“No queremos hacer un teatro donde la
gente asista,
aplauda
y después se vaya a cenar como si nada”
Por Mariano Pacheco
(revista Sudestada, octubre de 2014)
La
cara de entusiasmo desmedido se le nota a la distancia. Cuando entro a ese
clásico bar, situado en pleno centro de Córdoba capital, veo al dramaturgo Jorge
Villegas, con su inconfundible remera negra con la sigla EZLN en rojo que me
hace señas. No llego a pedir mi taza de café, ni a sacar mi libreta, mucho
menos a encender el grabador. Lo escucho decir: “en octubre reestrenamos la
obra sobre Tosco”. Villegas tiene 46 años y comenzó su trabajo teatral “desde
muy pibe” –según cuenta– “con los primeros Festivales Latinoamericanos de
teatro”. Se define como un hombre que se formó en una generación a la que el
punk les marcó un camino (“los casetes de Sex pistols y The Clash fueron
fundamentales para mi formación”) y aclara que de ahí, tal vez, venga eso de
que abominen andar especulando comercialmente con el teatro. “Tratamos de
conmover el entendimiento, convidar nuestro hacer a organizaciones sociales y participar
de sus actividades”, remata, como tratando de sintetizar el espíritu del grupo
que integra, y que fundó hace ya casi dos décadas.
Zeppelin teatro
El
grupo se formó en 1995, en un espacio cultural, una escuela y una sala de
teatro, que Villegas fundó en el barrio Alberdi y que llevó por nombre Zeppelin
teatro. Con distintos miembros, funcionó y continúa funcionando a través de
distintos proyectos, como “Patria o muerte” y “Judiciales”, donde se agrupan
obras temáticas con ejes históricos o coyunturales. “El Proyecto Judiciales son
cuatro obras sobre la violencia del capitalismo en las personas. Aborda cuatro
casos que en ese mismo momento estaban muy mediatizados: Parques y paseos,
sobre el asesinato de Nora Dalmaso; Cielo cubierto, sobre Marcos Spedale, un
adolescente que una patota mató en El Cerro en 2005; Retrato de un hombre
invisible, que retoma la emblemática y controvertida figura de Charlie Moore,
el militante del Ejército Revolucionario del Pueblo que, promediando la década
del 70 del siglo pasado, fue capturado por la Alianza Anticomunista Argentina
y, luego de ser brutalmente torturado, fue convertido en asesor del aparato
represivo argentino y KyS, por las iniciales de Kosteki y Santillán, los
apellidos de Maximiliano y Darío, los jóvenes militantes populares asesinados
el 26 de junio de 2002 en el distrito bonaerense de Avellaneda, mientras
participaban del intento de bloquear los ingresos al Puente Pueyrredón”, cuenta
Villegas, y aclara que eso de trabajar con “lo que pasa” lo tomó de la banda de
punk The Clash. “Me acuerdo de lo impresionado que quedé una vez que vi una
entrevista en le hacen a Joe Strummer (letrista, cantante y alma de los Clash) en
BBC. Cuando al tipo le preguntan por qué no hacían canciones de amor, él
respondió que eso era lo que ya hacía todo el mundo, el rock and roll, y que
ellos querían hacer otra cosa, ser una suerte de noticiero, contarle a los
pibes qué era lo que estaba pasando en ese mundo que habitaban”. Villegas dice
que ese momento fue para él “como un despertar” en su vida.
El
otro proyecto, “Patria o muerte”, se reestrenó en Córdoba durante el mes de
junio, en el Teatro La Luna. Incluye tres obras: Main in chat, donde se
representa una especie de chat imaginario entre Simón Bolívar y José de San
Martín; Operativo Pindapoy, sobre el secuestro y ejecución de Pedro Eugenio
Aramburu y Argentina Urra, que reconstruye el regreso de Juan Domingo Perón al
país, luego de su largo exilio.
Con
Zéppelin Teatro también adaptaron El juguete rabioso, la primera novela de Roberto
Arlt. Villegas cuenta que algunos de los integrantes originales del grupo aun
siguen junto a él, montando en los escenarios algunas de sus obras. Aunque
aclara que, a veces, él trabaja con otros actores en otros proyectos por fuera
del grupo y ellos, a su vez, también tienen sus iniciativas con otros
directores. “Algunos se han dedicado al cine y actualmente están en Austria y
en México, o haciendo otras intervenciones artísticas en algún rincón de la
Argentina”, explica. Y luego agrega: “Otros se casaron y hacen su vida de
parroquianos, pero cada tanto nos juntamos”. Por fin remata: “el año que viene
cumplimos 20 años. Tengo la idea de que hagamos una gran reunión de todos los Zéppelin”.
Por
esa sala donde todo empezó, pasó alguna vez Alejandro Finzi, un cordobés
radicado en La Patagonia y autor de la obra sobre Agustín Tosco que el grupo Zéppelin
teatro, dirigidos por Jorge Villegas, estrenó el pasado 29 de mayo en la sede
central del Sindicato de Luz y Fuerza, cuando se cumplió el 45 aniversario del
Cordobazo, y que en octubre reestrenan con funciones todos los viernes, a las
21.30 horas en el Teatro La Parisina, situado en la intersección de las calles
Neuquén y Colón, en Córdoba capital.
Ese gigante
“Agustín
Tosco es el hombre más importante de toda la historia de Córdoba”, arriesga
Villegas. Y aclara: “seguro del siglo XX, ya que los historiadores podrán
hablar también del gobernador Bustos”. La obra de Agustín Finzi está centrada
en la madrugada del 16 de agosto de 1972. Lugar: La Patagonia, cárcel de Rawson.
Personaje central: Agustín Tosco. Elenco: Matías Unsain y Ulises Palacios. Música y sonorización: Cruz Zorrilla. Asistencia
de Dirección: Santiago San Paulo. Imágenes animadas: Delia Puebla.
“En
la obra Tosco es visitado por un bicho de luz, una luciérnaga, y seguramente
fruto de su afiebramiento, delira, y repasa momentos fundamentales de su vida,
mientras conversa con su compañero de celda, horas antes de que se produzca la
fuga que culminará en la Masacre de Trelew”, cuenta Villegas, quien considera
que Tosco fue “un tipo que pudo entender su tiempo de un modo genial y unir la
razón con el corazón”. El fundador del grupo Zépelin se lamenta de que ahora
“muchos tipos que se dicen de izquierda” manden a sus hijos a un colegio
privado, vivan en un country y anden en camionetas cuatro por cuatro. “Tosco
hablaba de la liberación nacional, del hombre nuevo, no tenía la mezquindad de
los Rucci, los Coria, los tipos que entendían al sindicalismo, como casi todos
ahora, en una cosa corporativa de lucha por el salario”.
Esa mano generosa
En
junio, como en años anteriores, el grupo Zéppelin repuso su obra “KyS”, en el
marco de las actividades realizadas para conmemorar la “Masacre de Avellaneda”.
El dramaturgo comenta que en su momento, lo que más lo marcó de aquella jornada
de protesta del 26 de junio de 2002, fue “la actitud de Darío, que sin conocer
a Maxi se queda a socorrerlo, y extiende su mano contra la prepotencia de la
Policía, que minutos después lo termina fusilando por la espalda”. Y se lamenta
de que antes de sus asesinatos, la prensa en general no haya hablado sobre lo
que había “detrás de los piquetes”. De allí que rescate el aporte que, grupos
como Zéppelin, puedan hacer desde el arte, y valora el momento actual como “muy
importante”, propicio para actuar “artísticamente”, pero también, “políticamente”.
“Yo no podría trabajar con un actor, por ejemplo, que no haya ido al Acampe de
Malvinas contra Monsanto, o que no sepa de los Juicios por delitos de Lesa Humanidad
de la Megacausa La perla, o que no sepa que es el Código de Faltas o que Yamila
Cuello y Facundo Rivera Alegre están desaparecidos”.
Escena y memoria
Desde
el 18 y hasta el 21 de marzo de este año
se realizó en Córdoba la “sexta edición” de “Escena y memoria”, un evento que Villegas
caracteriza como “un encuentro de gente del teatro, de poetas, de narradores,
donde tratamos de cruzar eso con los Derechos Humanos”. Y aclara que, para él,
es una experiencia prima-hermana de “Teatro por la Identidad”, donde poder
abordar con pequeñas escenas, con lectura de textos breves, la temática del
golpe de Estado de 1976 o los juicios de la actualidad, “que son una conquista
enorme de la democracia y felizmente se están llevando adelante”, comenta, y
agrega luego: “hay que decirlo: la lucha popular y la democracia pusieron las
cosas en su lugar”. Las jornadas se desarrollan en el Archivo Provincial de la
Memoria, y se comparte a otros lugares, como los ex Centros Clandestinos de
Detención La Perla y Campo de la Rivera. “Y este año –agrega Villegas–innovamos
con teatro infantil”. “La idea es sumar gente, no repetir siempre lo mismo,
sino que se acerquen las generaciones nuevas, que aportan otra mirada”.
Dramaturgia y política
“No
soy del tipo de artista que habla de política cuando se está yendo”, sentencia
Villegas. Y aclara: “para nosotros es importante todo el tiempo, y por eso tratamos
de estar siempre en sintonía con lo que pasa”. De allí que aborden la historia
desde una perspectiva actual. “Me interesa un arte donde el espectador se conmueva.
Porque si la obra solo entretiene, no hace pensar, no sacude, no sirve”. El
dramaturgo cordobés aclara que detestan “el modelo del artista que propone el
capitalismo: un tipo que tiene que ser rico, salir con una mina con tetas
compradas, medio idiota, que va a la televisión a decir pavadas, que en el
verano va a Mar del Plata a hacer morisquetas, que cuenta que le robaron a su
mamá y que por eso pide más policías en las calles”. Por último, el fundador de
Zéppelin Teatro remata: “Nosotros tratamos de combatir todo eso. Tenemos
nuestros trabajos paralelos a la actividad teatral y vivimos en barrios
populares. En fin: tratamos de ligarnos a los movimientos sociales y no pensar
que somos un grupo que solo monta obras de teatro”.
Teatro incompleto
A
fines de 2013, la editorial Recovecos concreta la idea de Villegas de publicar
por primera vez, en un libro, algunos de sus guiones. Teatro incompleto reúne
cinco obras de una dramaturgia que el propio autor denomina como “política”,
“militante”. También contiene un DVD, donde pueden verse extractos de dos
puestas en escena, junto con una entrevista a su director y un trabajo de
cine-documental que contextualiza una de las obras. Así y todo, su
autor destaca que el teatro “no está ahí”, en las imágenes de fotografía o
de celuloide, así como las personas “no están en las lápidas” sino en la
vida.
A
las ya mencionadas cuatro obras: “Main in chat” (donde San Martín “chatea con
Bolivar); “Retrato de un hombre invisible” (en la que un militante del ERP deviene
en “personal” de los grupos paramilitares); “KyS” (sobre los asesinatos de los
militantes piqueteros Kosteki y Santillán) y “Operativo Pindapoy” (centrada en
el “ajusticiamiento” del dictador Pedro Eugenio Aramburu en mayo de 1970), Teatro
incompleto también incluye “El errante o el sueño del centauro”, donde un
personaje contemporáneo de Rosas habla en primera persona. “Acusado de traidor,
de polígamo, de criminal, de abusador de menores, maloneador, secuestrador…”, Manuel
Baigorria es un “outsider” de la historia nacional, puede leerse en el libro.
Tal
vez rescatando las palabras que la actriz y docente de la Universidad Nacional
de Córdoba, Victoria Varas, expresa en la introducción del libro, habría que
tener en cuenta, a la hora de leer estos textos, el recorrido realizado por su
autor: acercamiento antropológico a los referentes extra-textuales, lectura de
intelectuales relevantes y largas horas de tránsito sobre la ciudad. Recorrido
que lleva a Villegas a cruzar en su escritura, “con el vértigo revulsivo del
punk”, intelectualidad con cultura popular. Dramaturgia “insurrecta y plebeya”
–según la define Varas– la obra de Villegas invita a revisitar el pasado
nacional para echar luz sobre las convulsionadas coyunturas de la Argentina
contemporánea.
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