jueves, 20 de noviembre de 2014

Córdoba: miles de jóvenes en la 8° Marcha de la Gorra

Una movilización diversa y generosa 
donde tienen cabida muchas marchas

Por Mariano Pacheco

Bajo la lluvia, con mucho ritmo, colores y alegría, miles de jóvenes participaron de la 8° Marcha de la Gorra, para reclamar la derogación del Código de Faltas y el cese de la violencia institucional que ya se cobró varias vidas a manos de la policía, en los denominados casos de “gatillo fácil”.



Jueves 20 de noviembre. Día de la Soberanía Nacional. Colón y Cañada, 18 horas. Decenas de personas van y vienen por el clásico cruce de la capital provincial. Pasadas las ocho de la noche, bajo la lluvia, miles de jóvenes pasan por Colón y General Paz, cantando, saltando, bailando. Algunos mencionaron la cifra de 15.000. Como sea, más allá de exactitudes numéricas, el hecho es que muchísimas personas se involucraron en esta 8° Marcha de la Gorra. Ni el clima adverso, ni el paro de colectivos que complicó la llegada de mucha gente (e incluso, seguramente, imposibilitó el de tantas otras), impidieron que la risa y la alegría se expresaran en una lucha que parece atravesar las identidades políticas y los sectores sociales. Una movilización generosa, se podría decir, donde tienen cabida, en su interior, muchas marchas.
Hay quienes se animan a afirmar que ésta es la única marcha en el país que se expresa de manera unánime (el reclamo es la derogación del Código de Faltas y el cese de la violencia institucional) y, a la vez, contiene una amplia diversidad. Cada uno puede sumarle sus colores, sus cánticos y consignas, sus estilos. Desde la Juventud Radical hasta la del Frente Cívico, pasando por todos los partidos de izquierda, las agrupaciones kirchneristas, los movimientos sociales, los organismos de Derechos Humanos, expresiones estudiantiles y sindicales, los colectivos culturales y barriales, e incluso, algunas Organizaciones No Gubernamentales (ONGS).
Organizada por el “Colectivo de Jóvenes por Nuestros Derechos”, la marcha de este año llevó la consigna “Más vale gorras embrollando, que la Policía matando”.



Cultura y política
“Más poesía, menos policía”, cantaban los integrantes del grupo “Rimando entre versos”, con un micrófono conectado a una camioneta. Y decenas de jóvenes acompañaban su consigna. Grupos de teatro realizaban “intervenciones”, con muñecos construidos con el rostro del gobernador José Manuel De la Sota, gorras gigantes, policías. Murgas, batucadas, comparsas. Grafitis y cajones peruanos. Y muchas fotografías. Además de los fotógrafos (profesionales de los medios y amateurs), cientos de chicas y muchachos se fotografiaban con sus celulares, como quien está en un cumpleaños, o una fiesta. Por supuesto, banderas y pancartas, con consignas y nombres masculinos y femeninos, daban cuenta del flagelo que está en el origen de la protesta: la brutalidad policial, las detenciones arbitrarias e incluso, los asesinatos. Allí, con toda esa juventud, también estaban las madres de los asesinados en casos de “gatillo fácil”.
Una multitud se expresó con arte, con alegría, en un reclamo político de profundas raíces democráticas. Una exigencia que se dirige a la institución policial, a la corporación judicial, al gobierno de turno (un turno que lleva ya década y media), y también, a los “buenos vecinos” que con sus comentarios y prejuicios aportan cada día a estigmatizar a una importante cantidad de jóvenes y adolescentes que, con sus viseras, sus vestimenta, sus bandas de música y sus modismos, expresan que cada generación tiene sus modos de hacerse ver y de hacerse oír. Por eso estaban allí, anoche, marchando bajo la lluvia. Lamentando, sí, que el corte de luz del escenario haya impedido que se realizara el previsto festival. Pero compartiendo un momento de amistad, de compañerismo y de camaradería donde todos eran pares. Cantando y bailando algunos. Y otros, por qué no, dándole al bombo con su más generoso rencor.



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