Apartado final de “Reflexiones sobre el proceso creador
Ayer, en “Escrituras (sintomáticas) y modos de vida”, el Laboratorio de Experimentación Narrativa que coordino en el marco de la Escuela Autogestiva de Literatura Aldo F. Oliva, trabajamos (junto con “Escribir” de Duras). este texto del Tato:
Solo escribo aquello que me es
incomunicable, aquello que se me revela, algo que siento como presencia molesta
en mi interior, aquello que brota en mi soledad, de mi incompatibilidad. Escribo
lo que no puedo compartir, lo que mis gestos y mis palabras no saben expresar.
Aquello que quedó enquistado en mi desesperación, algo que me violenta. No
puedo pensar lo que surge porque lo que siempre surge es lo peor de mi ser. Vómito
de mis abismos, de mis suicidios. Mis personajes traducen mi mal. No hay gestos
reparadores en mi teatro. Hay odio, perversión, resentimiento, violencia
abismal. No hay primera intención de comunicar nada a nadie. Es un vómito de
desesperanza, de terror el peor de los miedos. No hay amor por nadie. Es el
odio lo que alimenta mis imágenes. Son sueños, retazos de mis máximas soledades,
imágenes infantiles desoladoras. Mi asma y mi encierro permanente. Mi
claustrofobia de lo cotidiano. Mi ahogo de la vida. Mi temor a la muerte. Escribo
porque no puedo dejar de hacerlo. Actúo porque no puedo dejar de hacerlo; no
hay elección libre en mi primer momento; no hay elección en el hombre que
vomita; vomita porque no aguanta lo más descompuesto de sí mismo. Es en ese
mismo vómito de mi mal de donde surgen todas las imágenes. Solo puedo querer
cuando me permito odiar hasta el extremo. Recién allí aparecen algunos gestos
que puedo distinguir como amor. Amor que me hace enamorar de los personajes y
mi odio ya vomitado va dejando lugar a la sorpresa. Y a mí la sorpresa me
produce ternura. Adoro lo que me asombra. Por eso aprendí a querer estos
monstruos de personajes que inventé. Porque también son hijos míos, hijos de lo
peor que hay en mí.
Más tarde se me revela que no son
solo míos, sino expresión de un momento de otros seres de la vida, de la
sociedad. Sé también que vomito por muchos, que mi vómito es colectivo, pero
eso lo sé solo después solo mucho después.
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