viernes, 1 de julio de 2011

De Cutral Có a Puente Pueyrredón
... en Venezuela


POR: Leandro Albani (Caracas, 21/06/2011)


Movimientos sociales en Argentina: 
el desafío de consolidar el poder popular

Los movimientos sociales de Argentina tienen como desafío consolidar el poder popular, que desarrollan desde hace más de una década, y alcanzar la consolidación de un proyecto más amplio con capacidad de confrontar a los poderes hegemónicos.
Así lo dijo en entrevista exclusiva para la AVN, el periodista y escritor Mariano Pacheco, autor del libro "De Cutral-Có a Puente Pueyrredón. Una genealogía de los Movimientos de Trabajadores Desocupados".
Para lograr este objetivo entre los movimientos sociales argentinos, que se reúnen bajo las premisas de una nueva izquierda autónoma, Pacheco explicó que se debe tener cuenta “una mixtura de experiencias en nuestra América”.
Entre ellas nombró el caso del movimiento zapatista en México y el Movimiento Sin Tierra (MST) de Brasil, que con sus experiencias “muestran que es posible autogobernarse de otro modo”.
A ellos hay que sumarles los gobiernos populares, como en los casos de Venezuela y Bolivia, que con sus proyectos “alumbran la posibilidad de dar batallas, ya no sólo desde la resistencia sino también desde las entrañas mismas del monstruo, es decir, desde el interior de esos aparatos de dominación llamados Estados”, analizó el escritor argentino.
Pacheco señaló que en la actualidad del país, los movimientos sociales “se encuentran ante un gran desafío”, como es “consolidar las experiencias de construcción de poder popular local que ya llevan más de una década”.
A esto hay que sumar la necesidad de “construir un proyecto más amplio, con capacidad de dialogar con otros sectores no organizados de nuestro pueblo y, a su vez, estar en mejores condiciones para confrontar con los poderes hegemónicos”, detalló.
En su libro, Pacheco hace un recorrido por el surgimiento de los primeros Movimientos de Trabajadores Desocupados (MTD) a mediados de la década del 90 hasta la actualidad, donde muchas de esas experiencias, que actuaban en plena resistencia, ahora han crecido, mutado o se cobijaron bajo el ala estatal.
En la obra, el autor hace hincapié en la formación de estas organizaciones que pelearon, muchas veces en soledad, contra los gobiernos de Carlos Menem y Fernando de la Rúa, quienes sostuvieron las recetas más ortodoxas del neoliberalismo.
El libro aborda la historia de los MTD, no sólo como un hecho cronológico sino a través de historias de vida, crónicas y análisis que van desde la educación popular, la teoría marxista, una revisión de la lucha armada en Argentina en la década del 70 hasta la literatura y la comunicación producida por los mismos movimientos.
Uno de los momentos históricos que más se aborda en De Cutral-Có a Puente Pueyrredón es la rebelión popular que se produjo en Argentina en diciembre de 2001 y que desembocó en la renuncia del presidente De la Rúa, después de una represión que dejó como saldo 39 personas muertas, nueve de ellas menores de edad.
Pacheco expresó que a 10 años de esas masivas movilizaciones en todo el país, que “pusieron en jaque a la clase política en su conjunto, el Estado ha recompuesto su legitimidad, sus instituciones se recuperaron y en algunos casos se han fortalecido”.
Para el escritor y periodista, esta situación “hace que se produzca, por un lado, una captura estatal de muchas de estas experiencias que, aún habiéndose mantenido por fuera del partido de Gobierno, comienzan a actuar bajo sus lógicas”.
“Por otro lado, se ha producido un discurso que circula con fuerza, que es el de colocar en el lugar de la política a todo aquello cuestionado por la rebelión de diciembre de 2001, y poner en el lugar de la no política a todas esas experiencias que surgieron por aquellos años”, analizó.
También reconoció que las propias organizaciones han cometido errores, como por ejemplo no tener capacidad para construir un “movimiento político de masas” que pueda “disputar en otros planos del quehacer político nacional”.
Sobre el aporte de los MTD en Argentina, así como de las fábricas recuperadas por sus obreros o de los nuevos sindicatos de base, Pacheco sostuvo: “Fueron un gran ejemplo que puso sobre el tapete que era posible hacer una política popular, desde abajo, que apuntara al cambio social, por fuera de los partidos tradicionales y la iglesia, por fuera del Estado y las lógicas de la democracia representativa, poniendo el eje de la participación, de la democracia directa como central”.




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