El documental de Belén De Martino y
Marcelo Haber, tiene la virtud de rescatar de cierto olvido (o de una
reivindicación muy de nicho) a la figura de quien supo dejar testimonio de un
posible anudamiento entre psicoanálisis, marxismo y feminismo.
La vi el martes en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos
Aires, en el marco de una proyección con debate y presencia del equipo
realizador y la comenté ayer en la columna semanal que hago en AM 830, en el
programa “Ciudad cultural” que conduce Mario Hernández. Próximamente el film podrá
verse en otros sitios, luego de su Avant premiere, la semana pasada, en el cine
Gaumont.
Los últimos años, en Argentina, vienen siendo muy duros,
con la instalación en el poder del Estado Nacional de un libertarianismo que se
combina con ciertos aires de conservadurismo y autoritarismo de las extremas
derechas que también proliferan en otros sitios del mundo. Pero esa avanzada
tiene como telón de fondo aquello que antes y durante la pandemia mundial
afloró con fuerza: los transfeminismos que pusieron en escena la importancia de
la reproducción social y los cuidados de las personas con mayores fragilidades
(infancias, adultos mayores, discapacitados…), los malestares que afectan nuestra
salud mental y las nuevas modalidades de trabajo que, bajo el nombre de
economías populares, ya no se correspondían (exclusivamente) con el empleo
formal). Otros tres modos de referirse, si ustedes quieren, a la clásica tríada
de marxismo- feminismo- psicoanálisis.
Nacida en Viena en 1910, estudio allí medicina y se formó
en psicoanálisis. Luego fue miembro del Partido Comunista, junto a su compañero
viajó como brigadista a España para defender la República en el marco de la
Guerra Civil y luego, previo paso por Montevideo, reparó en Buenos Aires, donde
fundó la Asociación Psicoanalítica Argentina y, años después, participó de su
ruptura en el marco de las experiencias de Documento y Plataforma. A mediados
de los setenta se exilió en México, viajó a Cuba, participó de algún que otro
encuentro con Fidel Castro y cuando la década terminaba sumó su solidaridad y
su experiencia al proceso revolucionario del Sandinismo triunfante en Nicaragua.
Murió de cáncer en Buenos Aires, tras su regreso del exilio.
De todo este proceso dan cuenta numerosos testimonios en
este film en el que también aparecen ciertos momentos de ficcionalización: de
la figura de Mimí, de lxs realizadores. Alicia Stolkiner, Juan Carlos
Volnovich, Norman Briski son algunos de los nombres que pueden verse en la
película, en la que también aparecen tres de sus cuatros hijxs: Verónica, Ana y
Tomás (una artista y otros dos médicos).
Walter Benjamin supo escribir, en sus “Tesis sobre el concepto
de historia”, que ni siquiera los muertos estarían a salvo. Y aclaraba: “este
enemigo no ha cesado de vencer”. Pronunciaba esas palabras en el contexto de
ascenso del fascismo. Casi un siglo después, en otro contexto (pero en el que
la palabra fascismo insiste como una suerte de retorno de lo reprimido de los
sectores más retrógrados de la política tradicional, aunque griten con ínfulas
de “lo nuevo”), no está demás reparar en la importancia de ciertos nombres, que
habilitan a recuperar determinados legados emancipatorios, como el de Marie
Langer.