Componer
un libro, hacerse una libertad
Por
Mariano Pacheco
El
jueves, en el
marco del
bloque “Libros y Alpargatas” del
programa “La luna con gatillo”, que se
emite los jueves a
las 15 horas por radio Eterogenia,
cometamos Buda
y Descartes. La tentación racional, el
libro de Diego Sztulwark y Ariel Sicorsky recientemente publicado por
editorial Cactus.
El
libro bien podría llamarse Meditaciones. Meditaciones sobre
el filósofo francés y el príncipe hindú, sobre el acto de
escribir y los sentidos de investigar, y aún, de publicar un libro
en estos tiempos. Sobre Descartes, lo que todos sabemos: su cogito
ergo sum (“Pienso, luego existo”), sentó las bases del
sujeto moderno de la filosofía. Buda, sus enseñanzas -en cambio-
parecen estar en las antípodas: el despertar puede producirse en la
medida que opera un des-centramiento. Sin embargo, el conocimiento,
la pasión por el conocimiento, y la meditación, parecen ser los
puntos de contactos entre estos dos hombres tan distantes en el
tiempo, la geografía y las filosofías que de sus enseñanzas se
desprenden. “El punto de contacto entre Buda y Descartes, lo que
nos permite hablar de ellos conjuntamente, es la importancia que
ambos atribuyen a la meditación, a la autofundación de la
conciencia como acto de reflexión del saber sobre el agente del
saber (de la conciencia sobre el ser conciente, del cógito sobre la
duda metódica)”, escribe el pensador italiano Franco Berardi
(“Bifo”), en las palabras de presentación de este libro
recientemente publicado por editorial Cactus.
Sztulwark
y Sicorsky llaman la atención acerca de este contrapunto y este
aparente punto de contacto desde el inicio mismo de su libro.
Mientras que Descartes parte al mundo para conocerlo, Buda realiza un
viaje hacia sí mismo, también para llegar al conocimiento. Pero los
autores reparan en una paradoja: que Descartes ingrese en un proceso
de introspección para arribar a sus conclusiones racionalistas.
“Considerar, como él mismo hace, que ese espinoso proceso es una
meditación ¿no trastoca las imágenes idealizadas que de
ella nos hacemos?” Y luego agregan: “la palabra meditación viene
asociada con el ejercicio de la respiración y de poner la mente en
blanco, y nunca con la revuelta racionalista contra la pasividad del
sujeto”.
Como
sea, no puede negarse que ambos, Descartes y Buda, proponen nuevos
puntos de partida y crean nuevos modos de concebir el mundo. “En
ambos casos la meditación se presenta como una práctica del trabajo
sobre sí que apunta a reorganizar la relación entre sensibilidad y
conocimiento”, insisten los autores, quienes visualizan en la “duda
sistemática” cartesiana y en la interrogación hindú una
resonancia a investigar respecto de la relación entre la duda y la
pregunta por la ilusión.
¿Qué
hay de esas resonancias? ¿De esa pulsión de saber sobre la
no-ilusión en Buda, del deseo de meditación presente en la
filosofía hoy expulsado del paradigma hegemónico en las ciencias y
las lógicas académicas? ¿Qué hay del costado oníirico, erótico,
religioso y secreto de Descartes? Estas y otras preguntas que incitan
al inconformismo podrá encontrarse el lector en este libro, cuyos
autores se declaran abiertamente ni busdistas ni cartesianos, aunque
sí atravesados por un “placer de investigar” el “poder que el
pensamiento radical tiene sobre la vida, cuando no se separa de ella
queriendo gobernarla”.
Sztulwark
y Sicorsky rescatan de Descartes la fuerza del deseo del yo, la
posibilidad de hacer del pensamiento una instancia constructiva. Y de
Buda su religión de la inmanencia, ese esfuerzo por contribuir a
vivificar lo político, sencibilidad sin la cual -destacan los
autores- “tal vez no sea posible tomar en serio ninguna de las
propuestas de transformación que en nuestras sociedades se suceden
sin eficacia alguna”. He ahí el núcleo político de estas
lecturas que convidan Diego y Ariel, más allá de las posibilidades
-o imposibilidades- de poner en serie estas filosofías, hay un deseo
de problematización de nuestro mundo que no escapa a sus lecturas,
su escritura, sus elucubraciones. “La crítica del liberalismo
torna vigente la denuncia budista de la ilusión del yo que actúa
sobre el mundo (aún del yo que intenta transformarlo)”. Y agregan:
“sea por la vía de la risa o de lo serio, de la sustracción
individual o de la constitución de máquinas colectivas de guerra,
la meditación, tal vez desprovista del riguroso ceremonial de las
escuelas (meditar combatiendo) se abre como un camino vital posible
cuando la vida se nos escapa y ya no tenemos ninguna imagen que
abrazar”.
Inmersos
en medio de una globalización del capital exacerbada, mientras
oriente se entrega a una movilización industrial, científica,
política y militar que deja atrás sus antiguas maneras de hacer y
de pensar, mientras el “culto de Asia” se expande por occidente
como otro fetiche de los tantos que circulan entre las mercancías
que inundan la totalidad de nuestras existencia, este nuevo libro de
la editorial Cactus pone de manifiesto un profundo deseo por extraer
de estas tradiciones algo nuevo.
Como
sea, y tal como lo afirman sus autores, en este libro no se busca
tanto una enseñanza filosófica que pueda desprenderse de estos
maestros, sino un gesto: el de hacerse una libertad.
LA
LUNA CON GATILLO: Una Crítica Política de la Cultura
Conducción
y producción general: Mariano Pacheco.
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