miércoles, 26 de noviembre de 2014

ZEPPELIN TEATRO EN REVISTA SUDESTADA

“No queremos hacer un teatro donde la gente asista,
aplauda  y después se vaya a cenar como si nada”

Por Mariano Pacheco
(revista Sudestada, octubre de 2014)



La cara de entusiasmo desmedido se le nota a la distancia. Cuando entro a ese clásico bar, situado en pleno centro de Córdoba capital, veo al dramaturgo Jorge Villegas, con su inconfundible remera negra con la sigla EZLN en rojo que me hace señas. No llego a pedir mi taza de café, ni a sacar mi libreta, mucho menos a encender el grabador. Lo escucho decir: “en octubre reestrenamos la obra sobre Tosco”. Villegas tiene 46 años y comenzó su trabajo teatral “desde muy pibe” –según cuenta– “con los primeros Festivales Latinoamericanos de teatro”. Se define como un hombre que se formó en una generación a la que el punk les marcó un camino (“los casetes de Sex pistols y The Clash fueron fundamentales para mi formación”) y aclara que de ahí, tal vez, venga eso de que abominen andar especulando comercialmente con el teatro. “Tratamos de conmover el entendimiento, convidar nuestro hacer a organizaciones sociales y participar de sus actividades”, remata, como tratando de sintetizar el espíritu del grupo que integra, y que fundó hace ya casi dos décadas.

Zeppelin teatro


El grupo se formó en 1995, en un espacio cultural, una escuela y una sala de teatro, que Villegas fundó en el barrio Alberdi y que llevó por nombre Zeppelin teatro. Con distintos miembros, funcionó y continúa funcionando a través de distintos proyectos, como “Patria o muerte” y “Judiciales”, donde se agrupan obras temáticas con ejes históricos o coyunturales. “El Proyecto Judiciales son cuatro obras sobre la violencia del capitalismo en las personas. Aborda cuatro casos que en ese mismo momento estaban muy mediatizados: Parques y paseos, sobre el asesinato de Nora Dalmaso; Cielo cubierto, sobre Marcos Spedale, un adolescente que una patota mató en El Cerro en 2005; Retrato de un hombre invisible, que retoma la emblemática y controvertida figura de Charlie Moore, el militante del Ejército Revolucionario del Pueblo que, promediando la década del 70 del siglo pasado, fue capturado por la Alianza Anticomunista Argentina y, luego de ser brutalmente torturado, fue convertido en asesor del aparato represivo argentino y KyS, por las iniciales de Kosteki y Santillán, los apellidos de Maximiliano y Darío, los jóvenes militantes populares asesinados el 26 de junio de 2002 en el distrito bonaerense de Avellaneda, mientras participaban del intento de bloquear los ingresos al Puente Pueyrredón”, cuenta Villegas, y aclara que eso de trabajar con “lo que pasa” lo tomó de la banda de punk The Clash. “Me acuerdo de lo impresionado que quedé una vez que vi una entrevista en le hacen a Joe Strummer (letrista, cantante y alma de los Clash) en BBC. Cuando al tipo le preguntan por qué no hacían canciones de amor, él respondió que eso era lo que ya hacía todo el mundo, el rock and roll, y que ellos querían hacer otra cosa, ser una suerte de noticiero, contarle a los pibes qué era lo que estaba pasando en ese mundo que habitaban”. Villegas dice que ese momento fue para él “como un despertar” en su vida.
El otro proyecto, “Patria o muerte”, se reestrenó en Córdoba durante el mes de junio, en el Teatro La Luna. Incluye tres obras: Main in chat, donde se representa una especie de chat imaginario entre Simón Bolívar y José de San Martín; Operativo Pindapoy, sobre el secuestro y ejecución de Pedro Eugenio Aramburu y Argentina Urra, que reconstruye el regreso de Juan Domingo Perón al país, luego de su largo exilio.
Con Zéppelin Teatro también adaptaron El juguete rabioso, la primera novela de Roberto Arlt. Villegas cuenta que algunos de los integrantes originales del grupo aun siguen junto a él, montando en los escenarios algunas de sus obras. Aunque aclara que, a veces, él trabaja con otros actores en otros proyectos por fuera del grupo y ellos, a su vez, también tienen sus iniciativas con otros directores. “Algunos se han dedicado al cine y actualmente están en Austria y en México, o haciendo otras intervenciones artísticas en algún rincón de la Argentina”, explica. Y luego agrega: “Otros se casaron y hacen su vida de parroquianos, pero cada tanto nos juntamos”. Por fin remata: “el año que viene cumplimos 20 años. Tengo la idea de que hagamos una gran reunión de todos los Zéppelin”.
Por esa sala donde todo empezó, pasó alguna vez Alejandro Finzi, un cordobés radicado en La Patagonia y autor de la obra sobre Agustín Tosco que el grupo Zéppelin teatro, dirigidos por Jorge Villegas, estrenó el pasado 29 de mayo en la sede central del Sindicato de Luz y Fuerza, cuando se cumplió el 45 aniversario del Cordobazo, y que en octubre reestrenan con funciones todos los viernes, a las 21.30 horas en el Teatro La Parisina, situado en la intersección de las calles Neuquén y Colón, en Córdoba capital.

Ese gigante

“Agustín Tosco es el hombre más importante de toda la historia de Córdoba”, arriesga Villegas. Y aclara: “seguro del siglo XX, ya que los historiadores podrán hablar también del gobernador Bustos”. La obra de Agustín Finzi está centrada en la madrugada del 16 de agosto de 1972. Lugar: La Patagonia, cárcel de Rawson. Personaje central: Agustín Tosco. Elenco: Matías Unsain y Ulises Palacios.  Música y sonorización: Cruz Zorrilla. Asistencia de Dirección: Santiago San Paulo. Imágenes animadas: Delia Puebla.
“En la obra Tosco es visitado por un bicho de luz, una luciérnaga, y seguramente fruto de su afiebramiento, delira, y repasa momentos fundamentales de su vida, mientras conversa con su compañero de celda, horas antes de que se produzca la fuga que culminará en la Masacre de Trelew”, cuenta Villegas, quien considera que Tosco fue “un tipo que pudo entender su tiempo de un modo genial y unir la razón con el corazón”. El fundador del grupo Zépelin se lamenta de que ahora “muchos tipos que se dicen de izquierda” manden a sus hijos a un colegio privado, vivan en un country y anden en camionetas cuatro por cuatro. “Tosco hablaba de la liberación nacional, del hombre nuevo, no tenía la mezquindad de los Rucci, los Coria, los tipos que entendían al sindicalismo, como casi todos ahora, en una cosa corporativa de lucha por el salario”.

Esa mano generosa

En junio, como en años anteriores, el grupo Zéppelin repuso su obra “KyS”, en el marco de las actividades realizadas para conmemorar la “Masacre de Avellaneda”. El dramaturgo comenta que en su momento, lo que más lo marcó de aquella jornada de protesta del 26 de junio de 2002, fue “la actitud de Darío, que sin conocer a Maxi se queda a socorrerlo, y extiende su mano contra la prepotencia de la Policía, que minutos después lo termina fusilando por la espalda”. Y se lamenta de que antes de sus asesinatos, la prensa en general no haya hablado sobre lo que había “detrás de los piquetes”. De allí que rescate el aporte que, grupos como Zéppelin, puedan hacer desde el arte, y valora el momento actual como “muy importante”, propicio para actuar “artísticamente”, pero también, “políticamente”. “Yo no podría trabajar con un actor, por ejemplo, que no haya ido al Acampe de Malvinas contra Monsanto, o que no sepa de los Juicios por delitos de Lesa Humanidad de la Megacausa La perla, o que no sepa que es el Código de Faltas o que Yamila Cuello y Facundo Rivera Alegre están desaparecidos”.

Escena y memoria

Desde el 18 y hasta el 21  de marzo de este año se realizó en Córdoba la “sexta edición” de “Escena y memoria”, un evento que Villegas caracteriza como “un encuentro de gente del teatro, de poetas, de narradores, donde tratamos de cruzar eso con los Derechos Humanos”. Y aclara que, para él, es una experiencia prima-hermana de “Teatro por la Identidad”, donde poder abordar con pequeñas escenas, con lectura de textos breves, la temática del golpe de Estado de 1976 o los juicios de la actualidad, “que son una conquista enorme de la democracia y felizmente se están llevando adelante”, comenta, y agrega luego: “hay que decirlo: la lucha popular y la democracia pusieron las cosas en su lugar”. Las jornadas se desarrollan en el Archivo Provincial de la Memoria, y se comparte a otros lugares, como los ex Centros Clandestinos de Detención La Perla y Campo de la Rivera. “Y este año –agrega Villegas–innovamos con teatro infantil”. “La idea es sumar gente, no repetir siempre lo mismo, sino que se acerquen las generaciones nuevas, que aportan otra mirada”.

Dramaturgia y política


“No soy del tipo de artista que habla de política cuando se está yendo”, sentencia Villegas. Y aclara: “para nosotros es importante todo el tiempo, y por eso tratamos de estar siempre en sintonía con lo que pasa”. De allí que aborden la historia desde una perspectiva actual. “Me interesa un arte donde el espectador se conmueva. Porque si la obra solo entretiene, no hace pensar, no sacude, no sirve”. El dramaturgo cordobés aclara que detestan “el modelo del artista que propone el capitalismo: un tipo que tiene que ser rico, salir con una mina con tetas compradas, medio idiota, que va a la televisión a decir pavadas, que en el verano va a Mar del Plata a hacer morisquetas, que cuenta que le robaron a su mamá y que por eso pide más policías en las calles”. Por último, el fundador de Zéppelin Teatro remata: “Nosotros tratamos de combatir todo eso. Tenemos nuestros trabajos paralelos a la actividad teatral y vivimos en barrios populares. En fin: tratamos de ligarnos a los movimientos sociales y no pensar que somos un grupo que solo monta obras de teatro”.

Teatro incompleto

A fines de 2013, la editorial Recovecos concreta la idea de Villegas de publicar por primera vez, en un libro, algunos de sus guiones. Teatro incompleto reúne cinco obras de una dramaturgia que el propio autor denomina como “política”, “militante”. También contiene un DVD, donde pueden verse extractos de dos puestas en escena, junto con una entrevista a su director y un trabajo de cine-documental que contextualiza una de las obras. Así y todo, su autor destaca que el teatro “no está ahí”, en las imágenes de fotografía o de celuloide,  así como las personas “no están en las lápidas” sino en la vida.
A las ya mencionadas cuatro obras: “Main in chat” (donde San Martín “chatea con Bolivar); “Retrato de un hombre invisible” (en la que un militante del ERP deviene en “personal” de los grupos paramilitares); “KyS” (sobre los asesinatos de los militantes piqueteros Kosteki y Santillán) y “Operativo Pindapoy” (centrada en el “ajusticiamiento” del dictador Pedro Eugenio Aramburu en mayo de 1970), Teatro incompleto también incluye “El errante o el sueño del centauro”, donde un personaje contemporáneo de Rosas habla en primera persona. “Acusado de traidor, de polígamo, de criminal, de abusador de menores, maloneador, secuestrador…”, Manuel Baigorria es un “outsider” de la historia nacional, puede leerse en el libro.
Tal vez rescatando las palabras que la actriz y docente de la Universidad Nacional de Córdoba, Victoria Varas, expresa en la introducción del libro, habría que tener en cuenta, a la hora de leer estos textos, el recorrido realizado por su autor: acercamiento antropológico a los referentes extra-textuales, lectura de intelectuales relevantes y largas horas de tránsito sobre la ciudad. Recorrido que lleva a Villegas a cruzar en su escritura, “con el vértigo revulsivo del punk”, intelectualidad con cultura popular. Dramaturgia “insurrecta y plebeya” –según la define Varas– la obra de Villegas invita a revisitar el pasado nacional para echar luz sobre las convulsionadas coyunturas de la Argentina contemporánea.








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