jueves, 20 de febrero de 2025

Acerca de "Lo que quisimos ser", de Alejandro Agresti

 

POR MARIANO PACHECO


El amor por la conversación

 

Buenos Aires, 1998-2003. La vida que tenemos y la vida que queremos es el leitmotiv de este film en donde el amor no aparece bajo la forma del encuentro sexual sino de la conversación en un bar, en principio habilitada por los films que hemos visto, los libros que hemos leído, las vidas que hemos soñamos pero no nos animamos a llevar adelante.

 

Todo comienza con un film clásico en blanco y negro (Ayuno de amor “comedia alocada” de Howard Hawks), proyectado en un ciclo en el antiguo cine Arte de Diagonal Norte (actual Cacodelphia). al que no asiste casa nadie… Casi, porque allí sí van nuestros solitarios protagonistas: él, dueño de una librería de usados especializada en ciencia ficción deviene Yuri, un astronauta que ha viajado por el espacio; ella, editora literaria, mujer que vive sola con su joven hijo que estudia Letras, se transforma en “Irene”, una escritora famosa que estudió en La Sorbone y suele viajar por el mundo convocada por el éxito de sus novelas.

 

Desde el primer día que hablan, fumando un pucho en la puerta del cine después de la función, la magia se extiende hasta el bar Brighton de la calle Sarmiento, donde comienzan a encontrarse cada jueves por la tarde para ese ritual que consiste en tomar wiski (Old Smuggler etiqueta blanca) y conversar sin decirse nunca ni sus nombres o profesiones, ni nada que remita a la verdad de su vida personal. Todo consiste en poder charlar, inventándose cada uno una vida, y hablar de ella como si fuese lo más verdadero que les pasó en la vida.

 

Los años en que transcurre el film no son azarosos, porque son los que le permiten a Agresti (guionista y director), con sutileza, que podamos mirar tras los vidrios de un bar la crisis económica y social que atraviesa el país, con giros como el cambio de sitio de conversación, ya que los personajes se mudan a una popular pizzeria del microcentro porteño

 

Como sostiene Pablo De Vita en su crítica en el diario La Nación, bajo la historia de amor madura y reposada que devuelve esta serena mirada de Alejandro Agresti, varias constantes de su cine siguen presentes definiendo su poética: el tiempo como esencia del cine, la necesidad de romper la narración convencional y una estética (con impecables trabajos de Miranda Pauls y Ezequiel Endelman en la dirección de arte, y Marcelo Camorino en la fotografía), acorde con la historia que se cuenta.

 

Eleonora Wexler y Luis Rubio interpretan por ochenta y cuatro minutos lo que podría ser calificado como un sencilla pero no por eso menos emotiva película de amor, con el permanente ir y venir entre las posibilidades e imposibilidades de concretarse.

 

Agresti es conocido por sus films Buenos Aires viceversa (1996), considerado uno de los fundadores del Nuevo Cine Argentino, y Valentín (2002), protagonizada por Julieta Cardinalli y Rodrigo Noya (quien entonces contaba con nueve años de edad), su último film data de una década atrás, cuando estrenó

 


Podes verla en el cine Gaumont de Buenos Aires- Espacio INCAA

lunes, 17 de febrero de 2025

“No entender. Memorias de una intelectual”, de Beatriz Sarlo

 


 

Para los admiradores de su obra crítica (como yo), lean y sabrán apreciar un texto breve y sencillo, a la vez profundo y audaz, que logra salirse de cualquier lugar común. Para quienes la desprecian (en general quienes no han leído sus libros, sino que la han escuchado/ visto en TV o leído en algún periódico o revista), ¡lean y aprendan!

 

Me devoré este libro, en el que aclara de entrada que no va a utilizar sus páginas para contar cuestiones que ya se pueden encontrar en otro lado (sus libros, clases, conferencias, entrevistas).

 

Paradójicamente para quien pueda leerla con prejuicio, uno de los tramos más logrados del libro es cuando se refiere al peronismo, que vivió siendo ella niña y hasta su ingreso en la adolescencia. Su padre gorila y un tío escritor y peronista, a través de quien logra tener un contrapunto con la ley familiar; una estadía en un hospital rodeada de los juguetes que hacía llegar la Fundación Eva Perón; una pasión por la moda y su consecuente fascinación con la figura de Evita…

 

Luego hay toda una parte que me interesó profundamente (estoy escribiendo algo más sobre eso) en relación a las figuras femeninas y masculinas que la acompañaron, la marcaron en distintos tramos de su existencia: los ya mencionados padre y tío escritor, pero también sus compañeros de ruta en el estudio, trabajo y militancias y en aventuras sentimentales, algunos nombres muy conocidos por un público amplio, pero también otros importantes pero desconocidos, conforman un variopinto rompecabezas sin los cuales es difícil entender una, esa vida.

 

La zona intelectual de la cultura porteña de los sesenta (los alrededores de Viamonte y San Martín), si bien ya ha sido ampliamente narrada por distintos autores en diferentes libros, no tiene aquí desperdicio, así como también sus reflexiones sobre el feminismo en primera persona o todo ese apartado en relación a las postales de viaje.

 

En fin, como le dije a mi psicólogo para abrir sesión, minutos después de retirar el ejemplar y leer los primeros párrafos en el bondi: “hoy más feliz, porque ya tengo entre mis manos las Memorias de la Sarlo”.

domingo, 16 de febrero de 2025

Malestares, psicopolítica y posicionamiento ideológico

 



Tras un año de gobierno de La Libertad Avanza

 

Por Mariano Pacheco

 y Gabriel Rodríguez Varela

 

Las anotaciones que se comparten a continuación son producto, en gran medida, del proceso colectivo de intercambios realizados en el marco del análisis de coyuntura emprendido en la primera reunión del año (2025) del Instituto Plebeyo, en un intento por elaborar, de manera grupal, un balance luego del primer año de gobierno de Javier Milei. Las resonancias e intuiciones surgidas en ese marco buscaron atender a ciertos aspectos de la coyuntura en su dimensión psicopolítica, esto es, los aspectos específicamente anímicos y afectivos presentes en la lucha de clases, atentos a la apuesta de poder elaborarlos en función de una alternativa política emancipatoria.

 

I-

La pauperización de las condiciones de vida de la clase trabajadora, la intensificación pospandémica del malestar y la rotura existencial (plus-de-rotura-existencial) no conllevó un corrimiento psicopolítico (ni ideológico) de las masas hacia la izquierda. Tal como volvió a hacerse patente en las elecciones presidenciales en las que ganó Javier Milei (y también se verifica actualmente el estado de movilización social parcial sin capacidad de revertir la ofensiva salvaje de las clases dominantes) esos malestares se canalizan por derecha

Para sectores cada vez más amplios de la clase trabajadora, esos malestares y esos sufrimientos parecerían continuar optando por tramitaciones psicopolíticas tributarias al manodurismo falocrático y autoritario de la extrema derecha del capital antes que por las respuestas asamblearias, de lucha callejera y/o democratizadoras de izquierda por las que se ha optado en otras oportunidades de la reciente historia nacional. Menos que menos, parecerían aspirar a una salida institucional moderada de signo progresista, encargada de templar la irascibilidad e intolerancia psicopolítica que carcome nuestras vidas cotidianas.  

En la necesidad supervivencial (más que del deseo) de revertir con premura esa coyuntura psicopolítica (a todas luces adversa) surgen en nosotrxs una serie de preguntas: ¿cómo es que eso sigue resultando posible? ¿cómo hacer para que eso resulte imposible? ¿qué hacer o qué dejar de hacer para contribuir a que aquello que resulta actualmente imposible devenga posible? En resumidas cuentas: ¿cómo abonar a la emergencia de una alternativa psicopolítica de izquierda, popular, que se verifique como vía de politización de los malestares que, en quienes hacemos parte de la clase trabajadora, produce la ofensiva de las clases dominantes que se realiza a través del ajuste de La Libertad Avanza y sus aliados?   

 

II-

Cualquier intento de abordar la serie de interrogantes que planteamos presupone abandonar la pretensión de dar con una respuesta unívoca. Para nosotrxs siquiera se trata de embebernos con la arrogancia de pretender explicar y señalar un camino. Nos conformamos con extraer algunas consecuencias psicopolíticas de afirmaciones que circularon en ciertas publicaciones dispuestas a balancear el primer año del gobierno de Milei. Puntualmente, con relación a aquellos diagnósticos que ubicaron a finales del año pasado el hecho de que se ha dado un “cierre del ciclo de las luchas iniciado en 2001”. Según nos dicen, algo que se constataría, entre otras tantísimas cuestiones, por el nivel de desmovilización social que se registra luego de un año de ofensiva del capital viabilizada por gobierno de LLA; o un tanto más específicamente, por la ineficacia actual de ciertas formas de movilización signadas por la rutina que, en el anterior ciclo, habrían posibilitado bloquear (al menos parcialmente) la satisfacción política de las demandas de ajuste y reestructuración profunda del ordenamiento jurídico-político y social que exigían las clases dominantes. 

Lejos de toda pretensión de reeditar ensueños posfundacionalistas (“todo lo anterior estaba mal”) si algo de ese “cierre de ciclo” efectivamente se ha consumado, se desprende otra vez, y cada vez con menos margen de tiempo para la experimentación, que nos vemos ante el desafío de actualizar nuestra imaginación política desde una perspectiva popular, desde abajo y a la izquierda. Desde el vamos, algo que no se limita a la cuestión de la invención de nuevas formas de organización y vías de politización, aunque las implica. De igual manera, que presupone como condición de su despliegue la necesidad de conmover la función de dogmas del quehacer asignadas a ciertas respuestas de politización consagradas en la historia emancipatoria. Esto último, por caso, un proceso cuya concreción a nivel psicopolítico puede resultar sumamente complejo, tal como salta a la vista con sólo tomar en cuenta que en muchas ocasiones puede tratarse de respuestas que han funcionado de un tiempo a esta parte como axiomas que estructuran la totalidad de nuestras vidas, en tanto que vidas militantes de izquierda. 

 

III-

Las respuestas que hemos consagrado como vías regias para intervenir en el registro psicopolítico de la lucha de clases (politizar lo subjetivo, lo anímico, lo afectivo), dada su ostensible ineficacia, no convendría que permanezcan al margen de ese proceso de actualización de nuestros imaginarios de politización. Es en ese sentido que, lejos de pretender reducir las incumbencias de su politización al campo de las “pasiones tristes”, no obstante, nos preguntamos: ¿qué vías de acción psicopolítica dispuestas a la politización del malestar de la clase trabajadora requiere el nuevo ciclo de luchas que, de haber cerrado el anterior, se ha inaugurado o está próximo a hacerlo? 

La seguidilla de anotaciones que compartimos a continuación pretender contribuir a la elaboración de algunas referencias para la elaboración necesariamente colectiva y político-prácticas de esas vías:

1.                Entendemos a la psicopolítica como aquella dimensión de la realidad social que atañe a las dimensiones anímicas y afectivas de la lucha de clases. Desde esa óptica, esos malestares y/o sufrimientos que experimentamos a diario en nuestras vidas cotidianas son un producto social, histórico y, por lo tanto, políticamente determinado. Y por esto mismo, no son político-ideológicamente neutros. Entre otras tantas dimensiones, nos llegan con su repertorio de posibles causas y una cierta afinidad para adosarse a determinadas respuestas antes que otras; incluso, pueden llevar consigo (cual marca de origen) una repulsión prácticamente inconmovible, en determinadas coyunturas, para participar en ciertos ensayos de politización. Por caso, los que solemos ofrecerle desde las izquierdas. Podríamos llegar a conjeturar que contienen en sí mismos facilitadores que los disponen encausarse en ciertas vías privilegiadas de tramitación psicopolítica y no en otras. 

2.                No hay malestares y/o sufrimientos sociales como cantidades de afecto descualificadas que se prestarían, por igual, a una tramitación psicopolítica por izquierda o por derecha. Esos malestares y sufrimientos están modelados por las formas de vida dominantes de nuestra época. Y en cada época, parafraseando a Marx y Engels, las formas de vida dominantes son las formas de vida de las clases dominantes.  Sin desestimar los elementos de contrahegemonía molecular elaborados por los procesos de lucha y organización social y políticos emancipatorios, aún no hemos generado una fuerza capaz de elaborar formas de vida autónomas y plenamente antagonistas a los designios del mando capitalista. La modelación de nuestras formas de vida, de los territorios de existencia de la clase trabajadora, en última instancia aunque no sin contradicciones y conflictos, cabe a cuenta de la potencia económica, política y afectiva del capital. Los malestares y sufrimientos que se experimentan en esas formas de vida, también. Las variaciones en la correlación de fuerzas (objetivas y psicopolíticas) podrá intensificar o disminuir la contradicción entre elementos antagonistas y hegemónicos. Como sentimos a diario, la actual coyuntura nos es sumamente adversa; algo que se verifica, más allá de nuestra voluntad, por ejemplo, en el quantum de elementos de derecha que hacen parte de nuestras vidas de izquierda y en el incremento de las dificultades que encontramos para darnos vidas de izquierda

3.                Los malestares y sufrimientos de la clase trabajadora, incluso aquellos resultantes de una ofensiva abierta de las clases dominantes contra nuestras propias vidas, tal como las desarrolla el gobierno de Milei, no son en sí mismos político-ideológicamente neutros y, menos que menos, necesariamente afines a una posible politización por izquierda. Esos malestares, esos sufrimientos, que registramos a diario en “lo social” (como correlato del avance de la ofensiva de la extrema derecha imperialista sobre nuestras vidas y territorios de existencia) y, también, en cada unx de nosotrxs, convendría asumirlos, sin eufemismos, como sufrimientos y malestares de derecha, ya que son modelados por las formas de vida dominantes.  Puede que haya llegado elal momento, entonces, dea que digamos basta a seguir esperando a que ese tipo de malestares vaya a encausarse en una alternativa sustentable y atractiva de izquierda. Y no sólo porque aún no disponemos de ese tipo de alternativa (algo que si somxs sincerxs con nosotrxs mismxs resulta innegable), sino lisa y llanamente porque esos malestares no son compatibles con una politización por izquierda.

 

IV-

Participamos de movimientos tectónicos de magnitud planetaria que también se manifiestan políticamente en la meca del imperialismo. También nosotrxs experimentamos una cruzada antiprogresista, antifeminista y anticomunista. Y no sólo por parte de la extrema derecha mileista sino también por parte de ciertos sectores del movimiento popular. En estxs últimxs, por lo que salta a la vista, compenetrados en construir una instancia de relevo a la actual gestión de gobierno que parecería prepararse, sin pudor, para ofertar a la sociedad un revival exacerbado hasta los lindes de lo grotesco de un nostálgico nacionalismo popular reaccionario, masculinista, autoritario, falocrático y virilista. Para eso, todo parecería querer resumirse al hecho de encontrar quien grite más fuerte, quien golpee más duro la mesa, quien sea más políticamente incorrecto (es decir, quien sea capaz de sostener mejor la imagen de varón cis-hetero que, en el campo popular, terminaría –queriendo o no– expresando su alineamiento con los planteos de la extrema derecha, internacional y nacional, sobre la supuesta “moral de la ideología de género” que sería promovida por feminismos y activismos de las disidencias). En resumidas cuentas, sostenemos, se ha puesto en marcha una instancia de relevo gubernamental en la que sólo quien sea “más macho” sería merecedor de liderar la manada de víctimas de estas iniciativas de gestión estatal (porque sí, al fin y al cabo y más allá de su retórica, es desde la cúspide del estado nacional que se están facilitando todas las medidas para un reordenamiento en favor de los grandes grupos de capital concentrado). 

Como salta a la vista, se trata de una opción ética-política, de una perspectiva cultural que, en gran medida, aspira a conectar con esos mismos malestares y sufrimientos con los que conecta el neofascismo argento. Puesto que aun teniendo diferencias ostensibles en el plano político-económico, en lo político-cultural, parecería que se apuesta a retomar todo un repertorio de elementos machistas y macartistas que hacen parte de la subjetivación y las formas de vida de derecha promovidas y con la que hace sistema la propuesta política y cultural de LLA. 

El modelo del “macho con la motosierra”, como solución grotesca de compromiso (más no por eso menos pestilente) para fugar del encuentro con un estado de rotura-existencial inenarrable, parecería haber sacado ventaja en la batalla de las identificaciones psicopolíticas.

 

V-

En la actual coyuntura anímica y afectiva, dada la correlación de fuerzas desfavorables que experimentamos a diario en ese registro de la realidad social, ¿es posible la existencia de una alternativa política de masas que busque conectar con vastos sectores de la clase trabajadora sin apelar a esos patrones psico-existenciales hegemónicos? ¿Habría que renunciar a eso por forzarnos asumir premisas psicopolíticas y existenciales reaccionarias? 

Si esas preguntas valen para la macropolítica, para la micropolítica (y digamos nosotrxs, también, para la psicopolítica) Bifo Berardi nos recuerda la posibilidad de “desertar”. Nos invita a hacerlo. Una invitación a algo que podría parecerse en mucho al ensueño de concertar una “fuga privada” pero que, nos dice, sería la disposición ético-política apropiada de alguien de izquierda radical. Una opción a la que, pese a su honestidad intelectual, nos oponemos. O más bien, diríamos, una opción que se le agradece a quien supo ser un combatiente de la libertad y la igualdad y aun consideramos un entrañable compañero de ruta, pero por la que preferimos no optar. Sencillamente, por razones político-prácticas: si la extrema derecha se consolida, no habrá sitio donde refugiarnos, porque no habrá lugar siquiera donde podamos replegarnos para tomarnos un respiro psicopolítico táctico. El mensaje es claro: “nos van a venir a buscar”. Mientras podamos, antes que desertar, entonces, preferimos seguir luchando…

 

(continuará)

 

jueves, 13 de febrero de 2025

Días de radio-



Hoy es el Día Mundial de la Radio y lo celebro con una nueva noticia: desde la semana que viene estaré con un espacio quincenal (“La Biblioteca”), en “Fe de erratas” (los miércoles de 14 a 15 horas), además de continuar con mi columna semanal en “Ciudad cultural” (jueves 11.30), ambos programas conducidos por Mario Hernández en A.M 830 Radio del Pueblo de Buenos Aires. Desde hace cuatro años ya que no tengo un programa propio: el último fue “La parte maldita” (Filosofía y rock) en Radio Gráfica de Bs. As.

 

Ya conté en varias oportunidades que el proyecto (hoy multimedia) La luna con gatillo, que se sostiene desde inicios de 2016, comenzó a mediados de 2015 como un programa semanal que conducía en Radio Eterogenia de Córdoba, espacio al que llegué por el poeta y periodista Omar Hefling, a quien conocí al entrevistarlo para el diario El Argentino. También en Córdoba hice algunas columnas para radios de Alta Gracia y para un programa que el Pelado Rodríguez sostenía en una FM comunitaria de Anisacate.

 

Una década antes había acompañando por un tiempo en la conducción de un programa cultural (“El fuego y la palabra”), en la Radio de Madres, a Leandro Albani. Y una década más atrás de ese paso por “la primera de la izquierda” (como las Madres habían bautizado a la 530), es decir, hace 30 años ya, comenzaba con la militancia en la zona sur del conurbano, rebautizando como “La patria rockera” al programa (“La era de la boludez”), que unos compañeros sostenían en la F.M Compartiendo, que funcionaba en un pequeño estudio montado en un cuartito contiguo a la Iglesia de Farinello en Quilmes (“La Parroquia de Luis”, como la llamábamos con cariño).

 

Mi programa preferido fue, es y seguirá siendo por siempre “La venganza será terrible”, del negro Alejandro Dolina, que empecé a escuchar cuando estaba junto a Stronati y Rolón (y se podía ingresar de manera gratuita al Café Tortoni). Aunque también “La heavy rock and pop” del Ruso Verea”, a mediados de los 90, marcó profundamente mi vida.

 

Digo radio (y diario, y militancia), y escucho términos muy siglo XX, pero que han marcado, marcan aun, y seguramente marcarán mi subjetividad por siempre.

 


lunes, 10 de febrero de 2025

Sobre “Match point”, de Woody Allen y “Perdidos en Tokio”, de Sofía Coppola

 


Volví a ver, nuevamente, el mismo día, “Match point”, de Woody Allen (2005) y “Perdidos en Tokio”, de Sofía Coppola (2003), una atrás de la otra.

 

Las había visto ambas ni bien salieron, la primera en el cine (en El Lorca de la calle Corrientes, lo recuerdo bien porque, si no me equivoco, fue el primer film en que Goody Allen no actúa y filmaba fuera de EE.UU y eso me impactó en el momento mismo en que la veía sentado en la butaca frente a la pantalla grande) y, la segunda, la vi en un VHS, en tele, en la casa mi hermana Gabi, tiempo después de haber visto (y quedado fascinado) con “Las vírgenes suicidas” (1999).

 

No recordaba que ambas pelis son protagonizadas por la hermosísima Scarlett Johanson, que en el film de Coppola tiene apenas 19 años y se actúa todo junto al entrañable Bill Murray: ella, “Charlotte”, es la joven esposa del también joven fotógrafo John –interpretado por Giovanni Ribisi–, quien hospedada en el lujoso Park Hyatt de la ciudad-capital de japonesa se encuentra con Bob Harris, un veterano actor que se encuentra allí, en medio de una crisis matrimonial y laboral, filmando lo que parece ser para él una estúpida para promocionar un whisky. Atravesado por la melancolía y cierto toque apesadumbrado, el film logra captar cómo dos personas pueden compartir su ensimismamiento sin salirse nunca de su propio sentimiento de soledad.

 

Si Sofía Coppola logra construir una hermosísima historia de amor donde no hay consumación del encuentro de los cuerpos (con una bellísima imagen final), Woody Allen, en cambio, pone en escena (una escena que entra en diálogo explícito con “Crimen y castigo” del gran Fiódor Dostoievski y su emblemático personaje Raskolnikov) la atracción sexual, el encuentro carnal a travesado por un deseo irrefrenable y un trágico final. No digo mucho más para no spoilear, pero el norteamericano logró con esta película mostrar que era capaz de recrearse, fuera de su emblemática Nueva York, ambientando su historia entre personas de la alta sociedad londinense y concentrándose en las labores de guión y dirección, sin actuación, cuestión que sostendrá hasta el día de hoy.

viernes, 7 de febrero de 2025

“Manifiesto”, un film de Julián Rosefeldt protagonizado por Cate Blanchett

 

“El arte requiere verdad, no sinceridad”

 


Un collage cinematográfico de 95 minutos basado en textos de vanguardia, desde El Manifiesto Comunista de Marx y Engels hasta el Dada de Tristan Tzara, pasando por el surrealismo de André Breton, entre los más conocidos y destacados textos.

 

Trece apartados, un film, “Manifiesto”, dirigido por Julián Rosefeldt y protagonizado por la actriz australiana Cate Blanchett, quien interpreta a doce mujeres y un hombre linyera, en un combo que hace su actuación, en combinación con la fotografía y la música, el fuerte de esta película que hoy puede verse en MUBI, pero que previamente recorrió salas de cine y museos en las que se proyectó como parte de muestras artísticas.

 

Las palabras de pintores como Kandinsky y Wyndham Lewis se entremezclan con figuras de CEOs del capitalismo contemporáneo; premisas poético- programáticas como las de Maples Arce y el creacionismo de Huidobro con las de la estética punk; un funeral, una creadora de marionetas que trabaja frente a su propia muñeca, una madre conservadora y religiosa que obliga a la familia entera a rezar en la mesa frente a cada comida, una reportera que conversa en vivo con la presentadora de un noticiero de televisión o una maestra que en clase corrige obsesivamente a sus pequeños estudiantes son algunos de los escenarios en donde aparecen palabras de cineastas como Werner Herzog, Jim Jarmusch o Lars Von Trier, junto a los ya mencionadas proclamas vanguardistas: el minimalismo, el arte conceptual, las performances, se hacen espacio junto a movimientos como el Fluxus o el Merz.

 

 

Cate Blanchett participó entre 2001 y 2003 de la trilogía “El Señor de los Anillos” (Peter Jackson sobre la base de los libros de J. R. R. Tolkien), como la elfa Galadriel, papel que repitió en las tres películas basadas en “El hobbit”. En 2004 fue parte de “El aviador” (Martin Scorsese), interpretando a Katharine Hepburn. En 2006 actuó en Babel (Alejandro González Iñárritu) y Diario de un escándalo (Richard Eyre) y en 2008 en “Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal” (Steven Spielberg). El mismo año actuó en “El curioso caso de Benjamin Button” (David Fincher) y en 2013 en “Blue Jasmine” (Woody Allen), por la que ganó el premio Óscar

miércoles, 22 de enero de 2025

Antonio Gramsci: la actualidad de un Filósofo Militante



El 22 de enero de 1891 nacía en Italia quien se transformaría en un militante revolucionario que fundó revistas y organizaciones políticas, pero que también, escribió miles de páginas en prisión, donde fue encerrado por el fascismo por una década, donde mostró una vocación inquebrantable para sostener una resistencia a través de la lectura, la escritura y la elaboración estratégica, pensando temas fundamentales para la teoría y la práctica política (inescindibles en su concepción de “filosofía de la praxis”, bien en la línea con las “Tesis sobre Feuerbach” de Marx, donde comprender el mundo implica, valga la redundancia, implicarse para transformarlo).

 

Entre ellos, uno de los temas que asombra por su actualidad es la relación intelectuales/pueblo. Su concepción de “intelectualidad orgánica” (de una de las “clases fundamentales”) implica la constitución de ese lazo estratégico para contribuir a la gestación de una voluntad colectiva nacional-popular capaz de protagonizar una reforma intelectual y moral, en clara confrontación con la concepción del mundo de las clases dominantes. Ese aporte a la construcción de hegemonía (o de contrahegemonía popular), implica para Gramsci asumir funciones organizadoras, “constructoras”, de educación, difusión y dirección para contribuir al desarrollo de la conciencia y la homogeneidad necesarias para la formación molecular de una nueva civilización.

Tamaña tarea no es posible llevarla adelante si en primer lugar no se comienza por elaborar críticamente la propia actividad intelectual. Por eso en el centro de sus reflexiones aparece el problema de la eficacia: cómo la filosofía de la praxis, esa concepción de mundo superadora de la de la burguesía un arraigo popular a nivel nacional que no puede pensarse a su vez sino en su estrecha relación con una proyección internacional.

Frente academicismo y el anti-intelectualismo contemporáneo, Gramsi reaparece como un espectro que incita a repensarnos en medio de la catástrofe de un mundo al borde del colapso civilizatorio, para poner en pie esa consigna con la que Nancy Fraser supo titular uno de sus libros: ¡Contrahegemonía ya!

 

sábado, 18 de enero de 2025

Sobre El Jockey, de Luis Otega

 


POR MRIANO PACHECO


El Jockey Manfredini… Remo (como Erdosain) y su caballo Mishima (como Yukio)

 

Tremendo film el de Luis Ortega (con colaboración de Fabian Casas y Rodolfo Palacios en el guión), magistralmente musicalizado.

 

Una peli argentina que viene a mostrar que el sétimo arte no está agotado, que es posible salirse de lo esperado, de los lugares comunes.

 

Una sencilla historia protagonizada por un destacadísimo papel interpretado por Nahuel Pérez Biscayart (Remo/ Dolores) junto a Úsula Corbero (la española conocida por su papel de “Tokio” en “La casa de papel”), como Abril, conforman una seductora dupla de jockeys que compiten para el mafioso del juego a quien apodan La Sirena (Daniel Giménez).

 

Las actuaciones se complementan con un destacadísimo elenco en el que vemos al querido Daniel Fanego en el papel del “Fanego” (quien lamentablemente murió cinco días antes del estreno) junto a otros grandes actores como Luis Siembrowski, Roly Serrano, Roberto Carnaghi.

 

Confieso que fui al cine más con la vocación de salir de casa e ingresar a una sala de cine que con alguna expectativa de un film así titulado, en apariencia, centrado en ese mundo que no me llama para nada la atención: el de quienes protagonizan las carreras de caballo.

 

Sin embargo, rápidamente la peli me atrapó: el trabajo con la música y, a parir de ella, con el juego de los cuerpos a través del baile (Virus juega allí un papel destacado, pero más contemporáneamente podríamos escuchar y situar a Babasónicos en la misma función); los bajosfondos de “humillades y ofendides” de los bares tan típicos de la antigua Buenos Aires; la historia de amor que se sustrae de la típica escena romántica; las disidencias sexuales en primer plano sin necesidad de hacer de esa aparición ni un slogan o cartel ni una cuestión identitaria… el desarme de las identidades (de género… sexual y cinematográfico).

 

Podemos pensar a El Jockey como una gran apuesta cinematográfica que indaga en las posibilidades del ser humano para transmutar su existencia, una película que tiene todo esto, y más, porque también sabe cultivar un refinado humor, mientras deja picando la pregunta en torno a la posibilidad de devenir otrxs con otrxs.



viernes, 17 de enero de 2025

Deleuze: 100 años

  




Las efemérides y su devenir placa, fetichismo de la fecha, pero también, ocasión de conmemoración, de sentido homenaje.


Un día 18 de enero, en 1925, nacía en Francia Gilles Deleuze, a quien Foucault señaló como el filósofo que expresaría el siglo XXI. Transcurrido un cuarto de este siglo ya podemos confirmar la hipótesis.

 

En sus clases sobre Spinoza, Deleuze insiste en señalar la importancia de establecer una “relación molecular con los autores que se lee”. Porque leer es precisamente eso: encontrar las propias moléculas, las que están en los libros que es necesario encontrar. “Yo creo que no hay nada más triste en los jóvenes en principio dotados que envejecer si haber encontrado los libros que verdaderamente hubieran amado”.

 

Revisitar la historia de la filosofía para desmomificarla, para encontrar en ella una reserva vital (arte del retrato como movimiento de reinvención del pasado), eso nos enseñó Deleuze.

 

Si interpretar es inventar una mirada, realizar una lectura crítica del mundo nos permite visualizar el orden de cosas que se pretende transformar en función de otros modos de vivir que se anhelan experimentar. “No carecemos de comunicación, por el contrario, nos sobra. Carecemos de creación. Carecemos de resistencia al presente”, sentenció junto a Guattari, en ese tremendo libro final, “¿Qué es la filosofía?”, donde también arrojan esa hipótesis que hoy tanto nos interpela:

 

“La vileza de ser un hombre la experimentamos en la vileza y la vulgaridad de la existencia que acecha a las democracias, ante la propagación de estos modos de existencia y de pensamiento-para-el-mercado, ante los valores, los ideales y las opiniones de nuestra época”.

Frente a esto, como ya habían planteado en “El Anti Edipo”, si todavía es preciso hablar de utopía… “no es como modelo ideal, sino como acción y pasión revolucionaria”.

 

El lunes 20/01, 15 hs, para recordar que Gilles es también el amigo al que podemos evocar para pensar, vivo de Instagram y Youtube en “La Caverna de Pacheco”: https://www.youtube.com/@pachecomariano

  

(Y para quienes tengan ganas, el miércoles 22, 19 hs, un Encuentro Virtual a la Gorra para seguir la conversa. Consultas: palabrasprofanas@gmail.com)

domingo, 12 de enero de 2025

El joven Sheldon: de las mejores series de la historia

 


¡Lo que lloré con los cap. finales!


Así como en su momento dije que la saga Better Call Saúl- Breaking bad (y en ese orden de importancia) era lo mejor que se había hecho en la historia de las series (y luego sumé a la lista Mi amiga brillante de Elena Ferrante), ahora debo decir que El joven Sheldon (2017- 2024)- The big ban theory (2007- 2019) merece su lugar (quizá, también, junto a Friends) como parte de estas grandes producciones que se disfrutan tanto como el séptimo arte (aunque con la desventaja obvia de la “pantalla chica”).


Recuperar la historia de infancia-adolescencia de uno de los personajes de la saga de los nerds ya fue una acertada y gran apuesta, aunque luego todos los otros supuestos “personajes secundarios” pasan a primer plano: la contradictoria y adorable madre (Mary Cooper, interpretada por Zoe Perry), la genia de la abuela Constance “Connie” Tucker, interpretada por Annie Potts (¡todes queremos una “Meemaw” así!, ¿no?), su hermano y su hermana (Raegan Revord y Montana Jordan como Georde Jr y Melissa “Missy” Cooper), su papá George (¡por dios, la mirada tierna de ese hombre!), interpretado por Lance Barber, pero también –incluso– algunos de sus “compañeros de ruta”, como el Profesor Sturgis (no quiero hacer spoyler, pero el final de la temporada 3, debo confesar, ¡también me hizo llorar con la historia de este personaje llevado adelante por Wallace Shawn!).


Jim Parson acompañando la historia con su voz, remitiéndonos todo el tiempo al Sheldon ya adulto que vimos en la otra serie y la destacadísima interpretación del Sheldon joven (pero sobre todo el niño, duranta las primeras temporadas, que parece de verdad el mismo personaje pero en la infancia) por parte de Iain Armitage, hacen de esta serie una de las grandes de toda la historia.


La mención en algún momento a todos los personajes de The big ban theory y el cruce de temporalidades me pareció espectacular, y aunque esta serie complementa y amplia sentidos de la anterior, puede verse por sí misma.


Si vi dos veces enteras The big ban theory e incluso tres veces algunos cap. sueltos, debo decir que en cualquier momento vuelvo a ver, toda de nuevo, El joven Sheldon, una de las cosas que me alegraron el 2024.

martes, 7 de enero de 2025

Escritura y modos de vida (Taller virtual)

 Diarios, memorias y otros relatos autobiográficos

 



¿Nocturno o mañanero? ¿Cuál es tu tramo del día en el que logras mayor concentración y lucidez para la lectura, arrojo para la escritura?

 

El verano suele ser un buen momento para retomar lecturas abandonadas durante el año, para agarrar de la pila uno de esos de libros “no leídos” y comenzarlo, para pasar al Word esos apuntes en libretas, cuadernos y servilletas que hemos acumulado, para descansar de las rutinas introduciendo eso que para nosotres, lectoras y lectores empedernidos, disfrutamos a más no poder.

 

En este ciclo de verano nos proponemos realizar dos encuentros en enero y dos en febrero. Para descansar en el medio, y tener algunas tareas a las que podamos dedicarle un tiempo sin apresuramiento.

 

La soledad, la amistad y los amores como dinámicas que atraviesan nuestras vidas, motivos de lecturas y escrituras. Los diarios, las autobiografías, las memorias, tres modos de trabajar narrativamente partiendo de nuestras vidas y un taller que se propone demoler algunos mitos: el de la ilusión de una “literatura del yo”, de una “escritura de autoayuda” y otras toxinas contemporáneas.

 

Seguir el rastro de nuestros síntomas como programa de escritura que asuma este espacio virtual como un laboratorio de experimentación, un ámbito de lectura de algunos breves textos que nos inspiren, que nos ayuden a destrabar aquello que tenemos dentro y nos cuesta sacar, para retrabajar aquello que ya comenzamos pero nos cuesta darle forma, para encontrar la paciencia para la relectura, la corrección y la reescritura. En fin, cultivar un taller de fabricación de textos en donde podamos tomar elementos de nuestras actividades, recuerdos, anhelos, sueños, pero también, en el que pongamos a trabajar las series, películas y obras de teatro que hemos visto, los libros que hemos leído, las canciones y parloteos callejeros que hemos escuchado.

 

 

LECTURAS:

 

*Marguarite Duras: Escribir


*Piglia: Los diarios de Emilio Renzi (selección)


* Nietzsche: Ecce homo (Por qué soy yo tan sabio)


* Simone de Beauvoir: La ceremonia del adiós (1980)

 


Lunes 13 y 20/01; 17 y 24/02- 19 a 20.30 hs

Actividad arancelada

Coordina: Mariano Pacheco