"Las
organizaciones sociales son el nuevo hecho maldito del país burgués"
Por
Mariano Pacheco
(revista Zoom)
El secretario
general del Movimiento Evita explica en este diálogo con Zoom por
qué entienden que hace falta construir un bloque social capaz de
protagonizar una nueva transformación en Argentina.
En
la militancia todos le dicen “El Emilio”. Pérsico, su apellido,
a muchos le resulta conocido por el nombre de la heladería que han
fundado en Buenos Aires algunos de sus familiares. Pero los
interesados en la situación política nacional seguramente asocien
más el nombre de Emilio Pérsico a su barba, que aparece de manera
frecuente en notas del periodismo gráfico, y también, en la
televisión. A días de
realizarse un nuevo encuentro nacional del Movimiento Evita, el
primero desde que Mauricio Macri asumió la presidencia de la Nación,
su secretario general nos adelanta los ejes sobre los cuales debatirá
la militancia que llegará a la capital provincial desde los
distintos rincones de la Argentina.
¿Qué podría
comentarnos sobre este Congreso?
El Movimiento Evita
está cumpliendo 10 años como organización político-social. Antes
tenía una existencia como movimiento de desocupados, pero como
Movimiento tal como hoy se lo conoce es una década. En ese marco
realizaremos nuestro 5ª Congreso, el próximo fin de semana en la
ciudad de La Plata. Los ejes del debate, centralmente serán dos. Por
un lado, el modelo alternativo a este capitalismo salvaje que estamos
viviendo y cómo se junta la fuerza social y política capaz de
avanzar en la construcción de ese nuevo modelo de país para
Argentina.
El planteo central
nuestro es que hay que revisar los límites que han tenido los
procesos políticos Latinoamericanos, de esta experiencia tan rica
que hemos tenido respecto de la distribución del ingreso y la
justicia social, pero que a su vez están las limitaciones, que a
nuestro entender son las causas de que hoy estemos ante esta
envestida neo-conservadora en la región.
OBREROS Y
DESCAMISADOS
El
18 de noviembre el Congreso de la Nación (o incluso la Plaza de
Mayo), podría ser el escenario de una concentración que, según sus
organizadores, promete ser concurrida. La Confederación General del
Trabajo (CGT) se
movilizará junto a
la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), la
Corriente Clasista y Combativa (CCC) y el Movimiento Barrios de Pie
(las tres organizaciones que
el 7 de agosto
protagonizaron
la “Marcha
de San Cayetano”, desde
Liniers hasta Plaza de
Mayo). El reclamo:
la aprobación de una ley de emergencia social y el cese de los
despidos. Sobre
esta coyuntura previa al inicio de diciembre, mes siempre
“recalentado” en el clima social y no sólo meteorológico de
nuestro país, reflexiona el secretario general del Movimiento Evita.
¿Qué
importancia cobra esta movilización en el marco más general d ellas
estrategias políticas que desarrolla el movimiento que dirige?
Nosotros creemos que
la conformación de la CTEP ha sido un paso de avance muy importante
para el campo popular, como espacio de unidad de las organizaciones
sociales. Pero a su vez, otro paso importante ha sido dar este paso
de unidad con la CGT, que de algún modo apunta a resolver una crisis
social, económica y política de la clase trabajadora, de unidad de
la clase trabajadora que a partir de este modelo, insisto, está
basado en no generar sino en reducir el trabajo, que genera una
amplia capa de trabajadores que quedan en la más absoluta
precariedad y sin derechos, y entonces la CTEP es fundamental porque
se planta ahí, en esos sectores, para poder organizarlos. La unidad
entre la CTEP y la CGT marca en ese sentido el inicio de un proceso
de unidad de la clase trabajadora. Que nosotros asumamos las demandas
de los trabajadores formales y que ellos asuman la agenda de los
trabajadores de la economía popular es un paso muy grande en este
proceso de unidad que, de algún modo, entendemos que se va a plasmar
en la movilización del 18 de noviembre, en el acto que realizaremos,
donde hablarán los tres secretarios generales de la CGT, junto con
referentes de las organizaciones sociales.
CRISIS, CONFLICTO
E INSTITUCIONALIDAD
Quería preguntarte sobre este toma y daca entre sindicalismo y
movimientos sociales. O más precisamente, sobre cómo impactan estas
idas y vueltas de la CGT respecto, por ejemplo, de un tema tan
concreto como fue haber anunciado un paro, el primer paro general
contra la gestión del ingeniero Mauricio Macri, y luego haberlo
“congelado”, como se dice en la jerga. Digo: las organizaciones
sociales se han caracterizado por tener una mayor radicalidad, estar
más predispuestas a la movilización callejera y ha protagonizar el
conflicto con menos mediaciones institucionales que los gremios.
¿Cómo impactan
decisiones así de las cúpulas sindicales en el vínculo con las
organizaciones sociales?
Bueno, en primer
lugar, venimos de experiencias diferentes. Nosotros hablamos desde la
informalidad del sector que representamos, que se expresa sobre todo
en que no tenemos un cause formal de relación con el Estado, que
recién estamos empezando a construir. El sindicato, en cambio, es el
cause formal de relación entre los trabajadores formales y el
Estado. La discusión de paritarias es el lugar en donde la mayoría
de llos conflictos referidos a la puja distributiva se resuelven,
pero las organizaciones populares no tenemos ese canal institucional.
Después está el tema del paro. Yo creo que acá hay dos tendencias
peligrosas. Una: un infantilismo que nos lleva a una situación de no
resolver nada, no encontrar caminos de discusión con el Estado y que
nos transforma en inofensivas. Y por otro lado, una negociación que
consigue migajas, pero que como el mismo secretario general de la CGT
ha dicho, después el león nos sigue esperando a la vuelta de la
esquina. Es decir: seguimos inmersos en un modelo económico que
sigue yendo para atrás, rediciendo el empleo y empeorando las
condiciones de vida de los trabajadores. En ese contexto entendemos
que hay que construir una postura intermedia, que promueva la
movilización popular en las calles, que de pelea y ocupe el espacio
público pero que al mismo tiempo tenga la capacidad de negociar y
obtener algo, aunque sean migajas, pero que los compañeros vean en
la pelea social un camino de solución de sus problemas y no que lo
vea como una pelea estéril. Por eso pensamos que el 18 es importante
porque la CGT no sale sólo contra los despidos (que implican también
suspenciones y un proceso de reprecarización general del trabajo),
sino también por la declaración de la emergencia social.
DESCAMISADOS,
GORILAS Y POESTA SOCIALES
Pérsico tiene una larga trayectoria de militancia al interior del
peronismo. En los años setenta integró su tendencia revolucionaria
y en 1979, como parte de la organización Montoneros, fue parte de la
denominada “Contraofensiva”, que la organización armada lanzó
para reingresar a sus militantes exiliados y enfrentar al Proceso de
Reorganización Nacional. Mientras habla, de espaldas a este
cronista, unos cuadros con los documentos de identidad adulterados
que utilizó para ingresar clandestinamente al país y combatir a la
la dictadura cívico-militar, atestiguan dicha trayectoria.
¿Cómo ve la
situación electoral que se avecina?
Todavía falta
mucho. En Argentina nueve meses es un montón. Nosotros creo que
tenemos que hacer es generar las mejores condiciones para ese momento
y tratar de salir de la democracia de la opción y tener una
democracia donde se pueda elegir. Es decir, una democracia en donde
lo nuevo que aparezca exprese al movimiento nacional y popular, que
exprese a las discusiones que hoy se están dando en las calles, que
exprese el programa de los trabajadores y de los humildes. Insisto:
la democracia liberal nos tiende a llevar a la opción y no a la
elección. Creemos que nuestras convicciones no solo se tienen que
expresar en los compañeros que lleguen a la Casa de Gobierno, sino
también en la boleta.
Y respecto del
kirchnerismo qué le parece. ¿Fue un momento más del peronismo o
puede decirse que es un movimiento que lo excedió?
Bueno, hay distintas
formas de interpretar al movimiento nacional. Yo me quedo con la de
Arturo Jauretche o Rodolfo Puiggros, que planteaban que el principal
factor para caracterizar al movimiento nacional era la incorporación
masiva de un determinado sector social al proceso económico y
político de la Argentina. Eso fue el radicalismo con los sectores
medios, que los incorporó económica, política y socialmente. Desde
participar en las elecciones al club del barrio, pasando por la
incorporación dentro del yrigoyenismo. El peronismo lo mismo:
incorporó a los trabajadores como elemento central del proceso de
reconstrucción del movimiento nacional o de una nueva etapa del
mismo. Lo que nosotros hemos hecho hasta ahora no logró algo
equivalente: construir la base social de un nuevo proyecto de país.
Estamos en ese camino en América Latina. Creo que en ninguno de los
países hemos logrado eso aún. Hemos hecho un gran intento. Incuso
podríamos pensar que en Argentina hemos desarrollado uno de los
mejores de esos intentos en el mundo, pero no fue la refundación de
un nuevo movimiento social, porque –insisto-- eso implicaría que
una clase social, o un nuevo bloque de clases sociales se incorpore.
Nosotros estamos bajo la idea que, en su momento, anunció Néstor
Kirchner: que un nuevo bloque social tiene que hacerse cargo de
construir un nuevo modelo de país. Y hoy se va a constituir primero
en las calles, y después llegará a la Casa de Gobierno, no me cabe
la menor duda.
¿Entonces con el
peronismo no alcanza?
No creo que sea un
problema de las viejas identidades. Ya lo dijo Néstor: el movimiento
va a tener muchas flores, muchas identidades políticas. Pero por
supuesto, una va a superar a todas, y será el proceso de construir
un bloque hegemónico capaz de llevar adelante un proceso de
transformación estable en la Argentina, para no volver más para
atrás. Y ese proceso hay que construirlo ahora. Y eso se hará con
los nuevos descamisados también, como dice la CGT, o los poetas
sociales, como nos llama el Papa Francisco, en referencia a los que
se inventaron su propio trabajo. Para mí hoy las organizaciones
sociales son el nuevo hecho maldito del país burgués. Ese nuevo
sujeto social que ha salido a las calles, desde las organizaciones de
mujeres, que han inundado las calles de América Latina, hasta las
organizaciones a las que le han mancillado sus derechos. Por eso hay
que decirle al señor Macri que ese modelo neoliberal, de capitalismo
salvaje que quiere implementar es inviable, porque las calles son
nuestras.
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