jueves, 12 de junio de 2025

¡20 años ya sin Juan José Saer!

  



Ayer tuve un día movidito: suplencia radial, marcha de jubilados, inicio del Taller “La subjetividad en riesgo” y seguir con atención las novedades de la álgida coyuntura nacional. Se me pasó por alto el aniversario.

Saer, se dice, es el mejor escritor argentino después de Borges. Creo que el elogio esconde sin embargo un “bajarle el precio”. Más bien diría que, junto con Borges y Arlt, Puig y Walsh, forma parte de la constelación de los mejores escritores de la literatura nacional del siglo XX (y, junto a otros pocos, de toda la historia argentina hasta hoy).

Hace pocos días terminé de escribir el capítulo Saer (sobre “Nadie nada nunca” y la última dictadura) para un nuevo libro de ensayos sobre literatura argentina (“y revolución”) que estoy armando, así que estuve leyendo y releyendo mucho de y sobre este autor (¡ohhh, Piglia y “Las tres vanguardias”!).

Ya lo había trabajado una década atrás (entonces “Responso” y “Cicatrices”), para un capítulo de mi libro “Cabecita negra: ensayos sobre literatura y peronismo” y, como comenté hoy en la columna semanal que hago en “Ciudad cultural” (programa que conduce Mario Hernández en AM 830), suelo, desde hace muchos años, tratar de leer algún libro suyo durante el verano.


Beatriz Sarlo (que apuntaló su obra desde las páginas de la revista Punto de vista y desde sus clases), así como María Teresa Gramuglio, escribieron textos críticos memorables, que recomiendo enfáticamente (me falta leer, le tengo ganas hace rato, el “Cuaderno MALBA” de Aníbal Jarkowski).

 

Fundamental también resulta la lectura de “Zona de prólogos”, compilación de Paulo Ricci donde una veintena de críticxs y escritorxs abordan con un texto un libro suyo. Son también modos de ingreso a la zona Saer, así como la lectura de algunos textos breves del propio autor: “Discusión sobre el término zona”, “Me llamo Pichón Garay” o –un poco más extenso– “Algo se aproxima” (así como sus primeras novelas: “Responso” y “Cicatrices”).

 

Como sostiene Florencia Abbate en “El espesor del presente”, Saer es un gran, entre muchas cuestiones, porque se empecina en sostener “una búsqueda creativa que apunta a la renovación de formas narrativas”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario