Una Córdoba más segura
Por Mariano Pacheco
(Nota publicada en el Portal de Noticias
Marcha.
Miércoles 3 de junio de 2014)
Una ciudad se policializa. Vecinos
“bien” reclaman seguridad. Abogados y Movimientos Sociales denuncian
atropellos. Y un cineasta filma una película donde muchachos y chicas
estigmatizados reclaman “más poesía” y “menos policía”.
Como
su par bonaerense Daniel Scioli, también el gobernador de Córdoba, José Manuel
De la Sota, coloca al par temático seguridad-inseguridad como problema, y a la
vez, como eje de campaña. Con muchas menos chances que el primero, en su camino
hacia la presidencia de la Nación, el segundo no deja, de todos modos, de poner
las necesidades de la provincia por detrás de sus intereses personales (sus
afanes electorales). Luego de la crisis institucional (la “rebelión policial”
de diciembre de 2013), que amenazó con poner en jaque su poder, construido a lo
largo de una década y media, el dirigente del peronismo conservador busca
disputar una base electoral volcada profundamente hacia a la derecha. Convicción+oportunismo+coincidencia
con las empresas periodísticas dominantes (esos medios –de comunicación– que no
dejan de promover los miedos –sociales–, que derivan en autoencierro y
estigmatización del otro, del diferente).
La
demagogia punitiva parece ser el plato fuerte de las políticas a través de las
cuales algunos funcionarios-candidatos buscan conquistar mayor visibilidad
pública. Más alarmas, más cámaras de seguridad, más comisarías, más patrulleros,
más policías… Así como el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri –también
candidato a presidente– hizo de la Ciudad de Buenos Aires un gran “reality
show” –hay cámaras por todos lados– o el otro presidenciable, Sergio Massa,
hizo lo suyo en el partido bonaerense de Tigre, el señor DLS (“El Hombre”, como
se hace llamar), aprovecha ciertos “reclamos sociales” –remiseros, taxistas,
colectiveros, comerciantes– de mayor seguridad para policializar la capital
provincial. Así lo expresaron tanto el gobernador como el propio jefe de
policía, Julio César Suárez, cuando afirmaron que el programa “Córdoba Más
Segura” sumará 1.700 efectivos, 1.000 cámaras y otros tantos nuevos patrulleros,
en la búsqueda por profundizar una política que ya lleva más de un año de
desarrollo: la de “saturación” policial del territorio urbano. Ojo: por más
“cordobesismo” que se promueva, algo similar se resalta, como emblema, también
en la gestión Scioli. En abril pasado, la Provincia de Buenos Aires anunció la
puesta en marcha de la primera policía local del país, en la localidad de
Ezeiza, duplicado la cantidad de efectivos del lugar. Serán 53 los municipios
que tendrán su policía local, según destacó el “sheriff” Alejandro Granados,
Ministro de Seguridad bonaerense.
En
los pagos de Agustín Tosco, durante el mes de mayo, la situación que se vivió
en algunos barrios se asemejó a la de un “Estado de sitio”, según denunció la
Coordinadora Antirepresiva de Córdoba. Las irregularidades de las razias
policiales han sido tales que, incluso, algunos jueces ya han aceptado los Habeas
Corpus preventivos presentados por abogados contra los operativos de
saturación, invocando el artículo 43 de la Constitución Nacional, planteando
que los habitantes de los “territorio ocupados” ven “amenazada su libertad
ambulatoria”.
El
miércoles 3 de junio, a horas de cerrarse esta nota, el director de cine Sergio
Schmucler presentará en la Universidad Nacional de Córdoba su último film:
“Guachos de la calle. Memoria del desarraigo”. Película que eligió filmar para
dar cuenta de los devenires biográficos de Mía y Jésica González, Ricardo
Romero, Nicolás y Jhony Díaz, los intgrantes de “Rimando Entre Versos”, la
banda de rap que simultáneamente presentará “Pura realidad”, su segundo disco.
Esos muchachos y esas chicas que, durante la última “Marcha de la gorra”, en
noviembre pasado, avanzaban por las calles de la ciudad, con un parlante
conectado a una camionera, cantando “Más poesía, menos policía”.
Como
una parábola del destino, durante los meses en que se desarrolló el proyecto,
los integrantes del grupo terminaron tras las rejas, sin causa, en tres
oportunidades. Y otras dos padecieron allanamientos
ilegales. Déjeme terminar, estimado lector. Ya sé qué usted sabe, pero debo
escribirlo de todos modos: los procedimientos se desarrollaron esgrimiendo el
mentado Código de Faltas.
*Nota
publicada en el periódico mensual “Me contó el Viejo Antonio” (junio de 2015),
elaborado por la Biblioteca Popular y Centro Cultural “Somos Viento”, localidad
de San Francisco, provincia de Córdoba (Argentina).
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