lunes, 30 de julio de 2012

Evita: 60 años después

Cuarta y última nota publicada en 
www.marcha.org.ar

Por Mariano Pacheco. Mito político inspirador de pasiones alegres, de anhelos y prácticas revolucionarias; fetiche idolatrado por grises burócratas, guiados por pasiones tristes. Última entrega de esta serie de notas, a 60 años de su muerte.


Personaje defenestrado y enaltecido en la literatura argentina; imagen reactulizada por artistas plásticos; protagonista de nuevas escenas del celuloide; bandera de nuevas expresiones políticas y sociales de la Argentina contemporánea; retrato legitimador de políticas de Estado, Evita sigue siendo un ícono central de la política y la cultura nacional.
Cuando en octubre de 1945 importantes contingentes de mujeres obreras salieron a las calles esgrimiendo la consigna “Sin corpiño y sin calzón, vamos todas de Perón”, las clases acomodadas y promotoras de las buenas costumbres de la sociedad se horrorizaron, así como se horrorizaron al año siguiente, cuando el Coronel Juan Domingo Perón ya era presidente de la República, y su reciente esposa, esa ex actriz (“la puta”), tuvo el tupé de pronunciar algunos discursos y asumir algunas de las tareas antaño desarrolladas por su marido en la Secretaría de Trabajo y Previsión. Y, por supuesto, pusieron el grito en el cielo cuando ella viajó a España, en nombre de Perón, representando a la “nueva Argentina”.
De allí en más, María Eva Duarte de Perón pasó a ser Evita para todos los negros, los grasitas, los descamisados que no dejaron de adorarla ni aún después de muerta, y la yegua para quienes no dejaron de odiarla y maldecirla, al punto de salir a pintar paredes con la consigna “Viva el cáncer” cuando contrajo la enfermedad fatal. Desde los primeros pasos del nuevo gobierno y hasta el día de su muerte, acontecida el 26 de julio de 1952, Evita no dejó de provocar ese doble sentimiento, de acuerdo a los sectores de los que se tratara.
Cuando en julio de 1948 organizó la Fundación Eva Perón, poniendo el eje en la dignidad de la ayuda social, en contraposición de la indignidad de la limosna, las señoras de bien de la alta sociedad supusieron con razón que las cosas, definitivamente, se les habían ido de las manos. Dijo entonces Evita: “Porque la limosna fue siempre para mí un placer de los ricos: el placer desalmado de excitar el deseo de los pobres sin dejarlo nunca satisfecho. Y para eso, para que la limosna fuese aún más miserable y más cruel, inventaron la beneficencia y así añadieron el placer perverso de la limosna, el placer de divertirse alegremente con el pretexto del hambre de los pobres. La limosna y la beneficencia son para mi ostentación de riqueza y poder, para humillar a los humildes”. Ese, y otros discursos incendiarios (“El peronismo será revolucionario o no será nada”; “Si es preciso haremos justicia con nuestras propias manos… yo saldré con las mujeres del Pueblo, yo saldré con los descamisados de la Patria, para no dejar en pie ningún ladrillo que no sea peronista; porque nosotros no nos vamos a dejar aplastar más por la bota oligárquica y traidora de los vendepatrias que han explotado a la clase trabajadora”), toda esa arenga contestataria, fueron llevando a Evita a convertirse en mucho más que una primera dama muy particular.
Aunque seguramente el colmo haya sido todo el proceso que llevó a que las mujeres se expresaran políticamente también en el plano electoral. Recordemos que en 1947 se aprobó por ley el voto femenino, de la que Evita -si bien no fue la primera en proclamarlo, ni mucho menos- se convirtió en portavoz de aquel histórico anhelo y reclamo de las mujeres. En 1949, en el marco de la disputa electoral en puerta, Evita funda el Partido Peronista Femenino, la tercera “rama” del movimiento (junto con la política y la sindical) que llegó a contar, para 1951, con 3.600 Unidades Básicas en todo el país. Allí, además de la campaña proselitista, se desarrollaron diversas actividades sociales, educativas, recreativas y culturales. Todo ese proceso llegó a su momento más álgido cuando la CGT, junto al PPF, promovieron la candidatura de Evita a la vicepresidencia, que fue rechazada luego de unos días de incertidumbre (recordemos que Evita anunció por cadena nacional de radiodifusión que “renunciaba a los honores, aunque no a la lucha”, días después de que millones de personas le reclamaran que acepte la propuesta, en el denominado Cabildo Abierto del Justicialismo, realizado el 22 de agosto de 1951).
Así y todo, el peronismo logró imponer en las listas buena cantidad de mujeres, de las cuales 23 diputadas, 6 senadoras y 77 representantes de legislaturas provinciales llegaron a asumir sus puestos por primera vez en la historia del país. Y si bien Evita nunca dejó de promover un discurso centrado más en su rol social (asistencial) que político, y más de puente entre Perón y las masas que de liderazgo femenino, lo cierto es que -tal como remarcó Ezequiel Adamovsky en su reciente libro Historia de las clases populares en la Argentina. Desde 1880 hasta 2003- “la adhesión que despertó Evita entre personas de ambos sexos no dejaba de tener un contenido profundamente político, que se encarnaba en el cuerpo de una mujer”.
Sesenta años después de su muerte (derrota de las apuestas revolucionarias de los 70 mediante) y tras décadas de intensa militancia feminista y de las denominadas minorías sexuales, el contexto actual de la Argentina parece estar atravesado por fuertes vientos de cambio, al menos en estos aspectos. Luego de la dificultad de romper con una cultura machista fuertemente arraigada en el movimiento sindical, en el peronismo y aún en las izquierdas (que por cierto, no ha sido del todo desterrada), y tras haber transitado por ese infeliz desencuentro que hemos visto entre quienes pugnaban por transformaciones sociales profundas y quienes, además de sostener esas banderas, pretendieron incluir entre sus reivindicaciones también las de diversidad sexual, hoy prácticamente todo el arco de las izquierdas y los sectores progresistas del peronismo (o el espectro “nacional y popular”), han tomado como parte de su agenda esas banderas.
Que el país esté gobernado por una mujer que transita por su segundo mandato presidencial (más allá de si se está a favor o en contra o en desacuerdo con el actual “modelo”), no parece ser un dato menor. Esa revalidación de su mandato por el 54% de los votos (luego del desastre que implicó el breve paso, entre 1974 y 1976, de Isabel Martínez de Perón por la presidencia de la Nación), parecen enmarcarse en esa dirección. Y si bien hay temas que, todavía hoy, continúan encontrando una fuerte resistencia para ser abordados (el de la legalización del aborto, es el más emblemático), no es para despreciar o desmerecer el importante paso de avance que se ha dado con la aprobación de una serie de leyes que colocan al país como pionero de una legislación internacional más progresista (otra es la discusión acerca de las posibilidades de superar la perspectiva progresista de época, en pos de una apuesta por transformaciones revolucionarias de las sociedades actuales).
La Ley de Matrimonio Igualitario, la de Identidad de Género (junto con la legalización de la tenencia de drogas para consumo personal), vienen a expresar, en un plano jurídico, las históricas reivindicaciones por las que las activistas feministas, lesbianas, gays, bisexuales y travestis, han luchado durante décadas.
Hoy en día, en la Argentina, ya no importa el “sexo” con el cual se haya nacido, ni el nombre que a cada uno le hayan puesto. A partir de la aprobación de estas leyes, cada quien -mayores de 18 años, pero también menores que con su expresa conformidad posean una solicitud de trámite de sus representantes legales- podrán llevar consigo su DNI con el nombre que hayan elegido, y casarse con personas de su mismo sexo, sin ningún tipo de impedimento.
Seguramente el estreno, en mayo de 2012, del film documental del director Rodolfo Cesatti (“Putos Peronistas: cumbia del sentimiento”), venga a expresar en el plano de la cultura gran parte de estas transformaciones. La Agrupación Nacional Putos Peronistas viene a resemantizar -como lo hicieron los obreros con el insulto de cabecitas negras- los modos injuriosos con que han sido denominados por las concepciones moralizantes y conservadoras de la buena sociedad. De allí que se asuman con orgullo como Pobres, Putos y Peronistas.
Desconoce este cronistas si desde las izquierdas existen agrupamientos similares, como sí ampliamente se conoce la actividad de las agrupaciones feministas, pero más allá de la adscripción o no al peronismo, agrupaciones de este tipo son un paso de avance en relación a la militancia en décadas anteriores, sobre todo teniendo en cuenta el nivel de legitimidad que los planteos han logrado generar en el seno de las organizaciones populares.
Obviamente, es absurdo intentar realizar análisis contrafácticos. No puede saberse si Evita estaría de acuerdo con este tipo de cambios o si, por el contrario, sería una ferviente opositora. Lo que sí sabemos es que sectores que han demostrado durante años una profunda reticencia a este tipo de planeos, hoy en día los asumen como propios. Por lealtad a sus “mandos naturales”, por oportunismo o conveniencia, por desconocimiento o convencimiento real, por lo que sea, lo cierto es que algo ha cambiado en la mentalidad de amplios sectores de nuestra sociedad. Por supuesto, los retrógrados planteos católicos y de las “nuevas tendencias religiosas” no fueron menores, y dan cuenta de que el sentido común puede ser, como sostuvo Antonio Gramsci alguna vez, el más común de los sentidos. Y tener concepciones tan absurdas que lleven a elaborar consignas tan ridículas como esa que dice “La tuerca para el tornillo”. Cómica, si no fuera por lo que realmente quiere expresar. Y por supuesto, no es que la desigualdad de género, la intolerancia hacia las minorías sea un tema del pasado, ni siquiera para sectores de izquierda y progresistas. Basta repasar, a modo de ejemplo, los oradores y dirigentes de las organizaciones sindicales, sociales y políticas, y veremos que el modelo de hombre heterosexual sigue siendo ampliamente hegemónico. Es cierto: son actuales, permanentes y constantes los desafíos que hay que reactualizar cada día en el seno de las organizaciones populares y en la batalla por el sentido social que estos temas adquieren, pero no es poco lo que se ha conquistado tras décadas de lucha.
En fin, lo que sí sabemos, y hemos repasado en estas notas, es que gracias a la literatura, Evita ha sido una precursora de los nexos entre feminismo, luchas de las minorías y políticas de emancipación de los trabajadores, de los cabecitas negras, los de abajo, los humillados y ofendidos de la sociedad, que pujan con sus batallas por parir otra sociedad, edificada sobre las bases de quienes la producen y no centrada en la explotación de una clase sobre otra. O para decirlos y hacernos eco de las palabras de la Evita-heroína de Leónidas Lamborghini: “Sí: que nadie explote a nadie. Sí: que nadie a nadie. Sí: la clase obrera. Sí: sectaria sí”.

viernes, 20 de julio de 2012

¿Santa Evita?


Tercera nota, a 60 años de su muerte, publicada en Marcha


Por Mariano Pacheco. Hemos visto en una entrega anterior de estas notas sobre Evita como, a partir de Eva Perón, de Copi, la figura de Evita podía ser ligada, a través de la literatura, con las luchas políticas de las minorías. La obra de Copi finaliza con la sugestiva frase: “Evita, señores, está más viva que nunca”. Este será el punto de partida de uno de los relatos Néstor Perlongher.

Escrito en 1975, “Evita vive”, de Néstor Perlongher, retoma cierto espíritu presente en la obra de Copi. Porque está más viva que nunca, podríamos decir, Evita regresa. No para ser Montonera (una combatiente guerrillera que lucha por el socialismo), sino que vuelve para ser, entre las millones de posibilidades de su retorno, una prostituta, una drogadicta, una reventada. Es que la Evita de Perlongher, a decir de Martín Koan y Paola Cortes, es una “Evita-década-del-70, camisa y pelo suelto, que expresa en su cuerpo el puro goce”.
Con un humor ácido, la literatura de Perlongher logrará transgredir todas las normas y poner en jaque la moralidad de las costumbres sociales y los lugares comunes de las bellas letras. En “Evita vive” la diversión, el goce, la fiesta, el juego y la aventura, lograrán construir una realidad muy diferente a la histórico-social y sus representaciones, tanto peronistas como antiperonistas. A través de una mirada ácida, este escritor, sociólogo, poeta y antropólogo nacido en el sur del conurbano, planteará lúcida y tempranamente que las “cruzadas morales” no sólo las libra la derecha, sino que a veces también pueden ser lanzadas por la izquierda o el progresismo nacional y popular. Aquellos que se erigen en censores, que arman una red de prejuicios y que siembras culpas, suelen ser los que pretenden instituirse en jueces, en quienes definen lo que está bien y lo que está mal, aunque sea en nombre de las leyes de la historia, la conciencia de clase o lo que sea.
De allí que en este relato, Evita no sólo no será “la señora”, “la primera dama”, sino que ni siquiera será la Eva combativa reivindicada por el discurso militante, sino que el eje central del relato está puesto en el puro goce corporal. Evita vuelve, sí, pero para ser puro sexo, droga y descontrol. Y resignificar los lugares comunes construidos en torno a su figura. Así como el obrero resignificó el insulto de “cabecita negra” por una marca identitaria de “descamisado”, en este relato Evita resignifica su lugar de “mediadora” entre Perón y las masas, su pasado de actriz-prostituta, su estigma por la enfermedad que la llevó a la muerte, su lugar de santa una vez fallecida.
Todo se resignifica. Si bien en este caso –como en el de Copi– Evita no es un travesti, sin embargo, convive con ellos, con los “maricas”, según aparecen en la narración. En su relación con sus “grasistas” (los negros peronistas), Evita deja de ser mediadora para pasar a ser un componente esencial de la relación: con su cabeza “entre las piernas del morocho” primero, y luego, cuando se harta de tanta charla, cuando es tomada por Jimmy de ese “rodete todo desecho que tenía”, y terminar nuevamente con la cabeza entre sus piernas. Más tarde, también con el rodete, se encontrará junto a un drogadicto que le “mete la mano entre las tetas”, mientras ella le sostiene la goma para que el otro se “pique”. Y finalmente, terminará “acariciandole el bulto” a un tipo, que “le mete un dedo bajo la trusa”, excitándola, y contando que Evita era una “puta ladina” que “la chupaba como los dioses”.
Irreverente, Perlongher presenta así una Evita-reventada, que además de gozar sexualmente, luego, ella también se “picará”, para quedar junto a su hombre revolcada por el piso. Y cuando “la cana” llegue, Evita será mediadora, sí, pero esta vez no entre el líder y las masas, sino entre la ley y los descarriados. Evita evita que se lleven presos a los drogadictos, y les aclara a “sus grasitas, sus descamisados”, que ella lo vigila todo. De allí que su partida al cielo sea reinterpretada por los ellos como una ida para hacer “un rescate”, y su vuelta, para “repartirle un lote de marihuana a cada pobre para que todos los humildes andaran superbién, y nadie se comiera una pálida más, loco, ni un bife”. Porque el cielo que habita Evita no es un espacio angelical, lleno de santos (“Santa Evita Montonera”), sino una suerte de edén “lleno de negros y rubios y muchachos así”.
En contraste con la “historia oficial”, donde Evita aparece como la sombra de Perón, aquí es Evita la gran protagonista. Es más, Perón, como general, es un equivalente de los marineros que transitan por el puerto, en busca de maricas y prostitutas: “con ellos nunca se sabe”, dice uno de los personajes.
Por último, un tema candente: la enfermedad que la llevó a su muerte. Ni reivindicación gorila (“viva el cáncer”), ni condescendencia lacrimógena (“pobrecita”). En este afán de resignificar todo, Perlongher dice sobre esas manchas que Evita lleva en su cuerpo: “no le quedaban nada mal”; subrayando una perspectiva estética que se acentuará con sus largas uñas pintadas de verde (“que en ese tiempo era un color muy raro para las uñas”), presentando a Evita como a una precursora del punk, y también, de la lucha contra la despenalización del consumo de drogas.
De este modo, la literatura “insumisa e incoveniente” de Perlongher se entronca con el mensaje mestizo, desobediente, autónomo, diverso, alegre, provocador, desafiante, creativo, y también insumiso e incoveniente, de la línea del feminismo que  “se propone como parte y aporte a una cultura emancipatoria, que rechaza tanto la normatividad heterosexual como el esencialismo biologicista. Un feminismo rebelde, nacido de los cuerpos históricamente estigmatizados, invisibilizados y/o ilegalizados, por un sistema basado en el disciplinamiento, el control, la domesticación, y el orden que garantiza su propia continuidad y reproducción” (“Manifiesto” de Las Lilith-feministas inconvenientes).
Por supuesto, y como el propio Perlongher se encargó de subrayar con su propio puño y letra, con un legado teórico que buscó, desde las izquierdas, ampliar el horizonte emancipativo, tomando como parte de fundamental del aquí y ahora -y no de manera secundaria, o para un futuro- las luchas de las minorías. Lo minoritario no entendido desde un punto de vista cuantitativo, sino en tanto fuga de la norma, invención de nuevos espacios-tiempos sin modelos preestablecidos, contagio o alianza aberrante con lo diferente. Porque qué otra cosa es lo mayoritario -para decirlo con las palabras del propio Néstor Perlongher (“Los devenires minoritarios”)- sino un “modo dominante de subjetivación”, es decir, una “calidad de dominación” que determina un patrón a partir del cual se mide miden las diferencias. 
En fin, porque tal como han escrito Deleuze y Guattari en su Anti-Edipo, “estadística o molarmente somos heterosexuales, pero personalmente homosexuales, sin saberlo o sabiéndolo, y por último somos trans-sexuados elemental o molecularmente”, es que estos planteos tienen hoy más vigencia que nunca. E incluso, más eco en las coyunturas actuales que en las de antes. Por eso, para finalizar, quisiera rescatar las palabras del poeta chileno Pedro Memebel, quien en su “Manifiesto (Hablo por mi diferencia)”, escribió que no se trataba de comprender y decir: “Es marica pero escribe bien/ Es marica pero es buen amigo”. De lo que se trata, en todo caso, es de tomar el guante, y aceptar el desafío, no de “comprender la diferencia”, sino de hacerla propia. 

lunes, 16 de julio de 2012

Agosto: nuevo ciclo de talleres y grupos de letcura


La risa en el pensamiento de Nietzsche
Una lectura de Así habló Zaratustra


“Yo no creería más que en un dios que supiese bailar/ Y cuando vi a mi demonio lo encontré serio, grave, profundo, solemne: era el espíritu de la pesadez, él hace caer a todas las cosas/ No con la cólera, sino con la risa se mata. ¡Adelante, matemos al espíritu de la pesadez!... Ahora soy ligero, ahora vuelo, ahora me veo a mí mismo por debajo de mí, ahora un dios baila por medio de mí”

Friedrich Nietzsche, Así habló Zaratustra

Consultas por abono, día, horario, lugar, programas y material bibliográfico: marianopacheco9@hotmail.com 

Otros Grupos y Talleres

Roberto Arlt, entre Nietzsche y Freud

Literatura y peronismo. Cruces entre política y cultura
Peronismo y socialismo. Un debate histórico y actual


viernes, 13 de julio de 2012

Evita, el mito peronista y las luchas de las minorías

Por Mariano Pacheco. “Volveré y seré millones”, sentenció Evita en vida. Lo que seguramente nunca imaginó es que retornaría, luego de su muerte, para ser un personaje literario devenido travesti, drogadicta, puta-reventada que se enorgullece de su condición.




Así es la literatura, ¿no? Posee un potencial subversivo que se aventura, sin muchos rodeos, a decir cosas que ningún otro discurso se atrevería a decir. En esta entrega, a 60 años de la muerte de Evita, un acercamiento al mito político más potente del peronismo a través de la dramaturgia y la narrativa de Copi y de Néstor Perlongher. 



jueves, 12 de julio de 2012

El retorno de la Evita-manía


Por Mariano Pacheco. Personaje histórico controvertido, mito político movilizador de multitudes que bajo su nombre invocaban la necesidad de realizar cambios sociales radicales, fetiche idolatrado por burócratas de toda calaña, María Eva Duarte de Perón, Evita, fue no sólo una figura central de la política argentina durante décadas, sino también personaje dramático, literario y cinematográfico, además de imagen inspiradora de artistas plásticos. La primera de una serie de notas que buscan abordar la importancia de Evita en la política y la cultura nacional, a 60 años de su fallecimiento.



NOTA COMPLETA EN:

jueves, 5 de julio de 2012

¡Movilización por el reconocimiento oficial de los bachilleratos populares! Jueves 5/7 en La Plata


¡La Directora de Educación bonaerense Silvina Gvirtz,  niega el derecho a la educación a miles de estudiantes!



         Hace más de una década los bachilleratos populares surgíamos como parte de las intensas luchas llevadas a cabo por nuestro pueblo con el fin de intervenir frente a la exclusión social y educativa de los jóvenes y adultos en nuestros barrios. Es así que, retomando la larga tradición de la educación popular en nuestro país y el continente, muchos movimientos y organizaciones sociales y políticas creamos escuelas secundarias para jóvenes adultos en fábricas recuperadas y en los territorios de construcción y lucha. Hoy llegan a un centenar los bachilleratos populares que existen en Capital Federal, provincia de Buenos Aires y el interior del país, y siguen surgiendo…
Somos escuelas públicas populares y luchamos, con otros sectores educativos, por una educación pública y popular. A  diferencia de los nuevos planes de finalización de estudios secundarios,  que precarizan el trabajo de los/as docentes y brindan una educación de segunda a los/as estudiantes, los bachilleratos populares apuntan a una democratización real de las prácticas de enseñanza y aprendizaje. Exigimos el reconocimiento de todos los bachilleratos populares por parte del Estado, que debe ser garante del derecho a la educación; salarios para los/as educadores/as; becas para estudiantes y financiamiento integral de nuestras escuelas.
         Hoy somos cuarenta experiencias organizadas en la “Coordinadora de Bachilleratos Populares en lucha”, mitad de las cuales estamos en la Provincia de Buenos Aires.
         Tras largos años de lucha, a fines de 2007 logramos la oficialización de los primeros bachilleratos, pero dentro de la Dirección de Gestión Privada. Continuamos sosteniendo reuniones con funcionarios, así como protestas y movilizaciones, y avanzamos en el 2011 con la firma de un “Convenio de cooperación técnica” que nos reconoce como CENS de Adultos y prevé el salario para los/as docentes. La gestión anterior, a cargo del Director General de Escuelas Mario Oporto, reconoció sólo 5 de estas escuelas e inició el trámite de oficialización de las restantes,comprometiéndose a que en noviembre la mayoría de los bachilleratos lo terminen. La actual gestión asumió a principios de 2012 el compromiso de finalizar dicho proceso.
         Llegamos a junio de 2012 con la nueva gestión de la Dra Silvina Gvirtz, quien puso un freno en el proceso de oficialización de nuestras experiencias y se niega a firmar los convenios, negativa que veda el reconocimiento de estas experiencias, el derecho a la educación de miles de estudiantes que asisten a nuestros bachilleratos, y el derecho de los/as docentes a recibir un salario por su trabajo.
         Frente a la falta de respuestas por parte  de la Directora General de Cultura y Educación Dra. Silvina Gvirtz, exigimos que nos den una resolución urgente con respecto a todas nuestras reivindicaciones:
- INMEDIATA FIRMA Y EFECTIVIZACIÓN DE LOS CONVENIOS DE TODOS LOS BACHILLERATOS POPULARES
- SALARIO PARA LOS/AS DOCENTES
- BECAS PARA LOS/AS ESTUDIANTES
- FINANCIAMIENTO INTEGRAL
- RECONOCIMIENTO DE LOS NUEVOS BACHILLERATOS POPULARES

PORQUE EL DERECHO A LA EDUCACIÓN ES UN DERECHO DE TODXS
JUEVES 5 DE JULIO 
Concentramos a las 13 hs. en la Casa de Gobierno de la provincia de Bs. As. (6 e/51 y 53) y movilizamos hasta la Dirección General de Cultura y Educación provincial (Av. 13 e/56 y 57)
COORDINADORA DE BACHILLERATOS POPULARES EN LUCHA
Impa, Maderera Córdoba, 19 de diciembre, Chilavert, Raíces, 1º de Mayo, Paulo Freire, El Cañón, Agustín Tosco, Cohiue-Cooperativa de Educadores e Investigadores Populares (CEIP); Arbolito-Cooperativa Encuentro de Educadores Populares (CEEP-CTA); Simón Rodríguez-Organización Popular Fogoneros; Centro Cultural de los Trabajadores-Centro Cultural de los Trabajadores (CCT); 2 de diciembre; Raymundo Gleyzer-El Gleyzer, Frente Cultural; Bartolina Sisa, Roca Negra, Carlos Fuentealba, Darío Santillán (San Telmo y Barracas), Educar es combatir, Fiorito, González Catán-Frente Popular Darío Santillán (FPDS); Miguelito Pepe-Movimiento de Ocupantes e Inquilinos (MOI-CTA); Alberto Chejolán (MOI-CTA-CTUyS); Ñanderoga-Centro Cultural Ñanderoga; 20 Flores-Asamblea de Flores; Casa Abierta Villa 31; Germán Abdala-Agrupación Territorial Germán Abdala (CTA); Memoria del Fuego-Socialismo Libertario (SL); Vientos del Pueblo-La Trifulca-Juventud Rebelde 20 de diciembre; Proyecto uno-Organización Horizontal Proyecto uno; Amaycha-Grupo Amaycha; El Galpón Cultural, Lago del bosque-Frente de Organizaciones en Lucha (FOL); El Llamador-El Galpón de Tolosa; Hermanas Mirabal-Organización Popular y Rebelde Villa Hidalgo (OPR); El Galpón de Moreno-Mesa Coordinadora Barrial MCB; Osvaldo Bayer; Mocha Celis; La Grieta.

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