miércoles, 26 de noviembre de 2025

Néstor Perlongher partía un día como hoy


  26 de noviembre, 1992


Sociólogo, poeta, ensayista, narrador, activista, fue uno de los fundadores del Frente de Liberación Homosexual, esa organización que en los tempranos setenta pretendió anudar liberación anímica con liberación nacional, deseo y revolución, para que reine en el pueblo el amor y la igualdad.

 

Lo leí con atención cuando tomé su genial cuanto “Eva Perón” para escribir, primero, un artículo breve para Soy (suplemento de Página/12) y, luego, uno de los capítulos de mi libro “Cabecita negra. Ensayos sobre literatura y peronismo”, hace ya más de una década.

Durante los últimos años cuando en algunos de los Encuentros de Filosofía que vengo organizando trabajamos sobre las lecturas (“no miméticas”) de Deleuze y Guattari en América Latina (¡brillante “Los devenires minoritarios”!, ese breve texto escrito en sus años de paso por Brasil, cuando también por allí estuvo el camarada Félix).

 

Hace unos meses, volví sobre sus pasos cuando le dediqué un apartado a sus textos sobre Malvinas (“Todo el poder a Lady Di”; “La ilusión de unas islas”; “El deseo de unas islas”), para el libro que estaba terminando de escribir (“Literatura y revolución. Ensayos argentinos”, que saldrá publicado en marzo).

 

Poemas suyos como “Siglas” o “Cadáveres”, quedarán por siempre como una marca indeleble de lo grande que pudo ser la literatura argentina.

 

Siguiendo las pistas de Gilles Deleuze, que en sus clases sobre Spinoza sugería establecer una “relación molecular” con los escritores que amamos, hoy volví a releer algunos tramos de “Prosa plebeya. Ensayos 1980- 1992”, en donde aparece esa entrevista monumental publicada en 1989 bajo el título de “69 preguntas”; libro en cuyo prólogo, Osvaldo Baigorria y Christian Ferrer afirman que “el ensayo argentino es un arma corta en cuya culata Perlongher se anotó una muesca notoria”. También dicen que, en este país, los ensayos más perdurables se han escrito “bajo el signo de la amenaza” y, por eso, se fue transformando “en el campamento precario de los seres atípicos del pensamiento”.

 

Hermoso legado-desafío entonces: lanzar dardos al porvenir, desde este presente oscuro, inspirados en Perlongher.

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