(Acerca de lo que un pueblo puede... o no)
@PachecoenMarcha- Un posteo al paso
Hay
que saber verle el lado amable a las situaciones complicadas nomás. Un
costado es que no hay que andar urgando demasiado para entender lo que
pasa por arriba: basta con leer La Nación. Hoy por ejemplo, en esta
nota, te cantan las 40.
"Mauricio Macri entendió que el lapso que se
abrió entre su triunfo electoral y el 31 de diciembre, cuando concluyen
las sesiones extraordinarias del
Congreso, sería el de mayor productividad de su mandato. Se propuso
aprovechar el desconcierto peronista frente al impacto de su éxito para
aprobar las principales reformas de su administración. Para esa empresa
encontró un valiosísimo aliado impersonal: la nueva dinámica de la
interna peronista.
Cuanto más incierta aparece para ellos la
reconquista del poder en 2019, los gobernadores y sindicalistas del PJ
se vuelven más cooperativos con el gobierno nacional. Su prioridad no es
la competencia con Cambiemos, sino la supervivencia administrativa...."
La misma nota habla del "entendimiento" con la CGT: el objetivo central
de Triaca, dice, es sacar gente del terreno del conflicto, que se
agigantó en el año 2001, para llevarla al de la negociación.
Como en
tantas otras oportunidades, parece ser la literatura y no la ciencia
política en donde se puede encontrar una de las claves "para encontrar
una salida", como sugieren Felix Guattari y Gilles Deleuze en su libro
sobre Kafka. En nuestro caso, en las historias de los irlandeses que
escribió Rodolfo Walsh en los años sesenta/setenta: cuando el pueblo
asumió que estaba sólo. "El pueblo aprendió que estaba solo y que debía
pelear por sí mismo y que de su propia entraña sacaría los medios, el
silencio, la astucia y la fuerza", puede leerse en Un oscuro día de
justicia, en un remate literario que recuerda una consigna en boga
aquellos días: "sólo el pueblo salvará la pueblo".
No viene mal entonces recordar aquellas palabras escritas por Walter Benjamin en sus Tesis sobre la historia:
"el mesías no viene sólo como Redentor, sino también como vencedor del
Anticristo". De allí que en cada época sea preciso "hacer de nuevo el
intento de arrancar la tradición de las manos del conformismo, que está
siempre a punto de someterla".
Nuestro pueblo (si es que todavía se
puede seguir hablando de algo así para denominar hoy día un sujeto
político) tienen una rica historia de resistencias, en las que supo
--siguiendo con Benjamin-- encontrar en la valentía y el humor la
astucia para poner en cuestión "todos los triunfos que alguna vez
favorecieron a los dominadores".
Veremos si encontramos en este
contexto la valentía, el humor y la astucia necesarias para que la
actual gestión del Estado nacional no se quede también con los usos de
la lengua. Y que palabras como Cambio, Revolución y Alegría vuelvan a
ser conceptos que funcionen como máquinas de guerra contra el actual
estado de situación.
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