- que “se
resiste a normalizar su escritura según las reglas de la cultura académica y el
mercado editorial”
Se dice sobre
Arlt:
- que es
inoportuno, polemista, hinchapelotas.
- que tiene un estilo
mezclado, crudo ((estética cruda))
Pacheco lo cita
al propio Arlt defendiéndose:
“se dice de mí que escribo mal. Es posible. De cualquier manera,
no tendría dificultad en citar a numerosa gente que escribe bien y a quienes únicamente
leen correctos miembros de su familia´. (…) Para hacer estilo son necesarias
comodidades, rentas, vida holgada…”
Arlt, en cambio, dirá: “No dispongo, como otros escritores, de
rentas, tiempo o sedantes empleos nacionales. Ganarse la vida escribiendo es penoso y rudo”.
Y agrega
Pacheco, sobre Arlt: “tuvo que hacerse totalmente desde abajo: recorriendo
lugares, golpeando puertas para que algún editor se interesara…”, escribiendo
en la prensa.
Inclasificable. Resistente. Polemista. Crudo. Tuvo que hacerse
totalmente desde abajo.
Si me van a cremar
no hagan un funeral
rian, tosan,
no lloren mares
vayan a nadar!
Comprense unos patines
y anden por los jardines
flores fumen
de beber licores de
frambuesa
coman berenjenas
junten ricas fresas
beban cerveza tirada
espumosa y cristal
babosas claras batan y
merengue
coman en pasteles
FESTEJEN UN DIA MAS
UN DIA MENOS
[1] Una tarde por el ancho rumor de Montparnasse
por ese aire de provincia tan
confianzudo y claro
–cada ventana paga su pedazo de sol
con una canción,
anduve bebiendo el buen vino rojo y
alegre como una canción,
rojo y alegre como una revolución.
[2] Retomando ahora al Cortázar de Rayuela, Pacheco cita: “La risa
ella sola ha cavado más túneles útiles que todas las lágrimas de la
tierra...".
[3] Debo decir que del libro anterior de Mariano me llamó mucho la
atención el título (El militante que puso
el cuerpo), que nos retrotrae a una expresión típica de esa militancia abnegada.
Decía Esteban: “La vida, que es la vida
que no sobra, la vida que el capitalismo especulativo ha decidido prescindir
hasta la exclusión, no podemos darnos el lujo de despilfarrarla también con
consignas que inciten a la muerte, cualquiera sea el sacrificio que impongan.
Hay que cuidarla, cultivarla. Medirse con la muerte, será suicidarnos otra vez”.
[4] Una discrepancia para charlar en otro momento. Pacheco dice que
investigar desde los movimientos sociales (investigación militante) suena
inactual.
Es inactual si uno va a buscar eso
al CONICET. Sería inactual en cualquier momento de la historia: es pedirle
peras al olmo. ¿Es inactual sino uno lo mira en los movimientos sociales?
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