La bandera argentina en cuatro postales fundamentales de la historia nacional: rebelión popular e de diciembre de 2001; pueblada en Cutral Có en junio de 1996, Cordobazo en mayo de 1969 y movilización de la Tendencia Revolucionaria del Peronismo encabezada por Montoneros en mayo de 1973. Podríamos agregarle otras: seguro hay otras imágenes similares del 17 de octubre de 1945 y del 25 de mayo de 2003 (incluso de junio de 2008, “la 125” y el conflicto con el campo; 26 de junio de 2002, batalla de Puente Pueyrredón; diciembre de 2017, principio del fin de macrismo; enero de 1959, toma del frigorífico Lisandro de la Torre, episodio clave de la resistencia peronista… Y podríamos seguir).
Hoy también flamearon en Parque Lezama
muchas banderas argentinas, en un contexto menos “espectacular” pero no menos decisivo
para nuestro porvenir como pueblo.
20 de junio de 1820: fallecimiento del
patriota Manuel Belgrano, quien sostuvo los colores celestes y blancos como
símbolo de voluntad soberana, incluso frente a los poderes locales que se
mantenía dubitativos, frente a los tibios que no quería ir a fondo contra las
prepotencias coloniales (no está de más recordarlos, cuando nuestro presidente
humilla al país anunciando envío de tropas nacionales para ser comandadas por colonialistas
británicos e imperialistas yanquis contra patriotas palestinos e iraníes).
La bandera nacional fue, es y
seguramente siga siendo un símbolo en disputa con las clases dominantes. Como
todo símbolo, remite a un modo de entender la nación. ¿Qué sentido tiene,
entonces, jurar ante la bandera una defensa de la patria si no es en función de
garantizar una verdadera vida para quienes la trabajan, es decir, para quienes
la construyeron y sostienen con sus esfuerzos y labores cotidianos?
Lo nacional-popular, y no sólo en
Argentina sino en toda nuestra Patria Grande Latinoamericana, es parte de una
narrativa profundamente arraigada en la memoria de las luchas que se libraron
desde abajo, una y otra vez, a través de las décadas: en la búsqueda por
instituir la justicia social, para que reine en el pueblo el amor y la igualdad.
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