Más
vale Gorras embrollando que la Policía matando
Por Mariano Pacheco
Nota
publicada en “Me contó el Viejo Antonio” (noviembre 2014), periódico mensual
editado por la Biblioteca Popular y Espacio Cultural Somos Viento, Ciudad
de San Francisco, Córdoba.
Por
octavo año consecutivo, se realizará en la Ciudad de Córdoba, el próximo 20 de
noviembre, una nueva edición de la “Marcha de la gorra”, convocada por el
Colectivo de Jóvenes por Nuestros Derechos. “A la Marcha nunca llegamos solos,
nos acompañan organizaciones sociales, espacios comunitarios, bibliotecas,
grupos de jóvenes, agrupaciones y partidos políticos, escuelas, centros de
estudiantes y muchas personas inquietas”, sostuvieron desde la organización
convocante. Como en años anteriores, seguramente la movilización se replicará
en otros sitios del interior provincial.
“Motivos para salir nos sobran”, dicen desde el Colectivo de Jóvenes, y mencionan la necesidad de anular el Código de Faltas -al que consideran “inconstitucional”- llevado adelante por una Institución Policial “que nos golpea con desapariciones y asesinatos, persecuciones y hostigamientos”, remarcan.
“Motivos para salir nos sobran”, dicen desde el Colectivo de Jóvenes, y mencionan la necesidad de anular el Código de Faltas -al que consideran “inconstitucional”- llevado adelante por una Institución Policial “que nos golpea con desapariciones y asesinatos, persecuciones y hostigamientos”, remarcan.
Cada
año, la movilización asume una consigna central diferente. En 2007 fue “¿Por
qué tu gorra sí, la mía no?”; en 2008: “Una oreja para los chicos”. Al año
siguiente fue “Los jóvenes al centro” y el año del Bicentenario “Contra el
Código de Faltas. ¿Y los Derechos que nos faltan?”. En 2011, la 5ª Marcha llevó
la consigna “Nos detienen por la cultura” y un año más tarde “Tu código trata
de desaparecer nuestra alegría callejera”. “Tu seguridad nos limita, nuestra
Resistencia es infinita” fue la consigna que nucleó a las 20.000 personas que
se movilizaron en la última edición, la 7ª Marcha de la Gorra.
Por
primera vez, este año, la “Marcha de la gorra” traspasó las fronteras
cordobesas y se realizó en Buenos Aires, el miércoles 22 de octubre. Convocada
por la Campaña Contra la Violencia Institucional, con la consigna “En defensa
del derecho a la vida, contra el gatillo fácil y la estigmatización”. La Marcha
partió del Departamento Central de la Policía Federal Argentina, situado en la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y se dirigió hasta el Ministerio de Seguridad
de la Provincia de Buenos Aires, en la capital provincial.
De Capital a La Plata, esta primera marcha nacional se desarrolló en un contexto signado por la aparición –cinco años y ocho meses después de su desaparición- del cuerpo sin vida de Luciano Arruga.
De Capital a La Plata, esta primera marcha nacional se desarrolló en un contexto signado por la aparición –cinco años y ocho meses después de su desaparición- del cuerpo sin vida de Luciano Arruga.
Luego
de tantos años de incertidumbre, ahora puede saberse que el joven Arruga fue atropellado
por un automóvil en el cruce de Avenida General Paz y Emilio Castro (barrio
porteño de Mataderos) durante la madrugada del 31 de enero de 2009, un día
entero después de que fuera visto por última vez con vida. Internado como NN en
el Hospital Santojanni, el joven fue operado y falleció en la mañana del 1 de
febrero. Su cuerpo quedó en la morgue del hospital durante un día, hasta que
fue trasladado a la Morgue Judicial donde le realizaron una autopsia, el 3 de
febrero. Como no tenía documento de identidad, permaneció durante tres meses en
la morgue. Finalmente fue enterrado como NN en el cementerio de la Chacarita,
en mayo de 2009. Por el accidente, el conductor que lo atropelló fue procesado
y finalmente sobreseído.
Más
allá de la tranquilidad de la familia Arruga, que pudo encontrar el cuerpo del
muchacho, su muerte sigue apareciendo como un episodio oscuro, otro más de la
historia nacional reciente.
En
un artículo publicado por el diario Página/12 (“De Arruga a la
Panamericana, el código y los ´accidentes de tránsito´”), Horacio Verbitsky
señala que “los antecedentes más sórdidos del caso” se remontan al 22 de
septiembre de 2008, “cuando Arruga fue detenido y torturado en el destacamento
policial de Lomas del Mirador, donde bajo amenaza de muerte lo conminaron a
robar para los policías”. Situación a la que el joven se negó. Cuatro meses
después cruzó la vía rápida de la Avenida General Paz por un lugar que nadie de
la zona utilizaría sin una desesperada urgencia, habiendo un paso peatonal
disponible. Ambos lados de la avenida están del lado de capital. Sin embargo,
el muchacho venía corriendo, descalzo, desde el lado de provincia, donde vivía
y “donde la policía lo había condenado a muerte”, destaca el periodista que
supo ser compañero de Rodolfo Walsh.
Verbitsky
insiste en que, si en vez de tratarse de un pibe de Lomas del Mirador, hubiera
desaparecido un chico de clase media en Palermo Rúcula, “la conmoción social
hubiera sido enorme y no hubieran pasado casi seis años sin noticias”. Sus
palabras suenan terribles, pero son –como se dice popularmente- un baldazo de
agua fría, que grafica cómo está funcionando actualmente nuestra sociedad.
La
situación es preocupante. Se estima que, a este ritmo, 2014 será el año con
mayor cantidad de víctimas de la violencia institucional desde que Néstor
Kirchner asumió la presidencia en 2003. La violencia policial no tiene
fronteras. La indiferencia tampoco.
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