Muro de Mariano Pacheco- A
18 años de la Masacre de Avellaneda
Este lunes 22 de junio, a las
19 horas, estaré haciendo un Facebook Live desde mi cuenta personal para rescatar esta fecha
emblemátia del 26 de junio de 2002, día en el que fueron asesinados
nuestros compañeros Maximiliano Kosteki y Darío Santillán.
Éste
año (como el 24 de marzo) estaremos por primera vez sin salir
masivamente a las calles, así que con las limitaciones del caso (¡no
cazo una de diseño!) anoche me puse a armar este flyer para difundir
esta actividad enmarcada, como cada año, en la semana previa.
Rescaté
para ilustrar algunas postales que ya he difundido años anteriores,
en las que estamos con Darío y otros pibes y pibas que en los 90 y
el 2001/2002 le pusieron todo de su juventud para agitar la
militancia: en los barrios junto a los emergentes Movimientos
Sociales Territoriales (los MTD que integraron el denominado
"Movimiento Piquetero"), pero antes --también-- en los
colegios secundarios, en las radios comunitarias, en las plazas,
esquinas y casas de las que surgieron propuestas para recitales,
revistas, pintadas, muraleadas, afichadas, sentadas y movilizaciones,
cortes de calles y jornadas de formación, o radios abiertas, junto a
simples (pero profundos) encuentros de amistad donde como jóvenes
fuimos forjando la rebeldía, la insumisión y la voluntad de cambio
que pretendíamos para nuestras vidas.
Quisiera
compartir entonces este lunes, con ustedes, la lectura de algún
breve extracto de mi libro "DE CUTRAL CÓ A PUENTE PUEYRREDÓN",
y de "EL MILITANTE QUE PUSO EL CUERPO" (La Biografía de
Darío que escribimos junto a Juan Rey y Ariel Hendler), pero sobre
todo, una conversación (vía chat) en la que se puedan sumar
preguntas, comentarios, para seguir tejiendo ese contrarelato tan
necesario para que los procesos de lucha y organización de la
posdictaura no queden absorbidos por el relato dominante que pretende
negarlos, o ningunearlos.
Hubo
2001 porque existieron pujantes militancias en los 90, y existieron
militancias en los 90, en gran medida, porque hubo setentistas que no
se rindieron ante el menemismo, y quienes provenían de los
activismos de los 80 supieron también hacer de nexo, y sostener la
antorcha encendida en los más oscuro de la noche neoliberal.
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