sábado, 13 de septiembre de 2025

Masotta, el autodidacta atrevido



Oscar Masotta: el autodidacta, el atrevido, el personaje polémico de múltiples rostros, el lector autodidacta, el escritor polisémico

 

Hoy se conmemora un nuevo aniversario de la muerte de. Me lo recordó hace un rato el psicoanalista cordobés Gerardo Máximo García mientras tomábamos un café en un bar del barrio porteño de San Telmo, aprovechando su visita a la ciudad. A Gerardo lo conocí en Córdoba hace dos años, cuando tuvo lo generosidad de presentar mi libro “Roberto Arlt, por la senda de Nietzsche y Freud (trabajo altamente inspirado en “Sexo y traición de Masotta, libro que leí hace ya casi dos décadas, y del que me constó un buen tiempo sacarme de encima la fascinación en al que había quedado envuelto). Luego leí y reseñé “El estremecimiento de lo nuevo”, su trabajo sobre Masotta publicado en la colección (“Pensadores de América Latina”) de “libros chiquitos” de la editorial de la Universidad Nacional de General Sarmiento.

 

Vengo con ganas de armar alguna propuesta para trabajar Masotta el año que viene en los Encuentros de filosofía, sobre todo para pensar los cruces entre literatura, crítica, filosofía y psicoanálisis que el autor habilitó hace ya más de medio siglo en el Río de la Plata

 

Masotta y esas tres décadas que marcaron tanto la historia cultural argentina: de 1954 y sus primeras notas en la revista Contorno a 1976 y la publicación de los Ensayos lacanianos, tiempo antes de morir en el Estado español, el 13 de septiembre de 1979. 

 

Masotta y el ya mencionado primer libro de 1965 sobre Arlt  y luego esa experiencia de cruce entre marxismo y arte de vanguardia con los happenings del Instituto Di Tella (1966) y –vía Enrique Pichón Rivière que le facilita y lo alienta a leerlo– el descubrimiento, lectura y enseña de la obra de Lacan (“no hay transmisión sin transgresión”): los seminarios de 1969 (luego compilados bajo el título de Introducción a la lectura de Jacques Lacan), la fundación de la Escuela Freudiana de Buenos Aires en 1974 y, más tarde, la Escuela Freudiana de la Argentina.

 

La comunidad de Arlt es la de los humillados, según Masotta. Algo de esa magia de su lectura persistió hasta el final 

miércoles, 10 de septiembre de 2025

“Rehén”, serie británica de Netflix



Anoche terminé de ver “Rehén”, una serie de Netflix que comencé por tres motivos: el primero (y más banal), fue que tenía sueño como para leer o ver una película, pero no tanto como para irme a dormir. El segundo, que tengo un prejuicio (por la positiva), respecto de las series europeas, sobre todo italianas, británicas y francesas (sí, sí, ya sé: suena muy europeísta mi comentario, pero en esta plataforma al menos suele ser así). Por tercer y último término, le vi ciertas semejanzas con “La diplomática” (que, a pasar de ser norteamericana, rescaté acá en un comentario muy elogioso hace algunas semanas).

 

En este caso: ¡me re clavé!

 

La historia comienza con una visita de la presidenta de Francia, Vivienne Toussaint (interpretada por Julie Delpy), al Reino Unido para participar de un evento oficial. Allí se encuentra con la primera ministra británica, Abigail Dalton (Suranne Jones), a quien le secuestran al marido en suelo francés, para exigirle a ella que abandone su cargo. Mientras se desarrolla en teje y maneje de las negociaciones diplomáticas por la falta de suministros para medicamentos oncológicos en suelo británico (y que Francia puede proveer, no sin un intento de injerencia militar allí), la propia presidenta francesa comienza a ser chantajeada por el mismo grupo que se llevó al marido de la primera ministra británica.

 

La serie, como decía, tiene una historia que está buena, pero también momentos (¡muchos e importantes!) muy inverosímiles (no digo más para no caer en spoiler). Las actuaciones, por otro lado (de nuevo: a diferencia de “La diplomática”), son homogéneamente malísimas. Una pena, porque la trama prometía.

 

Que esta producción audiovisual haya sido recientemente la número uno en el ranking de Netflix habla de la calidad de plataforma y, asimismo, de cómo se nos va formateando la cabeza para resignarnos cada vez más a ver cualquier cosa y no producciones que valgan la pena (como excepcionalmente, incluso en Netflix, hay). 

martes, 9 de septiembre de 2025

Mao: filósofo y poeta de la revolución




Es conocidísimo el rol del Mao Tse Tung al frente de la gesta política liberadora del pueblo chino: la Larga Marcha, la Revolución Cultural Proletaria resuenan por aquí y por allá. Sus “Escritos militares” fueron manual de lucha popular y su capacidad de entremezclar comunismo y sabiduría ancestral oriental abrieron paso a quienes buscaban ligar socialismo con perspectiva de liberación nacional (“El imperialismo es un tigre de papel”). El “Libro Rojo” del Presidente Mao se imprimió en miles de páginas y fue leído por millones de personas en el mundo entero.

 

Menos conocidos quizás son sus dotes como “Filósofo de la revolución”: sus “Tesis filosóficas” marcaron el rumbo de varias generaciones militantes. Fue el caso de la mía al menos, en los noventa, incluso sin participar de las filas del maoísmo. “Acerca de la práctica” y “Sobre la contradicción” funcionaron como puerta de ingreso a un universo teórico ajeno al de una militancia sin ligazón con las bibliotecas universitarias.

 

“Los marxistas consideran ante todo que la actividad productora del hombre constituye la actitud práctica más fundamental, que es la que determina toda actividad”, puede leerse en las primeras páginas del primer texto mencionado. Y en el siguiente: “al estudiar un problema, debemos mantenernos en guardia contra el subjetivismo, la unilateralidad y la superficialidad”. Mao incitó a que la teoría revolucionaria no fuera una cuestión de especialistas, sino –como se pudiera– algo a ser abordado por cualquiera.

 

Pero lo que verdaderamente mucha gente desconoce, es que Mao también fue el “Poeta de la Revolución”. Mao se iba de este mundo un 9 de septiembre de 1976, pero nos dejó poemas como este de 1928, “La montaña de Chingkang”:

 

Se divisan al pie de la montaña nuestras/

banderas y estandartes,

y en la cumbre resuenan tambores y clarines.

 

Con millares de anillos el enemigo nos cercaba, pero

nos mantuvimos enhiestos, inamovibles.

 

Nuestras voluntades se unieron como en una/

Muralla

y desde antes nuestra defensa era firme como un/

bastión.

 

En Huanyangchie, nuestro cañón retumba:

anuncia que en la noche el enemigo huyó.

 

viernes, 5 de septiembre de 2025

Marie Langer: deseo y revolución (la película)



El documental de Belén De Martino y Marcelo Haber, tiene la virtud de rescatar de cierto olvido (o de una reivindicación muy de nicho) a la figura de quien supo dejar testimonio de un posible anudamiento entre psicoanálisis, marxismo y feminismo.

 

La vi el martes en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, en el marco de una proyección con debate y presencia del equipo realizador y la comenté ayer en la columna semanal que hago en AM 830, en el programa “Ciudad cultural” que conduce Mario Hernández. Próximamente el film podrá verse en otros sitios, luego de su Avant premiere, la semana pasada, en el cine Gaumont.

 

Los últimos años, en Argentina, vienen siendo muy duros, con la instalación en el poder del Estado Nacional de un libertarianismo que se combina con ciertos aires de conservadurismo y autoritarismo de las extremas derechas que también proliferan en otros sitios del mundo. Pero esa avanzada tiene como telón de fondo aquello que antes y durante la pandemia mundial afloró con fuerza: los transfeminismos que pusieron en escena la importancia de la reproducción social y los cuidados de las personas con mayores fragilidades (infancias, adultos mayores, discapacitados…), los malestares que afectan nuestra salud mental y las nuevas modalidades de trabajo que, bajo el nombre de economías populares, ya no se correspondían (exclusivamente) con el empleo formal). Otros tres modos de referirse, si ustedes quieren, a la clásica tríada de marxismo- feminismo- psicoanálisis.

 

Nacida en Viena en 1910, estudio allí medicina y se formó en psicoanálisis. Luego fue miembro del Partido Comunista, junto a su compañero viajó como brigadista a España para defender la República en el marco de la Guerra Civil y luego, previo paso por Montevideo, reparó en Buenos Aires, donde fundó la Asociación Psicoanalítica Argentina y, años después, participó de su ruptura en el marco de las experiencias de Documento y Plataforma. A mediados de los setenta se exilió en México, viajó a Cuba, participó de algún que otro encuentro con Fidel Castro y cuando la década terminaba sumó su solidaridad y su experiencia al proceso revolucionario del Sandinismo triunfante en Nicaragua. Murió de cáncer en Buenos Aires, tras su regreso del exilio.

 

De todo este proceso dan cuenta numerosos testimonios en este film en el que también aparecen ciertos momentos de ficcionalización: de la figura de Mimí, de lxs realizadores. Alicia Stolkiner, Juan Carlos Volnovich, Norman Briski son algunos de los nombres que pueden verse en la película, en la que también aparecen tres de sus cuatros hijxs: Verónica, Ana y Tomás (una artista y otros dos médicos).

 

Walter Benjamin supo escribir, en sus “Tesis sobre el concepto de historia”, que ni siquiera los muertos estarían a salvo. Y aclaraba: “este enemigo no ha cesado de vencer”. Pronunciaba esas palabras en el contexto de ascenso del fascismo. Casi un siglo después, en otro contexto (pero en el que la palabra fascismo insiste como una suerte de retorno de lo reprimido de los sectores más retrógrados de la política tradicional, aunque griten con ínfulas de “lo nuevo”), no está demás reparar en la importancia de ciertos nombres, que habilitan a recuperar determinados legados emancipatorios, como el de Marie Langer.

 

 

viernes, 29 de agosto de 2025

Norma Pla: la santa patrona de la resistencia...



Anoche fuimos con unos compañeros a ver “Norma también”, el documental sobre Norma Pla.

 

Con investigación y su incorporación como una suerte de personaje-guía de Solve Gui y la dirección de Natalia Vinelli y Alejandra Guzzo, el film que comenzó a producirse en 2009 y por los avatares de la vida y las complicaciones de la Argentina se fue demorando en su finalización, por fin se estrenó la semana pasada en el cine Gaumont (el Espacio INCAA de Congreso), en el marco de la XVI muestra de DOCA, y ahora sigue su curso de exhibición en otros sitios (hoy y mañana en el barrio porteño de San Telmo y luego en otras ciudades del país).

 

Vimos la película, ayer, a horas de un nuevo miércoles de movilización de lxs jubiladxs al Congreso, pero también, de un día en el que vimos a Espert huir en moto y a los hermanos macana (Karina y Javier Milei), tener que suspender su caravana libertaria en Lomas de Zamora por el repudio popular que ya les empezó a llegar, en cada vez más lugares del país.

 

El film de Norma Pla tiene, además de valiosos testimonios e importantes materiales de archivo, el plus de salir en un contexto como este, en el que cierta modorra empieza a quedar atrás y en el que el trabajo de las generalogías de las luchas resulta fundamental: para ayudarnos a recobrar fuerzas anímicas, para inspirar nuevas batallas, para abrir la imaginación a nuevos posibles.

 

Lo más importante: no es una producción nostálgica. Si bien lo central es el registro del personaje y de la época, hay dos decisiones que me parecieron por demás acertadas: la primera, poner a alguien (una joven militante) que no participó de las luchas de los noventa y el 2001, como voz-rostro guía del recorrido que interroga (incluso con sus compañeras y desde los desafíos actuales), aquellos tiempos, pero también, poniendo en discusión como en los propios noventa se abordaron y problematizaron los setenta; la segunda, rescata la creatividad y combatividad de una Norma Pla que acciona y no se calla ni recula ante los medios de comunicación que luego pretenden que se arrepienta de sus acciones.

 

¡Vayan a verla! 19 hs en @palacioelvictorial

 

 

miércoles, 27 de agosto de 2025

“El nervio óptico” de María Gainza

 


¿Leíste “El nervio óptico” de María Gainza?, me dice Diego, un amigo argentino, artista visual, que desde hace años vive en Finlandia y tiene un ojo muy atento a las cuestiones formales en la literatura y el arte. Me lo pregunta mientras tomamos un café y conversamos en un bar de la calle Corrientes, antes de su partida.

 

No lo había leído y lo anoté entre esas cosas que “había que leer” después de su recomendación, sobre todo porque intuí que había logrado captar –como pocos—algunas inquietudes que le compartí respecto de los problemas que suscita la escritura, un tipo de “escritura sintomática”, como decimos en el Taller. Tiempo después, en una de esas clásicas recorridas por librerías de Saldos y Usados en la misma avenida porteña, lo encontré (en muy buen estado y a un precio super económico). Fue mi oportunidad.

 

Cuando lo empecé a leer no entendía el por qué de la recomendación: hasta que lo terminé. “Uno escribe algo para contar otra cosa” fue una de las frases que allí leí y anoté en mi cuaderno, junto con esta otra: “en la distancia que va de algo que te parece lindo a algo que te cautiva se juega todo el arte…”.

 

En la novela se ponen en juego el pasado reciente de la protagonista, el de su familia y el del país; la cuestión de la pérdida y de cómo lidiar con ella, así como con los propios fantasmas y neurosis. Un libro en donde se entremezcla la crónica urbana, la autoficción y la crítica de arte. Es un texto, por lo tanto, que se mete desde la literatura con la discusión sobre las formas del arte, las formas del lenguaje, la herencia, los vínculos humanos.

 

Once capítulos que funcionan como una suerte de relatos breves que podrían leerse por separado. Una gran cantidad de referencias a pinturas y museos y perspectivas críticas que, sin embargo, no hacen del libro un tratado intelectual, sino que toda esa erudición aparece entramada en la narración.

 

Subrayé varios tramos de la novela, aunque algunas frases las transcribí a mi cuaderno:

 

¿Acaso una buena obra no transforma la pregunta “qué está pasando” en “qué me está pasando”? ¿No es toda teoría también autobiografía?

 

Cuando una obra es buena, no necesita acompañante terapéutico.

 

El estilo es un medio para insistir sobre algo

 

miércoles, 20 de agosto de 2025

Pedagogía de la lucha



La persistencia analógica de ocupar las calles. El sostenimiento de una pedagogía de los cuerpos de cada quien haciendo cuerpo político en el espacio público, eso vienen a recordarnos en cada movilización las jubiladas y jubilados cada miércoles y, también, cada movida que han realizado desde el activismo en discapacidad y quienes trabajan en la salud pública en la Argentina actual.

 

¿Cuándo desapareció del vocabulario público de tanta dirigencia política y social la palabra lucha? Pocas veces pronuncian los enunciados “luchar”, “proceso de lucha” en los estudios de radio y televisión, en las trasmisiones de streaming.

 

No es una cuestión tecnológica ni etaria. No es cuestión de jóvenes o viejos, o de formatos contemporáneos de comunicación frente a otros más antiguos. Se trata de una ética determinada, de una palabra encarnada capaz de suscitar ánimos de rebeldía capaces de transmutarse en disposición al combate, a la pelea en todos los terrenos, pero atendiendo a una coherencia entre el decir y el hacer.

 

Hoy en la Cámara de Diputados del Congreso de la Nación, se rechazó el veto del presidente Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Un miércoles, día fundamental en las luchas por la dignidad popular. Dignidad y pueblo, otros términos un tanto olvidados.

 

Votaciones parlamentarias como estas son fundamentales, claro, así como los resultados de elecciones como las que se avecinan, nadie lo niega. El problema es invertir las jerarquías de importancia: no hay leyes en el parlamento ni medidas de gobierno que beneficien a las grandes mayorías que se conquisten, se sostengan y se profundicen sin un pueblo movilizado, organizado, consciente y predispuesto a sostener las luchas que sean necesarias.

 

Esa persistencia que se sostiene desde abajo será algún día, eso espero al menos, justamente revalorizada: porque dejan testimonio de que aún en los peores momentos se puede hacer algo, se puede resistir y luchar para dejar de ser eso que hicieron de nosotres, y conquistar nuevas formas de vida para llegar a ser otro tipo de humanidad.