Los movimientos populares, las
formas democráticas y eficaces de organización y los islotes de
comunismo
Terminé de leer EL PORVENIR ES
LARGO, la tremenda autobiografía de Louis Althsser. Es un relato
realmente conmovedor, duro, durísimo.
Alguna vez, mi amigo Esteban me
había prestado este libro, pero se lo devolví sin leerlo completo.
Al leerlo entero, en estos días, subrayé unos párrafos secundarios
al núcleo biográfico del texto, pero que me parece contribuyen a
establecer hoy algunas discusiones entre las militancias populares
Latinoamericanas, sobre todo la de los Movimientos Sociales
(o más bien, Populares). Son las mismas líneas sobre las que
conversamos largo y tendido, hace 15 años, con el amigo Alzueta. Y
al releerlas, descubro cuán importante han sido para mi formación
teórico-política esas conversaciones.
Aquí, entonces, las líneas de
Althusser sobre los “islotes de comunismo”:
“No sé si la humanidad
conocerá nunca el comunismo, aquella visión escatológica de Marx…
Mantuve entonces la idea de que
los islotes de comunismo existen desde hoy, en los intersticios de
nuestra sociedad, allí donde no reinan relaciones mercantiles y por
lo tanto de relaciones de explotación de clase y de dominación de
Estado.
Creo que existen verdaderamente
en nuestro mundo presente muy numerosos círculos de relaciones
humanas de las que toda relación mercantil esta ausente.
¿Por
qué vía aquellos intersticios de comunismo pueden ganar el mundo
entero? Nada puede preveerlo; en cualquier caso no puede ser a través
del ejemplo de la vía soviética. ¿Será por la toma del poder del
Estado? Sin duda, pero este acto introduce al socialismo (de Estado,
necesariamente de estado) que es la mierda. ¿Será entonces por el
debilitamiento del Estado? En efecto, pero en un mundo
capitalista-imperialista cada vez más asentado en sus bases y que
convierte la toma de poder del Estado en precaria, si no ilusoria,
¿cómo considerar un debilitamiento del Estado? No son seguramente
la descentralización de Gastón Deffere ni las consignas estúpidas
de nuestros nuevos liberales a lo Reagan o a lo Chirac las que nos
desembarazarán de un estado indispensable para la dominación de la
hegemonía capitalista-internacionalista burguesa. Si hay esperanza
está en los movimientos sociales de masas, en los cuales (gracias a
Hélène, entre otros) siempre he pensado que reside la primacía
sobre sus organizaciones políticas. Ciertamente vemos desarrollarse
en el mundo movimientos de masas desconocidos e impensados por Marx
(por ejemplo en la América Latina, incluso en el seno de una Iglesia
tradicionalmente reaccionaria, bajo los auspicios del movimiento de
la teología de la liberación, o en la misma Alemania con los
Verdes, o en Holanda, que se negó a recibir al papa como él le
hubiera gustado).
¿Pero
acaso estos movimientos no corren el riesgo de caer bajo la ley de
organizaciones sin las que ciertamente no pueden pasarse pero que no
parecen haber descubierto aún -insertas como están en la tradición
y los modelos marxistas-socialistas existentes- una forma adecuada de
coordinación sin dominación jerárquica? En cuanto a esto no soy
optimista, pero me remito a esta frase de Marx: de todas maneras, "la
historia tiene más imaginación que nosotros", de todas maneras
estamos reducidos a pensar "por nosotros mismos". No, no me
adhiero a la frase de Sorel recogida por Gramsci: el escepticismo de
la inteligencia más el optimismo de la voluntad. No creo en el
voluntarismo en la historia. Por el contrario, creo en la lucidez de
la inteligencia y en la primacía de los elementos populares sobre la
inteligencia. A ese precio, puesto que la inteligencia no es la
instancia suprema, puede seguir a los movimientos populares,
fundamentalmente y ante todo para evitarles recaer en las
aberraciones pasadas y ayudarles a encontrar formas de organización
verdaderamente democráticas y eficaces. Si, a pesar de todo, podemos
concebir alguna esperanza de ayudar a desviar el curso de la
historia, sólo será por eso y nada más que por eso. En cualquier
caso, nunca mediante los sueños escatológicos de una ideología
religiosa que está a punto de hacernos estallar a todos”.
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