Genealogía de una
leyenda
Por: Mariano Pacheco para revista Sudestada
A Carlos Enrique
Olmedo, militante de las FAR, se lo recuerda por tres episodios: la toma de la
ciudad bonaerense de Garín, la polémica que sostiene con Mario Roberto Santucho
y su muerte, ocurrida en Córdoba el 3 de noviembre de 1971, en el “Combate de
Ferreyra”. Pero su vida estuvo marcada por una cantidad de pequeños actos que
hicieron de su figura una leyenda de la militancia revolucionaria en la
Argentina.
A Carlos Enrique
Olmedo se lo recuerda, fundamentalmente, por tres episodios: la toma de la
ciudad bonaerense de Garín, ocurrida el 30 de julio de 1970 -acción a partir de
la cual salen a la luz pública las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR)-; la
polémica que sostiene con Mario Roberto Santucho durante el primer semestre de
1971; y su muerte, ocurrida en Córdoba el 3 de noviembre de 1971, en el famoso
“Combate de Ferreyra”. Pero su corta aunque intensa vida estuvo marcada por una
gran cantidad de pequeños actos que hicieron de su figura una leyenda de la
militancia revolucionaria en la Argentina.
Pero esos tres
episodios no son lo único que realizó, aunque esa falta de datos se debe en
parte a que durante esos breves años de militancia permaneció en la
clandestinidad, y a que quienes compartieron sus días junto a él fueron
asesinados en distintos momentos de la represión legal e ilegal que el Estado
argentino perpetró contra aquella generación que apostaba por su disolución. El
hecho es que no han llegado a nuestros días muchos testimonios de este Lenin de
América Latina.
Se sabe, sí, que
nació en un humilde hogar de la hermana República del Paraguay. También que fue
una figura bastante atípica. Jose -como le decían sus compañeras y compañeros-,
a pesar de haber tenido una infancia y una adolescencia que no le fueron nada
fáciles, llegó a graduarse en Filosofía y Sociología en la Universidad de La
Sorbona, Francia, siendo muy jovencito. Treinta años después, Jorge Omar
Lewinger recordará con asombro que con tan sólo 23 años diera cursos de
posgrado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos
Aires. Es que para Olmedo, como para tantas mujeres y hombres de su generación,
la acción y las palabras no estaban escindidas. Y por eso hablaba de los
conceptos como herramientas, como armas en el combate por la emancipación de
los trabajadores.
Con una sólida
formación marxista, fue de quienes sostuvieron más enérgicamente la necesidad
de acercarse al peronismo, hacia fines de los 60, sin renunciar por ello a una
perspectiva de revolución socialista que tuviera como protagonista principal a
los proletarios de este suelo nacional. En las discusiones políticas, comentan
quienes compartieron un tramo del recorrido junto a él, era capaz de remontarse
hasta la historia de Galileo para fundamentar una idea sobre la coyuntura. Y
después, al finalizar una reunión, sentarse con tranquilidad a escuchar la
música de Mozart.
Aunque la paradoja
mayor, seguramente, haya sido aquella participación como invitado de los ya
entonces clásicos almuerzos televisivos de Mirtha Legrand. Invitación que
recibió por su desempeño como directivo de la empresa Gillette, donde trabajó
hasta que se vio obligado a pasar a la clandestinidad, en 1970.
Promediando la década
del sesenta, Jose fue uno de los integrantes más jóvenes del staff de la mítica
revista La Rosa Blindada. Allí aprendió a mirar al peronismo de otro modo, y
ayudó a que otros lo interpretaran también, desde la izquierda, de manera
diferente. Y contribuyó como pocos a la formulación de la categoría de
Nacionalismo Popular Revolucionario. Pero antes de eso, aun antes de fundar las
FAR -que asumirían la identidad peronista y más tarde se fusionarían con
Montoneros- Olmedo y varios integrantes de su grupo permanecieron un tiempo en
Cuba. En la Isla recibieron entrenamiento militar, formación política, y claras
instrucciones del comandante Ernesto Che Guevara para instalarse en Argentina,
como grupo de apoyo a su inmensa apuesta por la Revolución Latinoamericana. La
historia se conoce: Guevara fue capturado y ejecutado por la CIA en la selva
boliviana, y todos aquellos que pensaban seguirlo en su recorrido reformularon
sus propuestas, para desarrollar la lucha revolucionaria desde otras
perspectivas, aunque siempre fieles al ideario de crear muchos Vietnam en el
continente.
(La nota completa en
la edición gráfica de Sudestada Nº 114 - noviembre 2012)
Hola Mariano, soy pablo Spatola, realizador audiovisual, hice "Plusvalía". Me contacto con vos porque estoy haciendo un documental sobre Carlos Olmedo y pronto pienso pasar por Cordoba, donde tengo pocos contactos, para filmar en Ferreyra, buscar en archivos, etc. También busco filmaciones caseras de cordoba de aquella época, que sirvan de ilustración. Te mando un abrazo. mail pablospatola@gmail.com
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