domingo, 4 de febrero de 2024

El Maestro Juan Tata Cedrón en Hasta Trilce (Boedo, 2024)

 


Juan Cedrón, un maestro el Tata. Que alegría verlo sobre el escenario, a sus 84 años, sonriente, se ve que es un tipo que disfruta lo que hace, y lo hace desde hace 60 años. Esta noche lo vi nuevamente El Maestro Juan Tata Cedrón en Hasta Trilce (Boedo, 2024)(y digo espectáculo en el sentido de espectacular, y no en el de show de sociedad del espectáculo), en Hasta Trilce de Boedo. Hoy fue como en sus inicios, tipo Café- concert, a diferencia de la vez anterior, que tocó junto a mismo compañero en la sala grande del teatro.


Milonga, tango y conversación, un repertorio propio y de sus “maestros” y compañeros de ruta, intercalado con diálogo con su público, y anécdotas sobre los barrios porteños de La Boca, Barracas y Boedo, o ese centro de Buenos Aires que ya no es (aunque persista algún que otro lugar, como Pippo). Piglia y sus hermanos Alberto y Jorge, uno cineasta, el otro pintor; Carlos Gardel y Homero Manzi o Julio Huasi y Raúl González Tuñón, entre otros.


El Tata saca un mantel de papel de Pippo y muestra un poema escrito allí hace décadas, de puño y letra, por uno de sus escritores amigos, mientras tomaban y vino hacían sobremesa. Cada palabra, entre canción y canción, da cuenta de un pedazo importante de la vida cultural de este país. Qué importante para una cultura nacional, de raigambre popular, esa conversación pública entre generaciones. Roberto Arlt y Enrique González Tuñón; José Luis Mangieri y Francisco Paco Urondo, o Juan Gelman, artistas socialistas, comunistas que enlazaron sus producciones con las luchas obreras, mayoritariamente peronistas. Un cruce entre vanguardia y tradición que desde mediados de los sesenta hasta mediados setenta dio lo mejor de nuestra historia.


Me quedo con lo dice el Tata al iniciar y al finalizar el espectáculo. Al comienzo que su carrera empezó entremezclando la tradición (del tango) con la invención (de sus propias canciones, muchas de ellas con letras-poemas de sus amigos). Al finalizar, dice que como escribió Tuñón en “La cerveza del pescador Schiltigheim” (y el tantas veces cantó), “es necesario no asustarse de partir y volver, camaradas”, porque “estamos en una encrucijada de caminos que parten y caminos que vuelven”.


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