miércoles, 17 de julio de 2013

“El DOT es una suerte de Estado de Sitio para los jóvenes morochos de las barriadas”

El Argentino conversó con Esteban Rodríguez, abogado y miembro del CIAJ (Colectivo de investigación y acción jurídica), un organismo de Derechos Humanos de La Plata, sobre el Departamento de Ocupación Territorial (D.O.T), el nuevo cuerpo de seguridad de la provincia. Lo que sigue son sus opiniones sobre el tema.

Por Mariano Pacheco



La del DOT es una de las típicas medidas “tolerancia cero”, explica Esteban Rodríguez, y explicita que la “tolerancia cero” ha amplificado las tareas para la policía y, junto con ello, “sus facultades discrecionales”.

-Se dice que la policía está para prevenir el delito
“Claro, prevenir significa demorarse en aquellas conductas colectivas cotidianas que si bien no constituyen un delito estarían creando, supuestamente, las condiciones para que tenga lugar. Esas conductas están asociadas a determinados colectivos de pares referenciados como productores de riesgo. El problema son los estilos de vida, las pautas de consumo, las estrategias de sobrevivencia (como por ejemplo la venta ambulante o los cuidadores de coches) y pertenencia (juntarse en las esquinas, usar los espacios públicos para escuchar música, charlar, pintar grafittis, etc.) que desarrollan estos grupos de pares para resolver problemas materiales o identitarios. Estrategias que son redefinidas por los funcionarios como hechos vandálicos”.

-¿Qué rol puede jugar el DOT?
-Hasta ahora la ´tolerancia cero´ se empleaba en el centro de la ciudad y se actualizaba a través de las ´detenciones por averiguación de identidad´. A través de las detenciones sistemáticas, la policía le marcaba el territorio al pibe. Cuando un policía detiene a un joven en el centro lo que le está diciendo es que no lo quiere ver más por ahí, que regrese a su barrio. Ahora, a través del DOT se trata de llevar la ´Tolerancia Cero´ a los barrios más humildes. Con ello, se establecerá una suerte de estado de sitio para los jóvenes morochos de aquellas barriadas. Esto es una violación de los derechos humanos: confinando a los jóvenes en sus barrios, se les impide el acceso a la ciudad, se viola el derecho a la identidad, a la recreación, a la reunión, a circular libremente”.

-Política de diálogo cero…
-Si para la policía común pasear era merodear, juntarse en la esquina era visto como ´disturbios´, y el cuestionamiento como ´resistencia a la autoridad´, con el DOT eso directamente no pasará. Porque el DOT es una fuerza de choque, un grupo especial formado y entrenado por la Infantería. No es un grupo que estará abierto y dispuesto al diálogo sino a la acción directa. De hecho, etimológicamente, infantería viene de infante, que significa, ´el que no habla´. Cuando llega la infantería, cuando llegue el DOT, llegarán para intervenir a través de la fuerza, nunca a través de la palabra. Razón por la cual esta fuerza lejos de crear mejores condiciones para dialogar va a profundizar los malentendidos y las conflictividades sociales”.

“Usinas del miedo”
Para Esteban Rodríguez la militarización de los barrios pobres lo único que hace es estigmatizarlos, porque “tienden a certificar los prejuicios que ya cargan estos lugares que son vistos, como diría la antropóloga María Carman, como ´usinas del miedo´, productores de inseguridad, delitos”. De esa manera los pobres son revictimizados con las políticas de seguridad”. 
¿Hay otra seguridad?
-En la Argentina la seguridad sigue abordándose desde el paradigma policialista. Seguridad es igual a policía y esa policía está para custodiar el orden público y las espaldas del funcionariado de turno. Por el contrario, somos muchos los pensamos que la seguridad no empieza y termina en la policía. Sin lugar a dudas, la policía es una agencia importante. Pero cuando los conflictos sociales son multicausales se necesitan respuestas multiagenciales. De allí que los ministerios de seguridad tendrían que ensayar alianzas estratégicas con otras agencias del mismo Estado para hacer frente a conflictos que tienen causas muy diversas. Eso por un lado, porque por el otro, desde el paradigma de la ´seguridad democrática´ no se trata de proteger al Estado de la sociedad sino los derechos fundamentales de los ciudadanos.


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