jueves, 20 de febrero de 2025

Acerca de "Lo que quisimos ser", de Alejandro Agresti

 

POR MARIANO PACHECO


El amor por la conversación

 

Buenos Aires, 1998-2003. La vida que tenemos y la vida que queremos es el leitmotiv de este film en donde el amor no aparece bajo la forma del encuentro sexual sino de la conversación en un bar, en principio habilitada por los films que hemos visto, los libros que hemos leído, las vidas que hemos soñamos pero no nos animamos a llevar adelante.

 

Todo comienza con un film clásico en blanco y negro (Ayuno de amor “comedia alocada” de Howard Hawks), proyectado en un ciclo en el antiguo cine Arte de Diagonal Norte (actual Cacodelphia). al que no asiste casa nadie… Casi, porque allí sí van nuestros solitarios protagonistas: él, dueño de una librería de usados especializada en ciencia ficción deviene Yuri, un astronauta que ha viajado por el espacio; ella, editora literaria, mujer que vive sola con su joven hijo que estudia Letras, se transforma en “Irene”, una escritora famosa que estudió en La Sorbone y suele viajar por el mundo convocada por el éxito de sus novelas.

 

Desde el primer día que hablan, fumando un pucho en la puerta del cine después de la función, la magia se extiende hasta el bar Brighton de la calle Sarmiento, donde comienzan a encontrarse cada jueves por la tarde para ese ritual que consiste en tomar wiski (Old Smuggler etiqueta blanca) y conversar sin decirse nunca ni sus nombres o profesiones, ni nada que remita a la verdad de su vida personal. Todo consiste en poder charlar, inventándose cada uno una vida, y hablar de ella como si fuese lo más verdadero que les pasó en la vida.

 

Los años en que transcurre el film no son azarosos, porque son los que le permiten a Agresti (guionista y director), con sutileza, que podamos mirar tras los vidrios de un bar la crisis económica y social que atraviesa el país, con giros como el cambio de sitio de conversación, ya que los personajes se mudan a una popular pizzeria del microcentro porteño

 

Como sostiene Pablo De Vita en su crítica en el diario La Nación, bajo la historia de amor madura y reposada que devuelve esta serena mirada de Alejandro Agresti, varias constantes de su cine siguen presentes definiendo su poética: el tiempo como esencia del cine, la necesidad de romper la narración convencional y una estética (con impecables trabajos de Miranda Pauls y Ezequiel Endelman en la dirección de arte, y Marcelo Camorino en la fotografía), acorde con la historia que se cuenta.

 

Eleonora Wexler y Luis Rubio interpretan por ochenta y cuatro minutos lo que podría ser calificado como un sencilla pero no por eso menos emotiva película de amor, con el permanente ir y venir entre las posibilidades e imposibilidades de concretarse.

 

Agresti es conocido por sus films Buenos Aires viceversa (1996), considerado uno de los fundadores del Nuevo Cine Argentino, y Valentín (2002), protagonizada por Julieta Cardinalli y Rodrigo Noya (quien entonces contaba con nueve años de edad), su último film data de una década atrás, cuando estrenó

 


Podes verla en el cine Gaumont de Buenos Aires- Espacio INCAA

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