“Con esta deuda odiosa estamos atrapados sin salida”
Por Mariano Pacheco*
El
docente e intelectual Julio Gambina aborda el dilema de época para
la Argentina: ¿pagar o no pagar la deuda externa? Consecuencias y
alternativas de una decisión dónde se juega el futuro de un
gobierno. Y de una nación.
Seguimos
indagando en torno a la deuda externa y la situación actual de la
Argentina, el FMI y los históricos reclamos de soberanía del país.
En esta oportunidad conversamos con el profesor Julio Gambina,
actual presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y
Políticas (FISYP), director del Instituto de Estudios y Formación
de la CTA, IEF-CTA Autónoma, integrante desde 2016 de la Presidencia
de la Sociedad Latinoamericana de Economía Política y Pensamiento
Crítico (SEPLA) y miembro del Comité Directivo del Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales, (CLACSO) durante el período
2006-2012. En esta conversación con revista Zoom,
Gambina argumenta por qué la Argentina no solo no debería pagar,
sino por qué no puede, y cuales son algunas de las vías posibles
para avanzar en ese sentido, como investigar y auditar la deuda, y
suspender mientras los pagos de los vencimientos para contar con los
fondos necesarios para desarrollar la infraestructura necesaria para
saldar la deuda interna.
El
reclamo del “No pago de la Deuda Externa” supo ser bandera de
organismos de Derechos Humanos y organizaciones sindicales, de
partidos políticos e intelectuales, de artistas y movimientos
sociales, al menos en los primeros años de la posdictadura, y no
sólo de las izquierdas sino de una franja amplia de sectores. En la
actualidad suele ser una consigna muy poco levantada en el arco
político nacional y suele ser considerada como una bandera del
pasado. ¿Qué pensás al respecto?
El
debate central respecto de la deuda es si pagar o no pagar, y vos
tenés razón cuando planteas la importancia de esa consigna del No
paga de la deuda durante tantos años, sostenida por tantos sectores.
Recuerdo que en 1985 Fidel Castro convocó en La Habana a un
Encuentro Latinaomericano y del Caribe, e incluso mundial, para crear
un Club de deudores, para plantear el no pago. Porque la deuda es
impagable y de hecho es lo que dice el mismo presidente Alberto
Fernández hoy en día cuando habla de renegociar. Renegoiar quiere
decir: “no te puedo pagar ahora, te pago más adelante”, pero de
fondo lo que está presente es que no se puede pagar. Obviamente,
también están quienes dicen que las deudas se honran, pero la
Argentina hoy no puede pagar esta deuda, o para pagarla debería
hacer un ajuste grandioso: reducir el gasto público (salud,
educación, jubilaciones) o incrementar los tributos. Esa es la línea
de pagar.
Después
está el tema de qué pasa si no pagás. Y creo que hay que decirlo:
tiene costos. Uno podría decir: “Argentina no paga y no pasa nada,
ya pasó en 2001”.
¿No
pasa nada en qué sentido?
Bueno,
se liberaron recursos para reactivar la economía argentina en vez de
pagar sus deudas. Estoy hablando de lo que se hizo en los años 2002,
2003, 2004, hasta el 2005 que se produce el canje de deuda, que tuvo
tres años de gracia, así que recién en 2008 la Argentina empezó a
pagar de nuevo. Así que, a priori, uno podría decir “no pasa
nada”, pero eso no es concreto, no es real, porque cuando uno
decide no pagar tiene que decir qué es lo que va a hacer ante esa
situación. El gobierno actual está diciendo: “esto así, ahora,
no se puede pagar. Hay que crecer y después pagar”. No es una
consigna de no pago.
Sería
una postergación…
Exactamente.
De alguna manera está tirando la pelota para adelante. Dice: “dejame
respirar, crecer, acumular, y después te pago”. En jerga
futbolística sería patear la pelota fuera del área, sacar el
peligro de gol del adversario”. ¿Podés entonces no pagar? Claro
que sí, pero tenés que saber que esa decisión te coloca en una
confrontación con los poderes económicos locales e internacionales.
Porque el sistema financiero, el sistema económico mundial está
dominado por entidades bancarias y no bancarias y por los gobiernos
de los países capitalistas más desarrollados, por eso cuando uno
mira la gira del presidente ve que fue a Alemania, a Francia, a
Italia. ¡Al Vaticano!, que más allá de la religiosidad es un poder
mundial. Y en simultáneo con esa visita, el embajador argentino en
Estados Unidos presentaba sus credenciales ante Trump, que más allá
de ser el presidente norteamericano es quien manda en el Fondo
Monetario Internacional, quien les dijo que cuenten con Estados
Unidos dentro de las discusiones del Fondo. Así que si el país
decide no pagar se va a tener que enfrentar a todos esos poderes.
Para que quede claro: es lo que le pasa a Cuba, que todos nosotros
admiramos, por su educación, su salud, que lleva adelante a pesar de
un bloqueo genocida. Hoy Cuba, por ejemplo, ayuda a China con vacunas
para el Conatovirus. Una Isla de 11 millones de habitantes, que no
incide en al economía mundial y permanece bloqueada desde hace
décadas, acechada por las multinacionales farmacéuticas, termina
siendo quien, con todo su desarrollo tecnológico y de investigación
sanitaria, contribuye a combatir esa epidemia que está afectando a
la economía mundial. Porque no olvidemos que China es el principal
socio comercial de muchos países del mundo, el comercio
internacional se ha visto profundamente afectado. Incluso la
Argentina misma comenzará a tener problemas, porque se van a
paralizar embarques, de acá para China y de China para nuestro país.
Y digo Argentina porque es en donde estamos, pero es un problema
mundial, ya que China es la principal fábrica del mundo.
¿Entonces?
Con ese panorama puede resultar difícil pensar en el No pago…
Creo
que se puede y se debería decir No al pago de la deuda, porque
pagarla no es viable. ¿Cómo se llama acaso la Ley aprobada por el
Parlamento? “Ley de Restauración de la Sostenibilidad de la
Deuda”, eso votan, tanto el kirchnerismo como el macrismo, porque
salvo los dos diputados del FIT, todo el resto votó eso. Es decir,
el planteo tiene que ser claro: no es sostenible la deuda. Y eso
implica asumir que te van a hacer un boicot.
Sí,
pero Argentina no es Cuba, en el sentido de su infraestrutura
económica, ¿no?
Por
supuesto. Su capacidad de producir alimentos, y energía, sus
recursos son otros, claro. Pero lo que no vas a tener son capitales
del mundo que te ayuden a desarrollarte. Pero bueno, como dijo
Cristina Fernández hace poco en La Habana, en la Feria del libro en
la que participó, habrá que ver que sea el Estado el inversor.
Claro, uno puede preguntarse: el Estado argentino, ¿tiene con qué
invertir? Y yo te pongo un ejemplo: en la Ley de soberanía, la
primera que aprobó este gobierno, se dispone que el Banco Central le
seda más de 4.500 millones de dólares al ministerio de Economía
para pagar deuda. El Estado argentino podría disponer de ese dinero
para otra cosa, para inversiones por ejemplo. Pero sino, si usás
como se está usando ese dinero para ir pagando los vencimientos de
deuda, sea nacionales o provinciales, como pasó con Kicillof en
Buenos Aires, que lo apretaron y pagó, y les dijo a los docentes que
lo que les iba a pagar en febrero se los pagará en marzo. En fin,
tengamos confianza en que se los va a pagar en marzo. Con esto te
quiero decir que esa consigna, tan vigorosa en los años ochenta, de
No pago de la deuda, hoy está deteriorada.
En
la actualidad se habla más de “auditar” la deuda, ¿no?
Claro,
desde la Autoconvocatoria que formamos parte, por ejemplo, se habla
de “suspensión de los pagos y auditar la deuda”, porque la idea
es investigarla, ver qué partes son legales, cuales con ilegítimas,
qué parte es deuda odiosa. Y eso es muy importante, porque mucha
gente cree que deuda odiosa es aquella que tomó un gobierno
dictatorial, pero no. La teoría de la deuda odiosa, que viene de la
década del 30 del siglo XX, sostiene que es odiosa toda deuda que no
se contrae en beneficio del pueblo. Y de la deuda contraída por el
gobierno de Macri se puede demostrar claramente que fue contraída
para fugar capitales, no para construir escuelas, hospitales,
infraestructura, nada. Eso por un lado, pero además, se dice que una
deuda es odiosa cuando tanto el deudor como el acreedor saben que no
se puede pagar. Y tanto Estados Unidos como el FMI sabían que la
Argentina no podía devolver ese préstamos de 57 mil millones de
dólares (de los cuales desembolsaron 44 mil), que el país no podía
pagar, no que no quería, no podía, porque Argentina no fabrica
dólares, así que tienen que salir del superávit comercial, que el
país no tiene en volumen suficiente; de los dólares que ingresen
por inversiones extranjeras y estamos en un momento de la economía
mundial en donde eso no sucede y no va a suceder a no ser que se
realice en el país una reforma laboral reaccionaria o tienen que
venir nuevas préstamos, con los cuales pagas deudas viejas a costa
de seguir hipotecando a la Argentina, ya no en su generación
actuales sino en sus generaciones futuras. Con esta deuda odiosa
estamos atrapados sin salida.
¿De
allí la cuestión de investigar?
Sí,
porque al investigar suspendés los pagos. Es una forma de no pagar.
Porque lo que interesa es no pagar, y en todo caso, una investigación
te permite decir: “de esta deuda pública argentina actual, que
ronda los 350 mil millones de dólares, la parte que es legítima es
ésta, el otro 60, 70, 80% no”; y sobre ese porcentaje renegocias.
Ejemplo, de nuevo, Cuba. Uno de los acreedores de la deuda gigantesca
de Cuba era Rusia, la Rusia de Putin inserta en el sistema
capitalista mundial, no la Unión Soviética. Y Cuba logró
renegociar una quita del 90% de su deuda. Y por el 10% a pagar
ofreció que ingresaran inversiones rusas, y de esa producción se
pagaba la deuda. Es decir: no pagar implicó generar condiciones
soberanas de renegociación. Esto que te digo está muy lejos de lo
que acontece hoy en la Argentina de Alberto Fernández, en donde se
pueden ver algunos matices respecto de aquello que dijo Cristina
Fernández en La Habana. Resumiendo te diría: lo que se haga no
depende de una cuestión técnica sino política, ya que no pagar
implica generar un consenso popular muy grande, porque no va a ser
gratuito. Ante el No pago puede haber un boicot internacional, e
incluso desembarcar tropas, lamentablemente, ya que el mismo día que
se votó la Ley de Sostenibilidad de la deuda se aprobó que ingresen
5.000 Marines en el país. Y hay acuerdos previos, que ya no son de
este gobierno sino del Estado argentino como tal, asumidos durante el
gobierno anterior pero también en otros anteriores, que implican
maniobras conjuntas. Y sabemos que donde intervienen fuerzas
militares estadounidenses es porque hay intereses geo-estratégico
para resolver la apropiación de las materias primas que necesita,
sea petróleo, gas, agua o biodiversidad. En ese sentido está claro
que Estados Unidos no apoyó a la Argentina sino el gobierno de Macri
para que pudiera tener un período más, pero les salió mal la
jugada. Y ante eso ahora el debate sobre qué hacer está abierto, y
creo que es el pueblo argentino quien soberanamente tiene que decidir
si pagar o pagar la deuda externa. Por eso hay que generar las
condiciones para hacer una gran consulta popular al respecto,
precedida de un inmenso debate. La opción es clara: o se le paga a
los acreedores esta deuda ilegítima, ilegal, odiosa, o se les paga a
los docentes, los trabajadores de la salud y jubilados lo que les
corresponde, se generan condiciones de empleo, se resuleve el enorme
problema habitacional que tiene este país y se termina con el 40% de
pobreza. Ese es el dilema, y no hay que engañar: si haces eso no te
van a aplaudir, sino que van a intentar boicotearte.
* Nota publicada en Revista Zoom
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