ESTO
NO ES UNA CRÍTICA DE CINE
Por Mariano Pacheco
(Posteo de Facebook)
Anoche
vi LOS DOS PAPAS, el emblemático y controvertido film de Netflix
protagonizado por Anthony Hopkins y Jonathan Pryce interpretando al
Papa Benedicto XVI y al Papa Francisco (respectivamente). Como en EL
IRLANDÉS, se conforma una dúo dinámico, pero uno se lleva la
mayoría de los laureles (en este caso Hopkins, en el primero Robert
De Niro).
También
la película del brasileño Fernando Meirelles, como la de Martin
Scorsese, contiene pasajes humorísticos muy bien logrados, en medio
de un entramado más bien dominado por temáticas “serias”.
Más
allá de lo que se pueda pensar de la religión en general, del
catolicismo en particular, del papado y del Vaticano, creo que éste
es un gran film, y vale la pena mirarlo, en momentos de gran
declinación de las películas y auge de las series. Claramente, el
trasfondo “real” de la historia no es sinónimo de realismo,
aunque la mayoría de las escenas centrales de la película son
verosímiles, y en algunos casos, terriblemente verosímiles (como el
momento de “confesión” entre Razinger y Bergoglio, respecto de
sus responsabilidades respecto de los crímenes de lesa humanidad
durante la última dictadura argentina y las violaciones de menores
por parte de sacerdotes en todo el mundo, que culmina con perdón
entre ambos).
Sin
lugar a dudas, el film vuelve sobre un tema incómodo y fundamental
para quienes no somos religiosos: ¿qué hacer frente a un fenómeno
que conmueve multitudes en todo el mundo?
Sin
dejar de tener en cuenta el telón de fondo de obediencia y lógica
de sumisión del rebaño frente al padre (sea sacerdote, cristo o la
mismísima presencia divina), la película muestra a las claras que
el cristianismo no ha sido siempre igual a sí mismo, y que supo muy
bien adaptarse a los cambios que fueron aconteciendo. De allí el
“tercermundismo” de los años setenta; y de allí también la
crueldad con la que supieron resolver esos cambios (un jesuita puede
quitarle cobertura a otro jesuita, y exponerlo a al tortura, e
incluso el asesinato, pero lo que no puede permitir es la falta de
disciplina y obediencia, puede verse en el film sobre el accionar de
Bergoglio después de 1976).
En
fin, el film también ayuda a leer entre líneas aquello que no se
dice ni se muestra: los curas villeros no tienen nada que ver con el
movimiento de sacerdotes inscriptos en la teología de la liberación.
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