Publicada en Prensa De Frente, julio de 2011
Alguna vez, el poeta y editor de la legendaria editorial La rosa blindada, José Luis Mangieri, dijo que no se podía entender la década del 60 sin el Cuarteto Cedrón. Seguramente, esa huella ha marcado no solamente a esa generación sino también a las posteriores. Es que este cuarteto –que nació siendo trío– de tango heterodoxo, ya lleva 46 años de recorrido musical, poético, artístico, político. De allí que Tango y quimera, el libro de Antonia García Castro publicado por la editorial Corregidor en 2010, venga a cubrir un bache fundamental de la historia cultural de nuestro país.
Casi 300 páginas que reúnen historias, historietas, fotografías y dibujos sobre una experiencia cultural que ya tiene más de 35 discos editados, que ha realizado la banda sonora de 11 películas nacionales y extranjeras, que ha musicalizado a unos 40 autores, entre los que se destacan Francisco Urondo, Juan Gelman, Jorge Luis Borges, Bertolt Brecht, César Vallejo, Oliverio Girondo, Leopoldo Marechal, Homero Manzi, Julio Cortázar. En fin, un cuarteto en torno del cual se han agrupado, en distintos momentos y por diferentes circunstancias, músicos y escritores, pero también pintores, cineastas, actores y editores, militantes.Pionero como cantautor (desde sus magistrales presentaciones en el Café Concert “Gotán”, allá por el año 64-65), Juan Tata Cedrón supo transitar entre los clásicos y la vanguardia. Desde Madruga, Cedrón no ha parado de musicalizar gran parte de la obra poética de Juan Gelman. Tal vez porque digan lo que digan –como escribió Paco Urondo en la presentación de ese primer disco– nos conocen por el tango, nos recuerdan por el tango, somos tangueros, para bien o para mal. Porque digan lo que digan los tangos de Cedrón me parecen muy buenos. Y además, canta como un campeón.Ahora –desde hace ya algunos años, en realidad– los seguidores de la larga trayectoria de este campeón, tenemos la oportunidad de verlo más seguido: no como en los 90, cuando venía de vez en cuando, y nos apresurábamos a visitarlo en el Foro Gandhi de la calle Corrientes, sin saber cuándo contaríamos con ese privilegio nuevamente. No, hoy en día lo sentimos más cerca, porque tras largos años de exilio en Francia y de rumbear por distintos sitios del mundo (desde 1974), se ha radicado (en 2004) nuevamente en su querida ciudad de Buenos Aires. Desde entonces, el cuarteto nos ha sorprendido con nuevos discos: Frizón Frizón y Orejitas perfumadas (basado en la obra de teatro que realizaron con textos de Roberto Arlt). En el año bicentenario, un nuevo disco-doble. En el primero (Corazón de Piel Afuera), el Tata musicaliza 11 poemas de Miguel Ángel Bustos y se despacha con un solo musical, también de su autoría. En el segundo (Godino), musicaliza 14 canciones de 9 autores: un anónimo, Pedro Atieza, Luis Alposta, Evaristo Carriego, Julio Huasi, Mario Clavell y su ya clásico poeta de cabecera, Raúl González Tuñón, a quien supo entrevistar en sus años de juventud.Cedrón, que ya se fue y volvió –creo– nunca se dejará de ir, aun permaneciendo en un mismo lugar. Cedrón, nuevamente en Buenos Aires, nos alegra el corazón. Es que tal como escribió hace décadas Tuñón, en su famoso poema (musicalizado por Cedrón) La cerveza del pescador Schiltigheim, “es necesario no asustarse de partir y volver, camaradas. Estamos en una encrucijada de caminos que parten y caminos que vuelven”.
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