Feliz día para todas y todos los "colegas" que
traten de desarrollar este oficio con la mayor nobleza posible. Así que desde
ya, nada de feliz día para todes, porque como toda práctica social, también el
periodismo está atravesado por la lucha de clases.
Mi primer acercamiento al oficio --y oficio además de una
bella palabra me parece el concepto fundamental para pensar nuestra práctica--
fue en la adolescencia, a través del programa"La era de la boludez",
que tenía Fernan Gonzalez en FM Compartiendo de Quilmes (la radio del cura Luis
Farinello) y que luego bautizamos con el nombre de la Patria rockera, del que
también fueron parte otrxs compañeros de ruta, como Willy y La Colo (Nicolas
Garcia y Angeles Traverso). Tanbien con ellxs hicimos la revista-fanzine
"Grito de estidiantes", de la agrupación 11 de Julio (a la que pronto
se sumaron, entre otrxs, Darío Santillan). Eso fue en la segunda mitad de la
década del 90.
Durante "los años kirchneristas", si bien me
dediqué a estudiar unos años Filosofia, y Letras, encontré en el periodismo mi
oficio.
No cursé estudios en ninguna institución, pero los años
dedicados a elaborar mis libros "De Cutral Co a Puente Pueyerredon" y
"Montoneros silvestres" me enseñaron mucho: entrevistas; fichajes de
documentos; horas y horas revisando diarios en la biblioteca del Congreso y
otros sitios rústicos como el sótano de Diario El Sol contribuyeron en ese
sentido.
Pero nada hubiese hecho sin las charlas fundamentales con
tipos como Claudio Mardones (el periodista más apasionado que he conocido en mi
vida), quien me regaló el grabador Sony para casete que aún conservo y me
orientó en todos mis proyectos de entonces (¡sí jóvenes, hace pocos años aún se
usaba grabador casete e incluso, muchos deseábamos notas en cuadernos para luego
conseguir una compu prestada y pasarlos a word!). Tampoco sin los Talleres HLE,
junto a Laura Giussani Constenla ý Hernán López Echagüe (¡viejo lobo que vaya
sabe de este oficio!).
También en esos primeros años de la "década larga"
fui columnista en la Radio de las Madres, gracias a la generosidad de Leandro
Albani e hice mis primeras armas en el oficio, otra vez, de la mano de la
militancia: participé del portal Prensa de a Frente, con el gran Lucho Soria,
Carina Lopez Monja y Pablo Fierro, con quien compartimos muchas andanzas por
años. Luego, recuerdo el día en que en mi casa de Valentin Alsina fundamos
Marcha.
En el mismo sentido, ya siendo obrero en el subte y
participando del nuevo sindicato, tuve el honor de ser parte del lanzamiento de
Acoplando, la revista de cultura de los Metrodelegados.
En 2013 cumplí uno de mis sueños y entré a trabajar en un
diario (la edición Córdoba de El Argentino): redacción 5 días a la semana
(hermosa patrulla perdida en el océano del cordobecismo). Aquella experiencia
me llevó unnbrce tiempo a ser parte de la comisión directiva del CISPREN, el
sindicato de prensa de la provincia. Pero duró poco la cosa: los ánimos
políticos en la Argentina se caldearon y antes de que se hundiera el barco Don
"Patroncito" Spolky cerró sus valijas llenas de dinero y se mandó a
mudar.
El macrismo me encontró volviendo al ruedo como columnista en
la revista zoom. También iniciando un programa radial, La luna con gatillo ,
que pronto devino proyecto colectivo de periodismo cultural, con portal,
edición de libros de poesía, trabajo gráfico en redes social y también
audiovisual. No me despedí de Córdoba sin volver a hacer otro programa de
radio, también en Eterogénea como el anterior: Profanas palabras. Pasado y
presente de la Argentina y el mundo. Allí habitaban el espacio tipos geniales
como Omar Hefling. Trinchera sostenida con generosidad por Guillermo Guerra.
En todos esos años sumé colaboraciones a emprendimientos de
periodismo militante como la Agencia Paco Urondo y revista Sudestada, y poco a
poco, me fui sumando al proyecto de Resumen Latinoamericano, del que participé
unos cuantos años, haciendo incluso algunas colaboraciones internacionales como
la cobertura del 1° de mayo de 2019 en La Habana, Cuba.
De regreso a Buenos Aires, sin horizonte de trabajo en el
oficio, me pude dar el gusto de todos modos de empezar este año un programa (La
parte maldita) en Radio Grafica FM 89.3, donde puedo respirar otra vez el amor
y el compromiso con el oficio.
En todos estos años supe hacerle caso a Mardones, y a
Echague, y andar siempre con una "libretita inmunda" y cuadernos a
mano. Así se acumularon pilas de anotaciones que comparten estante junto con
mis libros.
Siempre, en este camino, fueron fundamentales las lecturas y
las figuras de Roberto Arlt, y de Rodolfo Walsh, sin duda personaJesús de la
historia nacional sin los cuales hoy sería muy difícil pensar en hacer
periodismo con dignidad.
"Esta edición del Caso Satanowsky va dirigida,pues, en
primer término, a los compañeros que desde las comisiones internas, las
Agrupaciones de Base y en particular el Bloque Peronista de Prensa, combaten
diariamente a la raza de los envenenados de conciencia: nuestros
patrones", escribió en 1973 un lúcido Walsh.
A quienes siguen ese legado, entonces, mis saludos. Y el
convite a que sigamos combatiendo para el periodismo no sea la farsa que en
general viene siendo en estos años (salvo poca y honrosas excepciones).
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