“No creo que se salga de esta situación de reflujo
extremo haciendo ostentación de kirchnerismo”
Por
Mariano Pacheco
Diego Tatián, ensayista y
actual Decano de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la
Universidad Nacional de Córdoba, compartió con revista Zoom
una serie de reflexiones acerca del peronismo y el kirchnerismo, las
continuidades y rupturas entre las gestiones cordobesas de Juan
Schiaretti y José Manuel De la Sota, además de lo nacional, lo
popular y lo político en el actual “momento Latinoamericano”.
KIRCHNERISMO
Y “PERONISMO CLÁSICO”
¿Te
parece que el kirchnerismo es un momento de la historia del peronismo
o que puede coagular hoy en una experiencia política por fuera de
las estructuras partidarias del Partido Justicialista? ¿Cómo ves
hoy el mapa del peronismo/kirchnerismo a nivel nacional?
--Creo
que las dos cosas: por un lado el kirchnerismo es un momento de la
historia del peronismo, claramente, pero por otro lado abre -digamos-
una picada, o un boquete hacia otras expresiones históricamente
no-peronistas. Y es esta juntura, precisamente, contra la que
reacciona cierto peronismo clásico o más tradicional. Me parece que
esto hace que podamos afirmar que el kirchnerismo es el único sujeto
político hoy en Argentina. Sin magnificar, ¿qué quiero decir con
esto? Que la carnadura social del kirchnerismo ronda hoy entre un 15
y un 20%. Pero lo importante no es eso, sino que ha producido una
sensibilidad social que tiene que ver, sobre todo, con la defensa de
los derechos en general, y los derechos humanos en particular, y que
no tiene equivalente. Por ejemplo, el macrismo, hoy no hay macrismo
en la Argentina. Lo que existe hoy es un señor llamado Mauricio
Macri, que es incapaz de producir afectos políticos, y que de alguna
manera cataliza una heterogeneidad política, de sentimientos, y
sobre todo, de un antikirchnerismo que tiene muy diferentes
calidades. Todo eso concentra Macri, lo que no da lugar al
“macrismo”, y esa es su principal debilidad, al mismo tiempo que
la mayor fortaleza del kirchnerismo ha sido constituir un sujeto
social -insisto- el más importante que tiene la Argentina de este
momento. Porque el peronismo clásico, por supuesto, también tiene
una identidad históricamente muy fuerte, pero que hoy se encuentra
diluida, fragmentada. Y es ahí en donde se libra una disputa muy
fuerte, porque el peronismo clásico está intentando prescindir del
kirchnrismo, cosa que difícilmente creo que pueda lograr, porque la
imagen de Cristina es muy fuerte, y no tiene parangón dentro del
campo popular. Y no es sólo una cuestión de imagen, de encuesta,
sino que es una figura popular muy odiada pero también muy amada,
que otras fuerzas políticas no tienen. Desde ese punto de vista,
está todo absolutamente abierto en la Argentina. Y creo que hay que
precipitar las condiciones para que el campo popular se reorganice de
una manera amplia y generosa, no creo que se salga de esta
situación de reflujo extremo haciendo ostentación de kirchnerismo.
Y creo que la primera en entender eso fue la propia Cristina, cuando
empezó a hablar de Frente Ciudadano. Ese es un poco el desafío que
tienen las fuerzas populares, para que esta situación de “Plan
Cóndor judicial-mediático” no quede así, porque esta situación
no se está produciendo solo en Argentina sino en varios países de
la región.
--Vos
hablas del kirchnerismo como “sujeto”, pero en el peronismo
clásico la columna vertebral del movimiento era la clase trabajadora
(algo que desde las izquierdas se cuestionó siempre porque el
movimiento obrero organizado además de columna, no era también
“cabeza y corazón”). Ahora, en el kirchnerismo, ¿cual te parece
que son, en concreto, esos sujetos sociales en los que ha anclado su
política? Digo, más allá de la gestión del Estado. Porque: ¿qué
sector social expresa, por ejemplo, Unidos y Organizados? Y el
Movimiento Evita, que organizaba a sectores humildes del pueblo, o al
precariado, hoy ya no forma parte del kirchnrismo, y la relación con
los sindicatos ha sido más bien compleja.
--Es
muy buena tu pregunta. De todos modos, dejame aclarar que cuando
decía “sujeto social” no me refería a un análisis sociológico,
sino a un imaginario que atraviesa a distintos sectores, que van
desde la Universidad hasta este precariado que vos mencionás.
Después, las articulaciones o desarticulaciones políticas, son
siempre coyunturales. Yo no creo, por ejemplo, que el movimiento
Evita haya dejado de ser kirchnerista por haberse ido del Frente para
la Victoria. Sigue siendo parte de ese conglomerado que yo nombro
como kirchnerismo y que, insisto, no lo digo desde el punto de vista
sociológico, sino como marca que se le ha hecho a la sociedad
argentina en muy distintos niveles. De todos modos, me parece que tu
pregunta por el movimiento obrero es muy buena, pero habría que
tener en cuenta que el movimiento obrero hoy no cumple en el mundo la
misma función que hace 50 años, y tampoco que en la Argentina del
peronismo clásico.
--¿Y
en Argentina como lo ves?
--Fijate,
en el resto de la Argentina está sucediendo una situación inversa a
la que sucede acá en Córdoba. Creo que hay una cúpula sindical
burocratizada y al servicio de lo peor, y sin embargo hay una base
que se está moviendo, y las cúpulas tienen grandes problemas para
sostener esta situación, que es de precaridad, en la componenda con
los grandes poderes económicos. En tanto que en Córdoba se viene
produciendo una situación por demás interesante, en la que hay
dirigentes sindicales que han tenido un pronunciamiento muy claro
respecto de ciertas medidas reactivas del macrismo para con los
trabajadores. Me refiero a nombres concretos como Hilda Bustos, como
Juan Monserrat, Raúl Ferro y el propio José Pihen, que tiene que
posicionarse con mucho cuidado porque tienen bases que son, te diría,
macristas. Sin embargo, puede visualizarse en el movimiento obrero de
Córdoba un atisbo de algo diferente. No así en el Partido
Justicialista y el “schiarettismo”, que está haciendo una
sobreactuación de macrismo para mi incomprensible, aún asumiendo
que así se beneficia financieramente. Creo que Schiaretti,
corriéndose así a la derecha, está traicionando su
propia historia y la de su partido,
incluso
a sus propios cuadros, de segunda o tercera línea, que quedan
totalmente descolocados, sobre todo con sus declaraciones sobre el
plan económico. Por más que ahora se vea coyunturalmente
beneficiado económicamente por el macrismo, se le va a volver como
un búmerang.
PERONISMO
EN CORDOBÉ
--Justamente
te quería preguntar por la situación provincial. El delasotismo es
evidente que ha estado a contrapelo del proceso nacional de la última
década. Pero: ¿qué pasa con el schiarettismo? ¿Te parece que es
una continuidad del delasotismo o hay rupturas?
--Las
dos cosas. Creo que el schiarettismo es una continuidad sustantiva
del delasotismo con puntos de ruptura en temas como los derechos
humanos o cierta sensibilidad mayor hacia cuestiones sociales. Por
ejemplo, Schiaretti tiene un excelente ministro de Justicia, Luis
Angulo. Nosotros tenemos un Programa de Educación en Cárceles. La
Facultad tiene alumnos en la cárcel. Y es impresionante ver el
cambio. En este tipo de cosas, que no son menores, hay un cambio, lo
mismo que en derechos humanos. Pero hay ciertos alineamientos
políticos y pronunciamientos respecto de la política-económica que
lamentablemente son una continuidad con el delasotismo.
--¿Y
respecto de la situación policial? Digo, ese fue uno de los motivos
de mayores críticas al delasotismo ahora hay quienes también
cuestionan la schiarettismo.
--Me
parece que se nota un cambio, un pequeño cambio al menos. No es lo
mismo esta policía que la de De a Sota, pero también es difícil
pensar que pudiera mantenerse ese nivel de policialización en el que
se vivía en la provincia, que estaba prácticamente tomada. Ahí veo
un pequeño cambio, insuficiente, pero con una modificación del
Código de Faltas, sin su derogación, que es lo que correspondería,
porque es absolutamente anticonstitucional, pero en ese punto creo
que se puede verificar un cambio.
--Y
respecto del peronismo cordobés, más en la coyuntura política,
¿qué pensás? Digo: De la Sota necesita “pegarle” a Macri si
pretende posicionarse de cara a 2017 y 2019. Pero sigue aliado a
Massa, y eso le dificulta disputar la interna del PJ. Por otra parte,
su sucesor en la provincia, como decías bien recién, viene haciendo
una “sobreactuación” de macrismo, situación que también le
dificulta al propio Schiaretti librar una pelea interna en el
justicialismo a nivel nacional, y ambos necesitan de algún modo
“pegar el salto” a lo nacional, tras dos décadas de gobernar la
provincia…
--Yo
pienso que Macri no ha venido para durar sino para hacer un laburo,
que tiene tres patas. El más importante ya lo ha hecho, y es haber
re-insertado a al país en el circuito financiero internacional;
haber contraído 50 mil millones de dólares de deuda, a la que van a
estar otra vez subordinadas generaciones de argentinos, tirando por
la borda lo que tanto le costó a la política del pueblo argentino,
que fue des-endeudarse parcialmente. Eso ya lo hizo, porque él es un
personero de los grupos financieros. Lo segundo que vino a hacer el
macrismo es a desarrollar una persecución judicial del kirchnerismo,
con el claro objetivo de des-arraigar del pueblo argentino toda
memoria de lo que fueron estos diez años de gobierno popular. Y lo
tercero es imponer el paradigma de lo que ellos llaman “Memoria
completa”, es decir, desmontar el trabajo democrático que desde
hace décadas vienen haciendo los organismos de derechos humanos, no
sólo en el plano social y cultural, sino también en el judicial.
Porque ya han frenado los juicios por las responsabilidades civiles y
van a seguir probando qué pueden hacer y no, como fue el caso de
Hebe (de Bonafini) y el intento por avanzar en causas judiciales
contra militantes de la década del 70, de organizaciones armadas y
no armadas. Y lo que tiene es que no parece verosímil que eso pueda
durar mucho tiempo. Pero sí que venga un administrador de ese
desquicio, más político, que yo creo que es Massa, que es la
alternativa a esta lógica del shock, casi una lógica de “grupo de
tareas”, que viene produciendo el macrismo. Ese es el plan, me
parece, no sé en qué tiempos, pero la salida orquestada parece ser
con alguien de la derecha peronista, sea De la Sota o Massa, que es
el candidato de Clarín, a diferencia de Macri, que es
directamente el hombre de Estados Unidos en el país. Y desde ese
punto de vista es que está totalmente abierto todo, en el peronismo
y en el país. Y habrá que ver qué hacen los distintos actores
políticos dentro del peronismo ante eso que podríamos denominar
como la vía massista y la vía kirchnerista.
--¿Dentro
o fuera del peronismo? Digo, al menos, tu opción personal, ¿cual
es?
--Yo
creo que va a haber que jugar en los dos lados, porque una cosa
repercute en la otra. Pero creo que dentro de la disputa interna
del PJ hay mucho de ficción. Quiero decir: no es que ahí adentro se
apuesta, se gana y el que pierde sigue al que gana. Si el
delasotismo gana, el kirchnerismo no va a ir atrás como buen
perdedor, así como el delasotismo no va a ir detrás del
kirchnerismo si la que gana es Cristina. Se puede disputar ahí
adentro, pero sabiendo que es como una ficción necesaria. Y después
hay que construir transversalmente, y confiar en los movimientos
populares de base. Esa es la gran lección de todos estos años, en
donde ha habido un empoderamiento insuficiente para acompañar los
cambios que se han producido en la Argentina, tal vez los más osados
dentro de la región, si dejamos aparte a Bolivia y Venezuela, que
tienen realidades diferentes. No fue suficiente el empoderamiento
para proteger esos cambios, que se hicieron tal vez de una manera más
jacobina.
--¿Y
qué rol juega en todo esto Cristina?
--Yo
creo que están bien los tiempos que está manejando Cristina. Ella
lo dijo con claridad: “yo no me voy a poner a la vanguardia de los
cambios que la sociedad no me ha pedido” y que “la sociedad se
tiene que organizar y construir poder desde abajo y después se
verá”. Yo creo que es la vía correcta. Y un poco depende de todos
nosotros, de las izquierdas o cierto peronismo, de los que creemos en
una vía emancipatoria, de ser capaces de construir un frente para
disputar poder.
--Me
gustaría saber tu opinión respecto de esta crítica que se le hace
al kirchnerismo, en relación a la centralidad casi exclusiva del
liderazgo de Cristina, y antes de Néstor, o la denominada “mesa
chica” que tomaba las decisiones, o incluso a rol que jugó La
Cámpora en el armado de espacios como Unidos y Organizados y esta
postura de Frente ciudadano centrado en una participación más desde
abajo, cuando hay toda una militancia quizás formada en lógicas más
de arriba para abajo. Digo, ¿no te parece un poco contradictorio el
planteo?
--Bueno,
sí, pero ahí está el arte de reinventar y producir política a
partir de giros. Y lamentablemente me parece que eso que planteas no
es solo un problema argentino, sino que está presente en todos los
procesos de Latinoamérica: pasó con Chávez, pasa con Evo, pasó
con Lula. Es una dinámica que está presente en la historia del
continente. A mí me gustaría que fuera de otra manera, pero no es
de otra manera. Entonces eso, que es un problema que genera cierta
verticalidad, presenta una fortaleza para enfrentar poderes, que una
dinámica más horizontal seguramente no tendría. Por eso hay una
cierta complejidad en esa cultura política. Y yo creo que Cristina
registró que es necesario que la sociedad prescinda de ella para
hacer ciertas cosas y luego las haga con ella cuando ciertas
condiciones estén dadas. Me parece que es una buena vía. Si, por
decirlo de algún modo, la cultura política kirchnerista lo va a
lograr hacer o no, habrá que ver. Yo creo que sí. Tal vez obligado
por las circunstancias. Y en eso soy materialista, porque pienso que
muchas veces no son las convicciones sino la materialidad, la fuerza
de las cosas lo que hace a uno comportarse. Y esa apertura, ese
ponerse en juego de manera horizontal con otras organizaciones, y el
aprendizaje de una sabiduría política adquirida en la adversidad,
tiene que ver con la situación.
--Como
reflexión final, y partiendo de esto que planteabas sobre el
continente, en relación al planteo esbozado en uno de tus libros
sobre el filósofo Spinoza, donde decías que
atravesábamos un “momento maquiaveliano” en la
región, a partir del cual un conjunto de antiguas luchas
sociales organizaban sus militancias y sus tareas en
una conquista institucional. Allí hacías referencia a
Maquiavelo y escribías que se producía
una tácita “exhortación a la unidad Latinoamericana” por parte
de un “Príncipe colectivo” que había
adoptado un posicionamiento popular, en el marco de una
coyuntura signada por un “encuentro aleatorio” entre
“movimientos sociales y políticas de Estado” . A la luz
de todo lo que viene pasando con los gobiernos progresistas,
populares, post-neoliberales o como se los denomine de la región,
¿consideras clausurado ese momento o en disputa? ¿Estamos a la
puertas de un nuevo cambio de época en Latinoamérica?
--Yo
creo que está abierto y en disputa el proceso, en un momento de
clara adversidad y reflujo. Y
creo que hay que seguir insistiendo en la necesidad de reivindicar la
política como alternativa para que los seres humanos reviertan la
situación desfavorable en la que se hayan y disputen poder. Hoy
asistimos a una operación muy fuerte de desprestigio de la política,
contra la política. Y se trata de hacer ahora lo que hicimos
siempre, pero desde el llano. Se trata de organizar, de construir
poder popular y resistir las medidas que son nocivas para el conjunto
del pueblo argentino. No creo que se haya desvanecido el “momento
Latinoamericano”, sino que atraviesa esta situación de fuertes
complicaciones, pero hay que seguir actuando desde las circunstancias
en las que nos encontramos.
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