Acerca de 1964, de Ariel Hendler
Por Mariano Pacheco
(Nota publicada en la Agencia Paco Urondo)
1964. Historia secreta de la vuelta
frustrada de Perón, el libro de Ariel
Hendler publicado en 2014 por la editorial Planeta tiene, al humilde entender
de este cronista, dos grandes virtudes.
Por un lado, logra sistematizar una
serie de informaciones dispersas, constituyéndose así en un buen material de
divulgación histórica. Por el otro, permite indagar de manera crítica no solo
un tramo de la historia reciente de la Argentina sino –o sobre todo- una figura
emblemática del pasado nacional: Juan Domingo Perón. Lejos de las perspectivas
populistas acríticas, pero también a distancia de los gorilismos con
pretensiones de neutralidad historiográfica, Hendler logra presentar la figura
del ex presidente es sus costados más políticos, en el sentido pragmático del
término.
El
“Avión negro” fue uno de los mitos políticos más importantes de la década del
sesenta. Sin embargo, más allá de la amplia cantidad de publicaciones de libros
que lo trataron lateralmente, el “operativo retorno”, acontecido el 2 de
diciembre de 1964, no había sido hasta ahora narrado en un solo volumen. Ese
día, el General Perón –derrocado en 1955 por el golpe de Estado autodenominado
“Revolución Libertadora”– se embarcó en un avión de bandera, de línea española,
y junto con una reducida delegación de dirigentes peronistas, intentó regresar
a la Argentina, desde su exilio en Madrid. El avión fue detenido en Río de
Janeiro, cuando realizó allí su primera escala, y el “general” tuvo que
retornar a la patria gobernada por el dictador Franco para continuar allí su
exilio.
El
libro aborda un período de la historia nacional por demás interesante, aunque
no siempre del todo revisitado: desde el fracaso de los intentos
insurreccionales del peronismo, a partir de la toma del Frigorífico Lisandro De
la Torre, hasta el momento en que “El Brujo” José López Rega logra instalarse
en el entorno íntimo de Perón. Hendler se mete así con la primera mitad de la
década del 60, y logra a partir de un episodio particular (el ya mencionado
“Operativo retorno”) y un hombre particular (Perón), reponer el contexto, tanto
de los hechos como de los protagonistas que rodearon ese momento bisagra del
movimiento que durante esa década había padecido proscripción (no podía
presentarse a elecciones), prohibiciones (no podía ni siquiera mencionarse en
público el nombre de Perón y Evita, por ejemplo), fusilamientos (como los de
José León Suárez, en 1956, luego del alzamiento cívico-militar encabezado por
el general peronista Juan José Valle), ultrajes (el cadáver de Eva Perón fue
secuestrado por los “libertadores”), además de cárceles, torturas, destierros y
“desapariciones forzadas” (en 1962 fue “detenido-desaparecido” el joven
trabajador metalúrgico Felipe Vallese).
En
la minuciosa reconstrucción de época realizada por Hendler, pueden rastrearse
nombres y episodios olvidados en muchas otras apuestas historiográficas, que en
los últimos años han proliferado. Así, este periodista que viene trabajando
desde hace un tiempo en la “historia reciente”, aparecen nombres como el de
Emilio Difilippo –un trabajador de dieciséis años ametrallado por la policía
mientras reprimía una protesta realizada por la CGT en el marco del plan de
lucha de ese diciembre del 64-, la conmemoración (el 30 de noviembre, también
del 64) realizada en Rosario para el cuarto aniversario del alzamiento del
general peronista Miguel ángel Iñíguez, por la misma población obrera de Villa
Manuelita que había protagonizado una pueblada cuando se produjo el golpe del
55), la publicación de la revista Compañero,
dirigida por el médico y periodista Mario Valotta. También los intentos de
lucha armada, que ponen en cuestión una doble comprensión del período: la que
adjudica exclusivamente a la Revolución Cubana el inicio de las acciones
armadas en el país, y la que entiende que la guerrilla es producto de un
proceso de radicalización de los jóvenes pertenecientes a los sectores medios
(que va de la mano de la interpretación anterior). Reconstruyendo el contexto
previo al “Operativo retorno”, Hendler da cuenta de que hubo un proceso de
radicalización de la clase obrera argentina, que está íntimamente ligado al
proceso de represión que padeció el peronismo.
Otro
de los lugares comunes que el libro pone en cuestión es la “lentitud”,
inoperancia, y falta de iniciativa del ex presidente radical Arturo Ilía.
Hendler relata cómo era la dinámica de “la tortuga” y el lector logra entender
por qué el radical pudo frenar el retorno de una figura central de la política
argentina como era Perón. Si bien aquel día no fue declarado el Estado de
sitio, la Marina de guerra ordenó a las bases navales de Puerto Belgrano y
Punta Indio que alistaran naves de combate, la Gendarmería y la Prefectura
Nacional reforzaron su presencia en las fronteras con Paraguay y Brasil, y la
Policía Federal, junto con la Bonaerense, se apostaron con armas largas en el
aeropuerto de Ezeiza, cerrando los accesos, listos a disparar si se producían
manifestaciones populares. Que no se produjeron. Y de allí la gran incógnita de
la jornada. Por qué, más allá de que el general fue sorprendido en la escala
que el avión que lo trasportaba hizo en Brasil –producto de una intensa y veloz
actividad diplomática emprendida por el gobierno de Ilía- no hubo una reacción
popular en Argentina. Ya en su momento el dirigente peronista combativo John
Willian Cooke cuestión al viejo líder la forma en que organizó el operativo,
los sectores del peronismo en los que se respaldó, etcétera, pero en un
contexto como el que actualmente transita la Argentina no está de más
recordarlo. Y tal vez aquí radica el mayor aporte del libro.
En
1964 con encontramos con un Perón de
carne y hueso, y sobre todo, con un Perón real, no idealizado por el paso del
tiempo. Revisitando los comportamientos del viejo líder en esos años que van
desde La Revolución Libertadora hasta el “Operativo retorno”, es más fácil
entender las decisiones que Perón tomó en 1973, cuando realizara su definitivo
retorno al país. Su giro a la derecha de entonces, su respaldo a sectores
conservadores –y aún fascistas– en contra de las expresiones revolucionarias,
no se erigían como una novedad, sino que formaban parte del ADN de tácticas y
estrategias del viejo líder.
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