miércoles, 30 de mayo de 2018

TALLER EN CÓRDOBA SOBRE EL PENSAMIENTO DE FÉLIX GUATTARI

 4 ENCUENTROS-Junio 2018
 
Miércoles de 16 a 18 hs en el Café del Alba (9 de Julio 482)




COORDINA: Mariano Pacheco
COSTO: A la gorra.
INSCRIPCIÓN: cronicasdesdecordoba@gmail.com

TEXTOS A TRABAJAR (hay versiones digitales)
--Guattari según nosotros, por Mariano Pacheco:
http://profanaspalabras.blogspot.com/…/guattari-segun-nosot…
Félix Guattari
-- "Políticas", capítulo III de Micropolítica. Cartograffías del deseo.
– "Micropolítica del deseo" y "Las luchas del deseo y el psicoanálisis", en Cartografías del deseo.
--¿Qué es Ecosofía? Selección de textos presentados y agenciados por Stéphane Nadaud.

El pensamiento político de Karl Marx: taller

TALLER EN CÓRDOBA CAPITAL

Miércoles de junio en el Café del Alba
(9 de Julio 482)- A la gorra
COORDINA: Mariano Pacheco
INSCRIPCIÓN: cronicasdesdecordoba@gmail.com

 
TEMAS A TRATAR
1. Lecturas en torno a la experiencia de la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT).
2. La forma política del proletariado en la Comuna de París.
3. La crítica al Programa de Ghota.
4. Marx, la comuna rusa y el marxismo periférico

BIBLIOGRAFÍA
1. Estatutos generales de la Asociación Internacional de los trabajadores (1864)
https://www.marxists.org/espanol/m-e/1860s/1864-est.htm
2. Manifiesto del Consejo General de la Asociación Internacional de los Trabajadores (La guerra civil en Francia)
https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/gcfran/guer.htm
3. Glosas marginales al programa del Partido Obrero Alemán
https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/gotha/gotha.htm
4. Carta de Karl Marx a Vera Zusulich
https://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/81-a-zasu.htm

Lo que un cuerpo puede. Un ensayo sobre (Ricky) Espinosa


Historial de un rebelde


Por Mariano Pacheco



La esquina fue escuela de sobrevivincia al desamparo económico, político y afectivo de la Argentina neoliberal. De allí surgieron bandas como Flema, y emblemas del punk rock local como Ricky Espinosa, el joven que hizo de la frase del filósofo holandés que ilustra este texto, una prágmática.


Es difícil intentar comprender al menos algo de los años noventa en este país sin entender lo que el alcohol significó para la juventud de los suburbios. Al menos lo que la cerveza implicó para el piberío del Conurbano y las barriadas pobres de la Capital Federal (sí, por entonces era la Capital y no la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la CABA, como ahora). El culto de la amistad a través de la cerveza, y el culto a la cerveza cuando las amistades ya no están. La cerveza o el vino, lo mismo da. Nosotros, con los chicos, nos tomamo un litro más de vino (“Borrachos en la esquina”); Porque es, el linyera, se emborracha y no le importa una mierda. Si es botella o es un tetra no le importa una mierda, lo único que quiere es escabiar (El linyera); Ella me atrapó con su blanco cristal, y no puedo estar sin cerveza tomar. Y mis amigos mañana traerán, blancos cristales, para tomar. Más otra más, otra más, otra más, quiero cerveza tomar (“Blanco cristal”); Brindo una vez más por mis amigos, los que sólo están en mi corazón (Vahos de ayer”); Baile sin control, más excitación, cuando sube le alcohol, quiero diversión (“Pogo, mosh y slam”).
La voz inconfundible de Ricky se combina siempre con una buena batería, y el sonido sucio y descontrolado de la guitarra y el bajo en versión punk rock suele aparecer en forma de canciones tristes, a veces, y otras de las más alegres. Lo mismo sucede con las letras: se intercalan algunas crónicas en primera persona con crítica al orden social, y sobre todo, a los estereotipos.
Chicas judías”, por ejemplo, sólo puede entenderse en el contexto de emergencia de una camada de jóvenes que se rapan la cabeza, le ponen cordones blancos a sus borceguíes negros y cuelgan tiradores de sus pantalones, para ir un sábado por la noche, en patota, a provocar a algún pibito punk que quede borracho en algún rincón. Viaje a Israel, un viaje a Israel, chicas judías en Israel, una frase así sólo cobra sentido en la mirada del otro, en el rostro fruncido de algún skind, que no es más que otro estereotipo social, en este caso de la pequeña burquegía queriendo huir de la debacle a través de una salvación imaginaria que los sitúa al otro lado de la brecha social abierta por el neoliberalismo. Algo similar sucede con otras canciones, como “Es sólo un juego más” (El mal nació con él, en algo debía empezar/ sin tener un por que, voluntad de dañar./ Le gusta destruir/ disfruta corromper/ es solo un juego mas/ se ríe al romper/ le excita ver sangrar/ sabiendo que esta mal/ No todo es lo que debe ser, el niño tiene crueldad/con inocencia o no, nació para matar) o como “Hombre vicioso” (Hombre vicioso, engendro de satán/ ritos asquerosos, carentes de moral/ hombre de alma sucia, bandera del mal/ anarco-drogadicto, perdido total/ Mente retorcida, irrecuperable/ que lo lleve la policía./ alma de homicida, cara de culpable/ que lo mate la inquisición/ gente como esta no debe nacer). En ambos casos se apunta a mostrar, como en un espejo, lo trillado de los comentarios que fueron generando el caldo de cultivo para esos micro-fascismos que irán creciendo exponencialmente en los años venideros.
Es esa incomprensión, sobre todo del mundo adulto (careta, hipócrita y “formal” en mundo que cada vez tiene menos de formal), la que se rechaza en este tipo de canciones. Mundo yo, nunca te quise a ti, porque vos, no me entendiste a mi puede escucharse en “Tiempo de morir”. Incomprensión que busca conjurarse en manada en una esquina cualquiera de la ciudad. Porque la esquina fue escuela de sobrevivencia al desamparo económico, político y afectivo de la Argentina neoliberal. 


 

Soy de la esquina
No fue el punk de Flema –la banda capitaneada por Ricky Espinosa-- sino el heavy de Hermética el le cantó a la esquina, pero de todos modos vale la invocación. Sobre todo teniendo en cuenta los gustos y la amplitud musical de Ricky. Allí esperan mis amigos en reunión/ Mucho me alegra sentirme parte de vos./ Conversando la rueda, ya se formó/ Y las flores se queman buscando un sentido, cantaba Claudio O´ Connor. El compartir una birra y un porro fueron una forma de gestar comunidad en un contexto de profunda descomposición social. Tu risa amiga alejo mi soledad, esos momentos que viví no he de olvidar, sigue la canción que fue himno entre los heavys --primos hermanos de los punkys, dicho sea de paso-- en la que se aclara que se prefiere la esquina a mirar tele, ya que ésta se encuentra “vacía de realidad”, mientras que en la esquina la verdad “esta latiendo” (resulta pertinente destacar que cuando Juan Fandiño –guitarrista fundador de Flema-- lo contacta a Ricky, éste escuchaba por entonces sobre todo heavy metal. También que en una de sus fotos más conocidas Ricky aparece con una remera de Almafuerte y que el propio Ricardo Iorio graba un audio para introducir una canción del disco Resaca).
Por supuesto, cualquier reivindicación de Espinosa como rebelde social deberá conjurar la imagen del “personaje” que se ha construido en torno a él. De algún modo, podría decirse, todo el libro Ricky de Flema. El último punk (de Sebastián Duarte), podría ser leído en ese sentido: Espinosa, el pibe reventado al que no le importa nada, ni nadie. Imagen que contrasta con los contundentes testimonios de sus amigos (e incluso de su novia, y de su padre) que pueden verse en Ricky Espinosa, el documental, de Juan Pablo Duarte (https://www.youtube.com/watch?v=EN5So4SgiBM). Testimonios entre los que se destaca el de Juan Fandiño, quien señala que lejos de los estereotipos y las miradas condenatorias que se construyeron en torno a su figura, Ricky era una persona muy leída, que podía sostener una conversación sobre temas actuales, históricos, políticos con cualquiera.
Obviamente, Ricky fue un pibe que cultivó tanto la amistad como la soledad. O tal vez podría decirse que porque no le huía a la soledad pudo cultivar de esa manera tan profunda la amistad.
Quítense la máscara y vean la realidad/ El que nunca estuvo solo no conoce la amistad, canta en “Nunca seré policía”, canción que puede ser escuchada en serie con las palabras escritas por Peter Pal Pelbart en su texto titulado “Cómo vivir solos: filosofía de la deserción”, en el que citando a Gilles Deleuze destaca que el problema qie padecemos quienes habitamos el mundo contemporáneo, no es que nos dejen solos, sino que no nos dejan suficientemente solos como para poder atravesar la experiencia de la soledad (la más poblada del mundo, en la concepción deleuziana que tiene sus filiaciones con la nietzscheana. Es decir, aquella que sostiene que ese tipo de soledad el punto a partir del cual es posible multiplicar los encuentros).
De allí que nos resulte poco fecundo pensar la soledad de Ricky separada de sus amistades, esas que nacieron y se desarrollaron al calor de los encuentros en las calles, en una esquina cualquiera.
La esquina, entonces, no debe ser entendida como el lugar de la perdición de un sector de la juventud en la década del noventa, sino el gran albergue de heavys, de punks, y de otras tribus que comenzaron a surgir y pulular por la ciudad. Sea en unos videos (los fichinies), en una plaza o un en un simple escalón, las esquinas fueron en por aquellos años, trincheras de resistencia social de la juventud que no se conformaba, que no estaba dispuesta a resignarse ante el creciente estado de malestar que atraviesa a la Argentina.


El punk es expresarse”
Cuando Fandiño formó Flema junto a varios de sus amigos (entre ellos Fernando Cordera, primo de Gustavo de La Bersuit), Ricardo Espinosa aún ni pensaba que podía liderar una banda punk, aunque sí andaba ya en sus búsquedas musicales. Primero Ricky se sumó a la banda como guitarrista. Pero de aquella primera formación que pasó a hacerse conocida luego de grabar dos canciones (“Cáncer” y “Buscando un lugar”) para el disco Invasión 88, solo quedó Ricky, quien más tarde pasaría a ser cantante de la banda, ya compuesta por nuevos integrantes.
En 1992 Flema saca Pogo, mosh y slam, un casete que circuló –como tantos en la época-- grabados en los novedosos grabadores de doble casetera. Así, ciertos temas empezaron a circular de barrio en barrio, viajando en los TDK que uno iba grabando y prestando, o incluso, expandiendo en una práctica todavía no tomada por la lógica neoliberal, que implicaba hacer juntadas entre varias personas para escuchar una banda.
1994 será un año clave para la banda: salen a las calles El exceso y/o abuso de las Drogas y el Alcohol es Perjudicial Para tu Salud. ¡Cuidate! Nadie lo hará por vos, primer álbum en estudio. También sale, en forma de demo, Nunca nos fuimos, que dos años más tarde será lanzado como álbum oficial por Sick Boy Records, el mismo sello que los hizo debutar en la escena punk local con disco propio. De allí en más Flema se transformó en una de las bandas fundamentales de aquella camada, junto con Sin Ley y Dos minutos, ésta última con mayores niveles de difusión.
Ricky se transformó en una máquina de producción artística: en 1997 Flema saca su álbum Si el placer es un pecado, bienvenidos al infierno; Ricky funda Flemita, una formación en donde mezcla músicos de distintas bandas para hacer canciones de otros conjuntos que le gustan, con la cual saca ese año el disco Underpunk y al año siguiente, ¿Raro? Raro tenés el orto. También en 1998 saca desde Flema el álbum Resaka y en 1999 dos discos como solista: Vida Espinoza y Tributo a Sin ley y Embajada boliviana, una banda que sus propios integrantes declaran haberse hecho conocidos gracias a Ricky. El 2000, 2001 y 2002 tendrán a Ricky otra vez sacando discos desde Flema: Caretofobia I y Caretofobia II y, con él ya sin vida, 5 de copas, que llegó a las disquerías tiempo después de su suicidio.
Banda fundamental del punk local, Flema sin embargo, parecía no estar destinada a ser una banda estrella, sencillamente, porque hacían del arte de la provocación no sólo una propuesta estética sino una política para la vida cotidiana. De allí que Ricky dijera, alguna vez, que Flema no era una banda para la masa, sino para quienes estuviesen dispuestos a aceptar el desafío de dejarse interpelar por su mensaje. ¿Cual es tu camino?, con esa pregunta el Zaratustra de Nietzsche responde a quienes le preguntan por el camino. Algo similar podemos pensar que sostenía Ricky a través de su coherencia, su autenticidad.
Incluso entre los punks Flema fue muchas veces una banda menospreciada. Sea por la corriente que supo combinar bandas de punk con ferias de fanzines e intervención militante anarquista, sea por quienes hacían del punk un hábito cerrado sobre sí mismo. De hecho el propio Ricky, en una entrevista radial de 1998, dice, entre risas:
Hay gente que no nos quiere porque a nosotros nos gustan los Rolling Stones, y yo tenia entendido que ser “Punk” era hacer lo que uno se le cantase las bolas. Entonces cuando la gente nos cantó por primera vez “El que no salta es un stone”, no sé, porque lo cantan siempre, y empezamos a hacer temas de los Rolling Stones; hubo gente que nos hizo la cruz, pero me pareció una actitud fachista de ellos, si uno está arriba del escenario para expresarse y hacer lo que tiene ganas de hacer. O sea que por ese lado no los entiendo, y por otro lado, tampoco los entiendo...
Como puede verse, para Ricky, de lo que se trata, es de poder expresarse: la bronca, el dolor, e inclusola celebración y la joda. No son pocas las canciones que aparecen como “raras” para ser una banda punk. Desde la profunda sensación de libertad pero también de jocosidad que expresa “Fernando anda en skate” (Pantalones anchos, zapatillas botitas y su camiseta blanca de death./ con el flequillo largo/ y el skate en la mano/ y su camiseta blanca de death./ Fernando anda en skate…) hasta la mezcla de ritmos de “La sal del mar” (Llegó la ya hora de festejar/ dejar los problemas de la ciudad), donde el punk aparece entremezclado con un rock-nirvanoso, el slam y el skate-californiano.
Por supuesto, también supo cultivar Ricky canciones profundamente tristes, no sólo en sus letras sino también en sus ritmos. Prueba de ello son algunas breves pero contundentes canciones, como “No te dejaré”, dedicada a la cocaína (Mira como cae el techo del ascensor/ todo se derrumba a mi alrededor/ estoy solo a un paso del infierno hoy/ y si sigo así, no te voy a dejar./ Vos sos la nena mas blanca de acá/ la que vuelve locos a los chicos de mi edad/ mil fantasmas invaden mi habitación/ si sigo así, no te voy a dejar./ Cuando caen las sombras de la oscuridad/ la mañana parece nunca llegar/ para mi es difícil no pensar en vos/ si sigo así, no te voy a dejar./ No te dejare... no te dejare), “Quizá” (Me podés ver caer y no comprender porque fue así/Y aunque lo intenté, vos ya no querés confiar en mí/ No sé, vos no querés, no sé./ Hoy cuando desperté no pude recordar lo de ayer/ Ni cuando empecé, ni cuando terminé y te perdí./ No sé, quizás te perdí, no sé/ Quizás vuelva a emborracharme/ Quizás no lo vuelva a hacer/ Quizás vuelva a repetirlo/ Quizás no lo sé) y “Ahogado en alcohol” (¿Sabés? Me estoy sintiendo mal/Y doy mil vueltas sin girar/El sol calienta sin quemar/Tal vez hoy deje este lugar/ Creo que estoy tocando fondo/ de mis actos no respondo/ Se desdibuja mi sonrisa/ La angustia hoy me marchita./ Ahogado en alcohol…), por citar algunas de las más emblemáticas.




Punk-rock de las barriadas
Los Espinoza son una familia de la clase trabajadora típica de las miles que habitan el Conurbano.
Zapatillas de lona, jeans gastados y campera de cuero. O botitas all star, campera de jean y pollera, cuando no la cara pintada y siempre, las uñas pintadas. Se lo puede ver a Ricky con remeras de Los Ramones, pero también de Almafuerte, los Rolling Stone, Dad Religion e incluso del Che Guevara.
La reivindicación de la disidencia y las minorías más allá de su experiencia singular fue una de las políticas de vanguardia de Espinosa en aquellos años. Su asistencia a la televisión con la remera que lleva inscripta la frase del escritor norteamericano Truman Capote (Soy alcohólico, soy drogadicto, soy bisexual, soy un genio) quedará para la historia, así como la respuesta al conductor que le pregunta si leyó el libro, y él le dice que sí, pero que no lo entendió (incluso la frase está cambiada, y donde Capote escribió homosexual Ricky puso bisexual).
Como Kurt Cobain, también Ricky Espinosa tuvo su acústico en televisión. Y dio entrevistas lúcidas para la caja boba. Incluso respondió preguntas estúpidas con lucidez. Como aquella vez que asistió al programa Forum, de Canal Trece (Grupo Clarín) y “defendió” a un adolescente fans, diciéndole al “juez” que su música no iba a “des-educar” al pibe (como planteaba la madre), porque escuchar una de sus canciones era como mirar una película: no se sale a matar después de ver que un actor asesina en un film, remató Ricky.
Ricky, como su fans adolescente, son pibes de los suburbios, de familia laburante. Por eso Flema –como 2 minutos, como Sin Ley-- no tenían esa distancia que suelen tener los integrantes de una banda con su público, también compuesto por hijos de trabajadores, o a lo sumo, por esa clase media baja que con e menemismo comenzó a irse a pique. Ricky, en ese sentido, no es un niño bien que se rebela y se dedica a la música, que pone su capital simbólico acumulado en función de un proyecto que va a contramarcha de su familia. No: Espinosa es un músico autodidacta, un compositor que se hace bien desde abajo y que a través del punk busca hacer que su interior y su entorno estallen (escribir canciones para sacar la rabia y la frustración afuera).


Nunca entendiste lo que te dijimos
No necesito modelos para hacer lo que yo quiero hacer, canta Ricky en la canción que abre su disco solista, Vida Espinosa, retomando de algún modo uno de los leit-motiv presente en los primeros temas de Flema: el anti-mensaje. Si yo soy así no es por culpa de las drogas/ si yo soy así no es por culpa del alcohol, se escucha en una de las canciones de los primeros tiempos, “Si yo soy así”, que se transformó en una de los himnos de la banda, junto con “Nunca nos fuimos”, tema en donde la crítica social deja de tener un tono solapado para pasar a primer plano. Si la primera canción opera como un índice de desmoralización, la segunda se presenta como un relato descarnado sobre la Argentina neoliberal; una crónica alucinada de un cambio sistémico que no se realiza pero no deja de anhelarse, y de esbozarse como programa . En ella puede escucharse:
Juventud sin futuro, temprana decepción
drogas y violencia, desocupación
estado de muerte, repre-depresión
salario de hambre, locura y ambición
sabes muy bien que la maquina
sin contemplaciones te va a tragar,
pero te resignes y busca venganza
te tomas mil pastillas, y con eso no alcanza
decime, explicame, ¿cual es tu plan?
Jugar a los videos o aspirar poxirran
nosotros con los chicos no nos aburrimos
planeamos atentados contra el presi y los milicos
o quemar alguna iglesia o robar un banco
cantar una canción que exprese nuestro asco!!!

Cuando nos sobra tiempo después de trabajar
tratamos de hacer lo que se llama pensar
no queremos a nadie si nos querés clasificar
somos de esa gente que nadie quiere abrazar

Nunca nos fuimos pero ahora volvimos
porque nunca entendiste lo que te dijimos
Somos tu muerte o tu nacimiento
nuestra negra bandera se agita con el viento
No cague al sistema pero al menos lo intente.

Si reproducimos completa esta letra es porque de algún modo en ella se concentra con mayor ímpetu la posición que da cuenta del hastío ante el mundo, el país heredado y aparece con lucidez una impugnación al orden y la conciencia de las dificultades para salirse de ese callejón sin salida al que parece condenada esa generación.
Aunque también en otros temas posteriores, como “Zafarla”, aparece la crítica social de manera abierta (En este país tenes que zafar/ Si no zafas te van a pisar/Para terminar con tu dignidad/No van a para hasta acabar…/Las clases sociales están bien definidas/ Se rascan las bolas en la oficina y lo obreros se rompen las manos/ laburando, laburando se les va su vida), es en “Nunca nos fuimos” donde aparece con mayor fuerza todo aquello que los detractores de Flema no pudieron o no quisieron ver.


Lo que puede un cuerpo
A Ricky lo velaron en la casa de su tío aquella tarde lluviosa del 30 de mayo de 2002, luego de que se tirara por la ventana de un departamento, mientras se encontraba jugando a la play con algunos miembros de la banda.
La casa y la vereda incluso se llenaron de punks que en un silencio profundo fueron a despedir a quien supo ser, tal vez, el último refrente punk de la Argentina. En medio de ese silencio su padre se preguntó cuánto más respetuoso podría haber sido ese velorio. Silencio, respeto que venía a tirar por la borda los prejuicios de la sala de velatorios que no aceptó el cuerpo de Ricky para que sus padres y fans le dieran su último adiós, por miedo a que los punkys rompieran todo.
Otra vez los estereotipos, aunque ésta vez ya no estaba Ricky para escribir sobre ellos.
¿Qué pasó que aquel día Espinosa cumplió aquello que habían anunciado por años en algunas de sus canciones, que solía repetir de tanto en tanto en medio de una ronda de escabio? ¿Qué sucedió? ¿Se taponó la madriguera? Nunca encontraremos respuestas satisfactorias, más que hipótesis que intenten explicar lo inexplicable más que para cada singular existencia: el motivo profundo que lleva a una persona a quitarse la vida. El hecho es que la línea de fuga de aquella máquina de guerra artística devino de pronto línea de muerte.
Quedó el personaje, sus leyendas, pero también su obra.
Con las palabras que Curly –histórico guitarrista de Sin Ley-- comparte en el documental sobre Ricky nos despedimos, porque de algún modo expresa lo que hoy podemos pensar muchos sobre Espinosa, no el filósofo que afirmó que nunca se sabía lo que un cuerpo puede, sino del artista, el que experimentó en su propia singularidad aquella premisa.
¿Qué le puedo decir a la gente de Ricky? --sostiene Curly--. Que lo escuchen. Que lo escuchen y que no lo canten solamente por cantar. Creo que él nos dejó un mensaje para que nosotros podamos vivir mejor y más libres. Y que no nos dejemos amedrentar ni influir por cosas que no son lo nuestro. Creo que eso Ricky lo tenía muy claro y lo trasmitió en todo momento.



POSDATA
La primera vez que vi a Flema, Ricky no fue. Fue una lluviosa y fría noche del invierno de 1994.
Aquella vez pude sentir el ritmo dionisíaco de los Flema en vivo, pero no verme atravesado por la voz impactante de su cantante. Todavía no había cumplido catorce años, pero los recitales de punk –como tiempo antes los de hardcore-- eran mi gran pasión (podría decir que entonces la semana sólo tenía sentido porque eran los momentos previos a los recitales de los fines de semana). Así que aquella noche volví feliz a mi casa, a pesar de la ausencia.
Tiempo más tarde, con el Tweety –un viejo punk de Quilmes-- armamos una banda: Tiempos de lucha le pusimos. Con esa banda tuvimos la oportunidad de tocar una vez junto a Flema y Sin ley, en un antro situado debajo del Puente Pueyrredón, en Avellaneda, a metros de donde tiempo después sería asesinado Darío Santillán. Pero para aquel entonces aún no había conocido a Darío. De todos modos es poco probable que hubiese asistido al recital, porque si bien compartíamos la pasión por Hermética a él nunca le gustó el punk rock, al resto de pibes y pibas que supieron cultuvar entonces la pasión por la militancia y la música con letras rebeldes y sonido sucio.
El hecho es que esa noche pude ver a Flema en su formación completa, pero de Ricky no conservo ningún recuerdo. Fueron las únicas dos veces, de todas las que fui a ver a Flema, en que podría haber cruzado unas palabras con Ricky. La primera porque eramos tan pocos en ese pub situado en algún lugar perdido del distrito cervecero –donde Quilmes se cruza ya con San Francisco Solano-- que músicos y público pasamos la noche cara a cara, entre mesas y un escenario improvisado en el piso que no marcaba distancias entre ambos; la segunda por el hecho de compartir escenario. Aunque ahora que recuerdo bien hubo una noche en que cruzamos palabras, aunque no mantuvimos una conversación. Fue en un micro que habíamos alquilado con los chicos de los Videos de Alsina de Quilmes para ir a ver a Flema –en realidad a Sin ley, banda que seguíamos a todos lados y que casi siempre tocaba junto a Flema-- a Campana, en la otra punta del Conurbano Bonaerense. Ya de vuelta, casi en el amanecer del día siguiente, mientras cabeceaba en el siento trasero, escucho de repente que alguien me dice algo al oído: Era ricky, sentado a mi lado junto a una chica. Haceme la gamba de pasarte padelante. Creo que me levanté y ni le respondí. O sólo atiné a decirle: dale.
Así era Ricky, o al menos así lo recuerdo: desprejuiciado, a-moral, en el mejor sentido de la palabra (el placer es un pecado).


lunes, 28 de mayo de 2018

Reseña de La Rosa Roja, biografía gráfica sobre Rosa Luxemburgo


Genealogías insurgentes

Por Mariano Pacheco*



Revisitamos la figura de Luxemburgo a través de La Rosa Roja, la biografía gráfica realizada por la artista británica Kate Evans, publicada en Argentina por ediciones del IPS, Instituto del Pensamiento Socialista; libro que cuenta además con fragmentos de cartas y textos hasta ahora inéditos en castellano.

Luxemburgo, La Rosa Roja.
La mujer que nació en Polonia el mismo día en que estallaba en París la Comuna.
La mujer que a siendo niña, a los diez años, ya sabía hablar y escribir en su polaco natal, pero también, en Ruso (la lengua oficial del imperio zarista), Hebreo (la lengua de su religión judía) y alemán (la lengua de la literatura y la filosofía en aquellos años).
Rosa, la joven lectora de la obra de Karl Marx.
Luxemburgo, la activista que estudia, escribe, organiza y agita.
La Rosa Roja que se corta el pelo; la que lleva adelante un casamiento falso para así obtener los papeles necesarios para permanecer en Berlín, centro revolucionario europeo en al época.
La muchacha que decide no tener hijos; la militante que se opone a que el proletariado participe en la 1° Gran Guerra Mundial.
La mujer que apoya la Revolución Rusa y reclama Consejos de Obreros y Soldados, y revolución socialista para Alemania.


***
El libro de Kate Evans tiene la virtud de presentar la intensidad de una vida apasionante que se desarrolló durante 47 años. ¿Crees que a los 47 años una es lo suficientemente vieja para morir?, se pregunta la autora, en una interesante aparición de ella misma como personaje de la historieta; cuadro en el que remata: si crees que sí, debes ser muy joven.
Las editoras de la edición en castellano destacan sobre el trabajo realizado por la artista británica:
La autora presenta con humor, ternura y pasión la vida de Rosa, su infancia, su sensibilidad ante las injusticias de cualquier índole y su evolución política; descripción a la que agregan:
Los dibujos y diálogos de Kate Evans logran transmitir ese espíritu revolucionario de Rosa en su actividad militante y su vida personal, sus amores, amistades, su pasión por la naturaleza, por la música o la poesía, así como sus implacables combates teóricos y políticos.
Para quienes no conocen el devenir de esta importante dirigente revolucionaria, cabe destacar algunos datos biográficos que dan cuenta de la talla de la figura a la que nos estamos refiriendo.
Rosa Luxemburgo comienza su actividad en 1885, cuando tenía apenas 15 años. Había impactada cuando, un año antes, había visto como cuatro militantes socialistas era ahoracados en las colinas de Varsovia. Como mujer, se vio tempranamente afectada por el machismo reinante en la época, al punto de no recibir la medalla de honor al terminar el secundario, en claro desafío a su rebeldía; situación que se complementa con la imposibilidad de ingresar a la universidad, e incluso, la negativa a que se sumara a los círculos socialistas.
De allí que, con 18 años, Rosa se traslade a Suiza para ingresar a al universidad, situación que funciona como puerta de ingreso a una profundización de su rebeldía: se corta el pelo, hacede su cuerpo un territorio de experimentación y se suma a la militancia en las filas de la tendencia revolucionaria del socialismo.
A las 27 años se instala en Berlín, no sin antes llevar adelante un falso sacamiento para obtener así los papeles que le permiten estar en regla en dicha ciudad.
Allí se codea con personajes de la talla de Frantz Mehring (biógrafo de Marx) y Kautski (importante dirigente socialista, luego conocido como el “renegado”, por el mote puesto sobre él por Lenin).
A los 30 años Rosa Luxemburgo ya es conocida por sus escritos y su activismo, por el cual va ser varias veces encarcelada.
En 1917, cuando estalla la primera revolución en Rusia (1905), Rosa tiene 34 años y ya no acepta que la solidaridad sea solo declamativa. De allí que viaje en medio de la situación represiva, al lugar en donde los obreros dan nacimiento a esa experiencia de democracia y participación directa de las masas en la política conocida como Soviets.
En todo el período previo a la 1° Guerra Mundial, Rosa es reconocida no sólo por su labor teórica (docente en al Escuela de Cuadros del Partido –el más poderoso de Europa en ese momento--; polemista contra la ortodoxia marxista) sino también por rol de agitadora. En 1914 se opone activamente a que los obreros participen del conflicto bélico. Defiende a capa y espada el principio de solidaridad internacionalista del proletariado frente al social-patriotismo, en alianza con la burguesía, que reina en las filas de a dirigencia partidaria, pero también en gran parte de las bases social-demócratas y del movimiento sindical.
1917 la encuentra nuevamente apoyando el proceso revolucionario en Rusia y en 1918, cuando el Imperio se muestra totalmente impotente frente a la movilización obrera y declara la República Alemana con los socialistas a la cabeza, La Rosa Roja no se deja encantar por el canto de las sirenas.
Así será cómo continué con su labor de agitación y difusión de ideas revolucionarias, en periódicos ahora clausurados por el propio gobierno socialista. La Liga Espartaco la encuentra entre sus filas, siendo parte de la rebelión de enero de 1919 aún cuando –tal como había declarado-- ella misma creía que las condiciones no estaban dadas aún para lanzarse a la apuesta revolucionaria.
Con esa coherencia Rosa será capturada junto a Karl Liebknecht, y ambos asesinados a culatazos en la cabeza el 15 de enero de 1919, dos semanas después de que se fundara el Partido Comunista Alemán, en el que Rosa dio un discurso de apertura.
Entre otras cuestiones, durante las sesiones de aquellos tres días, Rosa planteó que la humanidad se encontraba entonces en una encrucijada en la que se le planteaba la disyuntiva de perecer en el caos o encontrar su salvación en el socialismo. Un socialismo que, tal como planteó en ese mismo discurso, ella entendía que debía ser creado por las masas obreras, e incluso, por cada uno de los miembros de la clase obrera (Allí donde estén forjadas las cadenas del capitalismo, deben ser rotas).
En consonancia con los aires de participación activa de los primeros tramos de la revolución bolchevique en Rusia, La Liga Espartaco entendía que eran los Consejos el lugar decisivo para llevar adelante la participación política del proletariado, y no el parlamento burgués.
Obviamente el contexto es por demás diferente un siglo después, cuando el capital se ha globalizado como nunca y en contraparte no encuentra un bloque de los pueblos dispuestos a emprender el camino de lucha por un mundo socialista. Pero el abismo al que el capitalismo lleva a la humanidad en la actualidad vuelve a darle un sentido profundo a la dicotomía planteada por Luxemburgo en torno al socialismo o la barbarie. De allí que las palabras con que termina el Manifiesto escrito por Rosa (“¿Qué quiere la Liga Espartaco”), no deje de resonar a la hora de revisitar su figura. El texto dice así: Hay un mundo por conquistar y otro que debe ser derrotado. Y termina:
Nuestra consigna para el enemigo es: ¡pulgares en los ojos y rodilla sobre el pecho!

*Nota publicada en La luna con gatillo (www.lalunacongatillo.com)

jueves, 17 de mayo de 2018

Carta de Pedro Lemebel al Sub Comandante Insurgente Marcos


Aquellos ojos verdes (a ese corazón fugitivo de Chiapas) 
 

Por Pedro Lemebel



 En el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, recordar un texto fundamental del pensamiento y las letras en Nuestra América


Tal vez, porque supe de tu saludo al Frente Homosexual de Cataluña, donde una loca amiga recortó tu mirada de pasamontañas para pegarla en el telón blanco de su amor revolucionario. Quizás fue por eso, porque nunca tuvimos un Che Guevara propio, ni estrellas rojas en el amanecer nublado en Cuba. Y la montaña sandinista nos resultó demasiado empinada para el delicado aguante mariposa. Quizás, porque los héroes del marxismo macho “nunca nos tuvieron paciencia”, y prefirieron bailar solos, ideológicamente solos, la ranchera baleada de su despedida.
Por eso, querido Marcos, en esta esquina de la modernidad, donde casi no quedan estatuas que apunten al cielo con su puño cerrado. En este vértice del siglo, donde se venden las causas minoritarias en un revoltijo de plumas, condones y sostenes feministas. Ahora que tu México indio y pobre llega a Chile con peluca rubia de cambalache. Como si fuera una piñata Nafta que trafica Televisa repartiendo imágenes de Acapulcos coloridos y mariachis tecno. La postal cuate, donde la vida se empaqueta en teleseries gritonas y festivales de bikinis. La Mexicomanía que consume el neoliberalismo chilensis hartándose de tacos y enchiladas. Los mismos siúticos que ayer odiaban el chulerío picante de tu marimba azteca. La nueva clase pirula que saca pasajes para tostarse en Cancún, buscando un México light sin problemas sociales ni revueltas del pasado. Menos esas guerrillas que ahuyentan la inversión extranjera, ni esos pequeños sueños de justicia que la modernidad etiqueta de nostalgia. Porque el tercer mundo se totaliza capital, y su luz metálica apenas eclipsa el fuego verde de tus ojos.
Entonces, subcomandante, empuñas la treinta treinta y se levanta contigo el indiaje zapatista. Así fuera ayer la rebelión tizna de pólvora la pantalla del noticiario, y la foresta de Chiapas es el nuevo pulso que despierta en un alboroto de pájaros. Sólo que no es ayer, y los pájaros son helicópteros que zumban fatídicos por tu cabeza. No es ayer, lo repiten los ultimátums oficiales. Porque los Villas y Zapatas yacen pegados a los murales que fotografían los turistas. Pero igual sigues desafiando corajudo al Nuevo Orden. Igual sigues inventándole personajes a tu perseguido anonimato. Por ahí declaras que fuiste travesti en Barcelona, traficante en Times Square y pirata aéreo en El Cairo. Que nunca nadie dio con tu verdadero rostro, porque la revolución no debe tener un rostro. Es un imaginario posible, un paisaje que se completa con el rostro amado, soñaba Gilles Deleuze.
Sólo conocemos vestigios de selva que enmarcan tu mirada, sólo eso dejas ver. Y ese color turquesa entre las pupilas azabaches, lo tildan de intruso agitador. Pero tú ríes diciendo que son lentes de contacto. Más bien tus ojos se burlan del ojo mayor, tratando de identificarte en su- rompecabezas de fichaje. Tus ojos se mofan de la vigilancia y su stock de narices, orejas y bocas que tratan de encajar en la calavera prófuga en la calavera camuflada que requiere un rostro para el castigo. Porque el poder necesita un rostro para clavetear tu foto-recompensa. El poder te viste de caras para proclamar tu ansiada captura.
Por eso el empadronamiento mexicano improvisa una máscara y la reparte al mundo por Televisa, tranquilizando a los socios del Nafta. Enfatizando que la rebelión está controlada y ese tal Marcos está plenamente identificado. Y tú, escondido quién sabe dónde, contestas que no eres tan feo, que se guarden ese Frankenstein para sus pesadillas.
Pareciera que el corazón de Chiapas pende de un hilo, acorralado por el blindaje. Mientras tanto, mi amiga loca de Barcelona retrasa su reloj, suspende la hora del noticiario, porque no quiere conocer tus ojos sin pasamontañas. No quiere ver la pendiente suave de tu mejilla, ni la lija de tu barba a medio crecer por los días y días acosado por los perros del ejército mexicano. Escondido, cansado, travestido de india o caminante que no duerme, que no puede pegar el sueño y sueña despierto. Y los bellos ojos irritados por el polvo aún chispean esmeraldas en los humos del emplumado amanecer.
NOTA: Marcos recibió este texto en Chiapas, y le gustó mucho. Pero solamente un detalle le causó gracia: él dijo que no tenía los ojos verdes

viernes, 11 de mayo de 2018

El Mayo francés y la expansión del campo de lo posible


1968-2018


Por Mariano Pacheco


La creatividad del 68 francés puede verse y leerse con claridad al observar las gráficas y consignas de Mayo. El archi-conocido slogan La barricada cierra la calle pero abre el camino es emblemático porque señala, precisamente, no un camino, sino la voluntad de apertura a la invención de nuevos trayectos; abre las vías para una experimentación radical. Retrospectiva y perspectiva de unos cuantos días que conmovieron al mundo.


Crónica de una revuelta no anunciada

Los partidarios del orden solo quisieron ver en los acontecimientos de Mayo una explosión juvenil y romántica: se trataba en realidad de una crisis de la sociedad, y no de una generación”.
Simone de Beauvoir, Final de cuentas.

Mayo comienza en abril. Y la crítica a la Francia conservadora pasa en primer lugar por una crítica a lo que sucede en otras latitudes. O más bien: la crítica política de la cultura europea tiene un fuerte entrecruzamiento con la situación mundial, con las solidaridades internacionales que entonces circulan activamente.
De algún modo el Mayo Francés comienza el 19 de abril, cuando 2.000 estudiantes parisinos se agrupan en el barrio Latino para solidarizarse con los estudiantes alemanes, que han visto caer a uno de sus líderes asesinado en un atentado. A los pocos días una nueva manifestación logra agrupar a 5.000 estudiantes, ésta vez en solidaridad con el pueblo vietnamita que resiste los atropellos imperialistas. La tensión crece: uno de los referentes estudiantiles parisinos es detenido y su casa allanada. Los mitines continúa, así como las amenazas de los grupos derechistas, ante las cuales las autoridades universitarias ceden: se clausura la Facultad de Nanterre, la policía desaloja las reuniones y detiene estudiantes.
El 3 de mayo una movilización copa el patio de la Sorbona. El Partido Comunista Francés, alineado con la Unión Soviética, califica de “ultraizquierdistas” a los grupos que promueven el proceso de movilización (L’Humanité condena el “aventurerismo político” con “fraseología revolucionaria” de estos grupos, según sus propias palabras). La derecha también gana las calles, no con la masividad de los estudiantes, pero sí con grupos de choque. Las autoridades de la Sorbona (que ya habían desalojado una asamblea) se inclinan por una salida similar a la que tomaron sus pares de Nanterre: la facultad se cierra. Ya nadie puede entrar… pero tampoco salir. Los estudiantes pactan una retirada ordenada pero son emboscados y encarcelados por la policía. La Sorbona cierra sus puertas. Los estudiantes que no participan de las protestas salen de la pasividad y accionan contra la policía. Ésta responde luego con razzias en el barrio Latino. Todo joven es sospechoso... La rebelión se punr en marcha.
Durante el sábado 4 y domingo 5 de mayo los estudiantes realizan los aprestos necesarios para comenzar la semana movilizados. El lunes 6, 600.000 estudiantes pasan a la huelga general. Surgen nuevos modos de organizar la participación y la acción directa, circulan volantes interpelando a la clase obrera y la represión encuentra una respuesta en las calles: se erigen barricadas y la juventud estudiantil encuentra fuerte apoyo de la población. El martes 7 amanece con 800 heridos, el barrio Latino bajo Estado de Sitio y los liceos alborotados por la participación activa de los estudiantes secundarios. Por la tarde 40.000 estudiantes, muy organizados, atraviesan 25 kilómetros a pie entonando la Internacional. No hay pancartas partidarias sino carteles reivindicando la Comuna de 1871.
Se multiplican los actos de solidaridad en el interior de Francia y en otros países. La dirigencia sindical francesa se debate en la incertidumbre. Para cuando el PCF se posiciona junto a los estudiantes ya es tarde: nadie quiere que se opere una “captura” del movimiento por parte de las fuerzas “tradicionales”. El viernes 10 la semana se cierra con la “noche de las barricadas” en el barrio Latino. Hay represión y resistencia popular. “Fue la chispa que desencadena el movimiento popular. Balance de la lucha durante esa noche: quinientos detenidos, un millar de heridos, doscientos automóviles incendiados, el barrio Latino arrasado”, puede leerse en la “Cronología de una semana rabiosa”, publicada en el libro La imaginación al poder. París: mayo de 1968.
El sábado 11 las centrales sindicales convocan a la huelga general para el lunes 13. Durante el fin de semana sectores de la juventud obrera se movilizan al barrio Latino, participan de debates junto a los estudiantes y ultiman detalles para la movilización del lunes 13, que logró transformarse en la más importante desde la época de la liberación. Un millón de personas desfilan por las calles. Hay obreros, estudiantes pero también artistas y profesionales. Las banderas rojas flamean al ritmo de la Internacional. El martes 14 los estudiantes marchan a las fábricas bajo la consigna: “Los obreros deben tomar la bandera de lucha de nuestras frágiles manos”. El miércoles 15 se toma la fábrica Renault por parte de jóvenes obreros, conviertiéndola así en un bastión de resistencia sindical. Por fuera del quietismo de las direcciones se erige un movimiento de trabajadores que paraliza Francia: diez millones de obreros se lanzan a la huelga. “La ocupación de las fábricas por diez millones de trabajadores con la bandera roja como emblema fue un acontecimiento sin precedentes en la historia francesa”, reflexiona Simone de Beauvoir en su libro Final de cuentas.


Exagerar, provocar, inventar, participar


Se trata de lo que yo llamaría la expansión del campo de lo posible. No renuncien a ello”.
Jean Paul Sartre en diálogo con Daniel Cohn-Bendit.


La creatividad del 68 francés puede verse y leerse con claridad al observar las gráficas y consignas de Mayo. El archi-conocido slogan: La barricada cierra la calle pero abre el camino es emblemático porque señala, precisamente, no un camino, sino la voluntad de apertura a la invención de nuevos trayectos aún no transitados; abre las vías para una experimentación radical.
La conexión con el surrealismo, en este sentido, no es causal: Mayo del 68 es un movimiento político que conecta fuertemente con el arte, que reivindica para sí la productividad de la provocación, así como de la exageración, como puede detectarse en las siguientes consignas:

Exagerar es comenzar a inventar.
En los exámenes, responde con preguntas.
La revolución es una iniciativa.
Exagerar, esa es el arma.

También es un movimiento que, contra toda lógica de representación (aún de izquierda) destaca la acción y la participación directa de las masas en el proceso político, como puede leerse a través de éstas consignas:
El derecho de vivir no se mendiga, se toma.
Ser libre en 1968, es participar.
La calle vencerá.
Agitación permanente.
El acto instituye la conciencia.
Todo el poder a los consejos obreros.
Viva la Comuna.
No me liberen: yo me encargo de eso.
Más que nunca crear comités de acción.
Viva la democracia directa.
La acción no debe ser una reacción, sino una creación.
Participación activa de las masas en el proceso político y acción directa, incluso por medio violentos:

Debajo de los adoquines está la playa.
¡¡¡Te amo!!! ¡Oh! Díganlo con adoquines.
El fuego realiza.
Organizarse, armarse.
El combate es el padre de todas las cosas.

No deja de resultar interesante, contra las lecturas posterior que se han hecho del acontecimiento, que si bien son realizadas con fuertes críticas al PCF y todo lo que implicaba su alineamiento con la URSS, las movilizaciones de mayo del 68 se realizaron con banderas rojas, reivindicando a la Comuna de París y entonando la internacional.
Una puesta en cuestión que involucra tanto al capitalismo primermundista como al bloque soviético y su expresión europea, sea en su faceta universitaria o de reformismo sindical. De allí que emergieran, en el 68 parisino, consignas tales como Todo el poder a los Sóviets libres o No a la revolución con corbata. Y también estas otras:

Tenemos una izquierda pre-histórica.
Los sindicatos son burdeles.
Nada de revoque: la estructura está podrida.
La revolución estará mejor en las manos de todos/
que en las manos de los partidos.

Este cruce entre un legado comunista no estatalista y el surrealismo, como corriente vanguardista del arte, resulta fundamental para entender a Mayo del 68 como una protesta que pone en cuestión, simultáneamente, los modos de vida capitalista y los modos de vida bajo el socialismo real. La vocación por unir lo singular y lo colectivo, el arte y la vida, se torna entonces un eje fundamental del accionar político y el pensamiento crítico. Postulados que también puede leerse a través de las consignas graffitiadas en aquellos días:

El arte ha muerto, liberemos nuestra vida cotidiana.
Abajo el realismo socialista. Arriba el surrealismo.
Los que hablan de la revolución y de la lucha de clases/
sin referirse a la realidad cotidiana/ hablan con un cadáver en la boca.

En el campo específico del conocimiento Mayo del 68 también se torna en una experiencia insoslayable, por lo menos a la hora de pensar en una “enseñanza paralela” a la que ofrece la academia, sea porque uno ha decido fugar hacia otro lado, sea porque estando ahí adentro no soporta quedarse sólo en los lugares establecidos que ésta ofrece. La idea surgida aquellos días, de llevar adelante seminarios con profesores pero en los que no reproduzcan su “función magistral” tiene mucho que ver con las experiencias de educación popular que se han desarrollado con tanto ímpetu al interior de los movimientos sociales Latinoamericanos en las últimas décadas.
Las citas a Bretón, Nietzsche, Heráclito, dan cuenta asimismo de un estado de ebullición y de revuelta en donde el deseo pasa a estar en el centro de la escena. Ya no se trata (solamente) de denunciar el estado de necesidad, sino de expresar aquello de lo que son capaces los cuerpos (Olviden todo lo que han aprendido. Comiencen a soñar; Tomen sus deseos por realidades).
Autogestión, y autogobierno, dos conceptos clave para pensar la experiencia parisina de 68.
Al pasar de la Huelga Pasiva a la Huelga Activa los trabajadores han demostrado que pueden tomar en sus manos y organizar ellos mismos los servicios públicos, sociales y los medios de producción, es decir, hacer funcionar sin patrón ni explotador de ninguna clase la máquina económica del país al servicio de los trabajadores”, puede leerse en una declaración de aquellos días emitida por el Comité de Ación del “IV Arrondissement”.
Algo similar aparece expresado en otro texto de la época, como el publicado por el Movimiento 22 de marzo, en donde puede leerse: “Queremos suprimir la separación que existe entre trabajadores y obreros dirigentes”. Y también: “Nos negamos a ser los eruditos amputados de la realidad social. Nos negamos a ser utilizados en provecho de la clase dirigente. Queremos suprimir la separación entre trabajo de ejecución y trabajo intelectual y de organización. Queremos construir una sociedad sin clases”, en un intento por aunar las luchas y establecer coordinaciones entre las fábricas ocupadas, y las facultades ocupadas.


El arte, la política y la vida


Siempre fluye o huye algo, que escapa a las organizaciones binarias, al aparato de resonancia,a la máquina de sobre- codificación; todo lo que se incluye dentrode lo que se denomina ´evolución de las costumbres´, las mujeres, los jóvenes, los locos, etc. Mayo del 68, en Francia, era molecular, y sus condiciones tanto más imperceptibles desde e punto de vista de la macro-política”
Gilles Deeleuze y Felix Guattari, Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia.


Se trata de manifestar, con un retraso de una semana y media, la solidaridad del cine con el movimiento estudiantil y obrero de Francia. La única manera práctica de hacerlo es detener inmediatamente todas las proyecciones”, dice un Jean Luc Godard en pleno ejercicio de su activismo militante, junto a otros cineastas de la talla de Truffaut, Louis Malle, Claude Berri y Roman Polanski, que aquel domingo 18 de mayo llevan al interior de las salas cinematográficas el debate que en las calles ya lleva más de dos semanas.
La Asamblea de Acción y de Información del Cine Francés ha logrado reunir, el día anterior, a más de mil profesionales en la Escuela Nacional de Fotografía y Cinematografía de Vaugirard.
Godard ya ha dirigido para entonces films como La Chinoise (1967), en donde puede verse con claridad la influencia que el inicio de la evolución Cultural China (1966) ha ejercico sobre los intelectuales de izquierda de occidente. Queda claro en el posicionamiento de Godard (que puede verse en youtube ingresandoa https://www.youtube.com/watch?v=j__4rqvKNpY) que no todo es color de rosas para cineastas partidarios de la revuelta. No falta quienes los acusan de ser una minoría que impone por la fuerza su decisión. Y algo de eso hay. El jacobinismo de los rebeldes del séptimo arte se presenta a tono con la rebelión que afuera de las salas pretende hacer de la política una cuestión de todos y no de minorías. Pero al interior del Festival, evidentemente, las fuerzas conservadoras son mayoritarias. De allí que este grupo menor, pero intenso, no tenga empacho de boicotear el prestigioso evento en una acción que se presenta en serie con el ánimo de desobediencia que por entonces ha copado Francia. El “Consejo de la administración de films” se ve obligado a emitir y leer ante los presentes un comunicado en el que declara que “las circunstancias no permiten asegurar las proyecciones en condiciones normales” y, luego de disculparse ante las delegaciones extranjera, suspenden el 21° festival de Cannes. El cine intelectual ha logrado, al menos por dos semanas, imponerse por sobre el cine comercial.

***
Como un pez en el agua”. Así definió Francois Dosse, biógrafo de Gilles Deleuze y Félix Guattari, la posición de éste último durante el “Mayo Francés”, cuando el Teatro del Odeón fue tomado por asalto por un grupo de militantes, profesionales y usuarios de la salud mental entre los que se encontraba Félix, psiquiatra, filósofo autodidacta, militante comunista heterodoxo.
La acción apuntaba a la cultura oficial de la República, pues el Ministro de Cultura André Malraux frecuenta ese teatro. Guattari forma parte de la ocupación, después de evaluar los peligros que representa el ataque frontal de uno de los símbolos del Estado. La Universidad, vaya y pase: está protegida de las intervenciones intempestivas de la policía por los derechos universitarios, ¡pero el teatro subvencionado de jean Louis Barrault es otro asunto! Guattari, entonces, pone toda la habilidad del grupo que comanda –sus médicos, sus diversas redes de militantes- al servicio de la toma del Odeón. “Muchos trabajan en los hospitales. Llenamos los autos de vendas, desinfectantes, antibióticos. Otros se ocupan del abastecimiento necesario para sostener una hipotética ocupación. Habíamos visitado el teatro diciendo que éramos periodistas y vimos que podíamos subir al techo, llevar colchones, y que había sitio para almacenar medicamentos y comida”, rememora Guattari. Dos días después de la gran manifestación del 13 de mayo, el Odeón es tomado por asalto y el movimiento irrumpe en una escena donde artistas e intelectuales, pero sobre todo una multitud anónima, toma la palabra en el hall de entrada. El comando principal escribe en rojo esta advertencia:
Cuando la Asamblea Nacional se convierte en un teatro burgués, todos los teatros burgueses deben convertirse en Asambleas Nacionales.

Tiempo después se produce el encuentro Deleuze-Guattari. Primero por correspondencia, luego de cuerpo presente, el ritmo vertiginoso de lecturas, reflexiones y escritura compartida va expresarse en Antiedipo (1972), primer tomo de Capitalismo y esquizofrenia, el primero de los cuatros libros que ambos escribirán y publicarán de conjunto (formando no ese dúo en co-autoría, sino esa nueva máquina de guerra intelectual que será Deleuzeguattari, o Guattarideleuze). Antiedipo, no un libro que viene a representar o expresar Mayo del 68, sino un instrumento de combate que se posiciona en serie con los acontecimientos parisinos; un libro-máquina-de-guerra que se acopla con lo que ambos calificaron como “inconcientes que protestan”, al igual que ellos, contra el imperialismo de Edipo, del Significante, de la Estructura.
En mayo de 1984, cuatro años después de haber publicado Mil mesetas (segundo tomo de Capitalismo y esquizofrenia) Gilles y Félix reflexionan sobre el Mayo Francés en una entrevista que será publicada ese mes en Les Nouvelles Littéraires. Allí dicen que aunque un acontecimiento sea contrariado, reprimido, recuperado, traicionado, no por ello deja de implicar algo superable. “Son los renegados los que dicen: ha quedado superado. Pero el propio acontecimiento, aunque sea antiguo, no se deja superar: es apertura de lo posible. Acontece en el interior de los individuos tanto como en el espesor de una sociedad”. Micro-política y macro-política, entonces, que involucra tanto a cada existente singular como a los grupos, las clases, la sociedad entera. Mayo del 68 en Francia, como fenómeno “de videncia” --según los autores--, como si una sociedad “viese de repente lo que tenía de intolerable y viese al mismo tiempo la posibilidad de algo distinto”. Lo definen como un fenómeno colectivo del tipo “Lo posible, que me ahogo…”. Y aclarar que “lo posible” no preexiste al acontecimiento sino que es creado por él. “Es cuestión de vida”, porque el acontecimiento crea una nueva existencia, produce una nueva subjetividad: “nuevas relaciones con el cuerpo, con el tiempo, con la sexualidad, con el medio, con la cultura, con el trabajo…”.
Deleuze y Guattari, las grandes figuras en relación a Mayo del 68 en Francia. Insisto: no porque representen o expresen aquél acontecimiento. No. Tampoco por su protagonismo en aquellos días (si bien Guattari participa activamente, como se ha narrado, está claro que la gran figura intelectual de la revuelta es Jean Paul Sartre, a quien ellos nunca dejaron de considerar un “maestro”), sino por esta conexión entre los planteos que cada uno venía trabajando por separado, los que comenzaron a ensayar una vez que se produce su encuentro y las resonancias que Mayo tiene en su propuesta: un nuevo modo de pensar, de actuar y de sentir.
Cepillar la historia a contrapelo”, como alguna vez propuso Walter Benjamin, implica de algún modo volver también sobre figuras y acontecimientos archi-conocidos pero procesados por al licuadora del posmodernismo de un modo en que pierden sus componentes subversivos.
Recuperar el Mayo Francés entonces, implica en primer lugar hacernos cargo del archivo europeo, procesarlo de manera situada, mezclarlo con el archivo nuestramericano y, usarlo políticamente. No en términos de una teoría para una práctica, sino como una práctica para otra práctica, e incluso, como una práctica teórica para otra práctica teórica. Resituar el combate incluso en el terreno de las letras, de la teoría, del conocimiento. Asumir al pensamiento como otra trinchera en la cual librar una batalla. Incluso a los tiros, si es que eso hace falta.