FUEGO
(¿AMIGO?)...
Por Mariano Pacheco
(@PachecoenMarcha)
Hace unos días me
topé con una nota de Horacio González en Página/12, en donde
polemizaba con un artículo de Sergio Bufano publicado en el diario
Clarín, en el que realiza una operación que, a esta altura, lo
único que faltaba.
Me demoré días en
leer el texto de Bufano, como no queriendo meterme en el tema, como
queriendo esforzarme por retener en mi memoria la imagen de ese tipo
amable con el que era posible polemizar con altura. Pero finalmente
lo hice, leí el texto y, por las citas de González, ya intuía lo
que se venía. Y se vino.
Bufano reduce la
lucha mapuche a la RAM y a la RAM a un grupo extemporáneo que pasa a
la lucha armada en momentos en que en el mundo ese método de lucha
queda fuera de lugar (según el autor de la nota). Pero como si fuera
poco, el remate del "fuego" (¿amigo?): contrapone la
bondad de Maldonado con la "deserción" de los mapuches, en
una suerte de construcción de "neoliberalismo de izquierda"
(los integrantes de la RAM decidieron actuar, en plena retirada --en
plena represión de Gendarmería Nacional-- bajo la lógica del
"salvense quien pueda" y fue ahí cuando "dejaron
tirado" a Santiago.
Hace tiempo que no
sé nada de Bufano. Tampoco nos conocimos mucho, más que algunos
cruces de correos electrónicos y la participación conjunta en una
mesa en 2012, antes de que me viniera a vivir a Córdoba, en donde
discutimos sobre la lucha armada (él venía de la experiencia de la
revista con el mismo nombre, que luego se hizo anuario y yo estaba
terminando de escribir mi libro Montoneros silvestres).
Creo que lo de
Maldonado fue uno de los acontecimientos políticos de mayor
envergadura de estos años cínicos. El hecho de que muriera ahogado
no quita responsabilidad a un Estado que busca resolver los
conflictos sociales a través de la represión, con fuerzas del orden
como las que tenemos (las que asesinaron a Kosteki y Santillán, a
Fuentealba, a Juan Kukoc y a Maldonado, que huía de las balas de
Gendarmería.
Y también a Rafaél
Nahuel, que nuestras bellas almas progresistas, a veces tan racistas,
paracen no tener tan cuenta como a Maldonado (¿acaso la vida de un
luchador mapuche vale menos que la de un pibe blanco de clase
media?).
Cuánto o no
pudieron ayudar a Santiago los militantes mapuches (no los
"terroristas de la RAM", como sugiere Bufano y no deja de
repetir el diario en el que publica su nota), es una discusión
interna, nuestra, de los que llevamos a Maldonado y Nahuel en el
corazón; los que nos indignamos ante la detención y el asesinato de
compañeros, más allá de las diferencias políticas que podamos
tener; los que sabemos que más temprano que tarde, las instalaciones
del monopolio deberán arder, con sus laburantes afuera, gritando
junto a su comisión interna: "Unidad de los trabajadores, y al
que no le guste, se jode, se jode".
IMAGEN: Flyer
de La luna con gatillo (por Florencia Longo).
NOTAS:
"Ese Maldonado que no cesa". Por Horacio González:
"De aprendices,
partisanos y desertores". Por Sergio Bufano.
Querido Mariano... ¿Realmente son necesarias todas estas lágrimas de cocodrilo de tu blog?
ResponderEliminar¿No sería mejor, mas lógico, mas útil, inventar una (otra) organización armada, asesina y terrorista como las de aquella "juventud no tan maravillosa" de los '70?
Al menos no sufrirías tanto, y quizás, dentro de algunos años, algún otro gobierno cleptómano que se quede hasta con la esperanza de los argentinos, en alguna otra "década saqueada" te recuerde como un "héroe"...
Por cierto... me estaba olvidando, te puedo asegurar que cuando conozcas a un mapuche de esos que veo en cantidades aquí en mi querido NEUQUÉN, vos mismo te vas a dar cuenta que ningún mapu, ni el mejor de los aucas, ni el peor de los kalku (como santi)vale lo que "un pibe blanco de clase media".
ResponderEliminarOtrosi digo, no te gastes en acusarme de "racista" ya que las razas no existen, salvo la raza humana, también llamada Homo sapiens sapiens, a la que pertenecemos todos desde los suecos hasta los watusis,y por supuesto también las etnias mapus, que arrasaron a las etnias pehuenches, pampas y tehuelches, que encontraron de este lado de la cordillera cuando invadieron el puel mapu, el peor genocidio que se vió en estas tierras, tan desconocido (o ignorado a propósito) como los cuatro genocidios islámicos.
Un Abrazo.