Juan
Cedrón, un maestro el Tata. Que alegría verlo sobre el escenario, a sus 84 años,
sonriente, se ve que es un tipo que disfruta lo que hace, y lo hace desde hace
60 años. Esta noche lo vi nuevamente El Maestro Juan Tata Cedrón en Hasta Trilce (Boedo, 2024)(y digo espectáculo en el sentido de
espectacular, y no en el de show de sociedad del espectáculo), en Hasta Trilce
de Boedo. Hoy fue como en sus inicios, tipo Café- concert, a diferencia de la
vez anterior, que tocó junto a mismo compañero en la sala grande del teatro.
Milonga, tango y conversación, un repertorio
propio y de sus “maestros” y compañeros de ruta, intercalado con diálogo con su
público, y anécdotas sobre los barrios porteños de La Boca, Barracas y Boedo, o
ese centro de Buenos Aires que ya no es (aunque persista algún que otro lugar,
como Pippo). Piglia y sus hermanos Alberto y Jorge, uno cineasta, el otro pintor;
Carlos Gardel y Homero Manzi o Julio Huasi y Raúl González Tuñón, entre otros.
El Tata saca un mantel de papel de Pippo
y muestra un poema escrito allí hace décadas, de puño y letra, por uno de sus
escritores amigos, mientras tomaban y vino hacían sobremesa. Cada palabra,
entre canción y canción, da cuenta de un pedazo importante de la vida cultural
de este país. Qué importante para una cultura nacional, de raigambre popular,
esa conversación pública entre generaciones. Roberto Arlt y Enrique González
Tuñón; José Luis Mangieri y Francisco Paco Urondo, o Juan Gelman, artistas socialistas,
comunistas que enlazaron sus producciones con las luchas obreras,
mayoritariamente peronistas. Un cruce entre vanguardia y tradición que desde
mediados de los sesenta hasta mediados setenta dio lo mejor de nuestra historia.
Me quedo con lo dice el Tata al
iniciar y al finalizar el espectáculo. Al comienzo que su carrera empezó
entremezclando la tradición (del tango) con la invención (de sus propias
canciones, muchas de ellas con letras-poemas de sus amigos). Al finalizar, dice
que como escribió Tuñón en “La cerveza del pescador Schiltigheim” (y el tantas veces
cantó), “es necesario no asustarse de partir y volver, camaradas”, porque “estamos
en una encrucijada de caminos que parten y caminos que vuelven”.
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