viernes, 15 de agosto de 2025

“El libro de los divanes” de Tamara Kamenszain



Este es para mí el año de descubrimiento de Tamara Kamenszain (así como 2024 fue el de Marguerite Duras). Lo comencé leyendo “Libros chiquitos”, uno de los ejemplares de esa colección (Lector@s de la editorial Ampersand) que vengo siguiendo con atención.

 

“El libro de los divanes”, leí por ahí hace algunos meses. Quise leer ese texto por el título, pero no lo conseguí. Finalmente compré “La novela de la poesía”, que es el título que lleva este ejemplar de 450 que reúne la poesía completa de esta escritora argentina.

 

Comencé, obviamente, por el último (incluido en esta segunda edición lanzada por Adriana Hidalgo Editora): luego lo trabajamos en el Laboratorio de Experimentación narrativa “Escrituras sintomáticas” y quedé manija.

 

El entusiasmo y ciertas inquietudes por el vínculo entre literatura y ciudad (y, sobre todo, la de Buenos Aires), me llevaron a leer luego “Tango bar”, hasta que finalmente tomé una decisión: cada mañana, evitaría prender la compu al levantarme, dejar de lado el celular, y leer en cada desayuno uno de sus libros de poesía, registro que ni escribo ni analizo (aunque ahora mi amigo y compañero de ruta Roberto García –coordinador de la Escuela de Literatura Aldo F. Oliva junto con Retamoso– me anda pasando unas pistas de lectura para que remedie mi ignorancia al respecto).

 

Hoy finalmente terminé de leer el volumen completo. Pego abajo algunos tramos de que subrayé de “El libro de los divanes”.

 

Por suerte hay otra línea de lectura, siempre hay otra…

Escribir se escribe para constatar que no hay ningún inconsciente que aguante…

El diván le cierra la boca, lo que no vale la pena decir

 

¿Escribir y asociar libremente tienen algo que ver?

 

Para mi padre el psicoanálisis era

una cosa de locos

para mis hijos es como ir al dentista.

Una rutina un poco dolorosa, un poco lenta

a la que acuden porque su madre insiste.

 

Psicoanálisis, literatura, teoría, política es el viaje

del que una y otra vez me bajo ya lo dije

con la cabeza quemada

 

La consecuencia del pase entonces

parece ser:

graduarse de sí mismo y

 si uno ya es analista

graduar a los otros.

 

 

P.H: la postal la sacó Marie Guzzo en el bar Nica cercano a Plaza de Mayo, y es del día que empecé con las lecturas, en uno de nuestros rituales de fin de semana de meternos en un bar a tomar café, conversar y leer un rato cada uno por su cuenta algún librito 

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